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El discurso del presidente - por Alfonso Besada

Web: http://www.alfonsobesada.es

El presidente memorizaba el discurso sentado en un sillón. Le acompañaban su esposa y sus dos hijos, su jefe de prensa y tres escoltas. Alargó el brazo hasta la mesilla que tenía a su derecha y cogió la botella de agua mineral. La elevó a la altura de su cara y la examinó un instante.
La frialdad del líquido empañó el plástico por la parte exterior. El presidente aclaró una parte con la mano. Se quedó maravillado al contemplar la transparencia del agua. Desenroscó el tapón y acercó la botella a su nariz. Cerró los ojos para apreciar mejor el aroma. Había oído mil veces que el agua era inodora, pero él nunca lo había creído así. Inspiró y llenó sus pulmones de aire húmedo. Sonrió.
Vertió el líquido en un vaso de los que se usaban para servir el whisky. Lo hizo despacio, deleitándose en el delgado hilo que llenaba el interior del recipiente de cristal, en el sonido que se agudizaba a medida que subía el nivel del agua. Por último soltó la botella y sostuvo el vaso, meneándolo para mezclar el líquido con el aire y observar las burbujas. Advirtió el reflejo inquieto que jugueteaba en las sombras de la mesilla. Dio un ligero sorbo, seguido de otro. Paladeó el agua en la boca hasta que se calentó, y se la tragó.
—Señor presidente, ya es la hora —avisó el jefe de prensa.
—En seguida, Martin —respondió a la vez que se secaba el sudor de la frente con un pañuelo de seda.
El presidente besó a sus hijos en la frente. Abrazó a su esposa. Ella le dedicó unas palabras de ánimo. Él se las agradeció con un beso y un «te quiero». Siguió al jefe de prensa fuera de la habitación. Dos escoltas los acompañaban. Uno de ellos informó de la llegada del helicóptero. Martin abrió la puerta y cedió el paso.
El murmullo en la sala de prensa se disipó. El presidente ocupó su lugar en el atril. Repasó todos los rostros de los periodistas que esperaban ansiosos la noticia.
—Buenos días. Ante todo, os pido paciencia. Mi comparecencia aquí es de vital importancia. Mi tiempo es limitado, lo que significa que no aceptaré preguntas.
Las protestas de los periodistas no se hicieron esperar.
—Por favor —continuó el presidente—. Les ruego que mantengan el orden. Podrán dirigir sus preguntas al vicepresidente Grant, quien ocupará mi lugar mientras durante mi ausencia.
De nuevo, se hizo la calma en la sala. La expectación era máxima.
—Desde hace un mes nos hemos hecho eco de rumores cuya veracidad ha sido confirmada. Nos enfrentamos a la crisis más dura que la humanidad haya sufrido jamás. Hace años que nos advirtieron de este desastre, y decidimos mirar para otro lado. En nuestro afán por satisfacer unas necesidades que no teníamos, hemos esquilmado los recursos que nuestro planeta puso a nuestra disposición. Naciones Unidas ha informado a nivel mundial que, debido a la sobreexplotación y la contaminación de los últimos acuíferos, se han agotado las últimas fuentes de agua potable existentes en la Tierra.
Los periodistas recibieron la noticia con temor, por lo que ello conllevaba.
—No obstante, debo señalar que desde Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, se están aunando esfuerzos y acometiendo medidas para solventar este desastre. Además, quisiera comunicar que, a pesar de la gravedad del problema, la situación no es crítica. Nuestro país y sus empresas poseen agua embotellada suficiente para abastecernos a lo largo del próximo trimestre, según nuestros cálculos estimados. Por tanto, hago un llamamiento a la calma. Debemos estar unidos en estos tiempos difíciles, y trabajar codo con codo, no sólo para salvar nuestro pueblo, sino nuestra especie y todas las que habitan nuestro planeta. Muchas gracias.
El presidente salió por la misma puerta por la que había entrado, desoyendo las preguntas de los periodistas. Se dirigió sin detenerse al helicóptero, seguido por su escolta. Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud habían convocado con urgencia una Cumbre del Agua, a la que debían asistir los jefes de estado de todo el mundo. Una nueva etapa comenzaba para la humanidad.

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9 comentarios

  1. 1. Alycia dice:

    Hola, Alfonso:

    En “quien ocupará mi lugar mientras durante mi ausencia”, lo de mientras durante suena raro, imagino que se te ha colado, porque por lo demás, tienes una redacción estupenda.

    Me ha resultado un texto muy visual, por la forma que tienes de narrar la historia. Puedo imaginar perfectamente cada escena.

    El relato sigue un ritmo adecuado, fácil de leer y ameno. Invita a seguir.

    Lo que sí tengo es un problema con la premisa del agotamiento del agua. Por lo que creo que implicaría (igual me equivoco, que no soy experta en el tema), pienso que se genera poca reacción. En mi opinión, debería cundir el pánico, así que se me queda corta por ahí… No sé, a ver qué comentan l@s demás compis.

    Saludos desde el 9,

    Alycia

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 01:05
  2. Hola, Alycia. Gracias por comentar. El “mientras” que mencionas no es que suene raro en la frase, es que sobra. Terminé la cirugía y me dejé el bisturí dentro del paciente. Por estas cosas me gusta dejar reposar los relatos unos días y luego revisarlo. Cuando lo escribes y revisas el último día, pasan estas cosas; los lectores encuentran fallos que uno pasa por alto.

    En cuanto a las implicaciones que conlleva el agotamiento del agua potable, son muchas, más de las que el presidente imagina o admite conocer. Como especie egocéntrica y egoísta, sólo pensamos en nuestro propio abastecimiento, y ahí va enfocado el discurso a la prensa, a informar del desastre y, a la vez, tranquilizar a las masas. Sin embargo, todo es tan acelerado (se ha desoído a científicos y ecologistas por igual) que nadie piensa que los animales también tienen que beber agua, que hay campos que regar, que el problema de la falta de agua no sea tan grande como la consecuente crisis alimentaria, sequías, etc.

    Es por esto las dudas que yo tenía sobre el cumplimiento del reto. Se podría decir que la distopía comenzaría a partir del final de mi relato. La verdad es que el presidente tiene un marrón: dar a conocer a la población que el agua potable se ha agotado. Una vez se marcha de camino a la Cumbre del Agua, reparte el marrón: por un lado, al vicepresidente, que es el que tendrá que responder a las preguntas de los medios; por otro lado, a los medios, que tendrán que difundir la noticia a la sociedad ejerciendo o no su responsabilidad, evitando la alarma social o provocándola. Entonces sería cuando el pánico cundiera, como tú dices: gente asustada llenando envases de agua en sus casas, supermercados saturados sin agua embotellada, disturbios… Pero eso lo dejo a la imaginación de cada uno. Si hubiera insinuado una mínima forma de subsistencia a la falta de agua, me cargo el suspense que dejo en el aire al final del relato.

    Me pasaré por tu relato. Un saludo.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 01:41
  3. 3. Teresa Mateo Arenas dice:

    Buenos días, he disfrutado mucho tu relato, pero como la compañera me quedo con las ganas de saber qué pasará cuando pasen esos tres meses, ya que es un muy corto espacio de tiempo, perdona que sea tan escueta, pero no le pongo ninguna pega.
    Un saludo.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 10:07
  4. Gracias Teresa. Es verdad que uno se queda con ganas de saber qué pasará en adelante. Puede que haya racionamientos de agua, puede que para entonces haya medidas para paliar la escasez de agua, medidas que hayan ido poniendo en marcha mucho antes de conocerse la noticia, gente adinerada con agua suficiente, gente pobre sin una gota de agua, escasez de alimentos debido a las sequías, muerte del ganado por falta de agua y alimentos… Todo eso y más podría tener lugar. Y un dato curioso: puede que el presidente conociera la realidad del agotamiento del agua potable meses antes de comparecer ante los medios. Cuando da a conocer el desastre, quizá haya soluciones viables, a corto o largo plazo, sobre las que se lleve tiempo trabajando; o bien lo haga público cuando la humanidad no tiene tiempo de nada, y sálvese quien pueda. Yo sólo muestro el momento en el que lanza el bombazo a la prensa. Toda información previa o posterior, lo dejo a vuestra imaginación. Un saludo.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 14:21
  5. Hola Alfonso
    Me ha gustado mucho tu relato. Está bien elaborado aunque es poco creíble. Si hubiera una escasez de agua, tiempo atrás de ese discurso ya habría cundido el pánico. Es una situación que se genera mas despacio. Has logrado una buena distopia, pero para mi gusto se ha quedado corta. Por lo demás los compañeros anteriores te han orientado muy bien.
    Ah! Una observación. A mi personalmente no me gusta contestar a los comentarios, el motivo es porque seguramente ya no vuelva a pasar por tu texto con lo cual si me dices algo no lo voy a ver.
    Un saludo y Felicidades por tu historia, la verdad es que acojona pensar que no es nada imposible.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 11:44
  6. 6. Laura dice:

    Hola Alfonso.
    Nos has presentado el inicio de la distopía.
    Creo que la despedida del presidente debería ir con mayúscula:”Te quiero”, pero pueden ser detalles de cirugía apresurada.
    Hasta el próximo relato.

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 15:47
  7. Hola, Alfonso.

    Suelo comentar a medida que leo, pero de nuevo en tu caso llego al final de la historia con el papel de ‘las hostias’ 😛 en blanco.
    No lo puedo negar: eso implica que la lectura ha supuesto un pequeño placer.

    ¿Te puedo poner alguna falta? Volviendo a leer el texto sí, pero se trata más que nada de nimiedades:

    Ese «te quiero» debe ir con mayúscula, «Te quiero»: dentro de las comillas latinas, las citas se consideran como nuevo párrafo y como tal deben ir puntuadas. Aunque yo mismo muchas veces me despisto y se me olvida ese detalle.

    Luego quizá metiera un ‘le’ en «Martin abrió la puerta y cedió el paso». A saber: «Martin abrió la puerta y le cedió el paso».

    «recursos que nuestro planeta puso a nuestra disposición». Quizá muchos ‘nuestros’ seguidos.

    Tontería que supongo que ya sabrás: el agua pura, destilada (sólo H2O), sí es inodora. Inodora, insípida e incolora. Pero nosotros bebemos agua con aditivos (sales minerales y demás), que aportan el sabor, el olor y a veces incluso el color. De hecho, beber agua pura destilada implica generar un peligroso diferencial osmótico (la pérdida de electrolitos y sales, que pasan del cuerpo al agua), lo que acaba deparando en la muerte.

    La historia queda un poco coja, en el sentido de que no hay un giro final: más bien parece la introducción a un texto mucho más largo. Pero aun con todo se disfruta mucho de la prosa.

    Lo dicho, todo un placer. Enhorabuena.

    Un saludo.

    Escrito el 22 mayo 2017 a las 13:22
  8. 8. Wolfdux dice:

    Coincido con Juan, es un relato muy bien escrito, que engancha y da gusto leer. El final me parece flojo, sé las consecuencias que tiene lo que ha dicho, pero aún así… Por lo demás, un buen relato. Un saludo.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 23 mayo 2017 a las 08:32
  9. 9. Pilar C dice:

    Me parece que el relato está muy bien, pero mal cerrado. Da la sensación de que no termina, le falta El Segundo punto de giro. Un buen final podría ser sacar al presidente telefoneando a escondidas para acumular agua o monopolizarla, algo así.
    Es una idea.
    Es un buen relato

    Escrito el 24 mayo 2017 a las 14:36

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