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Wonderworld - por Jack Elkyon

Web: http://www.facebook.com/Relatos-Antiterapéuticos-151960145308027/

WONDERWORLD

Hoy, 42.6.44 cumple cuarenta años de edad, y morirá para trasladarse a Wonderworld.

Está nervioso. No es para menos.

En su vida logró los objetivos que se le fijaron al nacer en Megalópolis. Un ciudadano ejemplar, impenitente, alabado por el CED, el Consejo Eclesiástico Dictatorial. Ahora, le dijeron, corresponde descansar, jubilarse, gozar de los placeres de Wonderworld.

Por la voluntad de Dios, su alma o “sombra”, será trasplantada de la realidad física a un mundo cibernético, a través de un programa computacional diseñado por los expertos informáticos más trascendentes del CED y ejecutado por el ordenador central de Megalópolis. Se llama Wonderworld.

Cómo premio por su sacrificio en la vida real, en ese mundo virtual 42.6.44 podrá conocer a otros jubilados, mujeres digitales, practicar placeres mundanos como el sexo, poseer dinero a destajo, y ostentar poder, sin que nada sea considerado como una conducta pecaminosa, ya que todo se desarrolla en un ambiente digital. Podrá vivir su paraíso sin dañar a nadie, sin límites, y, con la misma sensación y sentimientos que en la vida real.

En esa nueva vida podrá optar por ser un jefe de familia, un soltero codiciado, un musculoso infante de marina, un rico empresario, un político o un profesor universitario. También le obsequiarán una tarjeta con puntos, que le permitirá viajar virtualmente a los lugares más inaccesibles, como el Himalaya o la Isla de Pascua. Por fin, pensaba, tendría oportunidad de conocer a los Moais.

Había visto pequeños avances de lo que le esperaba en Wonderworld. A medida que se acercaba al retiro, los sacerdotes del Servicio Jubilatorio le habían mostrado asombrosos trailers en imágenes en seis dimensiones. En esas sesiones –una por semana durante los últimos tres meses- pudo observar las maravillas que lo esperaban después de muerto.

En apoyo a esta gestión, concurría el cura de su Iglesia, que lo sermoneaba con las ventajas de ese nuevo mundo y lo preparaba para ese paso tan trascendental.

Sin embargo, pese a que el traslado de la sombra a Wonderworld estaba escrito en el Libro de Dios, 42.6.44 dudaba de los beneficios de ese mundo pues siempre había sentido una extraña antipatía hacia las máquinas. Por eso, cuando egresó del seminario, eligió trabajar en el invernadero municipal.

Ahora se sentía sano y bien de salud. No estimaba que debería ir a Wonderworld. Estaba seguro de que su cuerpo resistiría mucho tiempo más. Pero, más bien apático, no tenía el carácter ni el espíritu rebelde que había conocido en 39.5.41, un vecino que huyó a las montañas a reunirse con el Ejército Anti Canónigo, un grupo guerrillero organizado para derrocar al régimen y volver al sistema laico.

Así que, como siempre, se resignó y tomó la vida tal cual se le presentaba. Moriría y se trasladaría a Wonderworld. La ceremonia se estaba realizando esa noche en la capilla de su vecindario, acto al cual concurren sus colegas del invernadero, pues, al igual que todo habitante de Megalópolis, es célibe y no tiene familia. Estaba vestido con la sotana negra que usó todos los días de su vida y el capuchón de seda del mismo color que le había regalado el Obispo para las procesiones.

Mientras estaba conectado a la máquina que rescataba la “sombra” de los difuntos, antes de aplicarle la inyección letal, ocurrió un imprevisto que alteró toda la sucesión normal de eventos. El reactor nuclear que abastecía a la ciudad sufrió el ataque de los insurrectos y se interrumpió la energía eléctrica, sumiendo a la ciudad en el caos y la angustia. Sin energía tampoco funcionaba la computadora central.

Las dudas de 42.6.44 se han transformado en abierto temor y desconfianza. ¿Qué habrá pasado con las millones de sombras que estaban en la computadora? ¿Seguirá existiendo Wonderworld?

–Todo va a estar bien cuando vuelva la electricidad –, intentó tranquilizarlo un cura que estaba a su lado y que apenas se distinguía en la oscuridad –, la vida sigue como antes… ¡Milagro! … La resurrección existe, eso dice el Libro de Dios.

Él asintió falsamente, como tantas otras veces, aparentando sumisión. «Nadie puede estar muerto por tantas horas y resucitar», cavila. «Dios no me va a ayudar, así como no ha ayudado a los que se murieron».

Se levanta de la camilla y aprovecha el desorden, la penumbra y su camuflaje de clérigo. Huye clandestino hacia las montañas a unirse a la guerrilla, confiando en que su única posibilidad es ayudarse a sí mismo.

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5 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola Jack
    Opino que tu relato está bien ambientado en un mundo distópico, aunque a mitad de relato pensaba que era utópico. Le diste el giro final justo a tiempo para que las tornas se volvieran. Yo creo que con pocas palabras has descrito bien el mundo en el que viven los personajes, y la historia en sí misma es entretenida.
    Un saludo

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 22:22
  2. 2. Otilia dice:

    Hola Jack Elkyon,
    Me ha gustado tu relato y has conseguido el reto con esa buena ambientación.
    Muy bien integrada la palabra sombra. Buen trabajo.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 10:43
  3. 3. Laura dice:

    Hola Jack.
    Me chirría que deba morir para pasar a Wonderland. Yo desconfiaría de algo por más bonito que fuese si para ello tengo que morir. Y lo has puesto dos veces.
    Tal vez me ha faltado algo más del desarrollo de las sombras de los muertos que van a ese lugar maravilloso donde se elige una nueva vida.
    Por lo demás, nada que señalar.Es interesante el final que el das, donde tiene mis mismas dudas y fortuitamente escapa. Tal vez ese primer acto libre sea el primero de una larga lista, con las responsabilidades que la libertad conlleva.
    Nos encontramos en el próximo relato.

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 13:27
  4. 4. Agustín dice:

    Hola Jack:

    Buen relato, coherente y fácil de leer. No sé qué me resulta más inquietante si la tecnología en manos de tus fanáticos religiosos o mis robots cuidando de la humanidad. Me gusta la ambientación.

    En tu historia me ha faltado un poquito más de intensidad antes de llegar al climax, más lucha interna a medida que se acerca la hora de morir.

    Me ha resultado algo raro el cambio de tiempos a lo largo de la narración. Empiezas con el presente para situarnos, te pasas al pasado para contar el ritual y de nuevo a la actualidad para el desenlace.

    Y un par de detalles en la ortografía: la tilde de “Cómo premio” y la r que falta cuando “egresó del seminario”.

    Felicidades por tu relato y gracias por tus comentarios al mío.

    Escrito el 22 mayo 2017 a las 19:29
  5. 5. David Matute dice:

    Hola Jack,
    Es un relato muy original, que a pesar de los detalles de tiempos que ya te mencionaron, es muy interesante y cautivador, hasta el momento del desenlace. Pienso que ahí se debilitó. Me pregunté cómo en un lugar tan avanzado, donde se pueden ver trailers de 6 dimensiones, la gran computadora, preservadora del legado de esa civilización, no tenga un sistema de “back up”. El párrafo del desenlace no pudo rescatar la buena impresión inicial. se me ocurre, respetuosamente, sugerir algo así como sustituto “42.6.44 y 39.5.41 ahora son camaradas”
    Espero mis comentarios te sean de utilidad

    Escrito el 24 mayo 2017 a las 00:31

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