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Búsqueda - por César Bianchi

Susana esperaba volver a verlo, Pedro lo sabía, a pesar de los dichos de la madre.
Él había llevado a Susana dos noches atrás, en el 161, media cuadra después de que frente al colectivo se le cruzara una lechuza blanca. Ella le dijo que lo había tomado por el color azul y rojo, porque esperaba el 19 que no llegaba, además porque el frío era tremendo. Qué raro, era el número que la 161 tenía veinte años atrás. Los colores los mantuvo.
Había subido Susana en Matheu y el Bulevar, le preguntó si iba para Palermo, estaba desabrigada. El colectivo, vacío esa noche. Charlaron del frío y él le preguntó el nombre. Susana tenía una voz con cierto eco y una sonrisa sin desperdicio que lo flecharon. Al bajar en Palermo él le ofreció la campera, y ella aceptó, muchas gracias, esa es la casa de mi madre, pasá a buscarla por ahí.
Pedro fue al otro día esperanzado en encontrarla. Lo atendió una vieja, mi hija murió hace veinte años. No podía ser, él la había visto, en la esquina haciéndole señas, hablado en el colectivo, nombrado la línea antigua. La vieja entró y salió enseguida, ¡vamos!
Ahora había llegado al cementerio de San Martín con la vieja Al entrar la saludó un hombre que llevaba una pala, ese es el sepulturero, hace cien años que trabaja acá, dijo ella.
De la cruz de la tumba de Susana, colgaba la campera. Alguien le hizo una broma, dijo la vieja y comenzó a marcharse. Él ofreció llevarla de vuelta a su casa, pero la vieja se negó, iba a visitar a una amiga allí cerca.
Leyó la inscripción en la cruz, Susana Pieri (10/10/1977-11/1/1997). Veinte años, y veinte más. Volvió junto a la tumba durante una semana cada día y cuando pasaba con el colectivo por Matheu y el Bulevat, entre las quejas de los pasajeros, pegaba uno o dos vueltas a la manzana buscando encontrarla.
En el primer franco volvió al cementerio por la tarde. Después de una hora se le acercó el viejo sepulturero y le contó la historia, bueno, lo que se decía. Susana se había enamorado de un muchacho de la clase alta del pueblo. Quedó embarazada, le hicieron un aborto por un médico privado, tuvo una hemorragia y murió en el hospital Thompson. Algunos agregaban que el novio la había hecho abusar por sus amigotes en una noche de fiesta y borrachera. Los padres de ella hicieron denuncias pero todo quedó en la nada, sabe cómo es acá la justicia cuando hay acomodo. Hasta bastante tiempo después el novio venía diariamente.Yo no sé si es cierto todo lo que se dice.
Pedro quedó pensativo, se abrazó a la tumba, cuando comenzó a oscurecer se recostó sobre el mármol horizontal. El chistido y el vuelo de una lechuza blanca lo despertaron. Susana estaba de pie mirándolo. Portaba su tremenda sonrisa. Él su puso de pie, ella lo tomó de la mano y caminaron hacia la puerta.
El viejo sepulturero los saludó al pasar. No recuerda Pedro si también les abrió la puerta que ya había cerrado o simplemente salieron. Lo cierto es que comenzaron a correr y a jugar a las escondidas entre los árboles del bulevar que bordeaba al cementerio. Él no preguntó nada. En un momento ella dijo entre risas con su voz de eco, casi como en broma, ahora que alguien me quiere de verdad me puedo morir tranquila. Y continuaron con el juego de esconderse y encontrarse. Entre los árboles del bulevar.

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5 comentarios

  1. 1. Roster dice:

    Hola Cesar. Primero te digo que se me hace duro comentar tu relato pues hay muchos giros locales que me hacen difícil la lectura. Por lo que explicas eres argentino y hasta la puntuación es diferente. Bueno, la historia es estupenda, y lleva un recorrido hasta el final lógico. No se si lo has hecho a propósito pero el tono, frío, simple y monótono casi de informe burocrático, se puede entender cuando vemos a los dos muertos y jugando.
    Bien escrito, espero volver a leerte. Si quieres visitarme estoy en el 124. Beso

    Escrito el 18 abril 2017 a las 19:44
  2. 2. Thomas Carnacki dice:

    ¡Buenas, César! Apenas leerte me di cuenta que eres argentino (como yo), teniendo en cuenta que en el taller parece haber mayoría de españoles, así como lo es el sitio. Tu relato me ha gustado, y me pareció muy oportuno mezclar esa leyenda urbana tan conocida aquí, con los requisitos de este mes. Un final esperanzador. Quedó joya! 😉 Te felicito por ello, hasta la próxima. Saludos!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 23:19
  3. 3. lectora70 dice:

    Hola César!

    Después de leer tu relato coincido con Roster en que se me ha hecho un pelín difícil entenderlo a la primera, por algunos términos argentinos que a nosotros los españoles se nos escapan. Dicho esto te comento que la historia me ha gustado, tiene una trama muy ligera con personajes sencillos y un bonito final.

    Felicidades!

    Escrito el 19 abril 2017 a las 09:50
  4. 4. César Bianchi dice:

    Gracias por los comentarios. Soy argentino pero estoy de paseo en Cartagena de Indias, Colombia, bellísimo lugar. Este relato es un resumen de mi novela “Crónica de un amor buscado” , Ediciones Corregidor, 2006. Cuando leí la consigna lo utilicé por economía de imaginación. Estoy leyendo Viaje al fin de la noche de Celine , novela fundamental, y al estar traducida por un español, también tengo que consultar el diccionario a cada rato.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 18:52
  5. 5. CARMELILLA dice:

    Hola Cesar:
    Trama intrigante.
    Hay palabras que desconozco como: “el colectivo”, aunque por el contexto creo que es autobús, “la campera”, “en el primer franco”.
    Me ha resultado un poco confusa la lectura.
    Creo que te falta algún punto y te sobra alguna coma (para mi controlar la puntuación es un difícil reto).
    Cuando escribes lo que otros dicen o piensan (sin ser diálogos), se ha de meter entre comillas latinas, en este blog te dicen de qué manera las puedes escribir.
    El reto era que sucediera todo en el cementerio, Pedro ha estado fuera y dentro…
    Disculpa mi pregunta, pero ¿al final Pedro está muerto?
    Cesar ¡buen trabajo! y a seguir mejorando, como todos.
    Seguimos leyéndonos.
    Saluditos.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 18:47

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