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Adela - por Luna Paniagua

Web: https://lunapaniagua.wordpress.com/

Era más que un simple robot aspirador; mientras absorbía pelusas y polvo se podían oír coplas, un recopilatorio de Serrat o la radio. Fue el último regalo que Cosme le hizo a Adela. Desde que se mudó, ya jubilada, a un piso en un pequeño pueblo, Cosme no había escatimado en atenciones hacia ella. Vivían puerta con puerta y no pasaba un día sin que se vieran.

A Adela le gustaba aquel hombre de mirada tierna, voz suave y mente ingeniosa, pero no en sentido romántico. La primera vez que apareció con un regalo, un microondas reconvertido a pecera, lo rechazó para no darle falsas esperanzas, pero Cosme se disgustó tanto que al final lo aceptó. Dejó claro que no podía ofrecerle más que una amistad, y él contestó que a esas alturas con una buena compañía se conformaba.

A menudo paseaban, tomaban un café o iban al cine. Hasta que un día no le contestó al timbre. Adela recordó que tenía que hacer algún recado, aunque era raro que no hubiera vuelto a esas horas.

A la mañana siguiente se le cortó la respiración al ver una esquela con el nombre de su amigo en el portal. Tuvo que leerlo varias veces para convencerse. Comprobó asombrada que tenía una hermana. Cosme nunca le comentó que tuviera familia y dio por hecho que estaba solo como ella, a su edad no era raro si no se había tenido hijos.

Esa tarde fue al velatorio, nerviosa, ya que nadie iba a conocerla. Deseaba saber qué había ocurrido, y despedirse de aquel hombre que tan amable había sido con ella. Solo acompañaba al difunto una mujer. Adela saludó y explicó quién era; ella se presentó como Mariana, la hermana. Le pareció diferente a Cosme por completo, tanto en el físico como en la personalidad: a pesar de los ojos llorosos se adivinaba un fuerte carácter.

Le contó que le dio un infarto mientras iba en el autobús a la ciudad, seguramente a comprar material para sus «inventos inútiles». Cuando Adela le dijo que ella tenía varios en casa y no solo eran útiles sino divertidos, Mariana se dejó caer en una silla y comenzó a llorar. Entre sollozos explicó que hacía años que no hablaban, perdieron el contacto un día que le llamó loco y le dijo que no servía para nada y que debía buscar un trabajo serio. Y también —se intensificó su llanto— que no le extrañaba que estuviera solo. Se arrepentía tanto que le dolía el alma. Además, ella también estaba sola, ninguno de los dos se había casado y en lugar de estar juntos habían dejado pasar la vida sin saber nada el uno del otro. «Tú no eres de la familia» le dijo a Adela, «y sin embargo lo conoces mucho mejor que yo».

Adela intentó consolarla y para animarla se ofreció a ayudarle a recoger la casa de Cosme, y mientras tanto le hablaría de él. Así lo hicieron y comprobaron con agrado que congeniaban. Comenzaron a quedar también para pasear o tomar algo. Hablaban durante horas, y Adela se sentía cada vez más a gusto en su compañía. Mariana tenía una personalidad arrolladora que le hacía desear estar siempre junto a ella y sonreír en cuanto la veía.

Una tarde de otoño Mariana apareció en su casa con una película: «La vida de Adele». Dijo que le pareció gracioso porque casi era su nombre. Se sentaron en el sofá para verla. Adela siguió la historia con la boca abierta y el cuerpo en tensión. Aquella joven descubre que lo que se supone que debe sentir por un hombre lo siente por una mujer. A medida que pasaban las escenas Adela comprendía. Entendía por qué renunció a casarse con Paquito en el último momento, por qué nunca tuvo un noviazgo duradero y por qué los pocos intentos de tener una relación más íntima habían fracasado.

Cuando acabó la película Mariana le posó con suavidad una mano sobre la suya, la miraba con los ojos fijos y expectantes. Y Adela entendió por qué, aunque lo deseaba, no pudo enamorarse de Cosme, pero se despertaba sudorosa pensando en Mariana y no podía volverse a dormir, nerviosa porque llegara una hora decente para llamarla por teléfono y oír su voz.

Y entonces Mariana la besó. Azorada como una adolescente, vio acercarse sus labios y los recibió con un leve temblor. Cerró los ojos y se dejó llevar.

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6 comentarios

  1. 1. Guiomar de Zahara dice:

    Hola luna: una historia de amor -que no entiende de edades- con un final feliz y, un principio con un aspirador.
    He leído tu relato de un tirón, pero además de no encontrar el hilo conductor del robot con el amor, me ha sobrado toda la parafernalia alrededor del difunto Cosme.
    ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 09:17
  2. 2. Alétheia dice:

    Hola Luna. Me da penilla el personaje Cosme, ya que aunque Adela no se hubiera enamorado nunca de él, al menos podría manifestar apego tras su muerte. Al fin y al cabo habían sido buenos amigos. Quizás al derivar la historia de amor con Mariana, tuviste menos palabras para expresar la pena de Adele.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 10:51
  3. 3. María Jesús dice:

    Hola: Bonita historia de amor que aparece como por sorpresa al final del relato. Da para un texto más largo, donde se puede ahondar sobre la vida de los tres personajes centrales. Agradezco leer historias verosímiles, ya que la obligada frase con la que teníamos que comenzar, presagiaba un taller de textos robóticos y futuristas que no me van nada. Buen ejercicio.
    Saludos.

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 19:07
  4. 4. Luna Paniagua dice:

    Muchas gracias a los tres por comentar mi relato, la verdad es que me salió más largo pero lo tuve que acortar para ajutarme a las 750 palabras.
    María Jesús, a mí me ocurre lo mismo con los textos de robots, por eso quise darle una vuelta.
    Mañana os devuelvo la visita 🙂
    Un saludo

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 22:03
  5. 5. Miranda dice:

    Hola Luna:

    Me ha gustado mucho tu historia, esta muy bien escrita y haces evolucionar a los personajes de una forma muy natural.

    A mi también me gustan las historias más realistas, y también me he salido del guión futurista. Estoy en el 57. Si quieres leer algo realista.

    Un saludo, nos leemos en la próxima

    Escrito el 25 octubre 2017 a las 23:07
  6. 6. Luna Paniagua dice:

    Hola Miranda,

    Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. ¡Ahora mismo te visito!

    Escrito el 26 octubre 2017 a las 17:52

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