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SUSANA EN EL CEMENTERIO - por Matilde García

Susana en el cementerio
Susana esperaba junto a la puerta del cementerio a que llegase el vigilante y la abriera. No le importaba el frío gélido de la mañana en invierno o el aire caliente del verano.

Como todos los domingos se dirigía al nicho de su marido, Ramón, con un gran ramo de flores. Quería ser la primera en entrar para poder adueñarse de la escalera más alta. La necesitaba para alcanzar el nicho de su esposo. Este estaba situado en un bloque de veinticinco, en la esquina, de la quinta altura.

Se pasaba horas subida en aquella escalera dándole brillo con un trapo grisáceo a la lápida y con una espátula limpiando los bordes.

Otra mujer, viuda, que tenía a su marido en la misma columna, pero en el nicho de la punta de abajo, cada vez que le caía un chorro de tierra le decía: “Susana ten más cuidado. Un día me vas a dejar ciega con tanta arena que sacas de tu limpieza”.

—Ay, Mariquita, usted recuerda lo que a mi Ramón (que en gloria bien esté y no se le ocurra volver) le gustaba que yo tuviera la casa siempre brillando.

—Si Susana, bastante que lo recuerdo. Y no sé para qué la quería tan limpia, con lo poco que paraba en ella.

Nadie se explicaba como Susana podía seguir manteniendo tanta adoración y exteriorizando su amor a un hombre que fue tan mujeriego y pendenciero.

Unos pocos hacían de esto una burla y le habían creado un cancioncilla que la cantaban creyendo que ella no los oía:

Susanita tiene a Ramón
A Ramón calladín
Le empina la botella de ron
Diciéndole “chin chin”

Cuando, Susana, al marcharse, devolvía la escalera, casi siempre, le comentaba al vigilante: “Un día esa lápida se va venir abajo, la noto que cada vez se afloja un poco más”. Este, con sorna, pensando que estaba medio ida le contestaba: “Pues no la limpie tanto que Ramón no va a salir para verla tan reluciente”.

Se celebraba el día de los difuntos. Susana como de costumbre subida en lo alto de la escalera limpiaba y limpiaba. El cementerio lucía todo enramado. Muchos se habían adelantado el día anterior –día de todos los santos- que era festivo y habían aprovechado para engalanar las tumbas de sus familiares. En el cementerio no quedaba casi nadie. Un hombre mayor, unas filas más allá, lloraba con gran desconsuelo delante de la tumba de su joven hijo.

Se oyó un estruendoso ruido. El vigilante apareció con prontitud a ver qué había pasado: la lápida de Ramón aparecía hecha añicos en el suelo y los pocos restos que quedaban de él, diseminados a lo largo de la estrecha calle. El vigilante se sintió conmovido por la actuación de amor que representaba Susana.

Susana se abalanzó sobre aquellos despojos, cogió la chaqueta, parecía intacta, incorrupta, sin apenas roturas. Con la chaqueta pegada a su cara, apretándola entre sus manos, aparentaba haber perdido la razón. Reía, lloraba, saltaba, decía palabras incomprensibles: “lo sabía, lo sabía… aquí está…" Se marchó tan aprisa como si fuera un atleta entrenado. Nunca más se la volvió a ver por el cementerio.

Ramón hacía dos años que había muerto en un accidente de tráfico cuando conducía borracho de regreso a casa. Susana supo por boca de Ramón, que se lo dijo con gran recochineo para hacerla sufrir más, que ese día iba a cobrar un premio millonario de la lotería. Cuando le dieron la noticia de su muerte, inmediatamente pensó dónde podría estar el dinero cobrado. Lo buscó en el coche escacharrado, nada. Preguntó en el banco, pero allí no lo habían ingresado . Solo en un lugar podría estar: en la chaqueta que llevaba puesta, la misma con la que lo enterraron. Por eso, ella, pacientemente, domingo tras domingo, durante años, dedicándole horas y horas, sin levantar sospechas fue escarbando con su espátula la lápida hasta que esta cayó al suelo.

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7 comentarios

  1. 1. Josefa Martín González dice:

    ¡Vaya con la Susana!. El relato me parece hilarante y bueno en general, lo que no me cuadra es que al caerse la lápida también cayeran los restos del difunto. Por lo demás, me ha encantado.
    Un saludo Matilde.

    Fefa Martín

    Escrito el 18 abril 2017 a las 11:39
  2. 2. Ane dice:

    Hola Matilde, muy entretenido el relato, dinámico, ameno y con un picaresco final. Lo encuentro bien estructurado y narrado. Me ha gustado.

    Si te apetece pasar por el mío, estoy en el 76.

    Saludos.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 07:16
  3. 3. M.L.Plaza dice:

    Hola Matilde.
    Creo que es el primer relato tuyo que leo y me ha parecido estupendo. Tal vez en algún momento el narrador se vuelve demasiado explicativo, pero la historia me ha parecido muy buena y original.
    Espero seguir leyéndote.
    Saludos

    Escrito el 24 abril 2017 a las 03:50
  4. 4. Gaia dice:

    Muy original y entretenido. Cumpliste con el reto. Puedes visitar a mi Susana en el 145

    Escrito el 25 abril 2017 a las 01:05
  5. 5. Patricia Luna dice:

    Hola Matilde!!!!
    Tu relato en muy fluido para leer y a la vez tiene picardía. La constancia de Susana dio sus frutos.
    Si te apetece puedes pasarte por mi escrito, en el 50.

    Escrito el 26 abril 2017 a las 00:23
  6. 6. Miriam Torres dice:

    Es un texto curioso con toques divertidos y me ha gustado, pero creo hay algunas pequeñas correcciones que deberías realizar:

    – Repeticiones de palabras o frases en el mismo párrafo que considero prescindibles y que pueden sustituirse:
    “(…) se dirigía al nicho de su marido, Ramón, con un gran ramo de flores (…). La necesitaba para alcanzar el nicho de su esposo.”
    “Ramón hacía dos años que había muerto (…). Susana supo por boca de Ramón (…)”

    – Construcción de frases que enrevesan la lectura:
    “(…) dándole brillo con un trapo grisáceo a la lápida y con una espátula limpiando los bordes (hasta el final no se sabe que el uso de la espátula no es el de limpiar propiamente dicho, pero invertiría el orden de esa frase  y limpiando los bordes con una espátula).”
    “(…) Cuando, Susana, al marcharse, devolvía la escalera, casi siempre, le comentaba al vigilante  Cuando Susana devolvía la escalera al marcharse, casi siempre le comentaba al vigilante.”

    – Puntuación y ortografía: En general, hay un abuso excesivo de las comas. Está bien que las utilices para detallar aspectos del texto pero hay ocasiones en las que están de más (por ejemplo, en la frase que te he puesto antes). Por otro lado, faltan algunas tildes en “—Sí, Susana. Bastante que lo recuerdo (…)” (frase ya corregida, también con puntuación) o “Nadie se explicaba cómo Susana podía seguir manteniendo adoración (…)”. Además, día de los Difuntos y día de Todos los Santos, llevan la inicial en mayúscula.

    Por lo demás, el argumento me ha gustado mucho, la adaptación del “Susanita tiene un ratón” es muy graciosa, y el giro del final es una grata sorpresa. Sin embargo, que los restos del cadáver se esparzan por la calle cuando la lápida cae, no la encuentro demasiado lógica, entre otras cosas porque los cuerpos van dentro de un ataúd, los nichos son profundos y, en este caso, también alto (“bloque veinticinco, en la esquina de la quinta planta”). También chirría ese “(…) cada vez que le caía un chorro de tierra”, ya que es un elemento sólido (prueba poner restos, montón, puñado, etc).

    Y como cuestión práctica, teniendo en cuenta que el número de palabras es limitado, te quita espacio no repitas el título en el cuerpo del texto.

    Escrito el 26 abril 2017 a las 10:29
  7. 7. Matilde dice:

    Gracias a todos los que han leído y comentado mi relato. Siempre es bueno ver las opiniones de los demás. Las correcciones, aunque alguna no comparta, sí que me hacen reflexionar y tratar de corregir para otros relatos. Reconozco que he cometido algunos fallos.

    Aclarando que solo soy una principiante, espero seguir evolucionando.

    En cuanto a lo que me preguntan que cómo cayeron los restos de Ramón, quiero decir que creo que fuí dando bastantes pistas para que se supiera -y solo se podía saber al final- que Susana lo único que pretendía era recuperar la chaqueta de Ramón y que nadie supiera que allí estaba el dinero. Por eso ¿quién sacó los restos del nicho? Susana.

    El significado de chorro:Caída sucesiva de cosas iguales y menudas:
    chorro de monedas.
    Por lo cual está bien empleado el término y me gustó esa palabra, quizá porque por mi tierra se usa mucho.
    Saludos

    Escrito el 27 abril 2017 a las 23:14

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