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Para Frank, Siempre. - por IAN AURI
Era más que un simple robot, más que un androide o más que una simple inteligencia artificial, era el mecanismo que animó mi ser en el momento de más grande angustia y soledad, era mi alma gemela. De otro tiempo pero reencarnado en cables, metal y circuitos.
Más tarde que temprano fue que encontré la solución a mis problemas, pues en mis entrados años y después de haberlos sobrevivido en soledad llorando cada momento que envidiaba a los muchos que tenían calor en sus noches, sonrisas en sus mañanas y tardes acompañadas de abrazos, había perdido la esperanza, y así como si nada, él apareció. El cómo llego a mi es irrelevante, carece de interés, por eso dejo esta entrada en mi diario como constancia de que al menos en mi último día fui feliz.
Fue un regalo del destino quizá, un guiño en aquellos años pasados dándome a entender que no habían sido tan pesados en vano; la primera vez que su piel rozó la mía, sentí calor, y me sorprendió, pues imaginé, sería tan frio como el acero de sus huesos. Al mirar sus ojos vi reflejado quien fuera mi amante eterno en juventud, inocencia, fuerza, prudencia y desenfreno; básicos compuestos de lo que es un hombre con alma de niño, de los que aun en su corazón guardan la inocencia suficiente para sorprenderse con minucias de la vida
Sobre esta tarde su sonrisa enmudecía mi elocuente y frecuente manía de hablar por hablar, por primera vez en muchos años disfruté más de escuchar que de pronunciar palabra, me encantó ver como el sol en los últimos instantes de la tarde hacia brillar su corto cabello en tonos caoba, el entre verde y miel de sus ojos me embelesó de qué manera, me perdí en la música de sus palabras y los tonos que reflejaba su construcción… Era él, quien había partido hace tanto, había vuelto de alguna manera…
De camino a casa, recordé una tarde similar en noviembre, o tal vez octubre, de hace ya muchos años en la que por las mismas calles soñando de la mano de mi amor, planeábamos un futuro tan fantástico que como es obvio nunca llego a ser…
— ¿Estas bien?, Rompió mi ensoñamiento esta perfecta máquina.
— Más que nunca, respondí. Acarició mi barba un instante y seguimos caminando.
Tal vez cruzamos más palabras pero es lo único que recuerdo en este momento.
Al llegar a casa fui suyo, me tomó en brazos y besos cada parte de mi cuerpo como si los años no importaran, y no lo hacían, fui joven, fui amado, sentí calor, reí y lloré por última vez, aunque en estos momentos no negare que mis ojos están llenos de lágrimas no puedo decir que sea por otro motivo más que la melancolía que me genera pensar que solo por un instante y nunca más podré volver a ser feliz, tal vez en otro plano, pero eso es algo tan incierto… que es mejor desecharlo que cultivarlo.
Frank, te amo… siempre será así…
El sonido seco de un cuerpo cayendo sobre una mullida alfombra se escuchó en el silencio de la soledad, un vaso con whiskey se partió en pedazos y un ligero sonido de algo digital, indicó el fin de una grabación.
Vida terminada – Año 2685 – Septiembre – Día 14.
Está increíble!!! Me gusta mucho
Hola Ian! Que bonita forma en la que describes el romance entre Frank y el muchacho. La ternura de sus (tus) palabras me ha conmovido en lo profundo.
En cuanto al relato, está bien escrito y con buena ortografía (ojo que frío va con tilde).
Fantástico, sigue así!
Saludos
¡Vaya!, que maravilla de relato, el amor que se ve en tus palabras me ha llegado, se nota que es algo personal y eso es muy valioso, excelente, te felicito por tan buena historia.
Saludos.
Hola Ian,
Garcias por leer, y comentar, mi relato. Me alegra que te gustase y espero que veas cumplido tu deseo de conocer Japón.
Te diré que me gustó el transfondo de tu cuento, sobre una persona que encuentra el amor en un ser artificial. El texto trasmite amor y mucha ternura, mediante unas descripciones eficaces, aunque, en mi opinión, con una redacción algo excesiva, ampulosa, demasiado adjetivo, y adjetivo delante del nombre,…
Un detalle: “…animó mi ser en el momento de más grande angustia y soledad…” queda mejor, “…en el momento de mayor angustia y soledad…”
Otro apunte: “Más tarde que temprano fue que encontré la solución…” queda mejor, “Encontré muy tarde la solución…”
Espero que te sean útiles estas consideraciones pues eres capaz de que el lector sienta lo que quieres transmitir. Y esto es muy importante.
Hasta otra ocasión, un abrazo.
Es una bella historia de amor, me ha gustado la manera en que narras la situación del pasado, me gusta que por fin al menos por una ultima vez gracias al robot tu personaje pudiera sentir que estaba en los brazos de su amor del pasado.
Me identifico con ese tipo de amor melancólico y trágico, es mas común de lo que debería, muy buen relato, gracias por compartirlo.
Hola IAN. Gracias por pasar por mi escrito. Un relato muy tierno. Describes bien la relación entre el ser humano y la maquina. Felicidades. Un abrazo.
Muy interesante. Corto y conciso, me gusto.
Muy tierna, realmente una historia que llega, me gusta como vas contando las situaciones, me ha parecido muy agradable. sigue asi!.
Un relato encantador, me gusta que en verdad le has puesto sentimiento, me ha sorprendido que fueran dos chicos, he tenido que leerlo dos veces porque estaba algo distraído, pero me encanta la idea general. Sigue así, excelente!.