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«Del panteón a la libertad» - por Alonso García-Risso

Del panteón a la libertad

Susana esperaba. Angustiada, extendió la mirada sobre la escena abierta a sus ojos. No temía a la muerte; aunque no le gustaban del todo los cementerios.
Una plazuela acogía a los visitantes, vivos o muertos, la pileta dibujaba las aguas encaminándolas hacia un estanque transparente a ras de suelo. Desde ese centro, sendas avenidas organizaban el campo mortuorio con avenidas que iban alineando mausoleos y cipreses. A un lado vio la capilla ardiente construida con paredes envidriadas, una vitrina que dejaba ver el interior.
El cortejo se encontraba reunido en la capilla, en torno al féretro. Allí se estaban su madre y hermana vestidas de riguroso luto. El ataúd marrón oscuro tenía la ventana levantada y al fondo un gran crucifico precedía la escena.
“Debo estar junto a mi madre”, pensó. Venciendo la timidez caminó hacia las mujeres. Se detuvo vacilante pues le pareció que no vestía de modo apropiado; pero su atuendo era adecuado. Continuó y avanzó hasta mezclarse con el grupo, nadie reparó en ella. Su madre y hermana, no respondieron a su acercamiento, como si no la vieran. Quedó algo perpleja, se acercó al féretro y miró por la ventanilla. En principio no reconoció a la muerta: “Tal vez se deba a los arreglos, posición, maquillaje y a esa palidez tan marmolea; no la conozco del todo; aunque tiene un cierto aire familiar y se parece bastante a mí”, se dijo.
Decidió retornar con su madre y hermana. Ya no se encontraban en el lugar en que las dejó. Encabezaban a los reunidos fuera de la capilla, a la espera de que los sepultureros subieran el féretro al catafalco para dirigirse hasta el lugar definitivo.
Susana se reunió con los asistentes. Caminó con ellos tras el carro. Ya en el lugar, el sacerdote dirigió unas palabras a modo de responso. Allí escuchó el nombre de la fallecida; se llamaba como ella, Susana.
“Vaya coincidencia, me temo que he muerto y soy aquella que se encuentra en la caja”, pensó, mientras una corriente la sacudía.
Confusa: Una confusión la afectaba comprometiendo todo su cuerpo, como si fuera presa de un cambio drástico: «Se vio constreñida a los límites de aquella caja de madera acolchada y tan llena de pliegues. Aprisionada por las rigideces cadavéricas, se dio cuenta que entraba en el proceso de abandonar aquel cuerpo carente de anima; y, a la vez, adquiría una sorprendente liviandad».
Alguien encubierto se acercó invitándola a seguirlo. “Tal vez sea un arconte, de los que tanto he oído hablar”, se dijo.
Adelante el túnel. El personaje con palabras y ademanes convincentes le presentó escenas de su vida deteniéndose con exasperación en los errores y faltas, Susana dudó. El sujeto leyó su mente. Irritado dejó traslucir una faceta escondida muy desagradable.
Molesto insistió en la deuda que había contraído y lo necesario que se hacía volver a encarnar. Susana, armándose de valor siguió avanzando hacia la salida del túnel. El ente trato de impedirlo, anteponiéndose; pero al parecer no tenía autoridad; entonces se apartó dejándole el paso libre a los espacios de luz que se abrían más allá del túnel. Una sensación, indescriptible, de ligereza la envolvió. Supo que los estudios realizados en vida, aquellos conocimientos prohibidos, la habían asistido durante esta etapa y se sentía; por fin, más si-misma.

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4 comentarios

  1. 1. Marcelo Kisi dice:

    Hola Alonso!

    Soy tu vecino del relato N° 191, así que me toca comentar el tuyo.

    En general me gustó. Tenés una manera de describir muy elegante y correcta.

    Se me hizo confuso el relato en cuanto al contenido. Susana ya está fuera del cuerpo y de repente la hacés volver al cajón, para otra salida del cuerpo. Eso me pareció raro. Pero bueno, los misterios del infinito son insondables.

    Fuera de eso, resulta apasionante el final, en el que la eternidad parece promisoria. Sería excelente continuar el relato, y ver qué le sucede después, en qué se manifiestan los estudios adquiridos y qué significa ser más “sí-misma”.

    Felicitaciones!

    Escrito el 17 abril 2017 a las 17:13
  2. 2. Iñigo dice:

    Buenas Alonso:
    Me parece sorprendente el dominio que tienes de las descripciones y la forma en la que estas te hacen visualizar la escena.El final me parece algo confuso y no entiendo bien que quieres trasmitir en este.Por otro lado cambiaria angustiada de la primera línea por describir con palabras esa angustia, también confusa describiendo esa confusión sin decirlo.De todas formas un relato muy visual y bien ejecutado, enhorabuena!!

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:53
  3. 3. Amparo Rouanet Moscardó dice:

    Hola Alonso.Un relato bien escrito. Me ha gustado en particular la parte en que describes lo de confusa: “Se vio constreñida…Resulta muy original como describes su tránsito hacia la otra vida.

    Escrito el 21 abril 2017 a las 11:37
  4. 4. Alonso García-Risso dice:

    Saludo a todos: Agradezco la gentileza de vuestros comentarios, en gran medida. Desde hace un largo tiempo, me esfuerzo en abrir un espacio para mi estilo; uno que entregue una visión de mundo por encima del extravío de sentido que percibo en las letras. Un afán como este, a veces (que son muchas) nos arroja de lleno en brazos del desaliento. Gracias, muchas gracias por vuestras palabras.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 02:24

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