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«Un vuelco inaudito» - por Alonso García-Risso

Un vuelco inaudito

“Era más que un simple robot”, se dijo Amelia.
Recordaba, en sus inicios la relación con NCh-01.

Fue apenas entrado el siglo XXI; cuando el Instituto de Investigación Juan Esteban Salvatierra, orientó sus estudios en neurofisiología y mecánica aplicada; a la obtención de prótesis de reemplazo para pacientes baldados.
El instituto adquirió terrenos en los faldeos cordilleranos, cercanos a la ciudad de San José de Maipo y allí construyó las instalaciones necesarias para su desarrollo. El sitio escogido estaba al resguardo de interferencias incómodas. Sus estudios pronto alcanzaron cierta notoriedad en el ámbito científico y tecnológico. En especial el desarrollo de su proyecto NCH (neurochip) que buscaba superar las modernas CPU (central processing unit o cerebro) usadas en la actualidad en ordenadores. Sus esfuerzos se encaminaban a la utilización de neuronas humanas sostenidas mediante técnica criogénica para su conservación. Sin embargo, luego de un tiempo, la respuesta en los distintos medios fue decayendo; lo cual obligó a la corporación a buscar otros derroteros. Los estudios se suspendieron y el proyecto se archivó. Algunos de los investigadores debieron dejar el instituto. Entre ellos Amelia, tal vez la profesional más vinculada y conectada a los avances con NCh-01, el robot como lo llamaba cariñosamente. Se había esforzado al máximo y debido a ello le permitieron un periodo corto para recopilar todos aspectos útiles del trabajo, para su uso en un futuro incierto y poco probable.

Lo más destacado y sobresaliente de Amelia se encontraba en los conocimientos de neurofisiología y neuroprogramación que había instalado en las estructuras neuronales de NCh-01. Ella entendió que enterraba algo que daban por muerto; pero en el funeral, parte de ella misma, también entraba a la sepultura… Se resistió, algo en su fuero interno, algo cercano a un amor maternal le impedía bajar los brazos.
En ese momento, cuando ya dejaba definitivamente las dependencias del instituto se dijo: “…es más que un simple robot”. Siempre recordaría de ese modo la unión con NCh-01, su niño…

Amelia, en su nueva condición de desempleada, planificó tomarse un año sabático. Durante ese tiempo, retomaría por cuenta propia los estudios sobre su creación NCh-01; pues lo sentía como obra propia. Los ejecutivos del instituto, también lo entendieron de ese modo, como cosa personal. Tan distraídos estaban, disfrutando los éxitos conseguido con otros proyectos que les entregan ventajas comerciales; que le permitieron tomar algunas partes o piezas a fin de continuar con sus estudios. Sólo le colocaron como condición que, si conseguía algún logro, debería reconocer la participación del instituto. Así lo dejaron estampado en un contrato que debieron firmar, para su autencidad.
Tomó todo aquello que le serviría, en verdad se llevó todo. Vació su laboratorio.
En su casa dispuso un par de habitaciones al efecto y primero que nada se preocupó de las acciones de mantención criogénica de la nueva CPU (unidad de procesamiento central y chip escoltas) instalada y programada en NCH-01; ahora y en adelante su robot o “su hijo” tal como lo reconocía en su corazón.
Se abocó con ahínco a trabajar en el sistema operativo. Decidió alterar los desarrollos alcanzados y producir una serie de instrucciones, más bien propias de un ciborg, de un robot elaborado como ser humano; con el cual interactuar. Sentía la potencia creativa en sus manos e inteligencia. Pidió al Dios Verdadero, no ser consumida por la soberbia; protegería a NCh-01 de las malas intenciones del mundo, no permitiría de su utilización como ente del mal, de la guerra. Sobre todo luego de que instalara el nuevo y amplio sistema operativo, alimentado con extensas bibliotecas con la historia de la humanidad; fue que tuvo como resultado inaudito, días después, una respuesta simple entregada por la impresora sobre la cual interactuaba NCH-01… ¡Gracias Madre!

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6 comentarios

  1. 1. Jorge Lozano dice:

    Hola Alonso,

    Aquí Jorge, el vecino del 98.

    Bien llevado el cuento, me recuerda mucho a los relatos de Asimov sobre robots. En general una historia bien balanceada, bien llevada con un buen ritmo para leer. El final, como te digo, me recordó mucho a los de Asimov. Igual y hay espacio para sumergirte más en la historia, hacer un relato más largo?

    Una pequeñísima observación. Al principio indicaste qué significa CPU (Central Processing Unit) y tiempo después volviste a mencionar que significa. Creo que para el lector con una vez que lo aclares es más que suficiente. Ellos se darán cuenta conforme leen que hablas de lo mismo.

    Muchas gracias por compartir, saludos!

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 21:48
  2. 2. Maurice dice:

    ¡Hola Alonso! Soy tu vecino del 99, Maurice.
    Es una historia bien narrada y fluida, aunque modificaría algunos puntos en la redacción: párrafos más cortos; uso de “,” en lugar de “;” por ejemplo. Me encantó el argumento del “neurochip” en el robot. Admiro tu imaginación que revela cierto conocimiento de neurociencias y cibernética. La ficción -o ilusión- de “humanizar” la tecnología es un viejo anhelo y lo acoplaste muy bien.
    Quizá hubiese acompañado a Amelia con un personaje antagonista que, más allá de la empresa que la despide, le complique la existencia desconfiando de su proyecto. Pero es mi punto de vista; siempre un diálogo hace más “verosímiles” las historias.
    En general, una historia bien contada que me impresionó por su precisión en los componentes técnicos que justifican la trama. Te felicito. Una cosa más: no comprendí bien el destacado de “al Dios Verdadero”. Perdona mi escasa captación.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 05:38
  3. 3. Héctor Romero dice:

    Alonso, admiro el equilibrio que guarda la redacción de tu relato, particularmente me ha gustado mucho.Un buen final, aunque puede ser un corte momentáneo y extender la historia aprovechando esa capacidad que tienes. Felicidades, tu compañero Literauta 76.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 16:06
  4. 4. Otilia dice:

    Hola Alonso García-Risso:
    Me ha gustado tu relato, bien escrito y se lee con fluidez.
    Dentro de todos los tecnicismos, neurochip, CPU y el ambiente científico aparecen los sentimientos de una mujer que quiere ser madre, y que al final con su trabajo lo consigue. Felicidades.
    Saludos.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 19:11
  5. 5. amadeo dice:

    Alonso:
    Me gustó tu texto. Claro, bien llevado y de fácil lectura. Agrego: El título no me dice mucho. Creo que otro sería más parte del cuento.
    El final, me sorprendió. Esperaba otro.
    Considero que agregando partes, puede ser un muy buen cuento más extenso

    Estoy en el 136 por si quieres leerlo y comentarlo
    Saludos
    Amadeo

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 00:11
  6. 6. Sabina Duque dice:

    Hola Alonso.

    Al leer tu relato tuve la impresión de estar leyendo un artículo periodístico, con un hermoso cuento en su vientre.
    Percibo que manejas a perfección este estilo. Además se notan tus conocimientos en la temática que manejas.
    Creo que sería bueno, acortar un poco la introducción del cuento.
    Me gustó que hayas elegido el amor maternal, como motivación, para que Amelia, alcanzara los frutos de su trabajo y entrega.
    Gracias a ello, al final fue sorprendida con la prueba de ese amor maternal; que ella misma le imprimió a su creación.
    Me gusta el título y el final.
    Sin embargo me gustaría ver el cuento, más a flor de piel. Que predominara el género, “Relato”.

    Soy Madrigal 101
    Nos vemos en escena.

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 12:14

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