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La vendedora de sueños - por Helena Sauras

Web: https://rodoreda.wordpress.com

Susana esperaba no utilizar aquel revólver nunca. Por contra de lo que pensó, no fue así.

***

—¿Hoy no traes flores? -le preguntó el vigilante cuando la vio aparecer en la entrada del cementerio.
—No, no he tenido tiempo para comprarlas -mintió Susana y se dispuso a entrar.
—No corras. La vida se escapa de este lugar -le advirtió el vigilante mirándola desde la distancia.

Como cada semana, Susana iba al encuentro de aquel hombre gris. La sombra de su figura se reflejaba en la tumba de final del camino. Era el lugar más discreto. Sabía que esa visita era su perdición, pero necesitaba de aquella bolsita de plástico como del agua.

—¿No hay nada para mí? -le preguntó la mujer.
—Toma. Añade otros cien a tu deuda -le dijo el hombre dándole otra bolsita de plástico-. ¿Cuándo me vas a pagar lo que me debes, Susana? -le espetaron sin miramientos aquellos labios siniestros.

Ella rehuyó su mirada que la perforaba y la fijaba en el suelo

—Pronto -logró pronunciar la mujer.
—Eso espero. Mi paciencia tiene un límite.
—Dame un poco más de tiempo -le suplicó mientras dos lagrimones resbalaban por su cara.
—Y no me llores, el mundo está lleno de débiles. -Escupió en el suelo-. Soy capaz de retorcerte esas lágrimas bobaliconas y de mucho más. -La amenazó-. Me debes más de tres mil euros.
—A final de mes, tendrás lo tuyo.
—Más te vale. Si no me das el dinero… Tu final está más cerca de lo que piensas. -Señaló la tumba más mísera de todas las que habían-. Espero que no acabes así.

Aquel hombre de traje gris impecable controlaba un próspero negocio en la zona. Decía que lloraba la muerte de su hija, pero lo que realmente hacía era pasar droga en el cementerio a ilusas como Susana. Se acercaba a las personas rotas por la muerte de un ser querido y les pasaba una bolsita con polvos, prometiéndoles aliviar las penas. Quién probaba aquella droga, ya no podría escapar de él, pues tenía un poder de adicción brutal. Las víctimas no tardaban en buscarlo y, de esa manera, contraían con él una deuda que nunca acababan de saldar.

***

Por más que Susana intentaba recordar, no supo con certeza cuando había caído en el mundo de las drogas. Quizás la muerte de su marido, tan dolorosa, después de aquella larga enfermedad, la habían hecho precipitarse en el abismo.
Ya en su casa, sopesó entre sus dedos si aquella bolsita de plástico contendría los suficientes polvos con los que soñar con una vida imaginaria. Con ansiedad, se metió una raya por la nariz, hasta que la bolsita quedó vacía. Esta vez el hombre había sido escueto en el contenido, y su viaje imaginario duró poco.

Cuando volvió a la realidad, llena de ira, Susana decidió vengarse de aquel hombre que la tenía cogida por el cuello. Abrió el cajón de su cómoda y sacó el revólver que guardaba de su difunto marido. Su situación era extrema y fue a su encuentro.

Al verla de nuevo, el hombre se acercó y chasqueó los dedos, llenos de impaciencia.
Susana sacó el revólver y, por sorpresa, lo utilizó contra él, que la manipulaba desde hacía meses. Llena de rabia, tiró contra el cadáver la bolsita con la droga. Pensaba pedir ayuda, salir de aquel mundo de adicción que la absorbía y le impedía pensar con claridad.

***

Un disparo seco fue lo que oyó el vigilante a lo lejos. Se acercó rápidamente. Sobre la tumba de la que decía que estaba enterrada su hija, yacía muerto aquel hombre de traje gris, su camello.
La silueta de Susana se difuminaba a lo lejos. El vigilante la siguió a una distancia prudente hasta llegar al portal de su casa.

—Por casualidad, ¿no se te habrá caído una bolsita de esas al salir? -le preguntó el vigilante a Susana dándosela.
—No, gracias.
—¿Seguro? -insistió con su fuerte mirada-. Yo callo, y tú vendes -se apresuró a decir el vigilante.

Susana terminó cogiendo su dosis semanal.

Entre los dos surgió una mirada de complicidad, manchada por el silencio y por la muerte del hombre del traje gris. Susana, en ese momento, sintió una debilidad en su interior, que le hizo perder la voluntad. La droga volvía a llamarla por su nombre para ser esnifada, y la ayuda, que pensaba pedir, quedó en nada.

Y de esta forma, Susana, se convirtió en la nueva vendedora de sueños del cementerio.

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6 comentarios

  1. 1. Diego Coppa dice:

    Hola, Helena. Los comentarios que voy a hacer son enfocados en la estructura y no en la sintaxis.

    No se entiende por que dice esto el vigilante en el tercer renglón:

    “—No corras. La vida se escapa de este lugar -le advirtió el vigilante mirándola desde la distancia.”

    Mostrá a Susana drogándose, no digas cosas como “Sabía que esa visita era su perdición, pero necesitaba de aquella bolsita de plástico como del agua.”

    Cláramente la estaba amenazando, no hace falta aclarar

    “—Y no me llores, el mundo está lleno de débiles. -Escupió en el suelo-. Soy capaz de retorcerte esas lágrimas bobaliconas y de mucho más. -La amenazó-. Me debes más de tres mil euros.”

    Pintá mas la escena de como se droga, tampoco la veo muy desesperada ni desquiciada, la mina va a matar por ella y por la deuda. Mirate requiem por un sueño y Trainspotting para inspirarte.
    “Ya en su casa, sopesó entre sus dedos si aquella bolsita de plástico contendría los suficientes polvos con los que soñar con una vida imaginaria. Con ansiedad, se metió una raya por la nariz, hasta que la bolsita quedó vacía. Esta vez el hombre había sido escueto en el contenido, y su viaje imaginario duró poco.”

    No veo la ira… ver la ira es que rompa toda su casa y no decir “llena de ira”. Además la palabra “llena” es una palabra demasiado común.

    “Cuando volvió a la realidad, llena de ira, Susana decidió vengarse de aquel hombre que la tenía cogida por el cuello. Abrió el cajón de su cómoda y sacó el revólver que guardaba de su difunto marido. Su situación era extrema y fue a su encuentro.”

    Media confusa esta escena, ¿Para quién es sorpresa?

    Al verla de nuevo, el hombre se acercó y chasqueó los dedos, llenos de impaciencia.
    Susana sacó el revólver y, por sorpresa, lo utilizó contra él, que la manipulaba desde hacía meses. Llena de rabia, tiró contra el cadáver la bolsita con la droga. Pensaba pedir ayuda, salir de aquel mundo de adicción que la absorbía y le impedía pensar con claridad.

    No entiendo el como es que se convierte, ¿como es que consigue la droga para venderla? ¿del vigilante? no se entiende.

    “Y de esta forma, Susana, se convirtió en la nueva vendedora de sueños del cementerio.”

    La idea es buena pero tenés que limar el final. Y Ojo con el punto de vista.

    Saludos

    Escrito el 18 abril 2017 a las 02:23
  2. 2. drow_jack dice:

    Surrealista, pero me ha fascinado. Quizá el personaje del hombre gris ha quedado algo forzado en sus diálogos. Dice que atrapa a ilusas, pero ilusas que estafan tres mil euros, yo creo que el límite de fiar está más que pasado.
    Bien por introducir a tres personajes e implicarlos en la misma historia, podía haber sido un simple portero y no.
    Por alguna extraña razón usas guión largo para abrir el diálogo y no lo utilizas para el inciso. Sería largo en los dos casos.
    Saludos.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 02:36
  3. 3. Dino Vargas dice:

    Hola Helena, muy lindo el cuento, me gusta la trama y la situación que armás con los personajes. Los tiempos y la puntuación lo hacen un placer de leer y la separación ayuda a darle tiempo.
    Lo que sí, me quedé con ganas de ver un poco más el dolor de Susana, no lo digo por sádico, jeje, sino para entender mejor por qué Susana salió a matar ya que ahora me quedo con la duda de si estaba desesperada o desequilibrada.
    Saludos!

    Escrito el 20 abril 2017 a las 16:37
  4. 4. P.J Dawon dice:

    Hola Helena.
    Lo primero que me ha llamado la atención a sido el título, la idea en si me ha gustado; es una buena idea. El personaje del camello que pasa droga en el cementerio me encanta, aunque, si es tan listo para crear una droga super adictiva, si es tan listo para encontrar el lugar perfecto ¿ por qué deja fiada la droga?.
    Por otro lado, el personaje de la mujer adicta que se da cuenta de que está jodida y decide tomarse la justicia a su manera tiene buena pinta, pero ¿ por qué después de vengarse vuelve a hundirse?
    También me sonado raro que ella agote la bolsita de droga y luego al momento del asesinato se la tire al cadáver.
    Creo que podrías darle otro punto de vista al final, porque el comienzo me a enganchado pero que después de todo ella sea el nuevo camello me ha sacado un poco de la historia.
    Nos leemos.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 21:53
  5. 5. Jésica dice:

    Hola! Helena!qué buena historia creaste! Genial la idea. Habrá que pulir un poco, pero sentí al leer que todo era cierto, muy verosímil; casi salido de una crónica policíaca.
    Lo único que señalaría es el principio donde dice: “Por contra de lo que peusó..” pondría:”Pero en contra de lo que pensó …” Esa es la única observación que puedo hacer.
    Felicitaciones!! Nos leemos.

    Escrito el 27 abril 2017 a las 01:45
  6. 6. Laura dice:

    Hola Helena.
    Me gustó tu relato, en especial, porque no es de los que sus personajes salen limpios luego de haber matado al vendedor. Me gustan los que tienen personajes que se acercan a la realidad, aunque siempre termine esperando un final feliz. Tal vez en una novela puedas desarrollarlo.
    No me queda del todo claro cómo sigue Susana con el negocio. Creo que se necesita conocer bastante ese mundo.
    Algunos detallecitos:
    -EN contra de lo que pensó, no fue así.
    -Los guiones largos al finalizar los diálogos, iguales a los que usaste al iniciar cada uno.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 28 abril 2017 a las 11:41

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