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Mori - por Thelma López Lara

La joven Mori estaba inquieta, sentía mariposas en el estómago. Había llegado el fin de semana. Por la tarde, dos embarcaciones con turistas arribaban a su Isla Nara. La joven pensaba: “Hoy vienen, ¿qué traerán?, estoy ansiosa por conocerlos.”

—¡Mori!, ven rápido —le gritó su madre.

—¿Qué pasa mamá?

—Hija, tenemos que ir a pescar, parece que vienen más turistas. Hay que tener suficiente pescado.

—Claro, mamá.

A las dos horas de navegar, la joven se sentía mal de salud, pero no quería preocupar a su madre.

—Mori, ¿qué ocurre? Has dejado escapar varios peces. Parece que no tienes fuerzas en esas manos.

—¡Pero mamá!, el viento está muy fuerte y la lancha se mueve mucho. —La chica no aguantó más y se desmayó.

—¡Hija! Estás hirviendo en fiebre, debemos regresar. —Ya era demasiado tarde, el viento cada vez se intensificaba, la lancha ya había perdido el rumbo. El mal tiempo las había alejado millas de la isla. Ya se hacía de noche. La madre no cesaba de rezar.

En aquella inmensidad del mar, sólo se escuchaban, el silbido del fuerte viento y los golpes de las corrientes al chocar contra la lancha. Como a media noche, la madre casi dormida, a lo lejos divisó una luz. Haciendo uso de una linterna pidió auxilio. Era una embarcación de científicos. Ellos lograron rescatarlas. Okiro, el científico más joven las atendió.

—Mi hija Mori, está con mucha fiebre —dijo la señora.

—Tranquila, ella pronto se recuperará, la inyectaré. —La madre se opuso, porque según sus costumbres sólo deben usar la medicina natural. Pero al ver que su hija no se recuperaba, aceptó. Horas después, la joven despertó, vio que estaba sola en la habitación y en un lugar desconocido. De pronto, ingresó Okiro, ella se asusta.

—No te asustes. Mi nombre es Okiro.

—Mi madre, ¿está bien? —Fue lo primero que preguntó.

—Tranquila, ella está muy bien, pronto la haré pasar.

—¿Cómo te sientes, Mori?

—¿Cómo sabe mi nombre?

—Tu mamá me lo dijo.

—Lindo, nombre, ¿sabes su significado?

—Significa “seda”.

—Hermoso, como ella. —El joven Okiro lo dijo en voz baja, casi entre dientes. Él había quedado prendido de la hermosura de la muchacha.

—¿Qué dijo? —le preguntó la joven.

—Nada, nada. Tuve que inyectarte para bajar la fiebre. —Okiro, cambió de inmediato la conversación.

—¡Ah, no puede ser! ¿Usted vio mi cuerpo? ¡Qué vergüenza! —Ella se sonrojó. Él hizo un gesto con sus manos, que eso no tenía nada de malo.

La embarcación tardó un mes para llegar a su destino, debido a las inclemencias del tiempo y la lejanía del lugar. Durante esos días, los muchachos cada día se relacionaban más y más. Okiro y Mori se enamoraron. Hacían todo lo posible para verse a escondidas. Ella sabía que su familia se opondría a esa relación. Los habitantes mayores de la isla, no permitían que sus hijas formaran un hogar con extranjeros, menos con científicos. Para ellos, estas personas eran muy liberales. Las jóvenes que faltaban a esas leyes, las torturaban por desobedientes. Mori, nunca había estado de acuerdo con esas leyes. Ella deseaba ser libre y casarse con el hombre de sus sueños.

La embarcación de científicos llegó a la isla. Ese mismo día se marcharon, les esperaba un arduo trabajo. Estaban realizando unas delicadas pruebas de teletransportación en una estación experimental.

A los días Mori enferma, a tal punto que no se levantaba de su cama.

—Hija, ¿cómo te sientes?

—Madre, creo que estoy embarazada. ¿Qué, hago?

—Mori, ¿Por qué fallaste? ¿Quién es el pa… —La madre hace un silencio.

—Mi hijo es de Okiro. Perdóname, mamá. Tengo que salir de aquí, antes de que me torturen.

—Debo salvarlos, no quiero que mueran. Aunque le falle a las leyes —dijo desconsolada la madre.

Después de la recuperación de la joven, la señora se la llevó a pescar. De regreso llegó sola, sin su hija. Le dijo a la familia, que el mar le había arrebatado a su hijita. Todos creyeron la fatal desgracia. La madre había refugiado a la joven en una cueva, que sólo ella conocía.

Por las noches, a escondidas, Mori se paseaba por la playa, con la esperanza de que su novio la rescatara. En la isla corrían la voz, que desde que había muerto la chica, su sombra se deslizaba por la costa. Pero que un día la vieron que había ingresado al mar con un niño en brazos y una luz los había cubierto, desapareciendo para siempre.

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5 comentarios

  1. 1. DIASPORA dice:

    Pienso que la historia discurre bien y cumple el reto del mundo distópico debido al hecho de que el clan de la isla Nara establece normas que roban la libertad del individuo en procura de un supuesto bien común. Esto se manifiesta en los pensamientos de Mori, sobre todo cuando queda embarazada de su rescatador Okiro (un extraño) y debe ocultar a los isleños su estado.

    Al final se manifiesta el triunfo del amor sobre las costumbres excéntricas de unos pocos. De hecho, entiendo que Okiro el científico, teletransporta a la soñadora y enamorada Mori y su hijo desde la cueva donde se escondían hasta sus brazos. Esa fue la luz que algunos isleños miraron cuando Nori y su hijo ingresaron al mar.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 16:00
  2. 2. KosaK dice:

    Hola Thelma, Muy buen relato.
    creo que el tema que tocaste no se aleja de nuestra realidad, creo que, en lo general aun sucede en algunas culturas y en algunas familias, quizá no con castigos tan severos pero la sensación es parecida en las personas que lo padecen.

    buen trabajo!
    Saludos KosaK
    Te invito a que puedas leer mi texto estoy en el 143

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 17:02
  3. 3. Dino Vargas dice:

    Wow, linda historia de amor, aunque un poco apresurada (se que la cantidad de palabras es un limitador cruel).
    Está bueno como describís la sociedad de la isla, sin muchas palabras, sin tomar a tu lector por tonto explicando cosas que se sobreentienden.
    Los diálogos son un tanto confusos, cuando hablan Okiro y Mori creo que hay uno que falta o que sobra, no entiendo por más que lo leí tres veces… en fin. Gracias por tu escrito!
    Saludos,
    Dino (N°44)

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 17:23
  4. 4. Laura dice:

    Hola Thelma
    Has logrado una hermosa historia, aunque en algunos tramos se torna bastante explicativa (las costumbres de los isleños, por ejemplo, que podrías haber intercalado en el diálogo entre madre e hija)
    Me resultan un poco forzados los diálogos, tal vez podrías haber usado algo de indirecto al menos cuando la muchacha piensa qué traerá el barco (el “Estoy ansiosa por conocerlos ” tal vez puedes cambiarlo por “esperaba con ansiedad la llegada del barco)
    Aquí agregaría un punto: Tranquila, ella pronto se recuperará. La inyectaré.
    Me extraña que siendo de una cultura tan peculiar madre e hija, la madre deje a solas a su hija en un lugar donde no conoce a nadie.
    Aquí cambiaría una palabra, ya que inicias con las jóvenes y terminas con los ancianos: “Las jóvenes que faltaban a esas leyes eran torturaban por desobedientes”
    De todos modos, es un muy buen relato.
    Hasta la próxima escena.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 12:43
  5. 5. David Matute dice:

    Hola Thelma, me encantó tu relato por su originalidad.
    Sugerencias:
    * Revisar los tiempos…hay eventos que ocurren en pasado y usas tiempo presente
    * En general pienso que usas demasiado los puntos y seguidos en los párrafos, lo cual “segmenta” la fluencia de la lectura. La coma y el punto y coma podrían ser mas apropiados
    Espero sean útiles
    David

    Escrito el 21 mayo 2017 a las 19:27

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