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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Camposanto - por Noemi

Susana esperaba. A partir de octubre en Suecia oscurece muy temprano, a las 4 de la tarde cae el sol, antes de las 6 ya es de noche. Sentada en un poyo contra la pared de la pequeña iglesia (una de esas blancas flores que brotaron después del terror del primer milenio y a la que se conservaba con el amoroso cuidado que se brinda a una querida abuela) Susana podía ver al pie de la colina las luces de una población silenciosa y casi desierta.
Apenas dos años antes había sido consagrada sacerdote y desde hacía seis meses estaba a cargo de esta parroquia. Había tenido tiempo de encariñarse con sus feligreses, un tanto pueblerinos a pesar de sus celulares y modernos automóviles; de contactarse con las autoridades comunales, visitar escuelas, geriátricos, policía y cuerpo de bomberos. De revisar el registro parroquial con antiquísimos bautismos, matrimonios y decesos. Estaba arraigada y sentía por su congregación una responsabilidad que iba más allá de lo accesorio del momento.
Por eso ahora esperaba sumida en la oscuridad del antiguo cementerio que rodeaba la iglesia. Quedaban pocas tumbas- el último entierro databa de 1910-, las grandes lápidas de las augustas familias estaban casi tan borradas como su recuerdo. De todos modos Susana no esperaba a ninguno de sus arrogantes miembros.
Una vaga emoción le anticipó que su vigilia había concluído. Recortado por el resplandor gélido del par de balizas adyacentes a la cancela, vislumbró un contorno difuso como de el una fotografía demasiado vieja.
─¿Puedo ayudarte?─ sugirió.
La niña «unos diez años, quizás» negó con la cabeza.
Susana se acercó.
─¿Cómo te llamas?
─Malin
Era delgada, muy pálida y sus ojos tenían el traslúcido color del agua.
─Te he visto otras veces ¿Qué buscas tan tarde?
─Él llora ¿no lo oye? Tiene frío, está helado…
Susana escuchó. No se oía nada.La niña comenzó a llorar en silencio.
─¡Es tan pequeño! Recién nacido…
─¿Quién es?
─Mi hijo.
─Pero tú ¿cuántos años tienes?
─Doce.
«¡Apenas… y te ves tan pequeña!»
Malin continuó en un vago susurro letánico.
─…..Yo no quería, pero él lo hizo muchas veces. ¡Nadie le dice que no al amo! Luego nació el niño…pero a nadie le importaba…
─¿Dónde está ahora?
─ Allí.─ La niña señaló la encina junto a la torre de la campana─. Allí solía enterrarlos.
─¿Quién?
─El “ángel de la muerte” la llamaban.
Susana, aunque creía en ellos, no temía a los fantasmas.
─Malin ¿Quieres a tu niño? ¡Ven a buscarlo! ─dijo abriendo la verja.
─ ¡No…no puedo…!
El súbito terror la había vuelto casi transparente. Aún así continuó con su melopea.
─…lo tuve en brazos cuando nació, besé su boquita dulce como un caramelo, lo acuné en mi pecho y nos dormimos. Al despertar me lo habían arrebatado. Eso hacían…yo lo sabía. Entonces fui y me colgué…no puedo pisar en sagrado. Antes también él dormía en profano… pero cuando levantaron este muro. El quedó dentro, yo fuera.
«¡Pobre criatura! Que te niegan la paz hasta en la muerte»
Susana fue al pretil del jardinero y volvió con una pala.
─¡Muéstrame donde estás enterrada!
Juntas llegaron a un desprendimiento de la colina detrás de los arándanos. No necesitó cavar demasiado.Al correrse, la tierra había dejado una reducida capa sobre los huesos que fueron emergiendo bajo una glacial Luna menguante. Con devoción arqueológica Susana reunió uno por uno todos los que pudo encontrar y los fue colocando sobre su chalina de seda clara.
Malin contemplaba perpleja la reconstrucción de su propio esqueleto.
Cuando acabó, Susana tomó la menuda calavera -ligera como un huevo de pascua o un Niño de pesebre- y la besó en la frente. Recogió su leve carga y regresaron a la pequeña iglesia tan antigua y tan blanca.
Susana cavó un hoyo al pie de la encina para su mínimo osario. Cuidadosamente lo volvió a cubrir con la tierra removida. Húmeda aún del rocío de madrugada.
Cuando regresó del pretil, Malin la esperaba. Se había sentado el el poyo y acunaba su bebe recuperado. Feliz, sonreía en su vaga transparencia. Nadie volvió a verla
Debajo de la encina Susana erigió una lápida dedicada a Malin y a los que con ella duermen. También decía ¡Sean bienvenidos aquí todos los espíritus expulsados o dispersos! .

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13 comentarios

  1. 1. guiomar de zahara dice:

    Noemi: tu historia es una leyenda, que me ha atrapado de principio a fin. No me preguntes si faltan o sobran comas, no me he enterado.
    Eso se lo dejo para los que seguro lo verán al leer.
    Yo suelo más fijarme en el relato y si la historia me atrae.
    Sabes que me gusta como escribes.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 17 abril 2017 a las 15:01
  2. 2. juanjohigadillo dice:

    Buenos días, Noemi.
    Enhorabuena por tu relato. Pese a que no me ha quedado claro qué o a quién esperaba Susana (¿sabía de antemano que la niña se le aparecería…?) el relato me ha parecido sugerente y mágico. Últimamente he leído alguna novela en la que también tenían un papel fundamental los muertos y al leer tu relato me ha parecido recorrer un camino conocido. La historia, por otra parte, trae a la memoria hechos macabros que en otro tiempo eran más frecuentes y habituales y que por suerte ya no se dan.
    Felicidades.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 10:59
  3. 3. Berundgaar dice:

    No te había leído nunca hasta ahora y me arrepiento profundamente.

    A partir de ahora vas a tener un fan de lo más fiel. Tu historia me ha conmovido hasta los huesos (nunca mejor dicho).

    Tiene tanto de ternura como de melancolía, lo mismo de suave calidez como de helado desgarro.

    Me ha encantado.

    Enorabuena, muy sinceramente.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 12:41
  4. 4. MOT dice:

    Hola Noemí.
    Emotiva historia de fantasmas, nada que ver con los tópicos del tema. Me gustan mucho las lecturas de muertos, cuánto más originales mejor, y ésta está muy en la línea. Me ha gustado mucho. Saludos…

    Escrito el 18 abril 2017 a las 17:09
  5. 5. Noemi dice:

    Hola Guiomar de Zahara, Juanjohigadillo,Berundgaar y Mot por haberos tomado el tiempo de leer mi cuento y por vuestros alentadores comentarios. ¡Un abrazo y sigamos escribiendo!!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 17:25
  6. 6. Raymond Carr dice:

    Hola Noemi.

    No estoy familiarizado con la literatura fantástica. Haré mi comentario lo mejor que pueda. Lo que me desconcierta un poco es el uso de las comillas angulares. Creo que las usas para destacar los pensamientos de los personajes. No lo tengo del todo claro. Lo que más me desconcierta de todo es esto:

    ─¿Quién?
    ─El “ángel de la muerte” la llamaban.
    Susana, aunque creía en ellos, no temía a los fantasmas.
    ***─Malin ¿Quieres a tu niño? ¡Ven a buscarlo! ─dijo abriendo la verja.***
    ─ ¡No…no puedo…!
    El súbito terror la había vuelto casi transparente. Aún así continuó con su melopea.
    ─…lo tuve en brazos cuando nació, besé su boquita dulce…

    No me queda claro a quién tengo que atribuirle ***el parlamento que va entre asteriscos*** , no sé (no se sabe) muy bien es del “ángel de la muerte” o de Susana. Por cierto que a lo mejor ese ángel debería de ir en mayúscula o quedaría bien.

    Ahora vamos con las comillas angulares.

    ─¿Puedo ayudarte?─ sugirió.
    ***La niña «unos diez años, quizás» negó con la cabeza.***
    Susana se acercó.
    Aquí no encuentro justificación a las comillas angulares. Si es un pensamiento de Susana se ha producido un cambio de punto de vista brutal porque a Susana no se la presenta en el texto como narradora.

    ─Pero tú ¿cuántos años tienes?
    ─Doce.
    ***«¡Apenas… y te ves tan pequeña!»***
    Malin continuó en un vago susurro letánico.
    ─…..Yo no quería, pero él lo hizo muchas…
    Aquí está mucho más claro que se trata de los pensamientos de Susana. Lo que pasa es que a estas alturas de la narración ya estoy hecho un lío. Yo hubiera puesto alguna acotación para indicar con más claridad que se trata de los pensamientos de Susana.
    «¡Apenas… —pensó Susana— y te ves tan pequeña!»
    La verdad es que no me gusta como queda.

    Entonces fui y me colgué…no puedo pisar en sagrado. Antes también él dormía en profano… pero cuando levantaron este muro. El quedó dentro, yo fuera.
    ***«¡Pobre criatura! Que te niegan la paz hasta en la muerte»***
    Susana fue al pretil del jardinero y volvió con una pala.
    Igual que en el caso anterior hubiera puesto una acotación.
    «¡Pobre criatura! —pensó Susana—. Que te niegan la paz hasta en la muerte»
    Te digo igual, no me gusta la solución.

    Hasta pronto.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 19:41
  7. 7. Noemi dice:

    Hola Raymond Carr: No creo que las acotaciones sean siempre necesarias, recargan el texto y entorpecen su fluir naturalmente, sobre todo si se trata de apenas dos personajes donde la confusión es improbable.Evitarlas es un modo de comprometer al lector en la elaboración del texto.Las comillas angulares como bien dices están para señalar el pensamiento de la protagonista,lo de articulararlo en medio de una frase del narrador (el súbito cambio de punto de vista) no tiene nada de extraño, tan solo es un recurso literario como cualquier otro.En cuanto al “ángel de la muerte”, llamaban así a las mujeres encargadas de liberar a las familias ricas de los bastardos no deseados hasta entrado el siglo XX. Con esto espero haber aclarado tus dudas.Lamento que no te guste la solución pero no todo le puede gustar a todo el mundo.Gracias por la visita y el comentario.Hasta la próxima. Saludos

    Escrito el 18 abril 2017 a las 23:41
  8. 8. Laura dice:

    Hola Noemí.
    Me ha encantado tu texto, pero…
    – ¿Cómo sabe la protagonista que la niña es un fantasma, para buscar dónde está enterrada? Yo creía que ella buscaba a su niño muerto y enterrado por” el ángel de la muerte”
    – antes de ello, ¿por qué le pregunta a la niña si ama a su hijo? ¿es condicionante para que inicie la búsqueda?
    Realmente, me ha gustado muchísimo tu texto, pero me han quedado profundas preguntas al ver cómo desenrollabas la madeja.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 19 abril 2017 a las 10:49
  9. 9. Noemi dice:

    Hola Laura, gracias por leerme y por tu comentario.Yo creo que Susana se guía por las circunstancias (noche,ya hace mucho frío a partir de octubre para que una niña real ande subiendo a un cementerio sin uso reciente)y por el aspecto cuando la ve de cerca !Era delgada, muy pálida y sus ojos tenían el traslúcido color del agua.Después de hablar con ella tuvo que entender que era alguien de otros tiempos.El “quieres” no se refiere a amarlo sino a tenerlo, Susana no entiende por qué Malin no entra a buscar a su bebé al cementerio y la está invitando a que lo haga y de ahí surge el absurdo religioso de que haya un lugar “profano”y otro “sagrado” y de que los vivos quieran prolongar sus injusticia más allá de la muerte.Espero haber respondido a tus dudas. Me encanta cuando me hagas preguntas tan profundas porque quiere decir que has leído con seriedad mi texto y eso reconforta siempre.El próximo espero volver a verte. Un abrazo.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 13:15
  10. 10. laupoda dice:

    Hola Noemi, gracias por tu comentario a mi texto. El tuyo me ha parecido una buena historia, tienes partes muy bien conseguidas pero es cierto que en algunas líneas queda algo confuso. No obstante se puede salir de dudas sin demasiado esfuerzo porque como tú bien dices, al ser sólo dos personajes, puedes ir intuyendo de quién se trata.
    En cuanto a lo de las comillas angulares, en España las usamos para citar textualmente, puede ser por eso que al principio confunde, porque parece que se está citando lo que ha dicho alguien que no se sabe quién es. No obstante, una vez te das cuenta de cómo las usas tú, ya es fácil seguir hilo.
    Además me gusta mucho el mensaje de la historia, la contestación de Susana a lo que considera injusto incluso cuando esa injusticia emana de la institución que representa.
    En fin, que enhorabuena por tu original historia.
    Un saludo.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 13:26
  11. 11. Tavi oyarce dice:

    Hola Noemí:
    Gracias por comentar mi relato.

    Una historia de fantasma bien urdida.
    Algo me detuvo en un comienzo en los diálogos, pero después de una segunda lectura todo me quedó claro.
    Reconozco que no comprendo el termino “letánico”
    Hay un par acentos que revisar, nada que no corrija una nueva lectura.
    Saludos

    Escrito el 26 abril 2017 a las 21:14
  12. 12. Ratopin Johnson dice:

    Hola Noemi,

    Inquietante y potente relato, no sólo por la aparición del fantasma, también la historia de lo que le había ocurrido a la niña. Me pregunto, ¿cuánto tiempo llevaría vagando? Por lo que habla del amo, podrían ser 400 años, quién sabe. ¿Y en seis meses no se la había aparecido antes la niña?. Yo porque me conozco, hubiera hecho una primera aparición ante Susana, antes de esta última en la que definitivamente la ayuda, y porque me conozco, sé lo que pasa, me habrían salido 1300 palabras, con lo cual habría tenido que quitar esa parte. Complicado 🙂

    Me ha gustado el personaje que has creado de Susana sacerdote, diferente y original.
    Ah una cosa, donde dices “contactarse”, pienso que queda mejor “contactar”.

    Saludos, un placer

    Escrito el 29 abril 2017 a las 12:26
  13. 13. Vespasiano dice:

    Hola Noemí:

    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

    Llego demasiado tarde a tu historia, pero quería decirte que la he leído con agrado.

    La trama me ha gustado aunque hay momentos que me he perdido un poco.

    “A partir de octubre en Suecia oscurece muy temprano, a las 4 de la tarde cae el sol, antes de las 6 ya es de noche. Esta oración explicando a qué hora anochece en Suecia, me parece que no aporta nada a la historia. Bastaría con decir: “Susana esperaba que anocheciese sentada en un poyo contra la pared…”

    “difuso como de el una fotografía” y “Se había sentado el el poyo”. Cuidado con estos `lapsus”. Revisa lo escrito antes de enviarlo. Lo correcto, tú lo sabes, sería: “difuso como el de una fotografía”. Y también: “Se había sentado en el poyo…”.

    “traslúcido color del agua”. Según tengo entendido el agua es incolora.

    Nos seguiremos leyendo.

    Felicidades.

    Escrito el 6 mayo 2017 a las 22:43

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