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Corazón de niño - por Luken

Era más que un simple robot. El esperado día en que Marcos se reincorporó a su grupo de tercero de primaria, incluso los niños habían empezado a dudar de si volverían a verlo. Sorprendentemente, resultó sencillo olvidar que un amasijo de engranajes, cables y fuelles ocupaban ahora el lugar en el que había estado el corazón del niño durante los últimos ocho años. Marcos volvía a ser el de antes: el de antes de los dolores de pecho, las fatigas que lo hacían desplomarse en el suelo y las largas estancias en el hospital. Nadie quería pensar en dónde estaría ahora el antiguo corazón.

Con el tiempo el murmullo del aparato se integró en la multitud de sonidos mundanos que no hacían ni pestañear a los niños. Tomó su lugar entre el tartamudeo arítmico de Martinez, el inhálador del asmático Gabriel y los continuos estornudos de Fede. Cuando Marcos no estaba, dejaba un vacío en el paisaje sonoro de aquel pequeño mundo, un compás desacompasado que causaba ansiedad a todos.

Habían pasado ya seis años cuando Jaime empezó a intuir un cambio. Apenas fue consciente de haberlo oído; fue como si hubiera estado repitiendo una misma coreografía durante años, sin parar, y de repente le hubieran cambiado un paso. Fue como un tropezón, una sobresalto dentro de un movimiento más constante que las mareas. Fue como si la luna se tambaleara y se acercara a abrazar al sol.

Su mirada se dirigió a Marcos, que estaba hablando con Lucía, otra compañera. Si bien los patrones se desvelaban ante Jaime con claridad pasmosa, los bailes que regían las interacciones sociales parecían pasarle desapercibidos. Con el tiempo, los demás niños habían aprendido a entenderlo. Aún así, cuando Jaime se levantó de improviso y cruzó la clase en dos zancadas, todos lo miraron atónitos. Antes de que les diera tiempo a preguntar nada, Jaime había apoyado su oreja en el pecho de Marcos, colocándose entre Lucía y él.

-¡Tío! ¿Qué haces? -exclamó Marcos.

Lucía se apartó de un salto. Si las habilidades de observación de Jaime no hubieran sido tan selectivas, se habría dado cuenta de que ambos se habían sonrojados.

Incidentes similares se sucedieron a lo largo de las siguientes semanas. Los saltos en el tic tac eran tan evidentes que incluso la despistada profesora los percibía ahora. Cuando Marcos llegó con su nuevo corazón, el continuo tic tac era capaz de detener una clase; ahora eran los trompicones del artefacto los que inquietaban a todos.

Los biomecánicos examinaron a Marcos detenidamente. Los padres de Marcos, la profesora, sus compañeros… todos estaban preocupadísimos y no dejaban de preguntarle cómo se encontraba, de hacerle favores y de obligarle a "estar tranquilo". A veces Marcos fantaseaba con que el ritmo de su corazón aumentaba, aumentaba y seguía aumentando hasta que él empezaba a vibrar como una bomba, para después explotar y hacer saltar por los aires a todos los que se preocupaban por él.

En su fantasía, los primeros a los que la explosión se llevaba por delante era a sus médicos, ocupados en empujarse los unos a los otros para meterle los dedos en las entrañas y descubrir los secretos del niño al que los medios habían apodado "Childborg: el primer ciborg infantil". Para sorpresa de Marcos, fue uno de ellos quien finalmente dio con la solución, si bien la causa quedó para siempre entre Marcos, Lucía y el observador Jaime, que finalmente había atado cabos.

-Ya sé lo que le pasa -dijo el sexto biomecánico del día mientras observaba el último informe-. Tiene un corazón de niño. Con siete años, no hubiera podido soportar uno adulto. La diferencia no está sólo en el tamaño. Existe una diferencia cuantitativa y, por desgracia, aún no se ha descubierto la manera de convertir un corazón biomecánico infantil en uno adulto de manera no invasiva.

-¿Y entonces? -quiso saber Marcos, que rara vez hablaba en las consultas.

——–

Un mes después, al llegar a clase una clase espantosamente vacía sin el tic tac ambiental, Lucía encontró un paquete del tamaño de un puño encima de su mesa. Al acercarse vio en él una nota en forma de corazón: "Es tuyo". Extrañada, Lucía estaba a punto de abrirlo cuando un sonido apenas perceptible le hizo girar la cabeza. Pum pum. Era un murmullo diferente: constante, vital y profundo. Marcos estaba en la puerta, con una ligera sonrisa en los labios. Lucía bajó la vista hacia el paquete que aún sostenía en sus manos, comprendiendo.

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4 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Hola: Tu relato es curioso, bien construido y ameno, por ponerte alguna pega, le falta alguna coma y poco más. La trama es original y divertida, me ha gustado. Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 15:05
  2. 2. Nela Kato dice:

    Hola Luken!

    Vamos con tu relato 🙂
    En general, después de la primera lectura, quiero alabártelo principalmente por el personaje de Jaime. Me parece que ha quedado perfilado de maravilla con tan sólo un par de frases “Si bien los patrones se desvelaban ante Jaime con claridad pasmosa, los bailes que regían las interacciones sociales parecían pasarle desapercibidos”. Y luego la escena en que le planta la cabeza en el pecho a Marcos… Además, estoy segura de que sabes de lo que hablo porque habrás buscado esto y me parece que te ha quedado redondo.

    La ambientación de la clase al principio, muy buena. Me ha transportado a esa gran familia que eran mis compis del cole.

    La historia de amor, sin embargo, se me ha quedado un poco tibia. Creo que porque apenas conocemos a Lucía… Da un poco de lástima que el último párrafo del cuento, que además has separado y parece que va a desvelar algo crucial, se centre en un clímax de amor que no transmite mucho porque falta anticipación, creo. Imagino que buscando satisfacer el reto te has ido por ahí.

    En cuanto a la forma, me han gustado las imágenes o símiles (recuerdo en concreto las que usaste para el momento en que se produjo una alteración en el corazón de Marcos). De nuevo, alabarte a Jaime <3. El ritmo me ha parecido ligero y el texto, fácil de digerir. Con la excepción del párrafo que empieza: "En su fantasía, (…) había atado cabos". "Fue uno de ellos" parece que no queda claro, aunque luego se aten cabos y tampoco lo de la "causa" me ha quedado claro a mí. Así que un poco confuso ese párrafo.

    Luego he visto alguna falta de ortografía por ahí. Me ha llamado la atención la "aritmia", *arritmia. Y alguna más.

    Volviendo a la historia, me ha parecido un poco inverosímil que los biomecánicos no previesen el problema posterior de Marcos jeje.

    Y hasta aquí. Me parece que has hecho muy buen trabajo. He disfrutado leyendo!

    Un saludo!

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 18:08
  3. 3. Ichabod Kag dice:

    Hola. Buen relato en general, me recordó bastante a La Mecánica del Corazón. La explicación médica al final me pareció buen detalle, aunque algunas partes del relato quedan algo confusas.
    Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 21:10
  4. 4. Sombra dice:

    Hola Luken, gracias por tú comentario. Tienes razón sobre las comas, tendré que revisarlo.

    Tú relato es original, algo difícil de comprender. Me hace pensar…cuando seamos robots-humanoides, los sentimientos serán dirigidos por la parte robótica. Todo será diferente.☺

    Un saludo.

    Escrito el 30 octubre 2017 a las 18:25

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