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Soledad y desesperación - por Samanta

“Era más que un simple robot…” tendría que haberle hecho caso cuando me lo dijo…
-Bien: empecemos –dijo un hombre de dedos gruesos y ceño fruncido.
-Mire, ya se lo he dicho –rebatió una chica enfrente suyo, con voz entrecortada y algo desesperada –yo no sabía que esto pasaría.
-Pero fue usted quien le compró ese robot ¿verdad?
-Sí, fui yo –le respondió frustrada- pero: ¿Cómo cree que podría haber predicho yo la situación?
-Entiendo que es difícil de prever, cuando a un chico se le compra un juguete, que se enamore de él y acabe muerto por ese motivo. No obstante: usted es… era su única amiga, usted sabía que ese chico tenía problemas.
-Por eso mismo lo compré: pensaba que le ayudaría a relacionarse.
-Como las terapias para los drogadictos ¿verdad? Se empieza con una planta, luego con una mascota y al final con personas ¿correcto?
-¡Exacto! –exclamó ella aliviada de que por fin la hubiera entendido.
Sin embargo, nada más decir esto, el agente que la interrogaba hizo una muestra de incredulidad con los labios y anotó algo en el cuaderno, lo que le hizo perder a ella toda la esperanza.
-¿De verdad cree que puede hacerme sentir peor de como ya me siento? –le preguntó la chica enfadada pero tranquila- mi mejor amigo ha muerto por mi culpa: nada de lo que diga puede ser peor que eso, así que si quiere meterme en la cárcel adelante, sino déjeme ir: tengo que asistir a un funeral.
-No era esa mi intención, señorita –le dijo el agente – y en cuanto a encerrarla, no hay pruebas directas contra usted, así que mientras esté localizable puede irse.
-Bien –dijo levantándose y yéndose sin más.
Poco después apareció otro agente que entró en la sala enfadado y dijo:
-¿En serio vas a dejar que se vaya?
-No tengo pruebas contra ella.
-Ella le compró el robot.
-¿Y? ¿La meto en la cárcel por comprarle un juguete?
-No… -se interrumpió- al menos vigílala.
-¿Y malgastar un agente para eso? puedes hacerlo tú, si quieres. Sino no pienso cerraré el caso como suicidio.
-Pues lo haré yo.

Y directamente se fue a emprender su misión.

Este chico, joven, apuesto, con un gran porvenir, era el único en la comisaria que pensaba que esa chica era culpable.
De hecho, entró en el cuerpo de policía por ese mismo motivo, pues su hermano acabó muerto por un asunto similar. Todos sus compañeros lo sabían y no le censuraban porque era un asunto personal, pero ninguno compartía su visión del tema. A pesar de todos los impedimentos, burlas y represalias, él seguía creyendo que tenía razón, y si sus compañeros le respetaban ahora, aunque en un primer momento fuera porque sabían su pasado, era porque desde hacía un año habían tenido cuarenta y dos casos de suicidio por motivos similares.
Aunque todos estaban preocupados por el tema, nadie hacía nada pues era considerado una cuestión irresoluble. Él era el único que pensaba que podía resolverlo y su solución era castigar a todas las personas que instigaran a tales finales.
Por ese motivo se puso a seguir a la chica, en busca de algo con lo que incriminarla y, pocas horas después de empezar su investigación, lo encontró: la pilló en una armería comprando una pistola.
Al acabar de hablar con el dependiente para sacar más información salió dispuesto a apresarla. No obstante, se retuvo cuando la encontró abrazada a otra chica. No perdiendo nada por espiarla unas horas más, la siguió hasta la cafetería donde se sentaron y las espió. No tardó ni una hora en disuadirse de la idea que tenía ya que con lágrimas permanentes en los ojos no podía parar de echarse la culpa por matar a su amigo.
Se fue a la comisaría, donde tenían el robot del que se había enamorado el fallecido, y lo miró mientras pensaba en lo sola que se sentía la gente no sólo para enamorarse de algo como eso, sino también para quitarse la vida por ello.
Mientras lo miraba, el agente del interrogatorio entró muy serio:
-¿Al final seguiste a la chica? –le preguntó.
-Sólo hasta medio día, ¿Por qué?
-La acaban de encontrar muerta en su casa: se ha pegado un tiro.
Él no respondió y el agente se marchó. Entonces el joven miró al robot y le dijo:
-Puede que no estés vivo: pero ya has matado a dos personas. Está claro que, desgraciadamente, eres más que un simple robot.

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4 comentarios

  1. 1. el chaval dice:

    Hola Samanta, Un robot que puede llegar a interferir en un suicidio. Como tantas cosas que ignoramos que puedan afectar a nuestra mente. La palabra “sino” ha de ir separada cuando el funeral.El otro “sino” no pienso cerraré el caso) no entiendo que quieres decir. Revisa la repetición, por ejemplo: no perdiendo nada por espiarlas las espió …y pr último no tengo claro, quien es el agente que va detrás de ella. Un saludo y adelante.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 19:36
  2. 2. Feli Eguizábal Fernández dice:

    HolaSamanta, me ha encantado tu historia. Sencilla y original. bien desarrollada de principio a fin. Has mantenido la atmósfera que conduce al lector hasta el final. Coincido con lo que te señala El Chaval. Pienso que ha sido originado al corregir el trabajo. Nos leemos.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 11:11
  3. 3. Alma Gatuna dice:

    Hola Samanta. Me gusta la historia. Mantienes la intriga de principio a fin aunque dejas algunos flecos sueltos y se queda uno con ganas de saber más.
    Coincido con El chaval en esos fallos. Creo que en la frase que comenta quisite decir “Si no, cerraré el caso como suicidio”
    La segunda parte da la sensación de que la has escrito rápido. Revísalo a ver si estás de acuerdo.
    Yo cambiaría los dos puntos, que los utilizas varias veces, por una coma o un punto.
    Si pules esas cositas te quedará un relato redondo.
    Enhorabuena.

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 09:49
  4. 4. Samanta dice:

    Muchas gracias a los tres (el chaval, Feli Eguizábal Fernández y Alma Gatuna) por leer mi historia y por corregirme. Tenéis todos razón con el “si no”. Y respondiendo a “el chaval”, el agente que persigue a la chica es un agente nuevo en la comisaria cuyo hermano murió por el mismo motivo que el amigo de ella, por eso la persigue pensándose que ha sido culpa suya hasta que la encuentra llorando.
    Iré corrigiendo todo lo que me decís y la siguiente espero hacerla mejor.
    Muchas gracias a los tres 🙂

    Escrito el 6 noviembre 2017 a las 12:37

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