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círculo - por Santiago.

Susana esperaba, o eso me pareció a mí cuando la vi parada, con lo ojos hinchados y la cara roja de llorar frente a la tumba de su papá. Ya todas las personas se habían ido del campo santo, y solo quedaban, como metáfora, los ramos de flores, pisadas en el césped y algunos pétalos de flores sueltos, vestigios del ajetreo de minutos antes; metáfora de donde la vida bailó de todas las formas y ahora esta quieta. Esperar no solo es un acto físico, de hecho, tiendo a pensar que esperar es un mero acto psicológico, esperar es tener fe de que algo va a suceder, esperar es dejar la mente en un círculo entre el pasado y el futuro, un circulo que no gira, pues ese círculo solo gira en el momento que se deja de esperar y decidimos avanzar. Yo no quería acercarme, yo también estaba en el círculo inmóvil, aquella imagen me paralizaba, pues veía reflejada la imagen de mi abuela en aquella tumba, y el futuro de mi madre que algún día estaría en una, mi madre era Susana, yo era Susana.
En la mañana preparé un par de huevos fritos, ¿qué iba a pensar, quien me los vendió, que serían la última comida de un hombre? ¿Qué iba a pensar mi papá que eso tan cotidiano sería lo último que probaría de éste mundo? Yo tampoco lo sabía. Tal vez no haya un acto capaz de condensar u honrar de cierto modo el valor que vemos en una vida. El suicida tiene ciertas ventajas, él sabe lo último que comerá, él último vestido que usará, y en cierto modo es capaz de condensar a través de su simbolismo, el valor de esa vida; el suicida se despide.
Ésta mañana vi a Julián, llegó al colegio en la moto con su hija, ésta semana parecía muy contento, lo veía sonreír y lo escuche unas cuantas veces cantar suavecito, cosa que solo hacía en sus clases cuando enseñaba a tocar algún instrumento. Julián amaba la música, desde 1986 entregaba música al viento, los sonidos de su flauta, acompañada por la tambora, la guitarra y la bandola, no fueron disfrute de unos cuantos, aquellos sonidos andinos congregaron a miles de personas. Cada año, en agosto, éste pueblo se funde en abrazos, hipnotizados todos por la alegría de Bandola. Pasaron solo un par de minutos, desde que hoy a medio día, vi a Julián de nuevo salir del Colegio en la moto con su hija. ¡Un par de minutos! Julián ha muerto.
Siento un profundo miedo de que aquel círculo inmóvil sea una constante. La basílica menor estaba repleta, y afuera de ella la gente se aglomeraba, todos estábamos allí, anclados en un presente, recitando “que brille para él la luz perpetua”. Estamos anclados en el pasado de nuestro nacimiento y en el futuro de nuestra muerte, y esperar también mata.
¿Cómo interpretar una mirada?¿cómo interpretar una palabra pronunciada al viento y otra escrita en los papeles que has dejado?¿cómo interpretar el gesto realizado en la mañana? Te miro papá y solo veo números 1963-2017. tal vez la mejor forma de interpretarlos es mirando el corazón, tal vez la mejor forma de interpretarlos es como un adiós.

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6 comentarios

  1. 1. Mara dice:

    Hola Santiago, buen texto, muy reflexivo y melancólico.Yo no diría que se trata de un relato propiamente dicho pero esta muy bien. Por buscarle algo yo diría que abusas un poco de las comas con frases muy largas que, tal vez, quedarían mejor con puntos (tal vez no todas pero hay realmente frases inmensas donde se podrían sustituir algunas comas por punto y seguido). Aunque claro eso es muy personal.
    Felicidades, es un gran texto

    Escrito el 18 abril 2017 a las 19:48
  2. 2. Marcelo Kisi dice:

    Hola Santiago!

    Soy tu vecino del 191, así que me toca comentar tu texto. Me costó disfrutarlo, porque en un texto tan corto la reflexión filosófica es un recurso que debe ser dosificado al mínimo. Al final la acción queda desfigurada y el lector se queda sin conocer la verdadera historia: ¿por qué se suicida Julián? Así contada, la historia se resume en: un profesor de música, que tiene una hija que se llama Susana, se suicida. Nada más. Entonces el lector se pregunta: ¿Y? No niego que provoque curiosidad, pero esta debe ser satisfecha al fin y al cabo, por lo menos en alguna medida. Si no, la magia de un buen relato no se produce. El ritmo es quizás para un cuento largo o una novela, aquí debe deshilvanarse la historia con mayor rapidez. Ojalá estas observaciones te sirvan, porque no escribís mal. Suerte!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 21:19
  3. 3. Gaia dice:

    Muy buen cuento, algo corto, pero fácil de leer
    y cumpliste con el reto
    Puedes pasar por mi Susana en el 145

    Escrito el 20 abril 2017 a las 18:57
  4. 4. Martín dice:

    En mi opinión es una buena idea para un relato. Me he perdido un poco con las reflexiones, las veo un poco desligadas de los personajes que quedan un poco ocultos.

    Agradezco tu comentario y tendré en cuenta tu consejo.

    Un saludo

    Escrito el 21 abril 2017 a las 10:11
  5. 5. Amparo Rouanet Moscardó dice:

    Hola Santiago. Un texto muy profundo y filosófico. Me ha gustado mucho el inicio del relato que está muy bien escrito, pero me ha pasado lo mismo que a Martín. Me he perdido un poco con las reflexiones que me han apartado del ritmo de la narración.

    Escrito el 21 abril 2017 a las 11:23
  6. 6. Alonso García-Risso dice:

    Saludos Santiago: Disculpa la tardanza. Estaba en otro mundo.
    Me parece muy interesante el giro reflexivo que le has dado a tu relato. Incuestionablemente, cuando se lee tu trabajo, nos dirige a la cuestión de la vida y la muerte. Hemos nacido para la muerte y carecemos de la certeza cuando ésta nos acontezca.
    La metáfora del circulo está bien lograda, como asimismo la reflexión sobre el suicida.
    Formalmente, es un texto que se lee rápido y logra engancharnos. Leí tu texto dos y tres veces, para obtener un rendimiento más profundo de lo expuesto.
    Bien, felicitaciones.

    Escrito el 21 abril 2017 a las 22:54

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