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La venganza del amor - por JOSE VICENTE PEREZ BRIS

Susana esperaba, como muchas otras veces, a que algo ocurriera. Sentada ante la tumba de su difunto esposo, canturreaba una vieja canción de cuna. La pérdida le sumió en una especie de letargo mental, del que no se había recuperado. Vagaba por el pueblo, como un alma en pena, ajena a todo lo que le rodeaba.
El policía del pueblo, intentó hacerla entrar en razón, sobre todo por las extrañas visitas al cementerio. Dionisio, el sepulturero, observador imparcial de las citas, intervino para que la dejara en paz. A veces, hablaba con ella y escuchaba sus lunáticas historias. A él no le importaba. Ella le hacía compañía mientras trabajaba. Y no era como aquellos chicos que siempre estaban gastando jugarretas y estropeando los jardines y las tumbas.
Los gamberros eran una pareja de arrapiezos que atendían por los motes de “Toni” y “Rata”. Se dedicaban a realizar destrozos, pequeños robos y vandalismo. Y la perturbada de Susana les venía al pelo para renovar sus posibilidades de diversión.
Se dedicaron a seguirla en sus correrías durante días, controlando sus movimientos. Constataron, con disgusto, que acudía al cementerio tanto de día como de noche. Les incomodaba la vigilancia, pero a la vez era como una droga hipnótica que les atraía como la miel a las moscas.
Trazaron sus planes. Decidieron que uno de los dos se introduciría en la tumba del marido de la loca, para darle a ésta un susto de muerte, saliendo de ella.
La noche que eligieron para realizar la grotesca broma, había niebla. Tardaron un poco en encontrar la fosa. Movieron la losa de mármol y la retiraron. Estaban tan concentrados en la fatigosa labor, que no se percataron de que Dionisio, les observaba con una pala entre las manos.
—¿Qué demonios estáis haciendo, bergantes?
—¡Nada que te importe, viejo! —dijo “Rata” encarándose, a la vez que le arrebataba la pala y le golpeaba la cabeza con ella.
En un minuto, la tragedia se había consumado. El anciano yacía en un charco de sangre, con el cráneo roto. Los golfillos se asustaron y salieron corriendo.
Al día siguiente, Susana fue quien encontró el cadáver. Se sintió tan turbada, que se desmayó.
Unas beatas les encontraron a media mañana. Pese a todas las preguntas, no fue capaz de contar nada. Las autoridades no tuvieron ninguna duda de que nada tuvo que ver en la muerte del enterrador. Sin embargo, el delito continuó siendo un misterio. El pueblo sintió cada vez más aprensión por la pobre viuda. La evitaban por la calle y cuchicheaban a su paso.
La primera noche, después del funeral del vigilante, Susana se encontraba de nuevo arrodillada ante la fosa. De pronto escuchó un rumor de pasos y una voz de ultratumba que le hablaba.
—¡Susana, Susana! Soy Dionisio. ¡Ayúdame, por favor!
—¿Qué quieres de mi? —preguntó más sorprendida que asustada.
—Quiero venganza. Fui asesinado y quiero que paguen los culpables.
Luego siguió hablándole durante un rato, y la dama pareció caer en un trance.
Al acabar la aparición y su siniestro mensaje, Susana se levantó y, andando como una autómata, se dirigió derecha al pueblo. Caminó hasta los arrabales, buscando las casas donde vivían los dos asesinos. Parecía imbuida en una personalidad distinta a la suya. En ambas viviendas se situó ante la puerta y su mano asió con seguridad el pomo de las mismas. Como una sonámbula, abrió la puerta y penetró en el interior. Pese a ser la primera vez que estaba allí, atravesó las estancias hasta llegar a las habitaciones de los muchachos. Ambos dormían plácidamente. Susana se sentó en cada cama y posó la mano en el pecho de cada durmiente. Al cabo de un rato se levantó y salió por donde había venido, como un espectro en la noche.
A la mañana siguiente, no recordaba nada de la aventura. Como siempre, se vistió, dirigiéndose al campo para recoger flores silvestres. Luego, murmurando sus letanías, acudió a su cita diaria en el cementerio.
El pueblo, en cambio, si estaba revolucionado. Las viviendas de los arrapiezos despertaron horrorizadas. Ambos amanecieron muertos en sus camas. Los cuerpos aparecían con un extraño rigor mortis, pese a superar el tiempo, como congelados, con un rictus de terror en los rostros.
Entre los familiares y el resto del pueblo, se propagó una leyenda sobre el embrujo del lugar.
Susana siguió soportando el descrédito, aunque pareció haber encontrado la paz, que antes añoraba. Poco a poco, recuperó la razón y vivió sola, venerando a su amado.

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6 comentarios

  1. 1. Calèndul dice:

    Ostras, menuda historia! Esto es el guión de una película! Me gustó. Iré sl estreno. Ja, ja, ja. Te comento cosillas:1-Hay un tramo de la historia en parece que te precipitas y me falta algún tipo de explicación: aunque el espíritu del sepulturero parece que hipnotiza a Susana, como es que ambos conocen el domicilio de los granujas?; 2-Usas una doble comparación para expresar lo mismo: “como una droga hipnótica…como la miel a las moscas”. O me sobra una o yo buscaría una sola comparación que incluyera ambos matices. Yo no sé hacerlo; 3- Si se introducen en la tumba para dar un susto a Susana, no es necesario que digas ” saliendo de ella”. El lector ya deduce esta información. No se lo dés todo tan “mascado” al lector; 4- En la primera parte de tu texto te excedes con el uso de las comas: sobran muchas de ellas. En la segunda parte, las frases tienen mejor expresividad porque ya no las cortas con tanta como. Interesante, leerte. Todas mis apreciaciones son totalmente subjetivas. Un saludo.

    Escrito el 17 abril 2017 a las 21:31
  2. 2. Cryssta dice:

    Hola José Vicente, tu relato me ha gustado aunque tienes que trabajarlo todavía un poco. Te diré las cosas que he visto mejorables:

    – repasa las comas leyendo en voz alta pues hay exceso de ellas

    – “La pérdida la sumió” si dices “le sumió” es al esposo.

    – Lo de la canción de cuna me ha despistado porque da la sensación de que la pérdida es la de un bebé, no la de un marido

    – “ajena a todo lo que la rodeaba”, es a ella

    – no se entiende lo de “extrañas visitas al cementerio”, ¿por qué eran extrañas? para mí es lógico que cuando se muere alguien sus seres queridos visiten con asiduidad el cementerio

    – el vandalismo lleva incluidos destrozos así que nombrar las dos cosas es una redundancia

    – “esta” ya no se acentúa a menos que el no hacerlo dé lugar a error

    – dices: “no fue capaz de contar nada. Las autoridades no tuvieron ninguna duda de que nada…” son dos “nada” muy seguidos

    – “¿Qué quieres de mí?”

    – “siguió hablándola” si dices “hablándole” es ella a él

    – dices “Las viviendas de los arrapiezos despertaron horrorizadas”, las viviendas son objetos, quienes se despertarían serían los habitantes

    – ¿Qué quieres decir con “pese a superar el tiempo”?

    Espero haberte ayudado. Un abrazo.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 11:48
  3. 3. JOSE VICENTE PEREZ BRIS dice:

    Hola Caléndul y Cryssta. Muchas gracias por vuestros comentarios. Tenéis razón. Estoy un poco abrumado por el trabajo, y al principio del mes creo que tendré tiempo y luego me viene encima el día 15.
    Pero es que me da rabia no participar. Y luego pasa lo que pasa. Que envías el relato con muchas faltas.
    En fin, seguiré perseverando. Gracias de nuevo
    un abrazo
    Josevi

    Escrito el 19 abril 2017 a las 16:50
  4. 4. Berundgaar dice:

    Te entiendo perfectamente. Eso me pasó a mi hace dos meses. Tenía tanto jaleo que no cumplí las bases por un error de lo más tonto.

    Así que, teniendo en cuenta que somos “compañeros de infortunio” no voy a juzgarte por ello.

    Me gustan mucho las historias con final feliz, sobre todo aquellas en las que triunfa la justicia… o en su defecto, la venganza.

    Muy buena historia.

    Si tu atareada vida te deja un rato, me gustaría contar con tu opinión. Estoy en el 240. Hasta es posible que te rías, o te relajes.

    Un cordial saludo, compañero.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 08:40
  5. 5. Rayen dice:

    Hola José Vicente: Al comienzo pensé que el muerto era el hijo de Susana, por la canción de cuna, pero sí me gustó. me encantó el desarrollo de la trama, es sorprendente el final. Saludos

    Escrito el 23 abril 2017 a las 00:19
  6. 6. Gaia dice:

    Saludos. Muy buen final, te felicito. Cumpliste con el reto. Puedes visitar a mi Susana en el 145

    Escrito el 28 abril 2017 a las 11:42

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