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Amargo Despertar - por Elena Mahía

Tenía una vaga idea de donde se encontraba, más tarde se lo había de confirmar el doctor Estévez. Pensaba en ello sólo en los momentos de mayor consciencia. Gran parte del tiempo lo pasaba sumido en un sueño agradable, e inundado por la sensación de estar sumergido en algo cálido que rodeaba su cuerpo, una especie de mar de seda que lo envolvía con delicadeza.
Poco a poco los momentos de consciencia fueron haciéndose más prolongados y la necesidad de moverse se hizo más intensa. Los sonidos dejaron de llegar amortiguados a sus oídos, se volvieron fuertes, compactos y claros. Cuando, al fin, abrió los ojos no le extrañó encontarse en un hospital. Ya no flotaba, sino que su cuerpo volvía a pesar. Recordaba el accidente, gritos, golpes y luego nada más.
— ¿Cómo se encuentra?— quiso saber un hombre moreno que ojeaba una pantalla a los pies de la cama.
— ¿Dónde estoy?
— ¿Recuerda su nombre? — le preguntó el médico acercándose.
— Fernando Gutiérrez — respondió el joven.
— ¿Edad?
— Treinta y seis. ¿Qué me ha pasado? Por favor, dígame algo.
— Seré breve, pues necesita descansar. En el año 2017 sufrió un accidente de tráfico muy grave y conforme a su solicitud fue crionizado. Se siguieron sus instrucciones y hemos procedido a su reanimación en el marco de un programa experimental que está siguiendo este centro hospitalario.
El rostro del joven expresaba una mezcla de asombro, incredulidad y sorpresa. Sus ojos marrones estaban fijos en los del médico. Intentó hablar, pero fue incapaz de articular sonido alguno.
— Ahora debe descansar. Ya hablaremos más tarde. Voy a inyectarle un tranquilizante.
— ¡No! Quiero saber…. — no pudo continuar. Dormía de nuevo.
Fernando soñó con María y los niños.Viajaban rumbo a la playa y cantaban alegremente. De repente, el camión que se acercaba, estaba cada vez más cerca y no se apartaba…
Se despertó sudando. De nuevo la habitación, fría y desprovista de vida, como la de cualquier hospital. Pero esta vez estaba solo, el médico había desaparecido. Miró a su alrededor y su propio cuerpo tendido en la cama, y todo le pareció extraño. La sensación de irrealidad se había infiltrado en su mente justo en el momento en el que el doctor había mencionado las palabras reanimación y crionización.
Unos años antes había firmado ese contrato para sacarse de encima al comercial que había aparecido ante su puerta una tarde de verano. María se había reído del asunto, le parecía ridículo y no había firmado. ¿Cuánto tiempo había permanecido congelado? ¿Dónde estaba su familia? ¿Qué había pasado realmente? La incertidumbre le carcomía por dentro. Y la certeza de saber que todo, absolutamente todo lo que conocía había desaparecido, le hizo temblar. Aquello parecía una broma macabra. Se llevó una mano a la boca para no gritar.
Muy despacio se levantó, y para su sorpresa se sintió ágil y con fuerzas. No permanecería allí ni un minuto más.
La pantalla que tenía al lado de la cama emitió un leve pitido, que pasó desapercibido a la excitada mente de Fernando. Cuando se disponía a salir al pasillo ocho pares de manos lo inmovilizaron. Gritó y forcejeó en vano.
Quince minutos más tarde se hallaba sentado de nuevo en la cama. Estaba pálido, ojeroso y la expresión de su rostro era muy parecida a la de un niño asustado.
El doctor Estévez se sentó a su lado. Había abandonado el tono petulante empleado antes y ahora hablaba no como un médico, sino como un amigo.
Fernando había pasado 426 años congelado y no era la única persona a la que habían reanimado, aunque sí una de las de mayor antigüedad.
La crionización se había convertido en algo habitual, aunque no siempre lograban reanimar con éxito a individuos congelados hacía más de cien años. El caso de Fernando era único y ahora debían proceder con cautela sobre todo en el plano emocional; el mundo había cambiado mucho durante su letargo.
A diferencia de lo que había creído en un primer momento, no se había producido una invasión extraterrestre ni el planeta había sido dominado por robots insubordinados, como siempre sucedía en las películas. Los cambios habían sido mucho más paulatinos.
— Es difícil asimilar todo esto que le acabo de contar — dijo el doctor Estévez— Le llevará un tiempo.
Fernando se asomó a la ventana. Faltaba poco para que anocheciera y las sombras se iban apoderando de la habitación. Apoyó la frente en el cristal y empezó a llorar.

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9 comentarios

  1. 1. Ortzaize dice:

    Hola elena
    Hace unos meses qye vi esa pelucula del despertar n muchos años despues.y me da terror.
    Esta tu relato muy bien para mi como lectora y alguna cosita se puede corregir .
    Yo tengo mucho que aprender.felicidades.saludos

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 20:23
  2. 2. Doralú dice:

    ¡Hola Elena Mahía!

    Has realizado un texto bien construido desde el punto de vista de la historia. Con un lenguaje sencillo y buen ritmo mantienes la atención del lector en el relato. El título me pareció muy acertado.

    En relación a la ortografía, no tengo nada que decir. Ahora, en relación al uso del guión de diálogo, te recomiendo buscar en el blog de Literautas > reglas de escritura > como representar diálogos gráficamente.

    ¡Continúa escribiendo!

    ¡Un abrazo!

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 20:42
  3. 3. Doralú dice:

    Ahhhh!! se me olvidó preguntar: cuando dices “…para sacarse de encima al comercial que había aparecido…” quieres decir ¿comerciante?
    Un abrazo

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 20:45
  4. 4. el chaval dice:

    Hola Elena Mahía, Comprendo la reacción del personaje de ponerse a llorar cuando se da cuenta de que en realidad no verá jamás a su familia. Creo que la historia al parecer, se está llevando ahora a cabo con alguna o algunas personas en la actualidad. De todas formas, yo como curioso me gustaría pasar una situación así, pero antes que me dieran un documento conforme no me obligarían a pagar alguna deuda. Porque si no vaya vida.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 12:25
  5. 5. Doralú dice:

    !Hola Elena Mahía!

    A continuación, encontraras un copy pega de la aclaratoria que realizaste a mis interrogantes. Para darle continuidad a los comentarios a tu texto, me pareció oportuno copiarlo aquí.

    “Pd:respondo aquí a tu pregunta sobre mi relato porque​ también tiene algo que ver con el tuyo. Comercial efectivamente es un comerciante.Tu por ejemplo usas “riesgoso” y yo diría “arriesgado” Es la riqueza lingüística de un mismo idioma en distintos países.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 06:42”

    !Un abrazo!

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 17:02
  6. 6. Leugimol dice:

    Muy bueno, se entiende perfectamente y la reacción del personaje es plausible. habría estado bueno que explicaras algo mas del futuro en el que se encuentra. Pero aparte de ese detalle no le veo mayores problemas.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 20:49
  7. 7. LUIS dice:

    Gracias por pasar por mi relato,Elena. Describes una realidad futurista que conlleva la decpeción al despertar. Su vida se había muerto, esta era otra muy distinta. Muy bien llevado.Felicidades. Una abrazo.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 21:00
  8. 8. Laura dice:

    Hola Elena Mahia.
    Tienes un relato en inicios, con descripciones de un mundo de futuro. Tal vez algunos otros detalles nos permitirían una mayor conexión con su protagonista.
    El relato está bien escrito. El final me resultó muy visual, me encantó.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 24 mayo 2017 a las 11:13
  9. 9. Martín dice:

    Hola Elena Mahía,

    Gracias por pasarte por mi relato y por tus aportes !!

    Tu relato se hace sencillo de entender, las descripciones iniciales del “despertar” son muy sugestivas y agradables.

    Eso sí, no consigo ver el mundo distópico, solo un posible futuro; pero has conseguido mantener la expectación.

    Adelante y gracias !!

    Escrito el 25 mayo 2017 a las 20:19

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