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RETALES - por M.L.Plaza

Por Dios, ya casi son las ocho y aún tengo que subir estos malditos seis pisos. Si es que llego arriba derrengada y, con estos dolores, que no me dan respiro. Bursha, no te pares que hoy pierdes el jornal. Que ya es la tercera vez que llegas tarde. Como para perder el dinero justo ahora que tengo que mandarle algo a mi madre. Ya no sé cómo estirar los sesenta y seis dólares del sueldo, y eso que, después de tantos años, ya tengo derecho a una hora extra diaria pagada.

Parece mentira que ya lleve veinticinco años en la fábrica. Si es que a ésta la estrené yo, a mis catorce años recién cumplidos. La impresión que me dio entrar en un edificio tan alto. Si solo con mirar hacia arriba ya sentía vértigo. Qué risa, cada vez que me acuerdo del miedo que me daba subir las escaleras. Y mira la de veces que las he subido desde entonces.

Acababa de llegar del pueblo con mis hermanos. Las aguas se lo habían llevado todo, nuestra casa, las cabras, hasta el huerto perdimos. Tuvimos que irnos a vivir al arcén de la carretera, que bien destartalada estaba. Para cuando pararon las lluvias todo era barro, cualquier cantidad de barro. Y nos vinimos aquí. En aquel entonces se abrían fábricas todos los días y era muy fácil colocarse. Y aquí encontré marido al año de llegar. Porque es el padre de mis hijas, que si no, se iba a enterar el desgraciado ese.

No sé quién nos dijo que las colchas de retales que nosotras nos pasamos el día cosiendo, en América las hacen unas señoras a mano, a la luz de lámparas de gas. Por una promesa o algo así. Ellas tardan meses en hacer una y yo, en cambio, coso doce colchas diarias para cumplir con los objetivos de la empresa.

Qué cantidad de niñas hay. Cada día las contratan más pequeñas. A la empresa le salen mucho más a cuenta que las viejas como yo. Por muy ilegal que sea. Mira tú que contenta llega Priya. Claro que ya puede, la condenada. Con doce años y ya le han puesto a la máquina. Hace lo mismo que yo pero por treinta y nueve dólares al mes. Menos mal que va a durar poco. Su padre le está haciendo un rebaño de cabras y, seguro, que la va a casar requetebien y, además, prontito. No creo que esté aquí ni un año más.

Ahí está la mocosa esa, Meghna, creo que la dicen. Con nueve años y ya trabaja en la fábrica. Y ella tan feliz con sus veinticinco dólares al mes. Llegó para sustituir a su madre, que se ha vuelto a quedar embarazada. Dice que con el dinero que gana le alcanza para pagar la tele por cable, y para que la familia siga comiendo arroz con pollo una vez a la semana. Y, además, la chiquilla es ambiciosa. El otro día me contó que lo más desea en el mundo es coser en seda natural. Menuda cabeza de pájaros. Pues como su madre no se espabile va a acabar como yo. Como esta vez vuelva a parir una niña, el marido, capaz, que se va con otra. Como se fue el mío.

Que enferma me puse cuando el desgraciado se largó. Hasta perdimos la casa tan linda que teníamos, aquí al lado. No como ahora, que vivimos lejísimos, en un cuarto de una chabola compartida, todo el día entre sombras. Y gracias a que mis sobrinas hacen su aporte. Que si no, al raso nos hubiéramos quedado.

Todavía tengo dolores del disgusto. No creo que ya se me quiten, por muchas medicinas que le compre al farmacéutico. Son cosas de la vejez. No habré visto yo a mujeres de cuarenta años que tienen que dejar de trabajar aquí. Y yo los cumplo el año que viene. Con estos dolores de espalda quién va a poder coser doce colchas diarias. Lo que va a pasar me lo sé de memoria. Cuando ya no pueda más, dejaré de venir y ya está. Con tanta mocosa cosiendo tan barato, a quién le va a importar. Y a ver cómo me las compongo entonces.

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12 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Tu cuento inspira piedad por el personaje que has creado, que por tus buenas descripciones parece tan real como la vida misma. Tu relato está muy bien hilado o hilvanado (espero que aprecies el juego de palabras) y no has dado puntada sin hilo. Has dominado la descripción psicológica del personaje y por eso uno se puede identificar con él.
    Un saludo

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 22:44
  2. 2. PerePaella dice:

    Hola.
    Estoy de acuerdo con Jose Luis, muy buena historia. Me gusta que sea la misma protagonista la que cuenta su historia, haciendo que aún te identifiques más con el personaje y sientas esa incertidumbre por el futuro.
    Felicidades por el relato y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 09:19
  3. Hola.

    Comento según leo.

    ‘Si es que llego arriba derrengada y, con estos dolores, que no me dan respiro’. En esa frase hay algo que no me cuadra respecto a su sintaxis. La segunda parte queda como colgada, coja. Mejor ‘Si es que llego arriba derrengada. Además, con estos dolores que no me dan respiro…’.

    Justo delante de ‘Bursha, no te pares’ debería ir un punto y aparte: cambias el discurso.

    ‘seis dólares del sueldo, y eso que’. Mejor un punto (.).

    ‘Las aguas se lo habían llevado todo, nuestra casa, las cabras’. Dado que pones una lista de cosas que se ha llevado el agua, tras el todo hay que poner unos dos puntos (:) en vez de la coma.

    Y en ‘las cabras, hasta el huerto perdimos’ debería ir así: ‘las cabras… hasta el huerto perdimos’. O si no ‘las cabras. Hasta el huerto perdimos’. Así gana en potencia y diferencias al enumeración del detalle final que hace de colmo.

    ‘cualquier cantidad de barro’. No acabo de entenderlo. ¿Cualquier?

    ‘que nosotras nos pasamos el día cosiendo, en América las hacen unas señoras a mano’. Entiendo que quieres decir que, frente a las hechas a mano en América, en la fábrica ella las hace con un telar industrial o similar, ¿no? Eso es lo que entiendo, pero no lo tengo nada claro. No lo veo, y el no verlo me parece un problema.

    ‘Su padre le está haciendo un rebaño de cabras’. De nuevo entiendo lo que quieres decir (el padre está comprando cabras para conseguir reunir un rebaño como dote), pero me rechina la manera en la que lo poner.

    En ‘Ahí está la mocosa esa, Meghna, creo que la dicen’, Meghna actúa de vocativo, sí, y por eso debe separarse con comas. Pero, el ‘creo que la dicen’ hace que para marcar la pausa y diferenciar el ‘apelativo’ mocosa de la ‘creencia’ se debe poner un punto (.). Así: ‘Ahí está la mocosa esa. Meghna, creo que la dicen’. O por lo menos un punto y coma (;).

    En el último párrafo mezclas de manera algo confusa los dolores emocionales (los del principio) con los físicos de la edad y el trabajo.

    Aunque el cuento no está marcado como Reto, entiendo que sí que lo has seguido. Este futuro que pintas, tan cercano, me ha gustado. Pena de la forma (corregible a base de practicar), porque ese mundo víctima de la globalización, en el peor sentido de la palabra, da para mucho. Original no es (tiene mucho de 1984, por ejemplo, o de muchas novelas ciberpunk donde las corporaciones acaban dominando todo bajo el yugo del capitalismo salvaje), pero aun así permite crear muchas historias. Ahí puedes tener un filón.

    Un saludo y a seguir trabajando.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 12:15
  4. 4. Mariaje dice:

    Hola M.L. Plaza,
    Me ha gustado tu relato, sobre todo la imagen de una mujer de cuarenta años que ya está vieja y a punto de perder su lugar en el mundo: impactante. Yo no he interpretado la historia en el futuro ni como distopía, me ha parecido que hablas del presente, de la triste realidad que viven hoy día muchas personas, y pienso que justamente ese es el punto fuerte del relato: la compasión y tristeza que despierta en el lector saber que esto ocurre en realidad.
    Me gustó más la “segunda parte” de la historia, cuando presentas a las niñas, porque es más dinámica. La introducción, cuando la protagonista habla al lector sobre su pasado, me resultó un poco larga; no digo en absoluto que no esté bien, solo que según mi opinión tendría más ritmo recortando un poco.
    Un placer leerte. Un saludo!

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 08:52
  5. 5. Laura dice:

    Hola M.L.Plaza.
    Me ha gustado mucho tu relato. No he encontrado grandes cosas que chirríen, más bien la historia me ha atrapado.
    Entra de refilón en lo distópico cuando presenta la juventud de la protagonista que trabaja de joven con facilidad y con el paso del tiempo los diversos cansancios la van dejando fuera del sistema, especialmente con la incorporación de las menores.
    Muy buen relato.
    Hasta el próximo encuentro

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 12:25
  6. 6. Maria Jesús dice:

    Precioso relato escrito en primera persona, ML, me ha gustado mucho, me ha encantado ese dialogo interior que se hace la protagonista, y como has ido intercalando las desdichas de su vida con la juventud empujándola a la “jubilación” forzosa. Un trabajo soberbio, muy de mi gusto .No le pongo ni una pega. Un saludo.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 19:21
  7. 7. Isan dice:

    Hola M.L.Plaza:

    En el plano formal he visto alguna cosa que no voy a repetir pues Juan F. Valdivia te las ha señalado. Solo advertirte que la palabra requetebién lleva tilde.

    En cuanto al formato por el que has optado de elucubraciones o lamentos de una persona, lo hace interesante. Da un repaso a toda su vida en poco rato. En los párrafos primero y segundo empleas la misma expresión “Si es que”. No lo digo porque esté mal sino porque le va bien al personaje que has creado. Es lo que piensa una persona con pocas luces mentales y que se está quejando de su mala suerte.

    Respecto al reto parece que hay división de opiniones. Yo creo que no está cumplido porque la acción ocurre en un tiempo indefinido que bien podría ser el pasado. Además tú no lo señalas como cumplido el reto.

    Un saludo.

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 23:16
  8. Hola ML , gracias por tu lectura y comentarios a mi texto. Con gusto te devuelvo la visita.

    Me ha gustado tu relato , es un retrato crudo, enternecedor y muy real de la explotación de mujeres y niñas en las fabricas de textiles de lo que llamamos el tercer mundo (Marruecos, Bangladesh, India). Ojo y no solo ahí. Te recomiendo, por si te interesa, el documental Made in LA , que habla de la explotación de mujeres (especialmente latinas) en los talleres de textiles de Los Angeles.

    Me quedo con tu narración tan cercana y personal en primera persona (buen recurso , es como si el personaje hablara directamente al lector, lo que hace que se empatice aún más con ella).

    Te han señalado alguna cosilla formal por ahí , asi que yo no me voy a meter en eso.

    Nos seguimos leyendo

    Escrito el 23 mayo 2017 a las 12:31
  9. 9. Francis dice:

    Hola, ML.
    Has desarrollado un relato dinámico, actual y cercano al lector. Lo atrapas. Te pones en la piel de una mujer que viene de vueltas, con pocas ilusiones en la vida. Sacas todo su coraje y rabia; y nos haces participar con maestría.
    Sigue escribiendo y te seguiré leyendo.
    Saludos desde Sevilla.

    Escrito el 23 mayo 2017 a las 18:22
  10. 10. Patricia Luna dice:

    Hola M.L.Plaza!
    Muy bueno tu relato, me encantó. Es desgarrador y simpático a la vez. La narrativa es fluida y de fácil lectura. Me encantó subir los escalones con tu protagonista!!!
    Gracias por tu visita a mi texto.
    Hasta la próxima lectura.

    Escrito el 24 mayo 2017 a las 00:32
  11. 11. Pulp dice:

    Triste, melancólico, desesperanzado pero aun así bonito relato. Has profundizado mucho en el personaje, y siendo este un relato corto, tiene mucho mérito. La voz narrativa en primera persona le da el toque de diálogo interior que hace que empatices aún más.
    Espero leerte en más ocasiones, muy original.

    Saludos!

    Escrito el 25 mayo 2017 a las 10:22
  12. 12. Charola dice:

    Hola L.M.Plaza. Tu relato me gustó. Se lee de un tirón y uno llega a empatizar con la mujer, que siendo aún joven ya se cree vieja y hasta con dolores de vejez. Has ido desgranando poco a poco su vida azarosa en el lenguaje de ella. Sus penurias, su pobreza eterna.

    Lo único que me deja pensando es el “dónde” de tu texto. Habla de ilegalidad, de América, de dólares, pero no logro situarla.

    Hay un desliz en el párrafo:
    -A la empresa le sale(n) mucho más a cuenta que las viejas como yo.

    Muy buen relato. Felicitaciones.

    Un abrazo.

    Escrito el 25 mayo 2017 a las 19:50

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