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Te encontré - por Dazgo

Te encontré

Una gota. Luego otra. Tras otra. En ese asqueroso, maldito y estúpido charco de agua proveniente de uno o varios retretes, o no, lo que sabía es que cada maldita noche era lo único que se escuchaba, no podías pararlo, no estaba en mi celda estaba en la del frente, separadas por un pasillo. Pero en esa celda solo había un viejo, que deducía ya, por el echo de que desde hacía dos días que su movimiento era nulo, estaba muerto. Bueno, igualmente tampoco intentaba parar el endiablado sonido de las gotas cayendo al charco formado por ellas mismas, cuando se movía, y eso, era lo único que me interesaba desde hacía dos días. Pero ahí estaba el probable fiambre del anciano, enseñándome el culo desde el suelo en posición fetal. La situación me hizo recordar a aquel trajeado cuando entró en mi casa, miró mis conexiones, mi popularidad, mis notas académicas, las citas que había tenido en los últimos meses, mis contactos de móvil… Mi móvil, no olvidaré su cara, hubo un pequeño y milimétrico segundo donde el hombre en cuestión creo que no sabía ni como funcionaba, en una realidad alternativa o si ahora pudiese volver hacia a tras justo en ese momento, le diría algo así como “dale la vuelta tío es cuando empieza a caer la arena”. Pero ya me daba igual aquello, incluso que aquel anciano la hubiese palmado , lo que no me daba igual para nada era ese imparable goteo que empezaba a ser como esa tortura donde al tipo le van cayendo gotas en la cabeza, hasta que le revienta o se vuelve loco o ambas.
-¡¡Ellos vendrán desgraciados!!
Eso se escuchó en la lejanía de ese laberinto de celdas y cañerías de acero y luces a punto de morir, como las esperanzas de todos los que entran ahí, en el último nivel de su desaparición para siempre. Era una nueva voz, que como todas, se negaba a esa realidad.
-¡Vendrán a por todos vosotros, muramos o no, se vengarán de todos y cada uno de nosotros! ¡En vuestras soledades ellos ya acechan desde lo alto de los edificios, el cielo de la ciudad espera ansioso el día de que sus estrellas vuelvan a brillar rojas amanecer sangre, sangre para todos vosotros malditos bastardos del orden! ¡¡Encontraréis muerte en sus ojos libres!!
Se calló de golpe. Otro sonido que había escuchado varias veces desde que empezó todo aquello, el acero contra los huesos, una mandíbula, un brazo, la cabeza… Siempre ganaba el acero, ese que ahora, les protege. Portazo de celda, una presa más, alguien que no siguió a los demás, alguien demasiado solo como para permitirlo. Ya había oído eso, antes de acabar en ese último cajón, el de la bolsa de basura, última parada antes del contenedor, era algo sobre, personas que vivían en las afueras, pero que se les había visto en el interior de la ciudad, que se ocultaban entre las sombras de la multitud, que podían trepar muros imposibles, que corrían ágiles y veloces, que uno de ellos salió volando y que, la ciudad les ayudaba. No entendí muy bien aquello último y no pude evitar preguntar a que se refería la persona que me dijo todo aquello.
-Pues que dicen, que la misma ciudad les abre puertas donde nadie más puede entrar, que crea salidas cuando lo necesitan, escaleras para escapar, mueve las aguas del subsuelo para ocultarlos, que hasta las luces en la noche brillan a su antojo, que la ciudad les protege…
Llegados a ese punto era consciente de que cualquiera podía creer cualquier cosa, podía creer en algún dios, en el fantasma de su iluminada tía, en que una bomba reventaría todo eso y se abriría un hueco en su celda, podía creer en la reencarnación, podría creer que esa mierda de incesante goteo pararía de una santísima vez antes de convertir ese charco en un océano. El charco ya llegaba casi a mi celda. Entonces, de este, salió, como si se tratase de una víbora de esas encantadas, una cuerda, avanzó hacía mi, paso los barrotes y se detuvo a mis pies, la agarré sin pensar, era de seda, de color rojo, de golpe, se tensó, la agarré con fuerza, cada vez tiraba más fuerte. Así fue como le conocí, del charco, apareció una cabeza encapuchada, y dos grandes ojos negros que jamas olvidaré.
-Te encontré.

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4 comentarios

  1. 1. Dino Vargas dice:

    Genial relato, Dazgo. Te felicito. Está muy bien definido el personaje, al ser un narrador en primera persona el cuento se siente vivo. El final me sorprendió y me encantó.
    Espero seguir leyéndote.
    Saludos!
    Dino (N° 44)

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 17:37
  2. 2. KosaK dice:

    Hola Dazgo, Que buena historia!, la disfrute mucho, los detalles te hacen imaginar el escenario completo, y quede con muchas ganas de saber que son estas criaturas, al principio me pareció un poco lenta pero a medida que avanza la historia te envuelve y el final es muy bueno!

    Felicidades, muy buen trabajo. Estoy en el 143
    Saludos KosaK

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 18:20
  3. 3. Wester dice:

    Hola Dazgo,

    Me gusta la historia, sin embargo, como crítica personal, te recomendaría que hicieras los párrafos más cortos. Haz oraciones más cortas y vigila la puntuación. En ocasiones me costó un poco seguir el hilo de la historia por eso mismo.

    Aparte de eso poco más que añadir. Creas un personaje y un ambiente con destreza.

    Saludos, te leeré el próximo mes

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 20:40
  4. 4. Mancebo dice:

    Hola Dazgo,

    La atmósfera que recreas está bastante conseguida. La narración es viva y está narrada con maestría y riqueza de vocabulario. Personalmente me ha descuadrado un poco, seguramente porque no estoy acostumbrado a temáticas fantásticas y truculentas a la par, lo que hace que no termine de comprender del todo todos los matices que introduces en el relato. Muy bien escrita, bien recreada.

    Saludos.

    Escrito el 22 mayo 2017 a las 21:56

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