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Cambio de planes - por Piquillín

Era más que un simple robot adaptado al sistema; sin embargo lo contraté.
Desde que en las escuelas de nivel medio del país nos proveen de mano de obra gratis, al obligar a sus alumnos a trabajar el último año para egresar del sistema educativo; nuestra empresa contrata muy pocos empleados. La política de la misma es sumar a nuestro equipo de trabajo jóvenes dispuestos, sin ataduras familiares, con poco cuestionamiento y con ganas de progresar; eufemismos de “te vamos a explotar y vos lo vas a aceptar”. Mi puesto de gerente de personal lo gané justamente proponiendo esas ideas en una reunión, en ese conclave se decidía dejar afuera a la mitad de la planta estable; Ese día no sé que me pasó.
— Qué pase él que sigue— dije—
Y ahí entró él.
— ¿Currículum? — Increpé secamente—
— No traje, se lo quiero recitar —y empezó a relatar una especie de relato de vida mezclado con poesía. Creo que me eclipsó con su mirada tierna, sus palabras precisas y su sonrisa contagiosa.
—El puesto es suyo—dije sin titubear—Lo espero el lunes.
Ahí me tendría que haber detenido, lo podría haber despedido, la ley de flexibilidad laboral me amparaba; pero no pude. Tuve muchos signos de alerta; pero evidentemente no los quise aceptar.
Cuando él entraba a mi oficina, yo exclusivamente sentía. Yo, que soy sólo cerebro y trato a mis empleados con distancia y cierta soberbia; había adaptado con él cierta familiaridad. Reía con él, conversaba con él, su sola presencia me colmaba de bienestar. Pude, pero no quise parar. Hasta mi superior me llamó la atención por mi falta de rigor con respecto al nuevo empleado.
Como debían suceder las cosas en estos casos, luego de intensas miradas y sutiles roces de piel, fuimos uniendo nuestros destinos. No recuerdo los detalles, simplemente sé, que cuando nuestra historia se concretó, el mundo dejó de ser para mí lo que hasta ese entonces era.
Vivía en un cómodo, lujoso y a la vez antipático hogar. Para mí el futuro estaba planificado, cronometrado y decidido de antemano. No iba a tener hijos, iba a cambiar de auto cada seis meses, iba a conocer los destinos más exóticos del universo, iba a ascender hasta ser la nueva socia de la empresa.
Ese universo que conocía se derrumbó, dando paso a algo nuevo que jamás imaginé: ser feliz estando con alguien a quien se ama, tan simple como eso y tan terrenal. Fue la primera vez en mi vida que tomé una decisión de manera consciente, sin dejarme llevar por los cánones familiares ni los prejuicios sociales. Esto lo puedo afirmar, porque fui a mi última sesión de terapia.
Luego de renunciar a mi exitoso trabajo y a mi vida sin sobresaltos, aquí estoy junto al amor de mi vida, viajando sin rumbo fijo, contemplando el crepúsculo en un motorhome que compramos para la ocasión.
— ¿Por qué lloras? ¿Te arrepentiste? ¿Volvemos? ¿Lo pensamos mejor?— Me interrogó, al observar que corrían unas lágrimas por mi rostro.
—No, no. Lloro por todos los crepúsculos que no supe contemplar, sufro por el tiempo perdido.
—Lo recuperaremos, lo recuperaremos—me dijo.

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7 comentarios

  1. 1. Javier López dice:

    Hola, Piquillín. Me ha encantado la alegoría que nos presentas. El mensaje llega y de forma directa. Darse cuenta de que la vida es más que correr, trabajar, tener éxito y pisar a los demás; el amor y compartir la vida es lo que nos debe llenar, no únicamente lo material.
    Gracias por la palabra “egresar”, no la conocía, ya que no se usa mucho en España.
    Técnicamente sólo te puedo aportar una opinión subjetiva. En la frase “Reía con él, conversaba con él, su sola presencia me colmaba de bienestar.” quizá las pondría separadas mejor por punto y coma.
    Un saludo.
    Seguimos leyendonos.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 10:31
  2. 2. Héctor Romero dice:

    Interesante Piquillín. Me ha gustado su esencia, el espíritu de su mensaje. Tu compañero Literauta 76

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 00:50
  3. 3. Mónica dice:

    Hola, Piquilín! Me ha gustado mucho la historia. Técnicamente no te puedo decir mucho porque estoy empezando a escribir y todo lo veo bien. Me he sentido personalmente muy identificada. La vida a veces nos convierte en robots, máquinas para producir más y más cada día, enterrando los sentimientos.

    Un saludo!

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 20:09
  4. 4. Earendil dice:

    Hola, Piquillín.
    Aquí estoy, devolviéndote con gusto la visita.
    Una historia muy interesante, desde el punto de vista que un robot ha podido más que muchas personas, devolverle la humanidad a tu protagonista. Además lanzas un mensaje que llega claro, como te apunta Javier López.Tampoco conocía la palabra egresar, que he tenido que buscar en el diccionario.
    En el plano formal:
    * “Ese día no sé que me pasó.”____esta frase viene tras un punto y coma, por lo que no es necesario usar mayúscula. El “qué”, con acento.
    *”Qué pase él que sigue”___en este caso “el” sin tilde, pues no hace la función de pronombre.
    * He visto que en algunas líneas de diálogo pones el guión para finalizar la frase. No es correcto, deben acabar en punto. Te dejo el enlace que Literautas publicó al respecto. A mí me fue de maravilla https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/
    Me alegro de haber pasado por aquí y disfrutar de tu escrito.
    Un saludo.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 18:59
  5. 5. Marcelo Kisi dice:

    Hola Piquillín!

    Mil gracias por tu comentario a mi relato, me alegro que te haya gustado! 🙂

    Me gustó tu manera de escribir, y la manera en que construyes a tu personaje principal. Te marco dos asuntos que te pueden ayudar, uno técnico y el otro de contenido. El técnico es el uso de los guiones para los diálogos, que suele ser un lío. El siguiente link fue recomendado por Iria, y es un excelente tutorial: https://www.tintaalsol.com/2010/10/guiones-signos-puntuacion-en-dialogos/

    El tema de contenido tiene que ver con la estructura del cuento. Luego del drama inicial, en el que la protagonista cambia de vida, se produce una meseta en la que ya no habrá más virajes o puntos de inflexión. Es decir, tenés una introducción y un nudo, que es también el desenlace: una ejecutiva se enamora de un robot ya en la intro… y se va con el robot. Es decir, no hay cambio de status quo.

    En mi opinión, el irse y dejar todo por amor es un bonito desenlace. Para que funcione como tal, lo que se recomienda es que haya un conflicto en el medio: ella se aleja de él porque este amor le está destruyendo la carrera, o porque quiere ser madre, o porque sus padres la desheredan o le niegan la palabra o lo que sea. El robot entra en depresión y corto circuito y lo despiden, a ella se le parte el alma, su desempeño en el trabajo decae, lo extraña, entonces él -aconsejado por una amiga de ella- viene en su ayuda, o le canta una serenata, o algo así. Y solo entonces, el desenlace: ella se rinde a su destino, y decide dejar toda su vida por él.

    Sé que así dicho parece una comedia romántica de Hollywood, pero te di un argumento fácil para ejemplificarte el tema de la estructura en un relato: intro, nudo con conflicto, desenlace con resolución. La resolución no necesariamente es el “happy end”, ya viste que lo mío no es eso: a veces las cosas terminan bien, y a veces no tanto. Pero tiene que haber una resolución que no sea continuación del nudo, sino algún tipo de ruptura.

    Espero que estas cosillas te sirvan, porque se ve que tenés pasión por la escritura, escribís de un modo muy agradable, y tu relato tiene un gran potencial! Felicitaciones!

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 06:24
  6. 6. Piquillín dice:

    Hola: En literatura hay pluralidad de interpretaciones, eso puede explicar la confusión, yo nunca explicité que el personaje del que se enamora la protagonista principal era un robot.Era más bien la idea de que justamente en el entorno de la protagonista, debían ser “robot adaptados al sistema”,y esta persona era “distinta”. Igual si tengo que explicarlo, no está tan claro; tendría que revisar eso. Gracias por los aportes, los recibo con mucho cariño y me serán de utilidad.

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 15:04
  7. 7. Menta dice:

    Buenos días Piquillín: Aunque ya es día 1 de noviembre, estoy dedicando mi tiempo libre a terminar los trabajos pendientes que tengo en mi lista. Pasar a limpio y mandarte el comentario de tu relato es una de estas cosas. Allí voy.

    Creo que empiezas con una introducción o planteamiento que está contenido en el primer párrafo.

    Después, yo empezaría el nudo con doble espacio (hay una especie de elipsis temporal) y la frase: “Ese día no sé que me pasó”

    En el nudo describes muy bien la transformación de esta mujer fría, calculadora, egocéntrica que ya tenía programado su futuro. El catalizador del cambio es el amor. Muy bonito si se piensa que el amante es una persona muy diferente a ella.

    El final es tan bonito como el de un cuento. A veces la vida es así.

    Un cosa que cambiaría es la frase: ¿Te arrepentiste? Por: ¿Te arrepientes?. De este diálogo:

    “— ¿Por qué lloras? ¿Te arrepentiste? ¿Volvemos? ¿Lo pensamos mejor?—

    Los otros verbos: lloras, volvemos, pensamos están en presente y para mí, arrepentiste es pasado. Creo que así se dice en Argentina.

    Muchas gracias por todo y nos vemos dentro de muy poco, Un saludo, Menta

    Escrito el 1 noviembre 2017 a las 10:53

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