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Tipo bien - por Dino Vargas

¡Todo esto es culpa de Nina! Me invitó a una reunión con amigos, me dijo que iban a jugar al ajedrez y comer pan, y de repente… ¡pum! Estoy en un camión de la policía, acusado de conspirar contra la patria.
Voy de pie en la oscuridad, amuchado entre lo que calculo serán unos veinte integrantes de la intransigencia, el segundo grupo rebelde más grande de la capital. Hago equilibrio entre sacudida y sacudida de la ruta ¿a dónde nos llevan? El brazo de Nina roza el mío. No le pienso hablar, estoy muy enojado. Nunca imaginé que ella formara parte de ese grupo de dementes que piensan en cambiar las cosas. Cuando me habló de la reunión, asumí que sería otra cosa, como un festejo de cumpleaños o algo así. Me dijo que iba a haber ajedrez y pan, y que nos íbamos a divertir.
Un domingo al mediodía. Siempre imaginé que las reuniones clandestinas serían de madrugada, en algún galpón sucio ¿Por qué se juntan un domingo al mediodía a conspirar? Cuando llegué a la casa donde se juntaban, Nina me presentó a todos como “el nuevo aficionado”, después me distraje en la mesa de pan hasta que la policía empezó a romper las ventanas.
Golpes, empujones y amenazas, nunca antes estuve en una redada, pero no la imaginaba diferente. Recién el tercer policía que me apuntó a la cabeza con su arma pudo responder mis preguntas y me contó lo que estaba pasando, que yo, un ciudadano bien, era sospechoso de conspirar contra la patria. Mi primer impulso fue estrangular a Nina, por suerte para ella, yo tenía las manos bien atadas.
El camión se detiene. Las puertas se abren y la luz del día ahuyenta a las sombras. Los ojos suplicantes de Nina están clavados en mí. La ignoro y me apuro a bajar. Me abro paso entre los detenidos, están paralizados, parece que una gorgona convirtió a todos en piedra, ninguno alza la vista. No espero las indicaciones de nadie y salto al piso. La tierra cruje al recibirme, estamos en un descampado, lejos de la ciudad. Tres uniformados me miran extrañados, el de mayor rango sonríe altanero.
—¿Está apurado? —me pregunta.
Empiezo a explicarle mi situación, le digo que soy un ciudadano bien, que paga sus impuestos todos los días y siempre hace reverencias a las estatuas del líder. Dono sangre cada tres meses y soy voluntario de cosechas. Cuando le explico la razón por la cual estaba en la reunión, él parece aburrirse y solo necesita dar un resoplo para que uno de los policías me golpee en la mandíbula con la culata de su metralleta.
Pierdo el conocimiento por unos segundos. Estoy en el piso, con las manos en la cara, mi boca está caliente y espesa, escupo sangre. Deben pensar que soy un insurgente cobarde y estoy mintiendo para zafarme. Pero soy un ciudadano bien, y hablando la gente se entiende. Me levanto, me aliso la camisa y vuelvo a explicar la situación que me llevó a estar en ese lugar en ese momento.
Mientras hablo el oficial de alto rango vuelve a indicar que me golpeen para que me calle y lo hacen. Me levanto una vez más, soy un hombre inocente y un ciudadano bien, pero también entiendo como a los defensores de la patria les cuesta, a veces, ver las cosas como son. Lidiar con los grupos disidentes debe acostumbrarlos a que la mentira es el único idioma.
Nina mira incrédula desde la puerta del camión. La señalo y digo que todo es culpa de ella. Los policías se miran desconcertados.
—¿Todavía quiere más? —pregunta el que me golpeó dos veces.
Parece que no entienden, como si no les importara la verdad. Dejo de insistir, ya podré aclarar las cosas cuando hable con mi abogado. Me siento en el piso y trato de recuperar el aliento. A los golpes bajan a todos los que van en el camión. Nina se sienta al lado mío, le sangra el labio. Su camisa de seda está llena de tierra, ha conocido mejores días. Apoya su cabeza sobre mi hombro.
—Perdonáme —me dice.
Le digo que no importa. Siento pena por ella, la traición a la patria se paga con la vida. La voy a extrañar. Sé que a mí no me va a pasar nada, porque soy un ciudadano bien.

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6 comentarios

  1. Hola Dino,
    Muy interesante retrato de un mundo alienado en el cual el ciudadano alineado sigue pensando bien de la élite dominante aun cuando le están maltratando. Uno no puede evitar establecer un paralelo con determinadas autarquías existentes en el mundo en estos momentos, como Corea del Norte o alguna dictadura latinoamericana, sin ir más lejos. Aprendí el vocablo “amuchado” que no había encontrado nunca, derivado de “mucho”, parecido a “juntado con muchos”, pienso (?).
    Está bien escrito, sin fallos y con soltura. Describe lo absurdo. La ceguera de los partidismos y de la violencia. La limitación mental que impone la fidelidad a un dogma, la alienación en una palabra. Felicidades.

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 20:13
  2. 2. Pilar dice:

    Hola Dino,

    ¡Felicidades por tu relato! Yo le he vivido con verdadera angustia y también me he enojado con Nina.

    Me ha gustado tu vocabulario (en general, es algo que me encanta de los latinos), diverso y fluido, y las imágenes que creas con él como cuando la tierra cruje al recibirle… El trato indiferente y molesto hacia su amiga y el lógico perdón al final.

    El ritmo que le imprimes, así como el desarrollo de los hechos es el adecuado, creando confusión al principio y desgranándola línea a línea, manteniendo la tensión hasta el final (yo pensé que no lo iba a contar…) A mí también me ha recordado a las dictaduras en las que ser un buen tipo no es suficiente sino que hay que ser como ellos. ¡Qué pena! Yo tengo la ilusa esperanza de que nuestros hijos vivan en un mundo realmente más libre.
    Un abrazo y no dejes de escribir.
    Pilar, 43

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 12:37
  3. 3. Dino Vargas dice:

    Hola, gracias por sus comentarios, ya pasé por sus cuentos y me encantaron!
    Con respecto al participio “amuchado”, yo también tuve muchas dudas y lo tuve que buscar, por suerte existía; parte del verbo “amuchar”.
    Saludos!
    Dino

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 19:14
  4. 4. Dazgo dice:

    Buenas Dino. A mi Nina sinceramente me ha caído bien, me la he imaginado como una rebelde que en fin quiere que su amigo también lo sea porque ella cree que vive, oprimido y con los ojos vendados. Creo que si que se puede entrever el echo de que incluso siendo maltratado por las fuerzas de la ley el tipo sigue de alguna forma de acuerdo con ellos, ve que tiene sentido, pero claro, esta en esa realidad distópica tan real para él que en fin, “soy un ciudadano bien”.

    Un saludo y gracias por pasarte por mi relato 😉

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 13:12
  5. 5. susylg dice:

    Hola Dino, me gustó tu distopía. Está muy bien narrada porque ese mundo se describe a través de la vivencia del protagonista. Si te queda pasar por el mío es el 66. Abrazo

    Escrito el 22 mayo 2017 a las 14:48
  6. 6. violeta dice:

    Hola Dino
    Gracias por leer y comentar mi relato
    El tuyo me ha gustado. Describes muy bien la angustia del protagonista que intenta justificarse y a nadie le importan sus razones. Bien escrito, se lee con fluidez.
    Enhorabuena. Nos leemos.

    Escrito el 22 mayo 2017 a las 15:53

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