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LA RADIO - por Marisa

Susana esperaba. No sé qué. Nunca lo dijo. La cuestión fue que todos los sábados a las 8 de la noche, dejaba de hacer lo que estuviera haciendo y prendía la radio. Se sentaba a un costado, en un viejo sofá. A veces, si el ruido del medio ambiente era muy fuerte, se colocaba los auriculares. Escuchaba un programa de música y entrevistas varias. Una vez, me senté con ella para saber de qué se trataba. A los quince minutos me levanté y me fui. La música que pasaban era puro ruido y los chistes tan tontos que daba ganas de llorar.
No podía hacer una broma al respecto porque Susana se transformaba y la violencia era la acción siguiente. El médico nos había aconsejado más de una vez que no le cuestionáramos nada. Convenía aceptarla como era y evitar así el recetario de calmantes.
Todo comenzó un día que volvió de pasear con su novio y nos fue a visitar. Había pasado al baño para lavarse las manos, cuando oímos con mi esposa un grito feroz. Nos asustamos. Mi esposa fue al baño y golpeó la puerta: “¿Susana estás bien?” La hermana contestó con otro grito que parecía una fiera indescriptible. Llamamos urgente a un médico. Desde ese día, Susana debió quedarse a vivir con nosotros para siempre. Después de un largo peregrinar, el diagnóstico que nos dieron los médicos fue: ataque de esquizofrenia. Causas: desconocidas.
Susana nunca más emitió sonido o palabra alguna. Un día, haciendo trámites en la municipalidad, me crucé por casualidad con el novio. Le comenté lo sucedido porque quería saber si había pasado algo malo entre ellos. El muchacho sorprendido nos respondió que nada fuera de lugar. Sólo había terminado la relación pero que ella no había demostrado ninguna señal rara o actitud extraña cuando se despidieron.
En definitiva, tuvimos que adaptarnos a mi cuñada. No era una niña, en ese entonces tenía cuarenta años.
Nos llamaba la atención que nunca quiso hablar pero siempre leía los diarios y parecía estar al tanto de las noticias. Al menos es lo que creíamos con mi esposa.
Una noche, mientras parecía leer el sector de programas de tv, radio y cine en la última página del diario, salió de golpe de la silla y fue hacia el living. Allí encendió la radio. Desde ese día, como dije antes, a las ocho de la noche se sentaba a escuchar el programa: “La palangana va”. A veces aparecía en su cara un cierto gesto de sonrisa, como si la hubiera agradado las voces de los conductores. Así sábado tras sábado.
En una de esas noches, no habrían pasado más de diez minutos de programa, apagó repentinamente la radio pero continuó sentada en el sillón hasta las diez de la noche, hora en que terminaba el programa.
Al sábado siguiente, prendió la radio y a los diez minutos la apagó y se mantuvo sentada. Durante seis meses hizo lo mismo. En esos diez minutos, el programa se encargaba de decir los nombres de los conductores y de los entrevistados que participarían. Consultado con los médicos, nos aconsejaron que no hiciéramos nada mientras no hubiera reacción violenta.
Uno de esos sábados, encendió la radio. Pasaron más de diez minutos y la radio continuaba encendida. Me acerqué para ver qué sucedía y me encontré con Susana tendida en el piso con los ojos abiertos como si un espasmo. Los labios se movían, susurraba algo. Acerqué mi oreja para entender. Apenas pude oír: Saúl. Así se llamaba el novio que la había dejado.
La tuvimos que internar pero su corazón no resistió. Paro cardíaco, nos dijo el médico.

Al tiempo, me encontré con Saúl. Me preguntó por Susana, él no se había enterado de su deceso. Le conté como había sucedido y el tema del programa de radio. Entonces, el muchacho me contó que él trabajaba en esa radio, conducía el programa: “la palangana va” pero por varios meses estuvo ausente por viajes y regresó a la conducción la noche que Susana se desmayó.

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6 comentarios

  1. 1. Mariana Sánchez dice:

    Hola Marisa: Me gustó el relato, me atrapó la idea de entender la complejidad del personaje. Pero el final me dejó un poco trunca, no me sorprendió tanto, como prometía. No encontré errores significativo de formato y escritura. Nos leemos en la próxima.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 16:56
  2. 2. Vagabundo DeMente dice:

    Me quedé un poco confundido con el desenlace, pero en general el relato se desenvuelve bastante bien. Siente uno compasión al ver cómo la condición de Susana evoluciona, y me quedo preguntándome qué penurias cargaba Susana allá en el fondo de su corazón.

    Buena lectura, con la suficiente interrogante para dejarlo a uno pidiendo más.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 00:53
  3. 3. Nora C.P. dice:

    Hla, buenos dias!!
    Gracias por pasarte y comentar.
    Algunas cosas que no me cuadran:
    Susana esperaba. No sé qué. Nunca lo dijo. La cuestión fue que todos los sábados. Estando el relato en pasado y descifrando lo que esperaba, que era oir al novio, quitaría: No sé qué. Nunca lo dijo.
    …cuando oímos con mi esposa un grito feroz. ¿ quienes lo oyeron? Cuesta saber quiene son o que parentesco tienen, me imaginaba que era su hija y luego tube que volver a leer para entender lo que sucedía.
    …ojos abiertos como si un espasmo. Aquí, no entiendo la forma de expresarte, quizá me suene más coherente: tubo un espasmo, se quedó con los ojos abiertos…
    Por todo lo demás no tengo nada que objetar.
    Nos seguimos leyendo.
    Un saludo,
    Nora C.P. número 9

    Escrito el 19 abril 2017 a las 11:37
  4. 4. Alberto C. dice:

    Hola Marisa.

    Me ha gustado tu relato, te mantiene intrigado aunque te te puedes oler el final. En esta frase:
    “(…) la hermana contestó con otro grito que parecía una fiera indescriptible.” creo que quedaría mejor:

    “(…) la hermana contestó con otro grito que LA HIZO PARECER una fiera indescriptible.”

    Así sigues con la misma línea verbal que el resto del párrafo. Otra cosa: resumes mucho unas partes y en otras te extiendes demasiado. Mi consejo es que lo hagas todo al mismo nivel, así daría la sensación de ser más lineal. Por lo demás me ha gustado mucho, tu manera de narrar es muy natural. ¡Nos vemos el mes que viene! 🙂

    Estoy en el 215, un saludo.

    Alberto C.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 15:52
  5. 5. Laura dice:

    Hola Marisa
    Un buen relato, donde cuentas la evolución de Susana.
    Coincido con Alberto C con respecto a la variación entre resumen y escena, pero a veces es complicado explicar lo que uno desea adecuadamente con las 750 palabras limitándonos.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 23 abril 2017 a las 12:47
  6. 6. Carmen Ramacciotti dice:

    Hola Maria. Me gustó el tema y como marcas el comportamiento de Susana. Primero interpreté que se trataba de la hija. El final nos deja interrogandonos, eso me agrada.
    Nos leemos el próximo mes.Felicitaciones.

    Escrito el 25 abril 2017 a las 02:16

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