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Cargando... - por Rafa Lojo

Era más que un simple robot.

Para cualquiera que lo viese quizá aparentase ser otro amasijo de cables, chips y piezas de titanio espeluznantemente antropomórfico, como los que se podían encontrar en cualquier hogar, pero no para él. Él sabía lo que había en el fondo de aquella carcasa sintética, concienzudamente oculto bajo varias capas de directrices y subrutinas señuelo, alojado en lo más profundo de su memoria secundaria.

No podía ser de otro modo. En caso de que alguien lo descubriese significaría la pena de muerte para él y la desintegración inmediata de ella.

“Ella”. Sólo pensar en aquel montón de metal de ese modo lo hacía estremecerse en lo más profundo de su ser. Sí, era lo que quería; para eso había trabajado sin apenas comer o dormir durante los últimos meses, dejando su empleo para poder dedicarse por entero a su obsesión. Ignorando a familia y amigos que sólo querían ayudarlo en aquellos difíciles momentos. ¿Pero y si algo salía mal? ¿Y si no funcionaba? Peor aún, ¿y si funcionaba pero no como él esperaba?

-¡No!, he llegado demasiado lejos para parar ahora- pensó para sí; y tomando el grueso grupo de cables que colgaba de su mesa de trabajo, fue conectándolos a sus respectivos acoplamientos en cada articulación. La lógica dictaría no habilitar más que la cabeza para el primer encendido. Si algo salía mal siempre podría tener controlado aquel cuerpo sin riesgo de que ocurriese algún accidente, ya fuese a él o a algún tercero, pero no podía hacerle aquello. Despertar y sentirse mutilada, incapaz de moverse o siquiera incorporarse no era algo que fuese a permitir, nunca se perdonaría hacerla sentir así. Además tampoco sabía si las sinapsis de la red neural principal aguantarían tal nivel de estrés; ya bastante iban a tener que soportar si todo iba bien. No podía correr ese riesgo.

5%: el indicador de batería del pecho se iluminó bajo la piel sintética con un brillante tono rojo.

¡Lo había olvidado! Aquel “cuerpo” estaba desnudo. Se había acostumbrado tanto a trabajar con aquel hardware crudo que ahora, cerca del momento decisivo, se había distraído de la razón última de hacerlo. Consciente de que la carga tardaría aún en completarse se dirigió al dormitorio y dedicó un buen rato a rebuscar por los cajones y armarios alguna prenda perdida que el sistema pudiese reconocer en su base de datos.

15%: La carga todavía tardaría unas horas en completarse.

¿Qué opinaría la gente? No es que convivir con un androide fuese lo más raro que uno se pudiese encontrar; a fin de cuentas en Japón ya se había legalizado el matrimonio robosexual años atrás. Sin embargo no era lo habitual en occidente y aún se miraba mal a aquellos que manifestaban esas tendencias.

¡No importaba! Había sufrido y trabajado demasiado para echarse atrás. Era arriesgado y probablemente sería señalado el resto de su vida, quizá repudiado, pero no estaría sólo. De hecho, no podría estar mejor acompañado.

18%: A ese ritmo la carga se completaría alrededor de las 11:00 am. Una última revisión antes de irse a dormir unas horas: el peinado era igual que en las fotos en las que se había basado. Volvió a medir cada pieza para asegurarse de que no superaban ni un milímetro el largo adecuado. Una nueva copia de seguridad de todo el sistema y otro test sensitivo a las pautas mentales de la memoria secundaria. La síntesis de voz sonaba como debía. Todo parecía estar bien.

83%: Los nervios no le habían permitido pegar apenas ojo en toda la noche. Estaba tentado de activarla antes de que la carga hubiese acabado, pero no podía correr ningún riesgo. Debía esperar.

99%: Tras incorporar el cuerpo y sentarlo sobre la silla de trabajo, ya estaba preparado. El corazón le palpitaba con tanta fuerza que parecía querer abrirse paso a través del pecho.

100%: Tras desenchufar el último cable, la secuencia de encendido se inició. Aquel golem, al que tantos meses había dedicado, en el que había gastado todo su dinero y más, al que con tanto mimo había ido trasladando aquella imagen en su cerebro, aquella idea imposible… estaba despertando.

-¿Por qué estás tan serio?- Preguntó la máquina

Un mar de lágrimas surgió de los ojos de su agotado interlocutor. -Por nada, cariño. Es sólo que te he echado de menos.

Las pautas mentales de su fallecida esposa parecían funcionar a la perfección. Tenía mucho que explicarle, pero ya habría tiempo. Ahora sólo quería abrazarla.

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7 comentarios

  1. 1. Alma Rural dice:

    ¡Enhorabuena, Rafa!

    Tu relato es genial, lleno de ternura. El protagonista se olvida de todo y de todos para conseguir que su mujer regrese a su lado aunque sea en forma de androide. Me ha parecido una idea muy original y muy bien contada.
    Poco a poco nos vas metiendo en la historia hasta que llegamos al desenlace final que redondea la historia.

    En cuanto a la forma del texto, la manera en que lo has escrito es perfecta. Usas un vocabulario adecuado para el tipo de relato que escribes; la estructura de los párrafos ayuda a seguir y comprender la historia. Vamos, que se lee con facilidad y muy a gusto.

    ¡Te felicito por una muy buena historia!
    Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 22:40
  2. 2. Aner dice:

    ¡Buenas!

    Me gusta tu historia, cómo la llevas y, sobre todo, cómo combinas un lenguaje más emocional con uno totalmente técnico (“…concienzudamente oculto bajo varias capas de directrices y subrutinas señuelo…” >> ¡me encanta!). Creo, también, que el desenlace es acertado, así como la forma en la que lo retratas (“-¿Por qué estás tan serio?- Preguntó la máquina.”).

    En lo formal, alguna pequeña cosa que otra. “-¡No!, he llegado demasiado lejos para parar ahora- pensó para sí; …” >> Me extraña ver esto en modo diálogo, teniendo en cuenta que indicas que es un pensamiento.

    La idea de estructurar la historia según porcentajes de carga es ingeniosa y oportuna, y contribuye al ritmo del relato, aunque opino que quedaría mejor sin los dos puntos junto a cada cifra. Un punto bastaría; incluso, cada cifra podría constituir un párrafo aislado. En cualquier caso, solo es una pequeñez formal.

    Veo algunas repeticiones en el vocabulario, sobre todo en expresiones relativas a la carga de robot (“15%: La carga todavía tardaría…”; “18%: A ese ritmo la carga…”; “Estaba tentado de activarla antes de que la carga hubiese acabado…”), para las que podrían buscarse otras fórmulas y enriquecer la narración.

    Nada más. Me gusta tu texto, desde el título. ¡Espero seguirte leyendo! Un saludo,

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 08:53
  3. 3. cesar henen dice:

    Hola Rafa, con gusto estoy en tu relato para comentarlo y analizarlo, empezare por los corregibles:

    “pero no estaría sólo” Aquí la palabra solo es un adjetivo y no un adverbio por lo tanto no se acentúa.

    “-¡No!, he llegado demasiado lejos para parar ahora- pensó para sí;”
    Para mostrar los diálogos indirectos y los pensamientos hay que usar las llaves españolas (« ») se obtienen con las teclas alt +174 para abrir («) y alt+175 para cerrar (»). En los diálogos directos es necesario usar la raya (—) y no el guión (-). Para la raya se usa la combinación de teclas alt+ 0151.

    “Un mar de lágrimas surgió de los ojos de su agotado interlocutor. -Por nada, cariño. Es sólo que te he echado de menos.” Aquí lo correcto sería poner el dialogo del personaje primero y luego intervención del narrador.
    —Por nada, cariño —un mar de lágrimas surgió de su agotado interlocutor—. Es sólo que te he echado de menos.

    “aquella idea imposible… estaba despertando.” Siempre después de un punto se escribe en mayúsculas.

    La historia me parece fantástica, muy bien llevada, nos adentramos a la historia con cada porcentaje de carga pues queremos saber qué sucederá luego. Una bella historia donde el amor trasciende más allá de la vida biológica.

    ¡Saludos Rafa y espero leerte el próximo mes!

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 00:24
  4. 4. Rafael Lojo dice:

    Bien, ante todo agradecer los comentarios recibidos. Todo lo que ayude a mejorar siempre es recibido.

    Aner y César, lo cierto que nunca me había planteado la correcta manera de representar un pensamiento y en efecto, como me indicáis, no lo he hecho del modo correcto. Es un detalle que no creo que vuelva a pasar por alto.

    Sobre el resto, sólo una objeción (César) sobre el comentario acerca de escribir con mayúsculas tras un punto. Como indica la RAE, los puntos suspensivos son un signo de puntuación propio (vamos, que no son tres puntos consecutivos), y “Si los puntos suspensivos cierran el enunciado, la palabra siguiente debe escribirse con mayúscula inicial: El caso es que si lloviese… Mejor no pensar en esa posibilidad; pero si no cierran el enunciado y este continúa tras ellos, la palabra que sigue se inicia con minúscula: Estoy pensando que… aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme” (http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=c5GublcDAD6kWvCUUy).

    Por lo tanto dada la naturaleza de la frase “aquella idea imposible… estaba despertando” es correcto continuar escribiendo en minúsculas.

    Por lo demás, agradezco el resto de anotaciones; son detalles a pulir que siempre se agradece que te hagan ver.

    Espero que sigamos leyéndonos en futuros relatos.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 02:23
  5. 5. Elena Mahía dice:

    Hola Rafa!
    Me ha fascinado tu relato. Me parece muy original y con un desenlace inesperado. Parece que el protagonista fuese un obsesionado de los robots y al final descubres todo lo que hay detrás, su dolor, su desesperación por la pérdida de su esposa y su ilusión también.

    La forma en como presentas la carga del robot hace que aumente la intriga a medida que avanza la lectura.
    La mezcla de sentimientos y lenguaje más informático, me encanta y considero que es algo muy acertado.
    Como puntos negativos, lo que te han comentado sobre las comillas y guiones en los diálogos. Y en la frase “-¡No!, he llegado demasiado lejos para parar ahora- pensó para sí;” creo que sobra el “para sí”, es un poco redundante. Pero es mi opinión personal.

    El final está lleno de emoción y me puedo imaginar la escena a la perfección.
    Muy buen relato. Sigue así y enhorabuena!!

    Un saludo!

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 14:00
  6. 6. Doralú dice:

    !Hola Rafa Lojo!

    Me parece una bella historia de amor. Es una historia coherente, bien redactada y engancha al lector desde el principio. Se percibe la ansiedad del hombre por conocer el resultado de su trabajo. El final me pareció sublime.

    Un abrazo

    Escrito el 26 octubre 2017 a las 06:23
  7. 7. José Torma dice:

    Hola Rafa.
    Tu relato es muy bueno, me gusto la manera que lo vas llevando, generando expectativa con el solo porcentaje de carga del robot. Pero lo que más más me gusto, fue que no fue predecible, la inteligente mención de la familia a mí me despisto y jamás imagine que el androide fuera su mujer.
    Muy bien compañero, felicidades.

    Escrito el 31 octubre 2017 a las 00:03

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