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AUTOMATIZACIÓN - por lectora70

Rodrigo salió con prisa del trabajo, por lo que desactivó el modo de conducción automática desplegándose el puesto de mando y el volante. Así podría sobrepasar los límites de velocidad sin problema.

Circulaba absorto en sus pensamientos cuando de pronto un niño salió de entre los vehículos aparcados. A pesar de que pisó el freno hasta el fondo no pudo evitar la colisión. Maldiciendo se bajó del coche y lo rodeó hasta encontrar al chaval que gritaba y lloraba. Le apartó de la rueda y miró sus heridas. Sintió un leve mareo mientras que un sabor amargo le subía por la garganta. Sangraba abundantemente y se quejaba de dolor en el pecho y en abdomen.

Como pudo lo introdujo en el asiento trasero. Abrió el maletero con desesperación en busca de algo para contener la hemorragia. Allí estaba el regalo para el cumpleaños de su hijo, envuelto en papel de seda, una botella de agua y una toalla. Cogió esta y se la apretó con fuerza contra la pierna. Le secó las lágrimas y con palabras tranquilizadoras, que iban dirigidas a él mismo más que al pequeño, le intentó calmar.

Minutos después llegó al hospital aparcando en la sombra que proporcionaba un árbol de grandes hojas. Echó a correr hacia la entrada de urgencias. Pulsó un timbre y la cara de una joven se materializó delante de él en forma de holograma.

—Buenas tardes —saludó la inexpresiva imagen.
—¡Necesito ayuda! Tengo un niño en mi coche mal herido. Sangra mucho y se queja de dolor. Creo que ha perdido el conocimiento —dijo Rodrigo con voz entrecortada.
—Debo leer el microchip del paciente para ser atendido.
—¡Ya lo sé, pero está inconsciente y no me atrevo a moverlo! ¿Puede avisar al médico para que salga a verlo?
—Las normas no permiten la salida del sanitario del centro.
—Está bien. Ahora lo traigo.

La imagen se evaporó tal y como había aparecido. Rodrigo dio media vuelta y corrió hacia el vehículo.

—¡Ya estoy aquí pequeño! No te preocupes, todo irá bien. ¿Cómo te encuentras? ¿Tienes mucho dolor? ¿Oye… ?

Pero el chiquillo no le contestó. Tomó su mano entre las suyas y la notó templada. Rápidamente Le buscó el pulso varias veces sin resultado. Agachó la cabeza, se cubrió la cara con las manos y lloró.

Volvió al hospital y llamó de nuevo. El holograma le saludó igual que la primera vez.

—Buenas tardes.
—¡Quiero hablar con el doctor, ya mismo! —gritó
—No es posible. Se lo dije antes.
—¡Por el amor de dios, es un niño! ¿Es que en este mundo altamente tecnológico ya no queda nada de humanidad?
—¿Puedo ayudarle en alguna otra cosa?
—Ya se lo he dicho ¡Necesito a un facultativo! ¡Ahora!—chilló sin contenerse mientas golpeaba las puertas de cristal con los pies a la vez que intentaba abrirlas a la fuerza.

Inmediatamente se oyeron unos chasquidos y una alarma comenzó a pitar de manera escandalosa. La holografía desapareció y en su lugar se visualizó un mensaje que decía: «Este sistema ha cerrado las entradas y salidas por seguridad».

—¿Qué pasa aquí? ¿Qué ha hecho? —preguntó un hombre desde dentro con el ceño fruncido.
—¿Es usted el médico?
—Sí, ¿qué ocurre?
—Verá… tengo un chico sangrando en mi coche… y…
—¿Cómo? ¿Qué ha pasado?
—Yo iba conduciendo y él salió corriendo y se me echó encima. Creo que está muerto.
—¿Muerto? —exclamó mientras tecleaba en una pantalla intentando en vano que la alarma dejara de sonar.
—El dispositivo está bloqueado. Un intruso ha intentado forzar las puertas para acceder —anunció la holografía.
—Desbloquea la entrada —ordenó.
—No. El extraño no ha abandonado la zona —respondió la imagen.
—No hay peligro, ábrelas —insistió el médico.

Como los controladores no obedecían sus órdenes le dijo a Rodrigo que se alejara de la puerta y fuera hacia su vehículo. Él iría enseguida.

Quince minutos después consiguió restablecer la normalidad y tras calmar a los pacientes que esperaban a ser atendidos asegurándoles que no existía peligro y que lo que acababa de pasar era bastante normal desde que se automatizaron gran parte de los edificios, pudo salir. Corrió hacía el automóvil de Rodrigo. Entró y se sentó junto a los pies del pequeño. No tenía pulso. Le giró la cara para verlo y en ese momento sintió un vértigo descomunal. El mundo se detuvo en ese instante hundiéndose bajo sus pies mientras repetía: «Por favor, no; por favor, no». Dejó de respirar y deseó morirse.
—¡Es mi hijo! —aulló.

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7 comentarios

  1. 1. Mara dice:

    Madre mía, que miedo, estas distopia tecnológicas son casi relatos de terror porque en pocos años podríamos vernos así. La distopia está llevada muy bien, tu pluma es realmente ágil y consigue que te enganches a la historia. Transmites muy bien la angustia del protagonista y consigues que se empalice muy bien con él. Gran relato, muchas felicidades!

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 14:34
  2. 2. amadeo dice:

    Lectora 70:
    Yo diría escritora 70! Muy buen texto. No estamos muy lejos de tanta y extrema automatización. Excelente final. Bien llevada la trama.
    Una sola duda/confusión: Al principio no queda claro quien se queja de dolor si el niño o Rodrigo. También que se queja de dolor en el pecho y sangra la pierna.
    Felicitaciones
    Agradecido por tus comentarios al mío. Los tendré en cuenta.
    Saludos. En junio espero leerte

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 22:50
  3. 3. Raul dice:

    Uy que final! Me gusto! Buen relato! Ese holograma puede alterar a todo el mundo!
    Saludos y que andes bien!

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 20:39
  4. Hola lectora 70,

    Felicidades!! Has sabido crear una sensación de angustia, aunque no haya habido un final feliz. Muy interesante la figura del holograma.

    Y por supuesto, gracias por tu visita. La verdad casi todos los relatos me salen así de tristes…

    Espero seguir leyéndote.

    Un saludo!!

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 18:40
  5. 5. Patricia Luna dice:

    Hola Lectora 70!
    Muy bueno tu relato! Me gustó como llevaste la angustia y la desesperación del protagonista. Tiene fluidez y buen ritmo. Es interesante tu mirada sobre la automatización ya que me planteó una duda en el accidente: si Rodrigo no hubiese desactivado el modo de conducción automática ¿hubiera sucedido?
    Hasta el próximo relato.

    Escrito el 23 mayo 2017 a las 23:36
  6. Hola Lectora.

    Tristemente nos estamos volviendo tan tecnológicos que se nos está diluyendo nuestro lado humano. No hace falta pensar en la tecnología de un hospital para ver casos en los que no salen de su puesto para atender una emergencia.

    Tu relato está bien. Se sigue bien y plantea un mensaje muy claro.

    Hay pasajes un poco confusos en el que cuesta un poco vislumbrar quién es el sujeto. Al menos en el segundo párrafo y en el último parece que me ha ocurrido.

    Nos seguimos leyendo.

    Un saludo.

    Escrito el 24 mayo 2017 a las 12:45
  7. 7. Laura dice:

    Hola Lectora 70.
    Tienes un buen relato, aunque los detalles del accidente son algo confusos, ya te lo han señalado.
    Interesante el sistema de seguridad del hospital, pero posible.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 31 mayo 2017 a las 10:44

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