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El donoso escrutinio - por Pulp

Las ventanas del ayuntamiento reflejaban el fuego que se alzaba en el centro de la plaza. El resplandor iluminaba la fachada elevando las sombras de los vecinos que se reunían junto a las llamas.
-Quemémoslo todo, absolutamente todo. El fuego es brillante y limpio –se escuchó gritar a alguien en medio del tumulto.
Las muecas de pánico de las familias que allí se congregaban contrastaban con el gesto sombrío de los bomberos, que en ese momento se centraban en que el fuego no afectase más de lo que ya estaba la malograda acera. Las víctimas de la hoguera ya no podían salvarse. Llevaban varios minutos consumiéndose inertes ante la ciudad. Un público dividido entre la perplejidad y el miedo de unos (pocos) y la rutinaria indiferencia de otros (la mayoría) rodeaba la escena.
Los operarios de limpieza estaban preparándose para intervenir cuando acabasen los bomberos, que habían dado la espalda al fuego para dedicarse a refrigerar el perímetro y evitar que los curiosos vecinos recibieran una excesiva temperatura mientras asistían a la hipnótica danza de las llamas. En sus uniformes, los bomberos lucían la figura de un Ave Fénix en el pecho, y una salamandra en el brazo, junto a lo que a Clarisse le pareció lo que debía ser el número de distrito grabado en el casco.
Clarisse asistía ausente ante la decadente hoguera, ya encendida más por las brasas que por la propia combustión de quienes yacían sobre ella. Entre las ascuas se retorcían Cervantes, Miller y Tolstoi, desapareciendo para siempre entre el fuego. Whitman, Faulkner, Schopenhauer y Sartre se convertían en cenizas sin que nadie lo impidiera.
En la cima de la pira se veía aún un ejemplar intacto, al que parecía no afectarle el hambre que devoraba a sus infortunados compañeros. Era como si algo lo revistiera de una capa de ignífuga gracia que le hacía sobrevivir a la quema. Pero Clarisse sabía que aquello no era más que una ilusión, que en cualquier momento Umberto Eco también se ahogaría entre las llamas, y un instinto irracional le hizo abalanzarse hacia él, abriéndose paso entre la gente lentamente hacia la abrasadora falla. De repente se dio cuenta de que estaba demasiado cerca del fuego, prácticamente pisando las brasas, cuando una mano le agarró fuertemente del brazo haciéndola retroceder. Sin siquiera pensarlo, se zafó de quien intentaba sacarla de entre las llamas, y dando un par de saltos dignos de un acróbata o de un loco, lanzó una patada a la base de la hoguera que hizo que el único libro que quedaba sin arder cayera en su mano.
En ese instante comprendió lo que sería su vida desde aquél momento. Su destino se mostraba ante sus ojos, que hasta entonces estaban cubiertos con una venda de confortable seda, que no apretaba la piel ni le infería molestia, pero –entonces lo entendió- no le dejaba ver.
Tras ese instante de revelación, de nuevo una mano que le agarró del brazo –esta vez más firme que antes-, le hizo volver de su éxtasis para comprobar que su ropa empezaba a humear y su piel a enrojecer. Tras el brazo había un bombero, que la observaba sin entender, y la cogió en brazos en un ágil movimiento. El uniformado salvador se quedó mirando el libro que la chica le ofrecía con ambas manos, y con un sentimiento a medio camino entre la compasión y la rebeldía le cogió el libro y lo guardó bajo su chaqueta. Clarisse, al ver que no lo lanzaba de nuevo al fuego, dibujó una sonrisa y le miró. Él sintió que nadie le había mirado nunca así, ni siquiera su esposa. De repente notó su olor, un olor a albaricoque, un perfume que más adelante recordaría sin saber de qué.
Entonces Clarisse vio una palabra escrita en el pecho del bombero que le acababa de salvar. Esa palabra cobraría un gran sentido meses más tarde en su vida, pero ella no lo sabía aún, ni tampoco lo recordaría. Clarisse sólo detuvo un breve instante su vista en el uniforme del hombre que la ayudó. Intuyó que era su nombre, le susurró un casi inaudible -gracias Montag- y se mezcló de nuevo entre la gente.

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7 comentarios

  1. Hola.

    Comento según leo.

    Buena frase de inicio.

    En ‘que en ese momento se centraban en que el fuego no afectase más de lo que ya estaba la malograda acera’ se me hace como que falta algo al final de la frase, o que no está construida del todo la frase.

    Un detalle. En el tercer párrafo pones ‘Un público dividido entre la perplejidad y el miedo de unos (pocos) y la rutinaria indiferencia de otros (la mayoría) rodeaba la escena’. ¿Dónde queda representada la gente que grita lo de ‘Quemémoslo todo’? Pese a que dices que ‘la gritó alguien’, al no mostrar otro tipo de reacción me da la impresión de que ese sentimiento es mayoritario.

    ‘Los operarios de limpieza estaban preparándose’ suena a gerundio de posterioridad. Cuidado.

    En sí la frase ‘para intervenir cuando acabasen los bomberos, que habían dado la espalda al fuego para dedicarse a refrigerar el perímetro y evitar que los curiosos vecinos recibieran una excesiva temperatura mientras asistían a la hipnótica danza de las llamas’ se me hace larga y engorrosa. Se puede dividir en varias sin el menor problema.

    El párrafo que empieza por ‘Clarisse asistía ausente’ se me hace tramposo: ¿estás mezclando de verdad la quema en la hoguera de personas reales (a modo de auto de fe) con quemar libros de autores famosos a lo Fahrenheit 451? A ver si luego me lo aclaras.

    ‘una capa de ignífuga gracia’. Puf, demasiado retorcido para mi gusto.
    ‘las llamas, y un instinto’. Pondría un punto (.) y eliminaría el ‘y’.
    ‘abriéndose paso’ cuidado con los gerundios de posteridad. Si pones ‘se abrió paso’ queda mejor y sin el problema de los gerundios.

    Otro detalle: primero un impulso le hace arrojarse hacia el libro, luego se da cuenta de que está de está demasiado cerca (como si se arrepintiera de acercarse tanto), más tarde (cuando alguien pretende salvarla de las llamas) se zafa. Un poco voluble, ¿no? Y además lo remata con una patada imposible: golpea la base de la hoguera (zona en la que lo normal es que se acumulen rescoldos, brasas y ceniza), de alguna manera eso repercute en un libro que está en la cima de la pira dé un brinco y acabe entre sus manos. Lo siento, pero mi suspensión de la incredulidad no da para tanto.

    En el último párrafo hay un momento (‘Clarisse, al ver que no lo lanzaba de nuevo al fuego, dibujó una sonrisa y le miró. Él sintió que nadie’) en el que parece que Clarisse tiene sexo masculino. Hace falta diferenciar mejor cuando se habla de una y del otro.

    El ‘gracias Montag’ en el texto debe ir entre comillas latinas y con g mayúscula (G) dado que es una transcripción directa de una frase suelta: «Gracias, Montag». Aparte, eso: el vocativo entre comas.

    Tienes muchas frases compuestas que hacen la lectura farragosa, y que sin embargo se pueden dividir sin problemas y agilizar el texto.

    El texto recurre a una distopía ya creada, la de Fahrenheit 451: no te has tenido que devanar los sesos creando una nueva 😉 Es una manera de afrontar el reto, oye. La historia en sí, sin el libro, queda coja. Aunque como manera de incitar a los lectores a descubrir ese clásico me parece bien.

    Sigue trabajando. Y disfrutando de textos como los de Bradbury, claro 😉

    Un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 13:28
  2. 2. M.L.Plaza dice:

    Hola Pulp.
    Me ha gustado el ritmo del relato, que la acción transcurra en pocos minutos, pero que esté llena de detalles.
    Por eso no me ha convencido que hacia el final anuncies un futuro, el de Clarisse, que el lector no ve.
    Me ha gustado leerte.
    Saludos

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 17:52
  3. 3. Mariaje dice:

    Hola Pulp,
    lo primero, gracias por tu visita, me ayudan y mucho tus comentarios. Tu relato me pareció bien escrito, muy comprensible, con buen ritmo, el lector quiere seguir leyendo en todo momento, al menos yo.
    Lo que menos me gustó son dos cosas del argumento que te comento, aunque que ya he visto apuntes de otros compañeros en ese sentido.
    En el párrafo “ya encendida más por las brasas que por la propia combustión de quienes yacían sobre ella.” ese “quieres” lleva a la confusión. Ya sé que es deliberado, que juegas con la idea de que sean personas las que se consumen en la hogera para atrapar la atención del lector; y funciona, a mí me ha atrapado, quería saber por qué hay gente quemándose y un montón de público mirando, lo que pasa es que luego, cuando se descubre que son libros, me quedé un poco decepcionada, sobre todo porque pensé inmediatamente en “Fahrenheit 451”, una historia bien conocida, y el factor sorpresa se diluyó de golpe.
    Y lo segundo son las referencias al futuro de Clarisse que no se quedan aclaradas en este texto. Es como dejar con la miel en los labios. Yo es que soy de querer enterarse de todo y me fastidia que no me lo cuenten.
    Espero que te sirva de algo y volver a leerte en el futuro.
    Un saludo!

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 09:07
  4. 4. Pulp dice:

    Hola Juan F. Valdivia,

    Primero, muchas gracias por tus comentarios, me ayudan un montón! Tomo buena nota de tus correcciones, me parecen muy ilustrativas. Ante la pregunta de si mezclo la quema de personas con libros… no. Veo que no se ha entendido bien el texto (por tu comentario y por los siguientes). La idea del relato es una escena previa al inicio de la historia de Fahrenheit 451, una especie de breve precuela. Intenté dar pistas con los autores de los libros en la hoguera, pues son los más importantes que se nombran en la novela, así como con la indumentaria de los bomberos, y por supuesto con los nombres de sus dos protagonistas, que en mi relato aún no se conocen. Pero ya veo que no lo he presentado de forma demasiado entendible.

    Esta semana me pasaré por varios textos a comentar (la verdad es que es muy divertido :-P), y miraré los tuyos. Ya he visto el de este mes y tiene muy buena pinta.

    Un abrazo y gracias de nuevo

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 21:48
  5. 5. Pulp dice:

    Hola M.L. Plaza,

    Gracias por leerme y comentarme. Qué bién que te haya gustado la forma de la escena, me concentré en en describir algo que durase sólo unos instantes, me parecía que era lo que mejor se podía describir en 750 palabras (es mi primer relato corto, y cuesta saber cómo hacerlo). En cuanto a que el futuro de Clarisse no lo ve el lector, como he comentado en la anterior respuesta, el relato se trata de una breve precuela de la novela Fahrenheit 451 (para mí es la mejor novela distópica que he leído), y és ahí donde se narra ese futuro. Si no la has leído, no puedo hacer otra cosa que recomendártela, a mi me encantó.

    En breve paso por tus relatos a echar un ojo y te comento.

    Gracias!!

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 21:55
  6. 6. Pulp dice:

    Hola de nuevo Mariaje,

    Gracias por comentar, anima mucho saber que a la gente le gusta lo que uno escribe 🙂

    En cuanto a las dos cosas que me comentas que no te gustan, me sirve la misma respuesta que quizás hayas leído en mis otros comentarios, pues no he sabido enfocar bien el relato para que se entienda que ES una precuela de Fahrenheit 451. Por lo tanto también lo del futuro de Clarisse queda aclarado, pues ese futuro se narra en la novela. Hago trampa, ya lo se, pero se me ocurrió que era un giro original, ya que en principio el hecho de que era una precuela debería entenderse al final, uniendo las pistas que voy dejando, pero supongo que no lo he hecho muy evidente.

    Pues nada, me quedo con ganas de leer muuuuuchos más relatos vuestros!

    Un abrazo y gracias

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 22:24
  7. 7. Laura dice:

    Hola Pulp.
    Relato interesante que lleva de un tirón.
    Tienes algunas expresiones hermosísimas.
    COnsejo: en un párrafo, trata de referirte sólo a una persona, Facilita la tarea del lector:
    Tras ese instante de revelación, de nuevo una mano que le agarró del brazo –esta vez más firme que antes-, le hizo volver de su éxtasis para comprobar que su ropa empezaba a humear y su piel a enrojecer. Tras el brazo había un bombero, que la observaba sin entender, y la cogió en brazos en un ágil movimiento.
    El uniformado salvador se quedó mirando el libro que la chica le ofrecía con ambas manos, y con un sentimiento a medio camino entre la compasión y la rebeldía le cogió el libro y lo guardó bajo su chaqueta.
    Clarisse, al ver que no lo lanzaba de nuevo al fuego, dibujó una sonrisa y le miró.
    Él sintió que nadie le había mirado nunca así, ni siquiera su esposa. De repente notó su olor, un olor a albaricoque, un perfume que más adelante recordaría sin saber de qué.
    Te espero en próximos meses.

    Escrito el 3 junio 2017 a las 16:11

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