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De dejar de esperar - por Afortunado "Lucky" Parker

Susana esperaba que alguien acudiese a verla. Eso era lo que había hecho toda su vida, esperar. Igual que una hoja espera que llegue su turno para caer del árbol. Sólo que las hojas, al menos, formaban parte de algo.
Ella no. Ella jamás había formado parte de nada. De nada. Grupos de teatro, de pintura, de kárate. Todo eso no había sido más que vanos intentos para formar parte de algo. Para tratar de no pasar desapercibida. Mentiras, en cierto modo. Para ella el mundo no era más que eso, mentiras. Ella veía las cosas desde fuera y desde fuera todo le sonaba a falso, todo el mundo mentía para colarse dentro de las cosas. Y, desde fuera, se veía claro que a las que más engañaban era a si mismas. Ella nunca había conseguido nada de verdad, nada real, pero ella lo sabía. Ella no se engañaba.
Tal vez la muerte era lo más real que le había pasado. Su tumba sola, su tumba sin flores. Su familia le había reservado eso. Era demasiado correcta, demasiado católica para dejarla morir fuera de tierra santa. Ella sabía que la tierra era sólo eso, tierra. Pero la religión es una experta en contar mentiras. La tierra no, la tierra era de verdad. Ella bajo dos metros de tierra era de lo más real.
Esperaba desde arriba, como te ves en los sueños. Fuera de ti, pero más dentro de ti que despierto. Cuando sueñas, todo es desde fuera, desde arriba. Y desde arriba se ven mejor las cosas. El viento soplando, soplando. Árboles torcidos y demasiado tristes, árboles de cementerio. Árboles sin hojas, invernales. Árboles con frío, árboles que comparten hueco con todos ellos, con todos los que dejaron de mentir. Un montón de flores secas, casi muertas, oliendo a lo que huelen las flores secas, casi muertas. A mentiras, a demasiado tarde, a nunca te olvidaré. A pronto nos vemos, a te querré siempre, a por qué te marchaste.
Hay veces que, en los sueños, sabes que lloras pero no estás llorando. Ella no lloraba, ya no podía llorar, pero sabía que estaba llorando. Tal vez por eso llovía, pequeñas gotas de agua hundiéndose en la tierra recién removida, en las piedras, en su tumba. Gotas que habían estado esperando para caer. Cuando ves el mundo desde fuera todo espera, como un trozo de leña que espera sobre el lecho de un río seco a la corriente que lo arrastrará.
A ella no. A ella la corriente no le había llegado nunca. Esperando esperando, esa había sido su vida. Un cementerio era un buen sitio para esperar. Allí todo el mundo esperaba a que viniesen a traerles unas flores o a acordarse un poquito de ellos y, tal vez, con suerte, derramar unas lágrimas sobre su tumba. Pensar en lágrimas le daba frío y no quería esperar con frío. Aunque ella siempre había tenido frío, desde fuera siempre lo tienes. Y esperas, esperas a que la corriente llegue y te meta dentro de algún sitio.
Ella no tiene brazos ni cuerpo pero se lo rodea con ellos, se abraza. Abrazarse sienta bien, sólo que siempre esperó que la abrazaran. De verdad, no con esos abrazos falsos que se creen abrazos. Un abrazo de verdad. Uno que desde fuera lo parezca. Tal vez era eso lo que había hecho toda su vida, esperar un abrazo.
Entonces la sonrisa le viene de golpe. Como un viento, una corriente, un disparo. Siempre había tenido una bonita sonrisa sólo que no la usaba demasiado. Ahora sí, ahora la sonrisa viene a cambiarle la cara que sabe, como se sabe en los sueños, que no tiene. Eso era. Un abrazo. Eso era lo que había estado esperando, por fin lo entendía. Bien pudiera decirse que era demasiado tarde, pero no lo era. Bien pudiera decirse que ya no recibiría ninguno pero eso no importaba. Hay veces en la vida que, de pronto, descubres lo que quieres, lo que estabas esperando, y ya no esperas más. Y cuando no esperas dejas de estar fuera, de estar ahí arriba, como en los sueños.
Hay sonrisas de lo más bellas. A Susana le sentaba bien aquella sonrisa. Y una sonrisa de esas nunca llega tarde, aunque te haya hecho falta toda la vida para encontrarla. Cuando la encuentras, dejas de esperar.

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4 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Intento comentar varios relatos que van detrás del mío y por eso he llegado ahora hasta el tuyo.
    Tu cuento es un gran poema escrito en prosa. Si hay conflicto (pues toda historia o cuento tiene conflicto) está repartido a partes iguales desde la primera frase hasta la última, porque la Susana tuya está muerta y enterrada, y si eso no es motivo de conflicto, entonces nada lo tiene. Hay muchas metáforas y describes emociones, sobre todo, y no acciones, porque suceden pocas cosas en tu cuento. Por eso digo que es como un poema (lírico, tal vez).
    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2017 a las 00:12
  2. 2. SBMontero dice:

    Verás, no es un texto sencillo, por varias razones.

    En principio no veo problemas formales de enjundia -y los he buscado, eh-, tal vez tiras demasiado de los pronombres, el “ella” sobra en muchas ocasiones, pero imagino que ha sido porque estabas prestando atención a otras cosas cuando releías. No pasa nada, si la frase no pierde sentido sin el pronombre, mejor no usarlo.

    En cuanto al argumento. Aquí hay que diferenciar.
    La construcción argumental es impresionante, haces un recorrido casi onírico que no sólo es creíble, también trasmite todo lo que querías que trasmitiera. Pero hasta ahí. Personalmente creo que al argumento le falta chicha, con la capacidad que muestras me parece que podrías haber hecho mucho más con él. Te centraste sólo en trasmitir cómo se siente la difunta, ojo, y lo haces de rechupete, pero podrías haber introducido más, porque si no se queda en un mero ejercicio de estilo, muy bueno, pero…

    Sigue escribiendo.

    Un saludo.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 15:19
  3. 3. Táctico dice:

    Buenas Afortunado “Lucky” Parker

    Un hermoso ejercicio el que nos presentas.

    Lo único, a nivel de ortográfico, sería el acento de “sí” en “a sí mismas”.

    Como te han comentado ya, has realizado un bello ejercicio de prosa poética. Quizá por ello te hayas centrado más en la expresión y transmisión de emociones, que en desarrollar una historia o un argumento. Cosa que ya comentó uno de nuestros compañeros.

    Personalmente, me ha gustado tu relato. No echo tan en falta el argumento. Desarrollas, como especificas en tu título, el tema sobre “dejar de esperar” en la figura de la difunta Susana transmitiéndonos sus emociones con bastante acierto.

    Como último apunte, quizá podrías haber intentado dejar alguna línea de separación entre algún que otro párrafo, para así hacer más fluida la lectura.

    Un Saludo

    Escrito el 18 abril 2017 a las 16:06
  4. Beunas tardes, estoy dos por debajo tuyo, en el 115 y me he encontrado con tu texto. Es muy lindo el estilo que usaste, todas las descripciones que haces si verdaderamente poéticas. Creo que has hecho un trabajo maravilloso y el final, conmovedor.
    Nos leemos en la próxima escena.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 17:54

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