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Desde la orilla - por Piquillín

X125 ingresaba a su lugar de trabajo todos los días a las 6.AM.
Las funciones que cumplía en la sede eran numerosas y todas tenían trascendental importancia para las personas que vivían en “El Paraíso”. X125 ponía a punto un delicado sistema digital que permitía que en el barrio más importante de la ciudad todo suceda. La vida cotidiana de sus habitantes estaba asegurada si él programaba los dispositivos precisos que aseguraban el normal funcionamiento de sus casas inteligentes. X125 trabajaba en la sombra, casi nadie lo conocía, porque casi nadie se conocía en ese barrio.
En el Paraíso todo estaba programado para el confort. Los que allí vivían eran gente de bien y se lo merecían.
En “La orilla”, donde vivía X125, la vida cotidiana resultaba más complicada. Los quehaceres domésticos lo realizaban manualmente las mujeres como lo habían hecho desde siempre sus madres y abuelas. Los hombres se levantaban temprano para ir a trabajar, debían hacerlo para subsistir, no aspiraban a más porque no se lo merecían. Los niños iban a adoctrinamiento.
En las clases de instrucción que recibían durante diez años de sus vidas; los niños, futuros operarios de los barrios privados, incorporaban los conceptos, ideas y valores con los que siempre deberían convivir. Allí adquirían información de historia, y las habilidades básicas para servir en sus futuros trabajos.
Un día como cualquier otro, X125 se encontraba en la sede y recibió una alerta de una casa del barrio. Allí fue a solucionar algún improvisto técnico:
— ¡Buenos días, Juan!—dijo la chica
—Buenos días, disculpe señorita, pero aquí soy X125. ¿Cómo sabe mi nombre?—respondió Juan.
—Si sabés que nosotros conocemos todo de nuestros empleados. La verdad todos los dispositivos funcionan a la perfección, sólo quería hablar con alguien. Mis padres se fueron una semana, me cansé de contactarme con mis amigos virtuales, acá en el barrio no se ve a nadie caminando — comentó la chica y luego preguntó suplicante:
— ¿Querés tomar algo? Quedate un ratito—soy Alexa—completó.
—No, gracias. Señorita, me compromete; pero me quedo un ratito—dijo Juan.
—Así está mejor; pero decime Ale. Vos sabes que acá se conversa poco, todos viven encerrados en sus casas, entretenidos con sus dispositivos multifunción. Pero yo tengo curiosidad, el otro día mi educador me mostró un video de cómo se divertía la gente antes y observé que todos bailaban, comían juntos. Me generó intriga, también me comentó que ustedes conservan esa costumbre… ¿Es así?—preguntó Alexa.
—Sí así es, pero nosotros no tenemos tantas cosas como ustedes, la música la tenemos que recrear con instrumentos, ustedes tienen todo lo que quieran en los dispositivos multifunción, ustedes se lo merecen, siempre fue así—dijo Juan.
—No Juan, no siempre fue así, a nosotros nos dicen la verdadera historia, para que la sepamos y cuidemos nuestros intereses, a ustedes le dan la versión reducida para que sólo obedezcan .Esto fue así desde “La revolución de la alegría” las autoridades asumidas por el voto popular dispusieron que el Estado no podía proteger más a todos los ciudadanos. “En los gobiernos democráticos hubo mucho despilfarro”- dijeron-“Los pobres se habían acostumbrado mal”. Tus ancestros tenían derechos, Juan. Derecho a estudiar, a trabajar 8 hs. diarias, a tener salud pública, a exigir un salario acorde a sus funciones. Aspiraban a una vida digna, también había desigualdades; pero un grupo de gente pujaba por la construcción de un mundo más igualitario. Ellos pertenecían a tu sector social y fueron silenciados de la peor manera. La memoria de tu pueblo fue borrada, primero por los medios masivos de comunicación; luego con la instrucción por eso obedecen. —Argumentó Alexa.
—No señorita, ¿qué dice?, ustedes se merecen todo porque así fue dispuesto desde los inicios y nosotros debemos vivir para servirles, es nuestra misión. —dijo desconfiado Juan.
—Tomá Juan, acéptalo como un regalo. En este cuaderno de tapas de seda escribí mis pensamientos, en base a información que fui recopilando; siempre pensé dárselo a alguien de la orilla para que saque sus conclusiones. Nos dijeron que la información es poder, que esa es nuestra herramienta para mantener las cosas como son. Yo quiero compartirla, lee, sacá tus conclusiones, pensá, decidí, compartí.
En la orilla, durante tres desveladas noches, Juan leyó afiebradamente el legado de Alexa. El cuarto día se presentó en la sede y sus manos titubearon al poner a punto el delicado dispositivo digital.

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8 comentarios

  1. 1. DIASPORA dice:

    Hola, Piquillín.
    Bonito tu relato y sembrado de tecnología futurista. De hecho, creaste un mundo distópico creíble, cuando Alexa le confiesa a X125 su aburrimiento en ese “paraíso artificial”. Para qué tanta ciencia si desaparece el contacto personal entre la sociedad,(disculpen los amigos virtuales)

    Tienes una imaginación pródiga y controlada. Llevas al lector de la mano hasta el final del relato. Se te da muy bien lo de la ciencia ficción.

    Eso sí, algo debo decirte en cuanto a la forma de la historia. Dale una repasadita al asunto de los guiones en los diálogos. (Literautas ha sacado información en cuanto a esto)

    Ej. ¿Es así?-preguntó Alexa. (no es correcto)
    Debe ser así, según entiendo, -¿Es así? -preguntó Alexa. (observa las rayas y su separación)

    En una frase dices: Allí fue a solucionar algún improvisto técnico.
    Debió haber sido: Allí fue a solucionar algún IMPREVISTO técnico.

    Todo esto es corregible. Sigue adelante, porque tienes madera para construir en grande.
    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 16:38
  2. 2. Thelma López Lara dice:

    Hola, Piquillín.

    Tu relato deja un gran mensaje. Eso se valora mucho, más en estos tiempos que estamos invadidos por la tecnología. Debemos saber usarla.

    Coincido con el compañero Diaspora, debes ponerle atención a ese asuntito del uso de la raya de diálogos.

    Además, un consejo te doy, antes de enviar un relato hay que sacar tiempo para revisar: la puntuación, uso de tildes. Tratar de no repetir palabras. Debemos hacer uso de sinónimos. Leer en voz alta nuestro relato. Muchas veces escuchándonos detectamos errores.

    Sigue escribiendo.

    Un abrazo a la distancia.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 01:14
  3. 3. Mara dice:

    Hola Piquillin, gran relato. Una distopia creible, incluso futurible. Retratas bien el mundo creado, tus descripciones son precisas y muy buenas, tienes una imaginación fantástica.
    Como ya te han dicho fallas un poco los dialogos, se vuelven algo confusos, pero es algo facil de arreglar.
    Por otra parte, aunque me gustan los personajes mucho y son creibles creo que a Alexa le falta una motivación, algo por lo que entregar el cuaderno. El simple aburrimiento me ha parecido muy flojo y la simple bondad de su corazón también. Tal vez con una motivación extra el relato ganaría profundidad, pero es solo una opinión personal.
    El relato esta fantasticamente escrito. Estoy deseando leer más textos tuyos.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 12:08
  4. 4. Roster dice:

    Hola Piquilín:
    Estupendo relato, el fondo es casi casi demasiado cercano, como si se pudiera ver desde nuestro propio balcón.
    Me uno a los compañeros anteriores sobre la corrección, también en los verbos, al principio del escrito ya nos encontramos con un “suceda” que debería sustituirse por un “sucediera” o “pudiera suceder”.
    Es difícil leer lo propio con ojos ajenos, pero ¡supernecesario! Adelante.
    Te seguiré leyendo.
    Roster Nº 48

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 12:16
  5. 5. Alescritor dice:

    Buenas Piquillín:

    No puedo más que felicitarte por el relato. Un ritmo rico y fluido, teniendo en cuenta que el reto era bastante difícil.

    Estoy en la misma dirección que los otros comentarios. Tienes algunos fallos con los diálogos, pero nada que no se solucione con la práctica. Te recomiendo el libro de Literautas sobre los diálogos, yo lo compré en Amazon y realmente me ha ayudado muchísimo.

    Un abrazo

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 16:24
  6. 6. Menta dice:

    Buenos días Piquillín: Tu relato me ha gustado mucho por la exposición del tema y el desarrollo de la trama.

    Me ha recordado a la estructura de muchas sociedades humanas, por ejemplo a la sociedad hindú y la separación de sus miembros en castas, o sin ir más lejos, los hombres y las mujeres en nuestra sociedad. El adoctrinamiento produce ideas profundas en nuestra mente, tan profundas, que dejamos de cuestionarnos de dónde vienen tales creencias. Me gusta tu tesis de se lo merecen o no se lo merecen que todos los miembros de tu sociedad aceptan. Te felicito porque me ha parecido muy sencillo de entender.

    Hay algunas cosas que quería comentarte por si te parece bien cambiar:

    1. En las frases: ” X125 ponía a punto un delicado sistema digital que permitía que en el barrio más importante de la ciudad todo suceda” – todo suceda – el verbo suceda está en presente y los verbos “ponía” y “permitía” están en pasado. No hay concordancia. Pero además, creo que sería mejor cambiar suceda por “funcionara”.

    2. — ¡Buenos días, Juan!—dijo la chica
    —Buenos días, disculpe señorita, pero aquí soy X125. ¿Cómo sabe mi nombre?—respondió Juan.
    En este diálogo, falta una presentación de la chica. No puedes introducir la conversación y acota: —dijo la chica. Le falta algo de información, como puede ser: —dijo la chica que abrió la puerta. En tu caso, si lo dejas así: debería ser: —dijo UNA chica.

    3. En esta frase: “Vos sabes que acá se conversa poco” – sabes – lleva acento: sabés.

    4. Decir: ” en base a” es incorrecto, la puedes cambiar por: ” basándome en la información que fui recopilando”

    5. ” Afiebradamente” Cambiaría este adverbio por otra palabra.

    Por hoy nada más, te vuelvo a felicitar. Un saludo, Menta

    Escrito el 23 mayo 2017 a las 09:07
  7. 7. David Matute dice:

    Hola Piquillín,
    me ha gustado mucho tu cuento por su originalidad y trascendencia en nuestra sociedad actual
    Tengo algunas observaciones para tu consideración:
    * El conflicto del relato apareció en el final;es decir, en el lugar del desenlace. X125 nos es presentado como un habitante de la orilla que está muy conforme con cómo es la vida para la gente de bien de la ciudad, y cómo es para los que viven en la orilla. La vida de cada sector es como se lo merecen. Él cumple con su trabajo y es muy cuidadoso del cumplimiento de las normas establecidas. La lectura del cuaderno es lo único que hace dudar al personaje.El detalle es que ocurrió al final del cuento (¿estructura?)
    * En el texto: “La vida cotidiana de sus habitantes estaba asegurada si él programaba los dispositivos precisos que aseguraban el normal funcionamiento de sus casas inteligentes” ademas de los detalles de comas que ya te mencionaron, te recomiendo revisar la palabra “precisos”. ¿Será que quisiste decir “de manera precisa”? o ¿con precisión?
    * Los diálogos podrían mejorar mucho si eliminas la mayoría de las intervenciones del narrador. Te lo ilustraré:
    “Allí fue a solucionar algún improvisto técnico:”Esta oración, que es muy explicativa, podría ser sustituida por una como ” Al llegar, una chica muy bella lo recibió”. A partir de ahí el dialogo puede fluir casi sin ninguna intervención del narrador. A continuación te lo ilustraré:
    “— ¡Buenos días, Juan!
    —Buenos días, disculpe señorita, pero aquí soy X125. ¿Cómo sabe mi nombre?
    —Si sabés que nosotros conocemos todo de nuestros empleados. La verdad todos los dispositivos…

    * Por último, me pregunto si en la penúltima linea el narrador llamó a X125 por su nombre propio, debido a que ya él tenía un conflicto, o fue solo un descuido
    Espero te sean útiles

    Escrito el 25 mayo 2017 a las 17:17
  8. 8. Mariana Sánchez dice:

    Hola. Gracias infinitas por los comentarios, fueron todos muy importantes para mí.
    Le puse mucho énfasis en la historia y me faltó dejarlo reposar un par de días. Gracias David Matute por la idea de mejorar los diálogos; es cierto lo de la estructura, pero puede ser así en un cuento tan reducido creo. La penúltima línea del narrador es a propósito debido a que ya está humanizado el personaje.

    Escrito el 27 mayo 2017 a las 16:18

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