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La vía corta a casa - por JL Quijano
Susana esperaba. Cansada del frío y la dureza de la banca, se fue. Entró al cementerio, la vía más corta a su casa. El cielo estaba sin estrellas y apenas iluminado por la luna. Los árboles secos, contagiados de muerte, se levantaban por doquier y rompían la monotonía del paisaje de tumbas. El otoño fue largo, prueba de ello eran las innumerables hojas secas y crujientes bajo sus pies. Ese crujido, con el graznar de los cuervos, eran lo único que rompía el silencio.
Se detuvo por la visión de una silueta que se hizo más nítida de cerca. Era una mujer, una chica delgada de vestido y piel blancos. «¿A quién se le ocurre andar a estas horas aquí -pensó Susana- tan lento y sin tener frío?» No había visto tal cosa en los cuatro años que llevaba viviendo en la ciudad ni en sus 27 años de vida. La inquietud la impulsó a hablarle.
– ¿Hace frío no?
Silencio siguió a sus palabras. Solo escuchó las hojas a sus pies y los cuervos en el cielo.
– Soy Susana, de biología- insistió, y al no recibir respuesta dijo- ¿Me escuchas?
Miró fijamente a la chica, a su pesada presencia y su pasividad. No pudo tocarla, algo extraño alrededor de esa chica se lo impedía. Aterrada corrió a la salida del cementerio. Afuera intentó hablar a un par de muchachos que llevaban ropa de verano. Pero también parecían ignorarla. Al hacer el intento de tocarlos le sucedió igual que con la chica del cementerio. Mas estupefacta aún los escuchó decir:
– Ya va atrasado tres minutos el bus
– A este paso vamos a tener que ir a la playa en bicicleta, no quiero desperdiciar este sol
– Sí, tal vez sea el último del verano
«¿Sol?» se preguntó. Cayó en cuenta que no veía ni recordaba el Sol; todos sus días eran otoño y todos sus cielos penumbra. Después de tanto llorar se sentó en la banca afuera del cementerio donde se encuentra hasta este momento, muerta del frío y esperando.
Hola, JLQuijano:
Me dejaste sin aliento por la sorpresa. ¡Genial tu relato! Buena construcción, originalidad y excelente manejo de la tensión. Un aplauso.
beba- 212
Me ha maravillado la forma en la que has descrito el cementerio. ¡Y qué final!
Si te soy sincero, se me ha hecho corto; quería más.
¡Muy buen relato!
Estoy en el 215. ¡Nos vemos! 🙂
Hola beba y Alberto C.
Muchas gracias por sus palabras. Me alegra mucho que les haya gustado. Estoy ansioso por leer sus escritos. ¡Ahora mismo lo hago!
¡Saludos!
Hola Quijano,
Soy Kelsang, estoy en el 213 y me ha tocado comentar tu texto. Ahí voy.
Primero, me ha gustado la idea general. Aunque hablar de muertos y de fantasmas en un cementerio no sea lo más original del mundo, es lo que toca y está perfectamente conseguido en este caso. Por otro lado, me ha gustado el uso de la estructura circular. Para un relato de estas dimensiones, me parecerá siempre una buena opción y también creo que está bien adaptado al caso.
Segundo, en cuestión de trama, me parece un poco flojo o inocente que Susana se percate de que está muerta simplemente por las conversaciones sobre el clima que tienen los demás. ¿No había otra manera más impactante, de más peso, que el mero clima, la playa o la vestimenta de la gente? Parece un poco banal que se dé cuenta de la muerte sólo por eso, sobre todo teniendo en cuenta que la muerte es un tema tan grave y pesado. Me da la sensación de que si le hubieras dado más vueltas al relato, si lo hubieras reformulado en tu cabeza un par de días después, habrías llegado a otra manera más intensa de resolver el relato.
Y después, cosas formales, que he encontrado varias.
En el primer párrafo —que me parece de gran calidad descriptiva— lo único que me chirría un poco es que el “otoño fue largo”. Me habría gustado más encontrar un “había sido largo” o “estaba siendo largo”. Eso es sobre el tiempo verbal, pero de todas maneras, el otoño es igual de largo siempre (en condiciones normales), así que todavía me habría gustado más encontrarme un “parecía que este otoño estaba durando para siempre” o que “no terminaría nunca”.
En el segundo párrafo me chirría el 27. Normalmente los números que no son demasiado aparatosos se escriben en palabras. Veintisiete. Hacen la lectura más ágil. Cien, mil, catorce, se leen más fácilmente. De todas maneras, destaco el buen uso del veintisiete concretamente, y espero que lo hayas hecho a propósito. ( https://es.wikipedia.org/wiki/Club_de_los_27 )
Luego, los guiones. Para los diálogos hay una manera concreta sobre cómo se debe hacer. Guión largo y la frase dicha sin espacio. Y después el mismo guión largo pegado a las acotaciones del narrador.
—Hace frío, ¿no?
—Soy Susana —insistió, y, al no recibir respuesta, dijo—: ¿Me escuchas?
En ese diálogo, las frases terminadas en ¿no? se suelen escribir como te muestro. También ahí me chirría lo de biología. Todavía no consigo entender qué pinta la biología en todo el relato. Lo quitaría.
Luego, al final del siguiente párrafo, el “Más estupefacta” lleva tilde.
A las siguientes tres líneas de diálogo les falta el punto y aparte.
Y finalmente, en el último párrafo, sol está con mayúscula sin motivo aparente.
Eso es todo. Espero no haberme pasado con mis comentarios y sobre todo espero que te sirvan para mejorar.
Un saludo
Kelsang (213)
Hola JL Quijano!
Me gustó tu relato. Corto, pero sorprende y fluye. La idea del otoño eterno me pareció una muy buena idea.
En cuanto a la forma, estoy de acuerdo con Kelsang, así que no voy a repetir. Pero veo otro párrafo que puedes mejorar:
«¿A quién se le ocurre andar a estas horas aquí -pensó Susana- tan lento y sin tener frío?»
Tendría que ser así:
«¿A quién se le ocurre andar a estas horas aquí, tan lento y sin tener frío?», pensó Susana.
Felicitaciones. Sigue escribiendo. Si tienes tiempo, estoy en el #199.
Hola JL Quijano, me gustó mucho tu cuento. Lo más remarcable es la descripción de la escena siento que puedo estar allí con Susana sintiendo la pesadumbre de la noche. Y el final es tan inesperado, de verdad me gusta que la historia de un vuelco y te sorprenda. Espero que leas el mío para compartir criterios y darme algunos consejos ya que es la primera vez que participo soy el Nro. 178.
Saludos