Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La elegía de Susana - por Marcelo Kisi

Web: http://www.contarelcuento.wordpress.com

Susana esperaba que terminara el entierro de su madre para empezar a vivir. Mientras tanto, debía seguir escuchando la elegía del cura y las frases consabidas sobre el polvo del que venimos y el otro al que vamos.

Se había olvidado de su último polvo. Fue con Ignacio, en su casa, con su madre en el otro cuarto enferma de pulmonía. Apenas lo dejó mover a Ignacio, y se la pasó intentando taparle la boca para que no gimiera fuerte. Tanto, que se olvidó de gozar. Ignacio se puso nervioso, pero no dijo nada, siempre tan caballero. Al día siguiente en el trabajo no le dijo nada y ella se quedó meses pensando si era por buena educación o porque la había pasado fatal.

―Perdónanos, Señor, porque disfrutamos de todo lo que has creado y nos olvidamos de Ti, su Creador.

El cura seguía parado junto al féretro, el monaguillo esparcía incienso, ella se reprochó pensar en polvos justo en ese momento. ¿Y qué podía hacer ella con esa sensación de alivio en semejante momento? No podía decidir qué sentía por su madre, si lograría llorarla, al menos para cubrir las apariencias frente a su hermano y su hermana, que habían venido de todos los confines y se desgarraban de dolor hipócrita. En su imaginación paraba toda la ceremonia, en la capilla del cementerio.

«Un momento, padre. Tengo una pregunta para mis hermanos. Lucía, ¿cómo la pasaste los últimos quince años, en que te declaraste exenta de deberes filiales? No digo visitar a tu madre más de dos miserables veces, sino tan siquiera participar en los gastos médicos. Te fue bien en tu conveniente exilio en Dinamarca, ¿no? ¿Y vos, Daniel? La visitaste una vez por año desde Nueva York y pusiste plata. ¿Querés que te aplauda o así está bien? ¿Y eso te daba derecho a darme lecciones por teléfono y a gritarme por dejarla sola unas horas? ¡Era para respirar, para ir de vez en cuando a una obra de teatro con una amiga solterona como yo, hijo de puta!»

Pero no dijo nada. Siguió mirando la nada, en silencio, entre la gente. Al fin y al cabo, su madre era una como todas, suponía. Madre amante, preocupada, abnegada, obsesionada, insoportable. Normal. Cuando Susana se iba a trabajar, su madre la llamaba miles de veces por cualquier pavada. Cuándo volvés, dónde pusiste el pan, o la sal, o los anteojos. Que si se acordaba la hora de las pastillas nuevas o de tomarse la presión, o cuándo era el turno para el ortopedista.

Si estaba con ella, la ahogaba con su eterna mala onda. Que la masa de la tarta no estaba cocida, que el agua de la ducha no estaba caliente, cómo vas a comer carne antes de dormir, o fiambre en el desayuno, que cae pesado. No guardes ese plato, que todavía está mojado. Que hay mucho ruido en el cine, que el mozo en el restaurante no es tan simpático y que la mar en coche. De nada sirvieron todos sus intentos de que fuera un poco más positiva, de que viera la vida un poco más rosa. Un día la llevó a un taller de risa. Su madre se rio a más no poder. Cuando salió, todo lo que tuvo para decir fue: «Muy lindo todo, pero una no es tan pelotuda». ¿Estaba mal, ahora, sentirse tan bien?

De repente vio todo negro. «Es la ropa de la gente», se dijo. El féretro empezó a avanzar, un violinista tocaba una pieza clásica y triste. El cura entonaba salmos. Llegaron a la parcela, donde un obrero daba las últimas paladas al pozo.

―Nos hemos reunido aquí para celebrar la Resurrección de los Muertos, pues no celebramos la muerte, sino la vida en Cristo.

Ella escuchaba a medias, un poco mareada. Al final bajaron el cajón, todos se persignaban, rezaban al unísono palabras que no logró escuchar. Sus hermanos, llorando, lanzaban pétalos al cajón. La gente comenzó a abrazarse, algunos venían, la besaban y le decían cosas. Se mareó, y de repente se vio arrodillada en la tierra húmeda, gritando.

Lucía se arrodilló junto a ella y la abrazó fuerte. Daniel se le sumó, y los llantos de los tres se escucharon juntos.

―¿Y ahora? ¿Qué pasa ahora? ―preguntó Susana. Lucía la miró con ojos de afecto, y le secó las lágrimas.

―Vení, vamos a casa. Te vamos a mimar un poco.

―Sí, vamos. Pobre mamá, ¿no? ―dijo Susana. Despacio, los tres se pusieron de pie, y se dirigieron a la salida.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

33 comentarios

  1. Hola Marcelo, un gran relato, llevado con pluma firme desde un narrador en tercera persona visión única que adopta el punto de vista de Susana (según parece por lo que estoy leyendo en este momento sobre narradores). Desde el punto de vista de Susana das a conocer al lector cuales han sido las vivencias de esta familia durante los últimos diez o veinte años y de qué manera la hija “sacrificada” tuvo que llevar la carga de atender a la madre en solitario. Está tan bien descrita la dinámica de la madre posesiva que “fagocita” a la hija, mediante un gran lujo de detalles de la vida cotidiana, detalles sensoriales de tacto, oído, que el relato cobra un gran realismo. La doble vertiente de los sentimientos “para la convención” y “para uno mismo” con respecto a los hermanos y la capitulación final, todo ello articula una trama bien tejida que muestra un cuadro realista de una familia no tan alejada de las que el lector conoce, en situación excepcional de pérdida de la madre. Has mostrado con pericia la ambivalencia de ciertos sentimientos de apego familiar. Felicitaciones. Me ha gustado mucho de verdad. Un abrazo.

    Escrito el 17 abril 2017 a las 17:43
  2. 2. Thomas Carnacki dice:

    Creo que no tengo mejores palabras, que las de María, para describir tu relato. Te felicito por tu escritura, luce como algo sumamente íntimo, tal vez por la “cotidianeidad” de los hechos exhibidos. En fin, felicitaciones. Un gusto leerte, saludos 😉

    Escrito el 17 abril 2017 a las 19:49
  3. 3. Coral Mané dice:

    ¡Hola Marcelo!
    Hacia meses que no te leía… Pero las buenas experiencias no se olvidan y tu con tus relatos nos has hecho vivir unas cuantas, así que no podia pasar sin comentarte.
    Aunque comprendo que es tu manera de hablar y por tanto, de escribir, me resulta un poco costoso seguir el ritmo de tu narración por el “acento” y las palabras que empleas. Por eso, en el aspecto formal poco puedo comentarte, ya que hay elementos que a mi me chirrían, pero no se si están correctamente empleados o no. Siento no poder ayudarte en este aspecto…
    Pero en lo que se refiere a la trama, me ha gustado mucho. Como indica el compañero, nos haces sumergirnos de lleno en el control de la madre a la pobre Susana, que al final tenia sentimientos guardados que no dejaba salir a la luz.
    Creo que es un relato muy realista y eso es precisamente lo que le hace llegar tan bien al lector.
    Solo me queda invitarte a que te pases por mi relato, el 177; y comentarte que hace poco he abierto mi blog de escritura, te dejo el link por aquí por si te apetece darle un vistazo.
    ¡Abrazos y nos leemos!
    https://escribiendoloinefable.wordpress.com

    Escrito el 17 abril 2017 a las 21:27
  4. 4. Dante Tenet dice:

    Marcelo:

    Muy buen relato, fluye la lectura y llegas a sentir el agobio de Susana.

    En funciòn de esto ùltimo, te comento que el cierre amigable con los hermanos me hizo algo de ruido, pero vale es lo que la musa te trajo.

    Abrazo de Gol

    Estoy en el 236 este mes

    Escrito el 17 abril 2017 a las 22:14
  5. Qué bueno el retablo, Marcelo. Gracias por tu paseo por mi cuento oriental. En esta historia nos has mostrado la vida tal cual, con toda la crudeza y realidad de un personaje central, como hay tantos a nuestro alrededor, repletos de vacío después de años de soltería, y de soledad, lo que no quiere decir de miseria.
    Hay una expresión “y que la mar en coche” que me ha dejado en suspenso. En castellano las hay pero no tan ocurrentes, como “la mar serena” o “la marimorena”, pero son otros contextos.
    Enhorabuena. Un abrazo.

    Escrito el 17 abril 2017 a las 22:28
  6. 6. charola dice:

    Hola Marcelo!

    Como siempre nos traes un gran relato, de fácil lectura, bastante realista y que cada dos por tres se da en cada familia, cuando la atención de la madre o padre anciano recae en uno de los hijos. En este caso, la hija que quizás se quedó soltera por cuidar a la madre, la poca comprensión de los hermanos hacia ella y también de la madre. Todo ese cúmulo de pensamientos guardados hace que ella explote en llanto al final.

    En este párrafo:
    ―Perdónanos, Señor, porque disfrutamos de todo lo que has creado y nos olvidamos de Ti, “su” Creador. Creo que en vez de “su” debería ser “nuestro”.
    Este párrafo no entiendo: “En su imaginación paraba toda la ceremonia, en la capilla del cementerio.” Quizá tendría que ser dos puntos al final, para poner lo que pensaba Susana que luego mencionas.

    Felicitaciones Marcelo. Un beso.
    Te invito a leer el mío. Estoy en el #199.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 01:22
  7. 7. Yoli dice:

    Hola, Marcelo.
    Me ha gustado mucho tu relato. Describes muy bien esos sentimientos contradictorios que tiene Susana, el de querer a su madre, pero también el de sentir un peso demasiado grande de responsabilidad y que se sintiera con falta de libertad. Aunque me ha gustado que al final haya ganado el amor de hija, es un bonito final. No he encontrado fallos ortográficos.
    Si quieres leer el mio, soy el 235.
    Saludos

    Escrito el 18 abril 2017 a las 08:43
  8. 8. Marcelo Kisi dice:

    Gracias amigo@s!! Ya responderé mejor (espero), pero principalmente pasaré por sus relatos. Abrazos!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 12:25
  9. 9. amparo rouanet moscardó dice:

    Hola Marcelo, ,a mi también me gusta que me leas, por las aportaciones que me haces para mejorar mis relatos. ¡Menudo lío!. No me había dado cuenta de que había cambiado el nombre, gracias por señalarlo. Lo de “”la pasó al comedor” No se si está bien escrito, hablado si que se dice, pero escrito queda mejor como tu dices.Con respecto a “la cara embrutecida…” Cuando se lee, está claro que no se entiende lo que quería decir: que Susana escucha a Carmen decir entre sollozos que su pareja la ha matado.Así creo que quedaría más claro:”Carmen suavizó su expresión y comenzó a llorar. Susana la escucho que decía entre sollozos:” Ha sido mi…”

    Escrito el 18 abril 2017 a las 12:35
  10. 10. Yoli L dice:

    Hola Marcelo

    Siempre te busco, me encanta tu manera de escribir, tan cercana a los problemas reales y en este relato también lo logras.

    Relatas el “síndrome del cuidador quemado”.

    Y el final, aún se queda Susana sin decir nada, además con la culpa de sentirse liberada. Así es en la vida real 🙁

    Por si tienes un tiempín para pasarte por el mío, siempre agradezco sobremanera tus comentarios y sobre todo tu tiempo.
    #121 El ojo de la cerradura me hace guiños https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-43/7630

    Un abrazo, nos leemos.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 02:47
  11. 11. Jose M Quintero dice:

    Hola Marcelo.
    Como siempre nos traes una historia muy realista, y me ha gustado mucho. Pobre Susana sintiéndose culpable por sentirse un poco libre hasta caer de rodillas y necesitar la ayuda de sus hermanos.
    Muy buena trama y Excelentes personajes.
    Felicitaciones 🙂

    Escrito el 19 abril 2017 a las 04:27
  12. 12. Iñigo dice:

    Buenas Marcelo:
    Me ha gustado mucho tu relato, la forma introspectiva que presenta y que a mi en particular me resulta tan difícil de realizar.Lo único lo combinaría con algo más de acción(reproches de Susana a sus hermanos o algo así).Pero lo dicho muy bien realizado y descrito.Un saludo!!

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:37
  13. 13. Nicolás Falcón dice:

    Hola Marcelo:

    ¡Guau! Has conseguido una escena que siempre ocurre en todas las partes del mundo, a cada segundo, en cada hálito de vida humana; que sea tan real. Te he seguido aplicando el oído a la música que has creado. En ningún momento has perdido el ritmo: “que fácil lo haces con lo difícil que es”.

    Esa Susana y su familia están en todos sitios; pero que se vean como nos las hecho ver, ¡ay!, eso… eso es otro cantar.

    Felicidades Marcelo, por un gran trabajo.
    Un abrazo.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 23:53
  14. 14. Nicolás Falcón dice:

    Espero me disculpes en algunas faltas de ortografía: me he dado cuenta tarde.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 23:55
  15. 15. violeta dice:

    Hola Marcelo.
    Me ha gustado mucho tu relato.Describes una situación bastante real y desde mi punto de vista lo haces muy bien. Reflejas los sentimientos de la protagonista hacia su progenitora con bastante exactitud, parece que siempre queda un rastro de culpa, a pesar de hacerlo bien.

    Estoy en el 179, por si te apetece comentar el mio

    Escrito el 21 abril 2017 a las 09:49
  16. 16. Otilia dice:

    Hola Marcelo Kisi,
    Pobre Susana esperar a enterrar a la madre para empezar a vivir. La muerte de la madre cambia la vida, ya todo es distinto.
    Tu relato me ha gustado,es la vida misma y lo has escrito con maestría.
    Hago mio todo el comentario de María Kersimon, no puedo expresarlo mejor.
    Espléndido trabajo. Saludos.

    Escrito el 21 abril 2017 a las 11:17
  17. 17. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Leonardo, tu texto es una tesis profesional de una Maestría en relaciones filiales, la cual manejas con un dejo de comicidad que la convierte en diversión cuando en realidad no lo es.

    Expresiones que dejas en las papilas sensoriales de mi mente para paladear: “Hay de polvos a polvos”, “Perdónanos, Señor, porque disfrutamos de todo lo que has creado y nos olvidamos de Ti”, expresión que había escuchado antes pero en otras palabras con menos intención; “una madre con cualidades pero insoportablemente normal.

    Por último, voy a adoptar en toda su grandeza el comentario de María Kersimon. Las visualizaciones de tu trabajo que ella hace son fiel retrato de mi entendimiento.

    Te felicito.

    Escrito el 21 abril 2017 a las 13:33
  18. 18. Juana Medina dice:

    Salud compañero!
    Estoy en falta contigo por los comenarios a tu libro. Mi año empezó complicado y está normalizándose muy lentamente. Por otro lado, me acomodé a la idea de que estabas dedicándote a tu neva casa y lo dejé pasar.
    Este relato es por supuesto, de los tuyos. Se nota tu mano, aunque quizá por las 750 palabras he echado en falta algunos detalles que siempre forman parte de “tu otra cara de la moneda”. Esto lo digo en relación a Susana y su madre. Me falta el cariño enfermizo pero cariño al fin, me faltan los celos de Susana ante la menor sonrisa de su madre hacia sus hermanos. Y así como está su queja por ocuparse sola, seguro que también está la negativa a recibir la ayuda posible, como para remarcar que su madre es de ella.
    En cuanto al final, es decir en relación a los hermanos, está perfecto. En cuanto desaparece el motivo de rivalidades y celos, las relaciones se equilibran en el afecto.
    También leí en tu blog a tu “mentiroso”. Me encantó. Creo que sobra la última frase, pero es tu elección, no más.
    Con el cariño de siempre

    Escrito el 21 abril 2017 a las 22:10
  19. 19. Pilar dice:

    Hola, Marcelo!!
    Llego tarde a tu relato y tengo poco que aportarte… pero te diré que soy fan del acento y las expresiones argentinas;que he empatizado con susana desde el principio porque esas contradicciones son totalmente humanas y que yo también he pensado en polvos sexuales justo antes de comenzar el segundo párrafo 😉 Felicidades, eres un crack!!

    Saludos, desde el 172

    Escrito el 21 abril 2017 a las 22:22
  20. 20. Marián dice:

    Hola Marcelo.
    Que bien has plasmado una realidad bien frecuente y llena de contradicciones.
    Me gustan tus giros y expresiones, supongo que argentinas, que me obligan a hacer un esfuerzo añadido en mi lectura con un resultado muy enriquecedor y gratificante.
    Te felicito. Saludos, (223)

    Escrito el 22 abril 2017 a las 01:52
  21. 21. Roger/NHICAP dice:

    Hola Marcelo,
    Me ha gustado la estupenda y realista narración sobre un aspecto triste de la condición humana, que se manifiesta con frecuencia: la creencia de que nuestros males y penurias obedecen a causas ajenas a nosotros, y, en la mayoría de los casos, son atribuibles a personas cercanas, como es el caso.
    La frustación de Susana por su soledad, “solterona como yo”, que necesitaba, como todo ser humano, sentirse querida, amada, deseada, y, también, recibir el reconocímiento expreso, por su entrega y dedicación al cuidado de su madre. Y ésta y sus hermanos no le expresaban.
    Fantástico al recuerdo de su último polvo durante el entierro, pues da pistas sobre su especial estado emocional que luego plasmas con acierto a través de sus pensamientos.
    La expresión, “la mar en coche” fue un agradable descubrimiento.
    Felicidades, Marcelo, por este buen relato que rematas mostrando el lado “bueno” de las personas.
    Un abrazo

    Escrito el 22 abril 2017 a las 10:34
  22. 22. Demetrio Vert dice:

    Saludos Marcelo.
    Solo entré para leerte y felicitarte.

    Un saludo.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 18:13
  23. 23. Marcelo Kisi dice:

    Mil gracias a todos, sus comentarios me sirven y me alegran el alma, a cada uno responderé por separado cuando lea sus relatos, que ya lo he empezado a hacer.

    Nada más quería agradecer a Demetrio Vert, un escritorazo de Literautas que se ha tomado unas vacaciones, espero que temporarias.

    Demetrio, gracias por molestarte por aquí, es un honor y de verdad espero poder pronto volver a disfrutar de tus magníficos relatos.

    Abrazos!

    Escrito el 22 abril 2017 a las 19:02
  24. 24. K.Marce dice:

    Saludos Marcelo,

    Estoy en temporada de leer a gusto sin buscar pegas, aunque en tus escritos, me son casi invisibles te confieso. En fín, solo informarte que te he leído, me ha divertido y sentido a la vez. Una que ha perdido a la madre, no valen sacrificios por ella. Mi mamí era de las que me llamaban miles de veces al trabajo para preguntarme por las cosas de la casa. Sí, esa misma casa de la que yo iba de salida a las siete y regresaba a las doce de medianoche o una de la mañana (Sí, me exprimían en mi ex trabajo, jeje)… pero mi madre no era liosa, sí quejona como debe ser toda buena madre. Pero la mía era mi mejor amiga, la que nos ibamos de salida aunque sea a tomarnos un café y pláticabamos por horas y horas, la hermosa que me esperaba despierta para preguntarme cómo me había ido el día. La extraño muchísimo.

    Tu relato, cabe a lo que muchos hijos “solteros” sienten; esos que se quedan con los padres, mientras los demás hacen vida…pero al menos, Susana, puede llorar sin remordimientos, como debería ser para todos los hijos.
    Disfrute tu escena. Un abrazo. ¡Nos leemos en una próxima ya que no participe tampoco este mes!

    Escrito el 23 abril 2017 a las 01:39
  25. 25. Zamorano dice:

    Hola, Marcelo.

    Me ha encantado tu forma de expresar los sentimientos de Susana. Está muy bien reflejada su evolución, la liberación de un primer momento, pasando por el rencor, y acabar cayendo al suelo de agobio y tragando saliva. Si esa Susana existiese estoy seguro de que lo habría sentido todo en idéntico orden.

    El ambiente también está muy logrado, te envuelve en la historia a cada frase.

    Felicidades por el relato.

    Un saludo.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 02:48
  26. 26. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Marcelo, como siempre una gran historia la tuya.
    Son imperdibles tus narraciones. Felicitaciones.
    Por estos días ando muy ocupado en diligencias personales y no he podido volver a escribir, pero resulta reconfortante las lecturas de textos como el tuyo.
    Coincido con vos en la falta que hacen las historias del señor Demetrio Vert. Confiemos en volverlo a leer en oportunidades futuras.
    Un abrazo.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 03:11
  27. 27. Wolfdux dice:

    Muy buen relato Marcelo. Has conseguido plasmar una realidad que para muchos puede pasar desapercibida, la de un hijo cuidando a uno padres en detrimento de su propia vida.

    Felicidades.

    Escrito el 26 abril 2017 a las 10:01
  28. 28. Cryssta (Madrid-España) dice:

    Hola Marcelo, encantada de tener un hueco por fin para pasarme por aquí a leerte. Ha sido un placer, como siempre.

    Algunas cosas ni te las menciono porque veo que esta vez has escrito “en argentino” y nunca sé si es un error o allí se escribe así, prefiero ser prudente.

    Dices “a su hermano y su hermana, que habían venido de todos los confines”, me parece demasiado para dos personas eso de “todos los confines”, cada uno podía venir de un lugar, así que como mucho vendrían de dos sitios nada más.

    Con los cambios que hace la RAE no estoy segura de si se debería poner tilde pero yo prefiero que sea “su madre se rió a más no poder”.

    No sé decirte qué pero a mí me ha faltado algo en el final del relato.

    Hasta el próximo relato, compañero.

    Un beso.

    Escrito el 27 abril 2017 a las 11:22
  29. 29. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Marcelo, regreso a tus dominios por el imperdonable error de cambiarte de nombre, parece algo recurrente en mi. El llamarte Leonardo se debe a que quedé pendiente de mandarle un correo Leonardo Ossa porque él no participo este mes, disculpa simple pero disculpa.Conociendo mis alcances te promete que me vuelve a suceder.

    Gracias y mil disculpas.

    Escrito el 27 abril 2017 a las 21:38
  30. 30. beba dice:

    28, 29, y…30. Esa soy yo. ¿Qué más te puedo decir para no recargar el merecido ramo de elogios?¡Que me encantó! ¡Cuántas se sentirían identificadas!
    Excelente tu técnica de fluir de conciencia.

    Escrito el 29 abril 2017 a las 14:26
  31. 31. Cecilia dice:

    Marcelo

    Felicitaciones
    Estos son los temas de excelencia porque son reales, porque pintan la y tu lo has hecho rebien.

    Cecilia

    Escrito el 15 mayo 2017 a las 16:18
  32. 32. Cecilia dice:

    Vuelvo a escribir, se borró la palabra “vida, luego de: pintan la”

    Felicitaciones otra vez

    Cecilia

    Escrito el 15 mayo 2017 a las 16:19
  33. Muy bueno Marcelo. No es solo , como dijeron por ahí , el reflejo de la tensión entre cuidador-enfermo. Es que retratas genial toda la complejidad de las relaciones entre madre-hija. Siempre tan complicadas (amor-odio, dependencia-liberación…)

    La frase:

    Madre amante, preocupada, abnegada, obsesionada, insoportable.

    Es total y redonda. Efectivamente somos así. ( me veo ahí ..tanto como hija , pero igual como madre..¡y mira que lo traté de evitar! )

    El final, como a Cryssta, me decae un poco… pero igual es cosa mía.. cuando la hija mareada se arrodilla frente a la tumba de su madre pensé que lo que iba a soltar por fin era una gran carcajada.

    Nada que añadir , mis felicitaciones.

    Nos leemos

    Escrito el 16 mayo 2017 a las 07:35

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.