Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Elektro - por Naoko Marcapasos

Era más que un simple robot, Elektro era el primer robot creado por el hombre. Desde hacía muchos años vivía en la sala de exhibición de un Museo en Hong Kong; había visto ir y venir miles de personas y se sentía orgulloso de ser una de las mayores atracciones del mundo.
Un día, un nuevo personaje llegó al museo: era Ada, una robot humanoide diseñada para guiar a los visitantes del lugar. Ada hablaba 10 idiomas diferentes, su tecnología era muy moderna e incluso para ser un robot, era muy atractiva. Para Elektro fue amor a primera vista, sintió que sus cables cosquilleaban, que su grasa interna se calentaba y se derretía, y que pequeños cortos se producían debajo de su enorme pecho de metal. Ada se tomaba muy en serio su trabajo e intentaba que cada persona que entrara al museo saliera rebosada de conocimientos. Elektro no sabía qué hacer, no estaba diseñado para amar, no entendía qué le pasaba, por un momento pensó que sus circuitos estaban fallando y su momento de apagarse había llegado. ¿Qué significaban esos nervios que le daban cada vez que veía a Ada?
Una semana después de la llegada de Ada, la respuesta a la pregunta llegó en forma de dos enamorados que visitaban el museo, el sólo ver cómo se agarraban la mano, cómo se miraban y cómo se sonreían el uno al otro, le hizo desear hacer lo mismo con la recién llegada. Así que eso era el amor…
Elektro supuso que después de tanto tiempo viviendo entre humanos, algo en su interior había cambiado, algo para lo que no lo habían programado pero que después de todo, estaba ahí, así que decidió conquistar a la hermosa Ada pero… ¿Ella le correspondería? Se notaba que era una robot moderna, no podía tener más de 5 años en el mercado, en cambio él tenía ¡Mas de 50! Pensando en eso se desanimó totalmente, era obvio que Ada nunca se fijaría en él.
Nuestro robot comenzó a enfermar, sus engranajes simplemente no funcionaban igual, él, siempre enérgico y seguro de su importancia, se sentía insignificante.
Los dueños del museo no sabían qué hacer, su más valiosa pieza se estaba dañando, llevaba días dormida y funcionando a medias. Ya se habían resignado a soldar lo que quedaba del viejo robot y a dejarlo como una simple estatua, cuando Ada se acercó a ellos y les dijo que podía ayudarlos. Ella les explicó que el aceite que recubría sus piezas, era un descubrimiento moderno que ayudaba a que los robots tuvieran mayor flexibilidad, que si ellos querían, podían tomar el suyo para salvar a Elektro, ya que ese aceite sólo se conseguía por encargo y si esperaban más tiempo, ya no habría nada que hacer.
Era una decisión difícil, los dueños del museo habían invertido mucho en esa robot y la verdad es que desde la llegada de Ada, mucha más gente llegaba a visitarlos; pero Elektro era demasiado importante. Ada sabía que si les daba su aceite, ella no funcionaría igual, sus engranajes poco a poco se oxidarían ya que la tecnología que manejaba era mucho más exigente que la del viejo robot; pero ella sabía la importancia de Elektro, lo había admirado desde que llegó, su historia, su sabiduría, su experiencia y su valor dentro del mundo de la robótica. Ada no podía permitir que se transformara en una simple pieza de metal.
Los dueños del museo resolvieron usar sólo una parte del aceite de Ada y si esto no funcionaba, utilizarían el resto.
Elektro volvió a la vida, desanimado y sin saber por qué lo habían regresado de su sueño. Cuando se enteró de lo que había pasado, se sintió aún más triste, no quería que Ada se sacrificara para salvarlo; pero Ada se acercó a él y le explicó todo, en ese momento, los circuitos de Elektro estallaron de la felicidad, la mezcla de su aceite viejo y nuevo recorría su cuerpo sin parar. No iba a dejar que el sacrificio de Ada fuera en vano.
A partir de ese momento, Ada y Elektra se volvieron muy buenos amigos… y algo más. Lo que ellos no sabían era que el amor que existía entre ellos, era el mejor combustible jamás fabricado así que se mantuvieron funcionando por cientos y cientos de años más, alegrando y educando a todos los que pasaban por el viejo museo. FIN.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Rafael dice:

    Buen microrrelato, ameno y sencillo, bien construido, me recuerda al estilo empleado en el mio “Rufot, más que un robot”.

    Además ese final abierto con y algo más, dejando abiertas todas las posibilidades cuadra mucho con lo que pienso has querido expresar con este microrrelato, no hagais como Elektro y no sucumbais de esa forma a la primera Ada desmpapanente que se os cruce, hay que tener chips, esto cabeza, que esta era buena ¿pero y si no y si no? Jaja.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 23:41
  2. 2. June dice:

    ¡Me encanto tu relato! Muy bien escrito, y cuenta con una historia de amor muy hermosa, nunca se me abría ocurrido algo así.
    Con mis pocos conocimientos, puedo recomendarte que quizás podrías utilizar los nombres un poco menos, ya que siento que “Ada” se repite mucho y quizas podrias reemplazarlo con “la nueva robot” o algo así.
    De todas formas tú historia es genial y espero leer algo mas tuyo alguna vez.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 16:44
  3. 3. Txavi García dice:

    Naoko Marcapasos, me ha encantado.
    Quizá la única pega que pueda ponerte es que la velocidad del relato se me ha hecho excesiva.
    Quiero decir que, de estar Elektro triste a enfermar se me ha hecho rápido. Lo mismo desde que están decidiendo qué hacer a la propuesta de Ada hasta que “vuelve a la vida” Elektro. Tampoco sé si es correcto decir que un robot tiene vida, pero eso daría para un debate interesante, jaja.
    En definitiva, te seguiré leyendo, has tenido una buena idea y la has desarrollado muy bien.
    Un saludo

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 12:29
  4. 4. marazul dice:

    Hola Naoko: robot e historia de amor, justo lo que se pedía en el relato de este mes. Me gusta la forma sencilla y clara que tienes al escribir. Expresiones como “un día…” consiguen interesar al lector. Echa un vistazo a esta expresión: “había visto ir y venir miles de personas”. Creo que lo mejor sería decir: había visto el ir y venir de miles de personas. Son detalles fáciles de corregir si se repasa y se lee el texto en alto.
    Todos estamos aquí para aprender, Naoko, y espero seguir leyendote.
    En esta ocasión leo muchas historias con final feliz. Si tienes un momento pásate por la mía a ver qué te parece.
    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 16:16
  5. 5. María Bonmatí dice:

    ¡Gracias por pasarte por mi relato Naoko!

    Me resulta muy interesante la historia que nos cuentas sobre el descubrimiento del amor por parte de un robot, como aquel que lo descubre por primera vez.

    Saludos

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 11:02

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.