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Utopía distópica - por Amilcar Barça
Web: http://caminodefierro.blogspot.com
¿Qué es una distopía?
“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían en evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos tendrían el amor de su servitud”. Una cita de Un Mundo Feliz.
Confieso que la lectura de las “imposiciones” para la participación de este mes, me ha dejado perplejo. Soy un desertor del arado y como tal, falto de mucha gramática, parda y de la otra; lleno de sombras más que de luces, poco versado en palabras antónimas –excepto las imprescindibles¬– y que a menudo ha de echar mano al diccionario –para evitar darle una patada al ídem- o al buscador para discernir qué es lo que alguien ha querido decir al plasmarlo en su escrito. Es el caso de distopía que posiblemente no la haya visto escrita nunca y si la he visto no me acuerdo.
Encontrado el significado de esta palabreja inventada por un inglés allá por el siglo XIX, reconozco agobiado que a pesar de mi ignorancia supina sobre la misma, vivimos rodeados y asediados por ese maldito palabro. Aunque no lo reconozca nos machaca, a veces literalmente, todo aquél que intenta o consigue jodernos con el abominable argumento de que lo hace por nuestro bien. La utopía del engaño mutando en la distopía de la puñetera realidad.
En base a estos comportamientos, cabe echar una mirada a las diferentes naciones y sus gobiernos. No hay ninguna con sus respectivos mandamases y mamandurrias –vocablo este puesto de moda por la líder esa recién defenestrada-, que no estén abusando de la distopía descarnada aunque para ello se hayan vestido con piel de cordero y lana utópica. Han pretendido usar guantes de seda ocultando manos de hierro para esclavizar a los ciudadanos. Mirad a vuestro alrededor. Los medios de comunicación con sus mentiras y medias verdades, posverdad la llaman ahora, son el vehículo que emplean para introducírnosla cruzada sin que protestemos demasiado.
¿Para qué nos vamos a ir a naciones lejanas a criticar a sus dictadores cuando no asesinos? No es necesario salir de esta mal avenida España para reconocer los síntomas y realidades de esa utopía devenida en lo contrario. ¿Cuántas centurias lleva el pueblo español sufriendo a esta plaga bíblica representada en los caciques que usan los recursos públicos para esquilmarlos y enriquecerse? Incluso los que nos pillan más cerca, han usado la utopía para manejarla a su antojo pasando de la chaqueta de pana a los consejos de administración, millonarios, o a hundir las Cajas fundiendo los ahorros depositados en ellas por los trabajadores. Para más inri, rescatándolas con sus impuestos.
¿Y qué decir de nuestras propias vivencias? Siempre pensando utopías desde que podemos coordinar malamente nuestros deseos para acabar recibiendo revolcones y desengaños. Enganchados a los tópicos utópicos para caer inexorablemente en las redes irrompibles de la realidad castrante. Si nos damos cuenta, la existencia de la mayoría de personas humanas, (esto es algo que nunca entendí ¿hay personas no humanas? cafres sí, pero humanos al fin y al cabo) -un periodista al que admiro y fue el ejemplo a seguir en mi blog, siempre emplea ese término- vivimos arrastradas por la corriente a veces torrencial de una existencia que no es la que soñamos. Unos mejor que otros se adaptan, nos adaptamos, a esas circunstancias veleidosas que nos llevan de aspirar a ser príncipes/princesas encantadores, a ranas en una charca infecta y maloliente. Aunque también entre las ranas hay clases, como acaba de demostrarse en Madrid.
Mal puede hacerse un relato bonito y lleno de florituras bizantinas si comprobamos lo que esconde en sí misma la palabra distopía. Solo escarnios, mentiras y cosas muchísimo peores. Claro que la culpa no es del Lord inglés ni del vocablo en sí, sino de los hijos de puta que dicen que todo lo hacen por nuestro bien. Incluso no pagar impuestos y evadir capitales a paraísos fiscales. El ejemplo de estado distópico/despótico, lo tenemos aquí salvo que imitemos a los monos chinos o nos dediquemos a hablar de Venezuela para no ver la viga en el ojo propio, como desean los que señalan la Luna para despistar.
Deseo hacer llegar algún posible lector venezolano, que comparto empáticamente, las tribulaciones por las que atraviesa su país. Una distopía aberrante como la que asola a la política y la justicia españolas. Pero no olviden que todo es producto de la manipulación de los poderes ocultos, o no tanto. Esos que nos joden siempre “por nuestro bien”. El miserable ministro de hacienda español ya lo dijo: “deja que España se hunda, que ya la sacaremos nosotros a flote”. Pero era “su” España, no la nuestra.
Hola joven guerrero Amilcar: ¿no has pensado nunca ejercer la política?
La diplomacia no es lo tuyo… eso está claro, pero si yo he leído “tu panfleto” entero y sin parar – nada más que para respirar – algo tendrá, que hace pensar en todos los que “politiqueando” (palabro que acabo de inventar)nos machacan con sus ideas, sin dejarnos meter baza.
Ellos mandan ¿y tenemos por ello que obedecer?
Piensa que puedes hacer en serio, algo por muestro país.
En tu escrito no he encontrado fallo alguno, digno de destacar.
¡Enhorabuena!
Saludos Amilcar:
Mmm, creo que lo tuyo ha sido un discurso reflexivo y no una escena propiamente dicha; pero que ha sido muy entretenido y con verdades que no se aplican solo a España o Venezuela. Porque ya nos dijeron en cientos de videos en Youtube, estamos viviendo una distopía que nos mantiene ciegos de las verdadedes, cuando nos anuncian un nuevo enfrentamiento entre dos poderosos del fútbol, si una de las Kar-Market-dashian sale con tanga o sin ella, y si la noticia del día es que un diputado se ha quedado dormido en la sala donde los legisladoras han aprobado la peor ley contra el pueblo. En fín, que de eso lo tenemos todos los días. Yo que me rijo por refranes, solo puedo lloriquear… No hay peor ciego que aquél que no quiere ver.
Tan entretenido que no me he detenido de leer de corrido y sin buscar pegas. Que otro lo haga si se atreve. 😛
¡Nos leemos!
Amilcar: me conmovió tu “manifiesto” pues hablas por todos nosotros que vivimos sumergidos en las diferentes distopías.
Evidentemente trasciendes la consigna y universalizas tu discurso.
Saludos.
Galia
Ahí le has dao.
No hace falta inventar nada para hablar de mundos distopicos.
Guiomar, calla, calla hablador. ¿Acaso crees que hay pocos ladrones? Yo tampoco pondría la mano en el fuego por mi no saliera chamuscada….. salu2
K.Marce tienes razón. Contra la sordera, gafas de madera. salu2
Galia, que te voy a decir que por desgracia no sepamos…. salu2
Jean, jodido; en tu relato has matado los sueños de un mindundi que aspiraba a dejar la cesta…. me recuerda a los caracoles que cogí ayer, intentaban desbordar el cesto donde los tenía…. salu2
Amilcar Barca, salud.
Has puesto en palabras lo que todos pensamos, sufriéndolo en distintas partes del mundo, donde gobernantes que llegan por venta de imagen, donde a ningún político le interesa la gente, donde el trabajo de consigue a base de completar una planilla de afiliación y/o presentarse en sus actos políticos o manifestar abiertamente tu disconformidad por el que piensa diferente, denostándolo, donde la política, la corrupción, la mentira y la burla hacia las instituciones que supuestamente deben ser independientes son tan sólo útiles al sistema o simplemente anuladas, y llegando hasta el suicidio-homicidio haciendo un circo de lo que unos y otros dicen, ocultando burdamente la realidad, con gobernantes que viven en una burbuja y pueblo que para sobrevivir debe afiliarse al partido o ver cómo sobrevivir manteniendo su preciada independencia, donde lo importante parece ser si se seguirá viendo un deporte que tan sólo enriquece a los dirigentes de clubes, amparados por un sistema totalmente informal de corrupción, degradación, violencia y “figuras legales” donde si te intentan robar no se condena porque no lo lograron, lo mismo que si intentan matarte: no lo logró, por lo que la pena es menor.
En fin, que me has tocado en la llaga. Y no estoy en España ni en Venezuela, sino en Argentina, donde la vida y el esfuerzo no parecen valer nada.
No tienes un relato, tienes lo que todos tenemos dentro.
Nos encontramos el próximo relato
Laura, a mí también me duelen los países de habla hispana de América. Parece que en todos, los enemigos de la gente, aupados por esa misma gente, se empeñan en despeñarnos. No hay que resignarse. salu2
Amilcar
Vivimos la distopía, no nos damos cuenta.
Venezuela no llama y miramos cómodamente instalados en casa.
Siria nos llama, con sus refugiados.
África nos llama. Nos conmovemos con una imagen, pero ahí quedamos.
¿A dónde vamos si no hacemos nada por el otro que sufre, sea donde sea que vive, sea el que sea su color de piel, idioma, religión, costumbres, cultura? ¿A dónde vamos si no podemos ver en el otro a un hermano, a uno igual a nosotros, pero en una situación peor?
Disculpa que utilice tu espacio, pero no sé por qué me abriste la puerta.
Con un saludo y gran tristeza en alma, cierro la puerta.
Hola Amilcar.
Coincido con el resto de compañeros lectores. Es más un ensayo reflexivo-político que un relato. Pero eh, a mí sí me ha gustado. Es crudo y realista, lo que hoy en día necesita la posmodernidad. Todo un puntazo.
Un saludo, estoy en el 36.
Alberto C.
Hola Almicar:
Suscribo hasta la última coma de tu texto. Me parece impecable el repaso que das al vocablo elegido como reto opcional para este mes. Majestuosa forma de narrar la tuya y no menos el vocabulario empleado que lo enriquece todavía más.
Si te apetece comentar mi relato me encuentro en el 89.
Saludos.
¿Debería añadir algo más? Creo que los compañeros ya han opinado todo lo opinable.
Uy. ¿me he dejado unas comillas, existe el palabro “opinable”?
Y si no es así ¿qué más da? ¿Acaso hay que continuar siguiendo las reglas?
A mí, después de leer tu escrito ya no me apetece. Has tocado mi fibra caprina (siempre me congratulé de pertenecer a la manada y no al rebaño), he salido de mi cueva y he balado, desafiante, sobre la cumbre de mi montaña favorita.
Nunca fui lobo, tampoco oveja.
Amílcar, gracias.
Me estaba aborregando y me has despertado, con tus palabras sabias y llenas de amargura.
Si quieres dedicarte a la política, adelante, pero te ruego que no dejes de pasarte por estos lares.
Un saludo de tu nuevo fan.
Gracias por tus palabras Berundgaar, mas como ya dije antes, hay, ¡ay!, suficientes ladrones y más vale morir pobre pero honrado. salu2
Hola Amilcar,
Has tirado a dar y no has parado de lanzar pelotazos a tus políticos más cercanos. Qué bien que hayas podido dar rienda suelta a tu indignación y qué bueno que corra rebeldía por tus venas. Nos ofreces una suerte de manifiesto lleno de ímpetu y de sentimiento, no carente de autenticidad y espontaneidad, pero al que en ocasiones le faltaría algo de ponderación. Lo que se apoya en hechos concretos tiene siempre más fuerza. En este lugar del mundo, por más que le llames distopía – y en algunas cosas no te quito la razón, hay para enfadarse mucho – se sigue estando mejor, muuuuucho mejor que, digamos… en Corea de norte o en alguna autocracia africana (por dar un par de ejemplos).
Haces bien, no obstante, en apartar el velo del engaño, en levantarle la falda a la mentira institucionalizada. Recordmeos la definición orwelliana del”doblepensamiento”:
https://www.gloria.tv/article/1FYriBEC8EwT3YiYwEY1rHFZa
Todo el mundo debería leer esto, ¿no?
Saludos.
María, no te responderé yo: el comienzo es una transcripción de un libro escrito sin duda por alguien mucho más capacitado que yo tanto para escribir como para describir el concepto de distopía. salu2
¡Hola Amilcar!
Me toca comentar tu texto. Sé que llego tarde, muy tarde, pero estas dos semanas han sido de locura. Una de descanso y otra de recuerar el tiempo perdido por el descanso. Perdona el retraso, suelo hacer los deberes de Literautas con mucha más diligencia.
Para ser un falto de la gramática (por emplear las palabras con las quetú mismo te defines) te explicas estupendamente. Claro, directo y sin tapujos, se lee en tu ensayo una declaración de lo que tantos pensamos y pocos nos atrevemos a decir en voz alta. Leía tan de corrido y enganchada a tus pensamientos que no me ha molestado nada de la forma, así que lo escrito escrito está y bien escrito también. Enhorabuena.
¡Un abrazo!