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Juan Martín Iturralde - por Miguel Angel Penna

Era más que un simple robot. Aunque por años había desempeñado su papel a la perfección, la situación actual lo ponía en jake, demostrándole que era mucho más que una máquina programada para realizar la tarea asignada, sin mediar preguntas… y por supuesto, sin la interferencia de los sentimientos personales. Nunca había tenido dificultades para manejarlo… Hasta ahora…

Durante años, Iturralde había vivido una doble vida. De día era Juan: el callado profesor de la primaria del pueblo, amoroso, comprometido y dedicado. Quienes conocían a Juan lo describían como una persona solidaria, siempre pendiente de ayudar al prójimo y de encontrar soluciones a cualquier problema que pudiera presentarse en el pueblo, o entre sus habitantes.

Pero al llegar la noche, Juan se dormía… y, al mismísimo estilo de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Iturralde se transforma en Martín. Como Martín era igual de comprometido con la gente que lo requería. La diferencia era que el servicio que prestaba era un poco más oscuro, un poco más caro, y un poco más ilegal: como Martín era un asesino a sueldo. Quienes tenían la ¿suerte? de conocer a Martín incluso dudaban de hacer tratos con él, por el miedo que les generaba su sola presencia.

Lo que más disfrutaba Iturralde de su doble vida era encontrarse casualmente en una esquina con un padre de la escuela, conversar tranquilamente, mientras revivía en su memoria las imágenes de la noche anterior, en la cual, en esa misma esquina, Martín asesinó, cumpliendo con algún trato previamente arreglado. O presentándose como Juan, consolar por horas a la viuda del hombre que, siendo Martín, asesinó hace un tiempo. O preguntar con la voz acongojada por novedades a una mujer conocida, cuyo marido no aparece… mientras recordaba el lugar exacto en el cual Martín, unos días antes, había enterrado el cuerpo.

Juan: el dulce y atento profesor del pueblo. Martín… Ese lado oscuro de su Yo, aprovechaba los ojos de Juan durante el día para visitar cada rincón del pueblo, investigando los lugares más propicios para realizar sus encargos.

Todo cambió cuando, la noche anterior, un hombre le encargó que se deshiciera de Lucrecia. Despechado, había decidido que no podía vivir más sin ella, y que si no era suya, ella, simplemente, no podía ser. Con lo que no contaba este cliente era con que Juan estaba secreta y perdidamente enamorado de Lucrecia también. Mientras cerraban los detalles del trato, Juan luchaba en el interior de Martín, gritando en silencio que no lo hiciera. Pero Martín nunca rechazaba un encargo.

Y ahora se encontraba atrapado en un callejón sin salida. Esta cuestión le había caído como un balde de agua fría, y lo obligó a replantearse su vida entera: de día, de noche… y su secreto amor por Lucrecia.

Se prolongó durante largo tiempo esa lucha interna, entre el deber y el sentir. Hasta que, llegado el momento, Martín supo cuál era la decisión correcta: esa noche tenía un trabajo que hacer. Se acercó sigiloso, buscando a su víctima, acechándola a cada paso… vigilándola en secreto mientras caminaba… hasta que encontró el momento oportuno: tomó el puñal, escondido entre sus ropas, caminó con paso decidido y, cuando llegó lo suficientemente cerca como para que la reacción defensiva fuera imposible, tomó a su víctima por la espalda, y clavó el cuchillo en el pecho de Lucrecia. No pudo evitar que las lágrimas de Juan corrieran por sus mejillas, como un pequeño recordatorio de que, en el fondo, los dos eran uno, unidos ahora y para siempre en un mismo ser… Un grito desgarrador se escapó de la garganta de Martín… pero la que se oía era la desesperada voz de su otro Yo, que clamaba por liberarse…

Ese día no sólo murió ella… también fue asesinado, sin piedad, el pobre Juan… Ya no trabaja más en la escuela… ahora duerme, solitario. Sin mayores explicaciones, ese día dejó de ver la luz del sol. El pueblo entero se pregunta que habrá pasado con él, qué terrible suceso lo habrá conmovido tanto para que ni siquiera acepte recibir visitas.

Juan junta energías… para la noche… en la cual, reaparece transformado… No existen más Juan y Martín… ahora es Juan Martín… ya no más doble personalidad, ya no más doble vida… Juan Martín Iturralde… se los presento, el más temible de los temibles…

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5 comentarios

  1. 1. Stinkelgeneroso dice:

    La trama es buena y está bastante bien redactada exceptuando algunas cosillas:
    “La diferencia era que el servicio que prestaba era un poco más oscuro, un poco más caro, y un poco más ilegal: como Martín era un asesino a sueldo.”- la última frase suena rara: (como Martín era un asesino a sueldo.), no sé si es que te ha faltado alguna coma.
    Sobran algunas comas, como por ejemplo: ” incluso dudaban de hacer tratos con él, por el miedo que les generaba su sola presencia.”; hay alguna más a lo largo del relato.
    Demasiado uso de comas y puntos suspensivos.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 22:31
  2. 2. Negra dice:

    Es una historia que te pone tenso pero con ganas de más, es realmente buena como relato e historia de ficción; no me gusto que el personaje no tenga nada que ver con un robot y que al final fuese el mal, el que se ve como el héroe del cuento.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 17:36
  3. 3. Osvaldo Vela dice:

    Hola Miguel Ángel.

    Tienes en tus manos una historia que sabes contar que es el requisito primordial de escribir. Lo que veo después son las emociones que tu personaje despierta. por un lado amistad y cariño y por el otro miedo.

    Ciertamente el uso de los puntos suspensivos es buena para crear una continuación por separado pero es un recurso que no se debe de repetir tanto. La estructura de las oraciones fluye sin tropiezos.

    El largo de los párrafos los manejas muy bien. Así es que la repetición te dará con el tiempo solidez mayor a tus textos.

    Te felicito y adelante.

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 15:21
  4. Hola Miguel Angel,
    Para empezar, agradecer tu comentario a mi relato. He leído el tuyo con interés hasta el final y encuentro muy bien construida la trama. En tan poco espacio has logrado hacer encajar todos los elementos del drama. Está bien redactado y le das profundidad psicológica al jugar con la doble personalidad y hacer que los dos se encuentren. No me molestó que no fuera acorde con la frase inicial, porque ya, robots, hemos tenido muchos. El relato en sí cautiva pero deberías tener un poco de cuidado con la puntuación y algún error ortográfico (o tipográfico) como “Jaque”.
    Una lectura interesante. Saludos.

    Escrito el 25 octubre 2017 a las 09:40
  5. 5. Juan Sauce dice:

    ¡Hola!

    Un relato muy interesane.Tiene intriga y pienso que podría ser una historia mucho más larga. De hecho, creo que un relato tan breve no hace justicia a todo lo que se puede contar aquí. Porque al necesitar limitar el número de palabras, has debido de prescindir de diálogos y descripciones más detalladas de los sentimientos de los personajes. Todo así explicado queda como un poco “empaquetado”, “compactado”, no sé cómo decirlo…

    Hay algunos detalles que a mí me parecen mejorables, pero al menos desde un punto de vista personal; puede que a otro lector no le pase. El primero es que toda la historia sucede en un pueblo, y la imagen que a mí me viene es la de una pequeña población, con no demasiados habitantes. Pero allí se cometen todos los asesinatos (y de allí, supongo, son los “clientes” que mandan asesinar). No sé, me cuadraría más que tal situación sucediera en una ciudad. Además, no especificas si Martín actúa por la noche con una máscara o algo que oculte su rostro; en caso contrario resultaría difícil que su identidad no fuera descubierta, especialmente en un pueblo donde casi todo el mundo se conoce.

    Otra parte que creo que podría revisarse (en caso de poder contar con un relato más largo) es la aparición de la mujer. Siendo un punto tan crucial para la historia, aparece de repente para actuar únicamente en una escena. Lo suyo sería presentarla con antelación, hacer intuir al lector algún tipo de sentimiento del protagonista hacia ella y, de repente, llega la noticia del encargo que ha de hacerle replantearse su vida. Todo ello, claro, si dispusiéramos de más espacio.

    Con esto no quiero dejarte una mala sensación. Pienso que es una idea con muchas posibilidades, especialmente si se le comparara con Dr. Jekill y Mr. Hyde, y las dos personalidades lucharan entre sí por evitar que la otra llegue a ser la personalidad definitiva del protagonista.

    En cuanto a la gramática, comparto la opinión que han dicho tus compañeros.Quizá hay un abuso de los puntos suspensivos y alguna que otra frase que expondría de otra manera; aunque eso ya es cuestión de estilos.

    Espero haberte sido útil.¡Un saludo!

    Escrito el 26 octubre 2017 a las 22:06

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