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La ilusión de Susana - por Maurice

La ilusión de Susana
Susana esperaba que el encuentro fuera diferente, quizá porque las imágenes guardadas en su recuerdo eclipsaban completamente la realidad de los días actuales. A sus cincuenta y cinco años, dos después de enviudar, las citas románticas habían emigrado de la agenda. Sin embargo, hoy se presentaba la ocasión que deseaba desde hacía mucho, tal vez desde que estuvo con él por última vez.
Sentada en la amplia y solitaria cama de su dormitorio, sostenía la carta que vibraba al ritmo del temblor de sus manos. Haciendo una pausa en la nueva lectura, levanto la mirada hacia el espejo, observándose casi sin pretenderlo. El cabello ligeramente encanecido que escasamente caía sobre los hombros dejando ver islotes más oscuros, anunciaba sin disimulo que los años de frescura habían partido. No así las caricias de Jorge, que sentía en la piel como si hubiesen estado juntos minutos antes.
Con la claridad de la mañana otoñal, al cerrar los ojos veía ante sí momentos compartidos en aquel viejo hotel. El calor que despedían sus cuerpos, aún cubiertos, se mesclaba imperceptible con la humedad de la habitación. Lentamente, minutos después, el sostén que separaba sus pezones de las manos de Jorge, cedía a la fuerza incontenible del deseo. Mientras, ella no lograba resistir que sus dedos aferraran, entre el slip y la entrepierna, el miembro tumefacto de su amante. Haciendo caso omiso al tiempo y el espacio, sus ropas dispersas por el suelo de la habitación eran los únicos testigos de aquella confabulación de los cuerpos, enmarañados en la vorágine de gemidos y fluidos.
Todo aquello significó, para Susana, el descubrimiento de lo más sublime existente entre carrera profesional y vida pueblerina. Pensaba que nada más bello podría ocurrirle. En cambio, los meses siguientes, poblados de encuentros apasionados y furtivos, terminaron dejando al descubierto el desencanto y la melancolía que la vida te oculta con el velo de los momentos huidizos de felicidad, mostrando lo efímero de cada cosa, de cada quién. Los años pasaron y nunca más supo nada de él.
Dos días atrás su cuerpo y espíritu se estremecieron cuando al abrir el buzón leyó su nombre en el remitente. El amor de su juventud, sin saber cómo ni por qué, había localizado su existencia, atravesando tiempo y distancia. Volvía a la carga, como al principio, proponiéndole el encuentro. Si lo hubiese hecho sesenta días antes, no habría sabido que hacer, pero ahora las hormonas parecían haberse revolucionado en su aparato circulatorio. Después de leer tantas veces la carta, donde imploraba verla, percibía la humedad de sus partes íntimas, lo que no sucedía desde hacía mucho tiempo, dándole cierto sentimiento de culpa siendo tan reciente la partida de Rómulo.
Había amado a su esposo y compartido con él una vida de cúspides y valles; nada quedaba vacío en su ser luego de conocerlo. Empero, jamás dejó de tener sueños con el hombre que arrebató, con la venia de Susana, su virginidad. Pensaba también, que siempre había deseado saber de él, que había sido de su vida, con quien estuvo todos estos años, que sentía cuando hacía el amor con otras mujeres. Pero sí, definitivamente, decidió dar rienda suelta a sus impulsos, como cuando adolescente.

Dos semanas después, sentada en el frío banco de mármol con apoya brazos de hierro, Susana visitaba la última morada de su marido. Reflexionaba sobre aquel encuentro mantenido con su ex amor. Percibía que el paso de los años, también había arrastrado con ellos la tersura de la piel de los amantes, el vigor de sus miembros, la intensidad del deseo. Para resarcir la “traición” a su esposo, quiso contemplar una vez más su tumba.
Se levantó de su asiento para salir del cementerio; el sol ya se retiraba. Al llegar al portón de salida, contempló el epitafio que resumía aquella experiencia:
“Tú que ciego en el placer cierras del alma los ojos, contempla en estos despojos lo que eres, lo que has de ser”.

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7 comentarios

  1. 1. Oriana dice:

    Hola Maurice!
    Te cuento, tu texto esta cargado de erotismo, pasion y amor. Me gusta como muestras el pasar del tiempo, como influye nosotros. Tambien la crudeza con la que describes es muy buena. Te felicito
    Si quieres, puedes pasarte por mi texto. Es el Nro.20

    Escrito el 17 abril 2017 a las 20:46
  2. 2. M.L.Plaza dice:

    Hola Maurice.
    Me ha parecido una historia muy interesante hasta el último párrafo, que para mi gusto se vuelve muy moralista.
    Es una opinión personal, pero lo de poner traición entre comillas me parece un poco fuerte. Yo no veo traición por ningún lado, la gente tiene derecho a rehacer su vida. Lo que me parece es que Susana quedó anclada en su juventud, en esa primera relación, y no ha sabido aceptar el paso del tiempo ni en ella ni en los demás.
    Pero ya te digo que solo es mi opinión.
    Saludos

    Escrito el 19 abril 2017 a las 18:40
  3. Hola Maurice,
    Te dejo mis comentarios y sugerencias:

    Signos:
    La ilusión de Susana (punto)
    se mesclaba imperceptible (z, en mezclaba)
    Lentamente, minutos después,(yo quitaría los minutos o el lentamente)
    Justo en ese párrafo noté un uso excesivo de comas, que de retirarlas sonará igual de bien sin perder intención.

    el descubrimiento de lo más sublime existente entre carrera profesional y vida pueblerina. (Aquí no se si interpretar que se conocieron trabajando juntos o de qué va la comparativa)

    la melancolía que la vida te oculta con el velo de los momentos huidizos de felicidad”(preferiría: que la vida oculta o le ocultó)

    Pero sí, definitivamente,(omitiría esta frase)

    con apoya brazos de hierro (una erratilla me imagino)

    En general, me gustó la idea de que Susana fuera una mujer mayor y el sentimiento de añoranza es muy bueno, no hace falta personajes extras y me pareció que tienes un buen ritmo. Te invito a pasar por mi texto o mi blog. ¡Saludos!

    Escrito el 19 abril 2017 a las 19:19
  4. Una viuda miraba todas las noches la foto de su marido: ¡Ay Manolo qué falta me haces esta noche! Hasta que halló un suplente y esa noche en la habitación, mirando la foto le dijo: Manolo, prrrrttttttt. salu2

    Escrito el 19 abril 2017 a las 19:44
  5. 5. Flekcher dice:

    Hola Maurice!
    Muy buena historia, bastante entretenida. Yo que supongo también soy moralista concuerdo con el sentimiento de culpa de Susana que se quedó un poco aferrada al sujeto ese que desapareció. Lo de siempre, hay que prestar atención en ortografía, puntuación y estructuras gramaticales, pero eso se hace con la práctica así que no te preocupes, me sucede lo mismo. Casi siempre me enfoco más en el contenido del texto, es lo que me llama la atención. Me gustó tu historia. Si quieres pasar por mi relato es el 19 creo, se llama el novio de Susana.
    Sigue así 🙂

    Escrito el 24 abril 2017 a las 20:19
  6. 6. Maurice dice:

    Agradezco a Oriana, M.L. Plaza, Lorena Salcedo, Amilcar Barca y Flekcher, por sus comentarios y sugerencias. En términos generales, aclararé unos puntos que destacaron M. L. Plaza y Lorena Salcedo:
    1° Lo de comillas en “traición”, es para destacar el pensamiento de Susana, quien pensaba que traicionaba a su difunto esposo con otro (su primer amor), a quien no dejó de soñar y desear, incluso estando casada con Rómulo.
    2° Reconozco que erré al expresar “lo más sublime existente entre carrera profesional y vida pueblerina”; quise decir que fue lo más lindo que le pasaba más allá de su carrera, en el pueblo aburrido y chato donde se encontraba.
    Igual me vinieron bien las observaciones. Muchas gracias.

    Escrito el 28 abril 2017 a las 04:13
  7. 7. Gaia dice:

    Saludos. Muy entretenido y bien escrito. Cumpliste con el reto. Puedes visitar a mi Susana por el 145

    Escrito el 28 abril 2017 a las 11:37

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