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LOS TRANSLÚCIDOS - por Anacinta MT

LOS TRANSLÚCIDOS

La sombra se desplazaba muy despacio a ras de suelo como una mancha oscura. Estaba detectando la presencia de un organismo humano, en el que podría instalarse.

Se llamaba Kevin y era un niño de tan sólo cinco años.

La sombra estaba al acecho, pues se alimentaba de la energía positiva de otros seres, debilitándolos y con el tiempo los transformaban en seres mezquinos y odiosos para sus semejantes. Aquí en la tierra también los convertían en drogadictos, delincuentes, alcohólicos, etc.

Ya estaba llegando la noche, Kevin intentaba dormirse entre sus frescas sábanas de seda, cuando comenzó a escuchar el tintineo del viento sobre las antenas, a través de las ventanas que se mantenían abiertas por el calor.

Él escuchaba atento cómo si lo estuvieran avisando de algo, y se mantenía alerta. Por alguna extraña razón empezó a inquietarse y a sentir miedo. De pronto vio cómo entraban por la puerta de su habitación y pasaban por delante de su cama, unos seres de colores claros y translúcidos iban en fila india y avanzaban suspendidos en el aire a una cuarta del suelo.

Pans era un translúcido joven, de color anaranjado claro, este preguntó a su instructor:

—Señor, ¿cómo es posible que Kevin nos esté viendo?, y le contestó:

—Pans este niño tiene grandes capacidades y mucha energía positiva siendo un blanco fácil, es muy sensible, por eso nos percibe.

—¿Por qué siente tanto miedo?, volvió a preguntar.

Y el instructor le dijo:

—Aunque no es consciente de ello, siente la negatividad de la sombra oscura. Y presiente que algo malo le puede pasar. ¡Ahora ya sabes cuál es tu misión!

De pronto al pequeño humano se le relajaron los músculos y se le quitó la tensión del cuerpo, experimentando una sensación de tranquilidad y paz. Siguió con su mirada cómo se alejaban aquellas imágenes y salían de su habitación atravesando la pared.

A la mañana siguiente, Kevin dijo a su madre:

—Mamá anoche vinieron unos seres de colores a mi habitación. Y su madre le respondió:

—Cariño eso fue un sueño, esos seres no existen.

Kevin iba creciendo y a lo largo de su vida no le faltó desventuras y caídas, pero siempre encontraba el modo y la manera de levantarse y remontar.

Aunque no los volvió a ver, nunca se olvidó de los translúcidos e incluso muchas veces notaba su presencia. Vivió con la convicción de que estos entes existían en un mundo paralelo al suyo, en otra dimensión, con unas capacidades muy superiores,y qué de alguna manera luchaban para proteger a los humanos de las fuerzas negativas de su propio mundo. En un futuro él también formaría parte de ellos.

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6 comentarios

  1. 1. G Sugonz dice:

    Hola Anacinta!

    Interesante la histoaria que planteas. Al principio me confundio un poco y pensaba que se trataba de alienigenas y otros mundos (por lo de “aqui en la tierra”) pero al cabar la historia queda claro que no es asi.

    Una historia muy dulce, ideal para contarla antes de dormir. Enhorabuena.

    Nos vemos en el 107.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 10:42
  2. 2. amparo rouanet moscardó dice:

    Hola Anacinta. Un relato original.Me ha gustado. La forma de escribir los diálogos podrías mejorarla, no, en cuanto al contenido sino en la forma.Las acotaciones se colocan con un guión delante pegado,separado de la palabra anterior sin puntos ni comas si le sigue un verbo “dicendi”.Vg (decir, responder…)La creadora de Literautas tiene un libro de cómo se escriben lo diálogos, que te podría ayudar.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 22:10
  3. 3. Anacinta M.T. dice:

    Gracias por vuestros comentarios.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 10:28
  4. Hola Anacinta, gracias por tu paseo en mi silla asesina, la verdad es que no me ha petrificado tu relato, por poco, bueno, quizá exagero, pero el mundo de los cinco años es algo aparte, cuando abren los ojos enormes que tienen y se creen que un peluche les protegerá. Yo habría eliminado los dos últimos párrafos, pues el niño no era consciente de nada, aunque los ve, y sí le invade el terror. Quizá continuaría el diálogo con la madre introduciendo algún otro elemento, un espejo, el mismo peluche, o una alusión al padre ausente:
    -Si mi padre estuviera aquí me creería.
    Por otro lado habría que trazar una divisoria entre los seres maléficoa y los translúcidos, el que lo quiere poseer y sus ángeles guardianes.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 11:35
  5. 5. Anacinta dice:

    Pepe, a pesar de no gustarte mucho mi relato, has intentado sacarle punta y otras versiones pero cada uno escribe su historia como la ve en ese momento y en los dos últimos párrafos se refleja el pensamiento del niño pero cuando es adulto.
    Y muchas gracias por tu comentario.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 14:54
  6. 6. Laura dice:

    Hola Anacinta.
    Me encantó tu relato aunque en partes queda demasiado explicativo (cuando Pans habla con su instructor), pero no lo desmerece para nada.
    Hermosa forma de encarar la lucha entre el bien-luz y el mal-oscuridad.
    Hasta el próximo relato

    Escrito el 31 mayo 2017 a las 11:30

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