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INMÓVIL - por Luna Paniagua

Web: https://lunapaniagua.wordpress.com/

Susana esperaba despertar en cualquier momento. Aquello solo podía ser un sueño, o mejor dicho, una pesadilla. Era incapaz de mover ni una articulación, y no sabía si no podía ver o era abrir los ojos lo que no conseguía. Intentaba hablar pero tampoco su boca realizaba ningún movimiento.

Desconocía cuánto tiempo llevaba así, pero se le antojaba una eternidad. La angustia iba arrasando con todo resto de paciencia que pudiera aún conservar. Respiraba con rapidez y tenía la sensación de que sus pulmones no se llenaban por completo.

Se decía que, sea lo que fuera lo que le estuviera ocurriendo, debía intentar mantener la calma y tener paciencia. Alguien le ayudaría. “Mamá”, pensó. Tal vez no pareciera muy maduro que a sus treinta y dos años pensara en su madre cuando necesitaba ayuda, pero era ella quien le pasaba por la mente. Pensó que era normal al recordar algo que hacía mucho había leído en un artículo; que muchas personas ya ancianas, cuando enfermaban e incluso en su lecho de muerte, llamaban a sus madres.

“Oh dios mío” pensó, “¿no me estaré muriendo?”. Entonces un fogonazo iluminó durante un segundo su mente, lo justo para abrir una brecha de lucidez que poco a poco se fue agrandando. Recordó qué había pasado, por qué estaba en esa situación. Su corazón, asustado, aceleró el ritmo y los latidos resonaban en el pecho de Susana.

El miércoles había quedado con Irene y Sonia para ir de compras al centro comercial. Pasaron la tarde de tienda en tienda, después se sentaron en una terraza para tomar un café y hablar con tranquilidad. Sobre las ocho y media Sonia se despidió de ellas con un beso en la mejilla y la promesa de repetirlo pronto. Cruzó la carretera hasta su coche, que estaba aparcado al otro lado, y se sentó en el asiento del conductor. Antes de que arrancara, Susana se dio cuenta de que había olvidado una bolsa, la cogió y salió corriendo, llamándola y haciendo gestos con los brazos. Oyó gritos y un frenazo y sintió un golpe.

Lo siguiente que recuerda es escuchar voces y ver claridad a través de sus párpados cerrados. “Entonces sí que puedo ver, lo que no puedo hacer es abrir los ojos”. No podía moverse ni decir nada, sentía frío y miedo. Por el tipo de sonidos dedujo que estaba en el hospital; una voz femenina indicó a alguien que la llevara a la resonancia magnética y al cabo de un rato notó que la movían. Escuchó durante mucho rato los incómodos y estridentes ruidos de esa máquina. Tras la prueba, otra vez movimiento hasta —imaginó— su habitación. Estaba muy cansada y enseguida le venció el sueño.

Ahora no distinguía nada de claridad ni oía nada, por lo que dedujo que era de noche. Se dijo que debía estar tranquila, se encontraba en un hospital y allí la curarían, solo era cuestión de tiempo. Confiaba en que fuera rápido, porque además de la angustia también sentía como si le faltara el aire.

Metro y medio por encima de donde se encontraba Susana, su madre se arrodilló y colocó en el suelo, muy despacio y con la mirada perdida, una rosa roja. Permaneció unos minutos con la palma de la mano sobre la tierra recién removida, para después romper a llorar con el desconsuelo con que solo una madre que ha perdido a su hija puede hacerlo.

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9 comentarios

  1. 1. Evelyn dice:

    Luna, ¡ por dios!

    ¡¡Qué opresión en el pecho me has dejado!!

    ¡Pobre Susana, pobre de su madre!

    Muy bien descrito, sin estridencias, me recuerda a algún cuento de Poe, y también a alguna peli poco tranquilizadora de catalepcia… llegaste a engañarme, creí que iba a mejorar de las heridas y volver a abrir los ojos.

    Un abrazo Luna, enhorabuena, soy tu vecina del 198.

    Escrito el 17 abril 2017 a las 14:24
  2. 2. ZU VAZQUEZ dice:

    !Que relato¡
    Me gusta mucho, no quiero ni pensar en que pasara cuando despierte, aunque creo que ya no lo hará.
    Muy buenas descripciones justo el final que esperaba.
    Saludos

    Escrito el 17 abril 2017 a las 22:51
  3. 4. charola dice:

    ¡Tenebroso! Mientras leía, vi que habías puesto la R de reto y pensaba decirte que no lo habías cumplido. Pero, poco a poco me fui dando cuenta de lo que era, sentí angustia y mi respiración se entrecortaba. Por lo tanto, lograste tu cometido. Buen relato. Enhorabuena!

    Estoy en el 199.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 00:09
  4. 5. Luna Paniagua dice:

    ¡Gracias a todos! Estoy sin ordenador y no me manejo muy bien con el móvil. A partir del domingo os leo y comento.
    Luna

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:27
  5. 6. Gonzalo dice:

    Muy bueno. Al comienzo pensé que trataba de una “parálisis del sueño”, pero luego el drama devino en desgracia.
    Me gustó. ¡Salud!

    Escrito el 24 abril 2017 a las 14:42
  6. 7. Luna Paniagua dice:

    Sí, todo por cumplir el reto…
    ¡Muchas gracias! Ahora me paso por el tuyo.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 20:49
  7. 8. Wolfdux dice:

    Hola Luna,

    un relato bien escrito, solo hay una cosa que me ha sonado un poco rara: “una voz femenina indicó a alguien que la llevara a la resonancia magnética” para mí, “resonancia magnética” no es un lugar, Pero por lo demás, un texto muy bien llevado. Felicidades.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 22:50
  8. 9. Luna Paniagua dice:

    Muchas gracias Wolfdux, le daré una vuelta a tu apreciación.

    Escrito el 25 abril 2017 a las 08:50

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