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Amor, se llama amor - por Lunaclara

Web: http://mhelengm.blogspot.com.es

"Era más que un simple robot". Esto es lo que iba a decirle a Marisa. Él hacia todo lo que su esposa le ordenaba, sí, sin poner mala cara, sin protestar, solo para que ella estuviese contenta. ¿Acaso un robot podía elegir a voluntad lo que hacer en cada momento? No, no era un robot. Él se consideraba un hombre que, libremente, elegía hacer feliz a su mujer.
Amor, eso se llama amor. Ni el más avanzado programa informático instalado en una máquina podría nunca imitarlo.
Y se lo iba a dejar bien claro a aquella rubia despampanante, que trabajaba con él, que cada cinco minutos le repetía que estaba deseando charlar de sexo en privado…
Cuando llegó al garito, Alberto fue directo a la barra y pidió un whisky. El barman se lo puso, avisándole con un gesto que quien él sabía se le acercaba por detrás.
-Hola, mi amor -Marisa le abrazó, apretándose contra él. Un calor asfixiante subió hasta su nuca.
Su trabajo podría verse afectado si era tan contundente con ella. Eso le preocupaba bastante. ¿Cómo le sentaría eso a su mujer? No quería que se preocupara ni tampoco que se enfadara.
Bebió el whisky de un solo trago.
-¿Qué hay, Marisa?- Con un golpe brusco dejó el vaso. Ni la miró siquiera. La apartó y fue a cambiarse de ropa.
Antonello's empezó a llenarse de gente. Las parejas se sentaban en sus mesas, hábilmente repartidas por toda la sala. Alguien descendió la intensidad de la luz hasta crearse el ambiente de intimidad único en Antonello's. El humo de los cigarrillos lo confirmaba.
Alberto, frente al espejo, apretó su pajarita, se puso la chaqueta y salió del camerino. ¿Un robot podría tocar el piano y cantar como él lo hacía? Claro que no. Su fama era bien merecida: tras horas de duro ensayo, proporcionaba una diversión difícil de igualar por otros colegas. Marisa solo quería separarlo de su esposa. Que si no ves lo que te hace, que si se está aprovechando de ti, que no te quiere… ¡Qué sarta de mentiras!
Detrás de las cortinas, escuchó a Marisa realizar la presentación. ¡Qué buena era! Hasta actuando juntos eran los más cotizados. Pero no podía sucumbir a sus encantos. Todos la deseaban, pero ella se había encaprichado con él: "… con todos ustedes, ¡el gran Alberto Mondragón!". Los presentes aplaudían con fuerza, otros silbaron y corearon su nombre. "¡Alberto, Alberto!".
Él apretó el botón que tenía en el hombro derecho. Su esposa le había dicho mil veces que así podía invocar a los dioses cuando los necesitara. Otra forma de templar los nervios.
Carraspeó y salió al escenario.

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15 comentarios

  1. 1. Marilinch dice:

    Lunaclara,

    me costó un poco seguir el hilo de la historia, sin embargo, después de dar una vuelta por tu blog veo que es tu estilo literario; eso me gusta, que le imprimas tu sello personal a lo que haces.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 15:51
  2. 2. PaulaC_99 dice:

    Me ha gustado tu historia, es diferente a lo que piensas que te vas a encontrar cuando ves que el reto tiene que empezar con una frase que se refiere a un robot.
    Creo que le falta una especie de desenlace al final, pero por lo demás está muy bien.
    La mía está en el número 172, por si quieres pasarte.
    Un saludo!

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 19:34
  3. 3. J.Sfield dice:

    Hola, Lunaclara

    Me gusta tu forma de narrar, tu estilo me ha parecido muy bueno. En cuanto a la forma veo que hay poco a mejorar. Por decir algo, te comento un par de puntos que no me acaban de encajar:

    “Alguien descendió la intensidad de la luz”. Aquí no me suena bien “descendió”, yo hubiera puesto “bajó”.

    “ella se había encaprichado con él”. ¿Con él? Tampoco me suena bien, yo diría que es “de él”.

    El cuanto a la historia, coincido en lo que ya te han comentado, está muy bien, tiene ritmo, es fluida, pero le falta algo, como te dice Paula, un desenlace.

    Nos leemos, un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 21:22
  4. 4. Roger Nhicap dice:

    Hola lunaclara,
    Me alegra encontrarte de nuevo. Has construido un relato muy bueno, bien redactado, atractivo, con ritmo que da gusto leer. Ya te han indicado pequeños detalles gramaticales que deberías tener en consideración.
    El punto nostálgico y sentimental característico en tus relatos también aparece aquí, sin desentonar, en su justa medida.
    La ambigüedad de ese final me permitió pensar que, efectivamente, Alberto podría ser más que un simple robot: un androide de la enésima generación de la inteligencia artificial, de perfecta apariencia, comportamientos y habla de un humano. Digo esto por el botón del hombro derecho; que aprieta para relajarse!
    Si esta no fue tu intención, me resulta algo light?
    Un abrazo, lunaclara.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 10:25
  5. 5. María Jesús dice:

    Hola: Tu relato me ha gustado desde el principio, cuando describes a un hombre que vive por y para su mujer, como un robot. Pero al final, cuando escribes sobre el “botón en su hombro derecho”, ya me he perdido. No obstante, me gusta el ritmo del relato y la fluidez con la que está escrito, sin perderte con frases rebuscadas. Un saludo.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 12:50
  6. 6. marazul dice:

    Hola lunaclara, me alegro de “verte” por aquí. Espero que este año sea fructífero y sigamos aprendiendo juntas en literaturas.
    Tu relato me ha parecido divertido. Tal vez no era esa tu intención, no lo sé. Es que el final me ha gustado mucho. El botón contra la infidelidad parece que da resultado je,je…
    Una historia bien llevada y escrita con tu claridad de siempre. Redonda como el botón de Alberto.
    Un abrazo

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 18:09
  7. Hola Lunaclara, hiciste una versión diferente de la mayoría de un robot humanoïde que confunde hasta el punto de que el lector no sabe a qué atenerse; primero piensa que es humano y luego sale pensando que después de todo es un robot. La fidelidad, el amor, la integridad… son todos temas universales.
    Gracias por tu comentario a mi relato.
    Un saludo.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 20:41
  8. 8. Osvaldo Vela dice:

    Hola Lunaclara es bueno encontrarme de nuevo ante uno de tus textos. El desenlace me parece genial. como lo nombra Marazul, el botón contra la infidelidad.

    Sí una tecla como tal se pudiese instalar en cada hombre casado no existiría la infelicidad por traición: sueño de muchas mujeres y a la mejor de más hombres.

    Te felicito y nos leemos

    Escrito el 25 octubre 2017 a las 23:11
  9. 9. Marcelo Kisi dice:

    Hola Lunaclara!

    Mil gracias nuevamente por tu comentario a mi relato! Ahora entiendo tu inclinación a los buenos finales, en los que la honestidad, la fidelidad y el amor acaban triunfando. También así se pueden crear rupturas inesperadas!

    Me gustó tu atribulado robot lujurioso pero fiel, y tu relato me divirtió mucho. Felicitaciones!!

    Escrito el 27 octubre 2017 a las 14:32
  10. 10. Lunaclara dice:

    Gracias a tod@s!! Tendré en cuenta todos vuestros consejos si decido subir el relato al blog.
    Un abrazo fuerte!! Y nos leemos!

    Escrito el 29 octubre 2017 a las 21:04
  11. 11. José Torma dice:

    Hola compañera Torbellino.
    Por un momento pensé que ibas para oriente, cuando toda tu atención estaba en el poniente. Buena curva que has lanzado y yo he abanicado.
    Como siempre te he dicho, soy tú fan y este relato confirma tu calidad, fluido y con suficiente grado de complica con que hace que no te puedas separar o divagar mientras lo lees. Atrapas la atención.
    Felicidades.

    Escrito el 31 octubre 2017 a las 15:29
  12. 12. Lunaclara dice:

    Gracias José, yo creo que el final no se entiende muy bien, por los comentarios que he recibido. Pero siempre se aprende.
    Ciao Torbellino!

    Escrito el 31 octubre 2017 a las 17:58
  13. 13. Pepe Illarguia dice:

    Hola Lunaclara, gracias por tu paseo por mi escenario de tres esferas.
    Debo decirte que tu historia me desconcertó al principio, he tenido que leerla al menos otras dos veces para comprender que Marisa es la rubia despampanante. Creo que lo podías haber indicado al principio del relato, “Marisa, una rubia des…” o cuando el barman le dice, “cuidado que viene la rubia”, en lugar de quien tú ya sabes.
    Luego la llamada a los dioses a través de un botón, como el hecho de beberse un whisky, o la dura labor de aprendizaje hasta hacerse con un nombre, termina humanizando al robot.
    Enhorabuena Helena por tu trabajo.

    Escrito el 1 noviembre 2017 a las 13:05
  14. 14. Lunaclara dice:

    Gracias a tod@s!! Gracias Pepe!

    Escrito el 7 noviembre 2017 a las 15:34
  15. 15. Juan Sauce dice:

    Hola, Lunaclara.

    Un relato muy original el tuyo.Primero porque nos situas en un ambiente muy particular, el Antonello, y nos introduces muy bien en su ambiente. Y segundo porque me da la sensación que has querido jugar con el lector. Te pasas la primera parte del relato para demostrar que el protagonista no es ningún robot para descolocarnos, con esa frase final, y hacernos pensar que después de todo parece que sí lo era (aunque nos queda la duda… casado… sexo… bebiendo whisky… ¿hasta cuánto ha evolucionado un robot?). Vamos, te pregunto: ¿era esa tu intención? ¿O lo del botón se refiere al botón de una chaqueta?

    En fin, ¡un buen relato! Felicidades.

    Escrito el 9 noviembre 2017 a las 20:16

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