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Ruta de la seda - por Miriam Torres

Web: https://historiasdethaisite.wordpress.com/

Se ahoga, no puede respirar. La atmósfera se vuelve densa y el calor abrasa su blanca piel, como una larva sumergida en agua hirviendo. Utilizaba esta técnica para obtener hilos de seda en la fábrica donde trabajaba junto a otro grupo de mujeres.

Una mañana, recibieron la visita de unos extranjeros a los que sus responsables pasearon por todas las instalaciones. Les mostraron todo el proceso de producción, desde el cultivo del gusano hasta el tintado de las telas para su posterior venta. Aquellos hombres poderosos, que provenían del país más rico del mundo, quedaron encantados y ofrecieron grandes sumas de dinero a cambio de la explotación de los recursos y el monopolio de la distribución. Abrumados, los dueños vieron en la propuesta el mayor negocio de sus vidas para que su producto fuera conocido a nivel mundial. La seda ya estaba bien posicionada en el mercado oriental pero les brindaban la posibilidad de extenderse por el mercado occidental. Cerraron el trato sin saber que con la firma del contrato perderían todos sus derechos sobre la fábrica.

Los occidentales se hicieron con el control poco después. Mecanizaron todo el proceso y sustituyeron a los trabajadores por grandes máquinas, que duplicaban la producción y la obtención de recursos diarios. La sobrexplotación relegó a un arte tradicional y milenario. Los occidentales prosperaban mientras los orientales se veían obligados a marcharse, huyendo de la miseria para alimentar a sus familias.

Impotente ante esta situación, Meylin decidió que no podía quedarse de brazos cruzados y convenció a su hermano Chang, que trabajó como criador, para que la ayudara a colarse en la fábrica y destruir los documentos. Conocía el lugar como la palma de su mano. Tras romper una de las ventanas con una piedra, no la resulta difícil acceder al despacho que perteneció a su jefe y prender fuego a todos los papeles que encuentra con un encendedor. Sale deprisa a reunirse con su hermano y se abrazan entusiasmados, sin darse cuenta de que la fábrica comienza a arder a sus espaldas. Aquello no estaba previsto y sus sombras inquietas corren por el empedrado hacia la estación.

Consiguen burlar a los vigilantes y escabullirse entre los vagones, repletos de contenedores. Se despiden y Chang corre hacia otro vagón mientras Meylin le sigue con la mirada. Una vez encuentra su sitio, ella busca un contenedor en el que esconderse durante el viaje. Los cargueros salen entrada la madrugada y no tardarían en cerrar las puertas. Piensa que por fin esos avariciosos sin escrúpulos han recibido su merecido, arruinándose como han hecho con tantas familias.

Un golpe seco la saca de sus pensamientos, han cerrado la puerta y reina la oscuridad. También lo inunda un fuerte olor y la temperatura comienza a elevarse. Asoma la cabeza por el contenedor y observa como las llamas empiezan a devorar el vagón. El denso humo se extiende por el reducido espacio mientras intenta salir. Golpea la puerta y llama a su hermano entre gritos a pesar de saber que no la escuchará y que, como ella, también morirá calcinado.

Tal era el poder de esos occidentales que compraban a los vigilantes para retener los trenes que llegaban de otros países y quemarlos para eliminar cualquier competencia. Reconstruirían el negocio y seguirían creciendo. En cambio, para ellos termina su Ruta de la Seda.

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5 comentarios

  1. 1. Félix Acereda dice:

    Qué historia tan bonita nos relatas, muy bien escrita, al grano y con buen ritmo. Aunque no lo considero una distopia, es un ejemplo de realidad inhumana y cruel, de lo tradicional y lo moderno, del conflicto comercial oriente-occidente, de los monopolios . Además me haces pensar en muchas más cosas atendiendo a los sentimientos y la manera de actuar de los hermanos.
    Felicidades porque es muy interesante.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 12:56
  2. 2. Claudia E. dice:

    Hola Miriam:

    Muy bueno tu relato. He sentido pena por el destino de la protagonista y su hermano, el sólo imaginar que están dentro de contenedores y el fuego que en cualquier momento los calcinará … estremecedor.

    Lo único que no me ha cuadrado mucho es la última línea:

    “En cambio, para ellos termina su Ruta de la Seda”.

    Me parece que le resta impacto al final.

    Reitero, el relato en si es muy bueno.

    Un saludo!

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 01:34
  3. 3. K.Marce dice:

    Saludos Miriam:

    He decidido escoger tres escenas al azar y dar mis opiniones personales, y es el primero que elijo.
    Félix menciona que no es una distropía, y en efecto no lo es, pero no lo has marcado como tal (R), creo que te mantuviste alejada del reto que es opcional.
    Empiezo ofreciendote algunos detalles de mejora al texto que he notado.
    Tal como menciona Claudia, el final has usado las mismas palabras de tu título, creo que queda implícito que para ellos ha terminado esa ruta.
    Tu relato tiene cambios de tiempos de verbo, comienzas relatando presente, luego en pasado para luego saltar a presente. El relato, a mi criterio, debía escribirse en pasado, ya que desde el inicio al final, existe un distanciamiento de tiempos, desde la negociación, el boicot y el destino trágico de los hermanos.
    Empleo del “lalismo” en esta frase: «…con una piedra, no la resulta difícil acceder al despacho…»
    Lo correcto sería: no le resulta…
    Aunque la escena está bien, te has detenido mucho en contar y no mostrar, perdiendo la oportunidad de hacerlo en varias ocasiones. Recuerda que ambas formas de narrar son necesarias, pero cuando “mostramos” soltamos un poco más la narrativa. Mostrar es mucho mejor para momentos en que queremos hacer partípe al lector, y contamos cuando necesitamos avanzar sin ahondar tanto en sentimientos o emociones.
    Tendrás que perdonarme, pero el descenlace me parece inverosímil. La razón principal es que los vagones deben estar detenidos para que ellos puedan subir a estos. Si son de otras compañías, simplemente no lo hacen. Mucho menos en “áreas de la competencia”. Que los guardias puedan prenderles fuego, sin que los conductores/motoristas de esos trenes no lo noten, o que aquello ocurra con súper velocidad para que se incendien… en fin, que mi mente es demasiado visual y me lo veo todo, aun aquello que no has escrito. Tampoco comprendo la necesidad de Maylin con la destrucción de los documentos, qué gana haciéndolo, y porqué el fuego se desata sin control.

    La idea me parece muy buena y actual, no en el mundo de la seda, sino en cualquier mundo de competencia mercantil. Las transnacionales son capaces de muchas cosas, y muchos gobiernos, entidades u organizaciones se lo permiten por sueños de gloria y ganancias a montones. Cuando al final, el precio por pagar es muy alto. Solo hay que ver a las petroleras o los proyectos hidroeléctricos lo que terminan haciendo al medio ambiente y las comunidades vecinas.

    Aunque tu texto no es una distropía como tal, creo que te involucraste en las injusticias que sobrevienen con grandes empresas, y que no hacen feliz a nadie.

    Un saludo y espero que mis observaciones te sean de utilidad y lo recibas con el mismo buen ánimo que te es otorgado.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 07:59
  4. 4. Javier López dice:

    Hola Miriam.
    Coincido en algunos puntos con K. Marce, como en el de algunas incoherencias que no quedan explicadas, quemar los papeles o el tema de los trenes en llamas (¿quién la golpea? supongo que un vigilante; en ese caso, ¿porqué?). Quizá no te llegaban las palabras y hay que recortar. Es comprensible. Pero me parece un buen relato, una escena muy realista y cargada de emotividad, que por desgracia, está a la orden del día.
    Me gusta más, en este tipo de escenas mostrar más que contar, y que el lector rellene los huecos con su interpretación. Aquí lo haces muy bien.
    Técnicamente vuelvo a recordarte, como me han hecho a mí, mes a mes, y no lo consigo (veo la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio) el leísmo/laísmo, por ejemplo en “También lo inunda un fuerte olor”. En este caso es ella, por lo que el “lo” chirría mucho.
    Te pongo un enlace que quizá ya hayas visitado, yo lo hago constantemente y sigo fallando.
    http://www.rae.es/consultas/uso-de-los-pronombres-los-las-les-leismo-laismo-loismo

    Sigue escribiendo que te seguiré leyendo.
    Un saludo.

    Escrito el 22 mayo 2017 a las 12:35
  5. 5. Pulp dice:

    Hola Míriam, voy primero por la parte técnica:
    “Tras romper una de las ventanas con una piedra, no la resulta difícil acceder…” deberías poner “no le resulta”
    “Los cargueros salen entrada la madrugada y no tardarían en cerrar las puertas.” Ahí haces un cambio de tiempo verbal a mitad de frase que no veo claro. Yo pondría “…salen entrada la madrugada y no tardarían en cerrar..” o bien “…saldrían entrada la madrugada y no tardarían…”
    “Un golpe seco la saca de sus pensamientos”… no tengo claro si esto es un laísmo, de cualquier modo no me suena bien, yo ante la duda escribiría “un golpe seco consigue sacarla de sus pensamientos”.
    Por lo que leo en anteriores comentarios que te han hecho, deberías leer sobre los laísmos, es lo que parece que te patina un poco.
    Por lo demás está bien estructurado y escrito, consigues trasladarnos a los lúgubres telares, para luego meternos en un infausto vagón. Como se suele decir por aquí con relatos como el tuyo, ¡Tienes material para una novela!

    Escrito el 19 junio 2017 a las 15:46

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