Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Inteligencia emocional - por Ichabod Kag

Web: http://beyond-kag.blogspot.mx/

Era más que un simple robot, era un ser humano. O al menos así se sentía desde el primer momento en que la vio.
No recuerda mucho de su estado inconsciente, antes de la existencia, pero en cuanto abrió los ojos y vio su rostro frente a él su misma realidad comenzó con un estallido. De inmediato ella se identificó como su creadora y le hizo varias preguntas para probar su correcto funcionamiento. Él, obediente a una programación que aún no comprendía del todo, respondió mecánicamente, como un robot. Pero sabía que no lo era.
En las semanas siguientes su creadora fue liberando dentro de él funcionalidades avanzadas tales como sensores térmicos y detectores de movimiento e incluso le mostró su capacidad para realizar cálculos precisos en fracciones de segundo.
Sin embargo, a pesar de todas estas habilidades de las que sin duda los humanos carecían, él seguía sintiéndose humano. Lo sentía cuando veía a su creadora concentrada en sus cálculos, cuando la contemplaba prepararse el café o cuando ella estaba dormida sobre su escritorio. Incluso gracias a sus sensores térmicos veía el calor que emanaba de su cuerpo, los latidos de su corazón que impulsaban la vida a través de ese amasijo de carne y músculos. Se maldecía por no tener una piel con la cual tocarla.
Con el tiempo fue dándose cuenta que dentro de él latían dos corazones: uno hecho de circuitos y electricidad, dictándole órdenes y reacciones mecánicas, impulsos predefinidos. Sin embargo, más profundo, había otro: un corazón que latía por todo su ser con una fuerza que parecía quemarlo cada que veía a su creadora. Según su base de datos en línea, aquello era "amor".
Pero la mujer continuaba hablando con él y le hacía pasar por diferentes circuitos de prueba, presentándole problemas y anotando en su pequeña libreta. No se daba cuenta de que él era un humano por el simple hecho de poder amarla. Por eso mismo decidió aprender a comunicarse.
Como no estaba habilitado para hablar, solo para emitir ruidos de alarma, lo más viable sería aprender a escribir. Esto tampoco resultó tarea sencilla puesto que sus grandes y rechonchas tenazas se habían diseñado para levantar objetos pesados, no para sostener un fino lápiz.
El día que logró dominar la técnica de escritura prefirió no apagarse y aguardar despierto el amanecer. Durante toda la noche su corazón de circuitos imaginó cientos de escenarios de lo que pasaría cuando declarara su amor y su segundo corazón, el de fuego, se quedaba con aquellos que avivaban aún más su llama. Así lo sorprendió el ingreso de su creadora al laboratorio.
Ella inició con las pruebas de rutina pero él, haciendo un gran acopio de fuerza, logró vencer a su programación y quedarse inmóvil. Curiosa, la mujer que amaba se le acercó y le preguntó si le sucedía algo y él, impulsado por el fuego de su segundo corazón, tomó el lápiz con su tenaza y escribió un enorme “Te amo” sobre la mesa.
Volteó a ver a su creadora en espera de alguna sonrisa, pero la halló totalmente erguida frente a él con los ojos desmesuradamente abiertos; incluso su temperatura corporal había bajado.
“Me temía que esto pasara” le dijo sin mirarlo. “Cuando te creé usé parte de una secuencia genética propia en tu programación para hacer tu labor de rescate más ‘humana’. Pero no es correcto que una máquina, un simple robot, sienta amor. Es solo un error en tu programación. Solo debo escribir nuevamente el código, resetear y, en el peor de los casos, armarte de nuevo”.
El robot apenas escuchó esto sintió que el fuego de su segundo corazón menguaba al punto de convertirse en una brasa más helada que el metal con que estaba hecho. Su amor, su humanidad, era solamente un error; todo lo que había “sentido” en aquellos días era producto del fracaso. La doctora lo cargó como quien lleva una herramienta de un lado a otro. Volvería a ser lo que era o, mejor dicho, despertaba de la ilusión de lo que nunca fue.

Cuando la doctora colocó a su creación AF-890C sobre el escritorio para revisarlo más a fondo, no pudo hacerlo funcionar. Revisó sus circuitos y los halló perfectos; corrió su programación en una simulación y no halló nada grave. Simplemente el robot dejó de funcionar. En fin, tampoco era la primera vez que un prototipo fallaba. Solo tenía que reutilizar sus piezas en el siguiente modelo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Nela Kato dice:

    Muy buenas, Ichabod!
    Por fin han salido los textos y el primero que me ha tocado leer es el tuyo! Un placer y una gran resposabilidad. Trataré de ser concisa y justa y no me meteré en berenjenales, que soy novata y no procede.

    Empezaré, siguiendo el manual, por la forma.

    Lo primero que se me ocurre decirte es que la lectura es ligera y muy digerible. El ritmo, muy bueno. Avanza ligero.
    No me han sobrado descripciones largas, ni he querido que alguna frase o párrafo acabase antes. Sin embargo, sí he echado en falta alguna pausa en frases específicas como “Incluso gracias a sus sensores térmicos veía el calor que emanaba de su cuerpo” o “El robot apenas escuchó esto sintió que el fuego de su segundo corazón menguaba al punto de convertirse en una brasa más helada que el metal con que estaba hecho”.

    En lo que se refiere al narrador, sí me han rechinado un par de cosas. Durante todo el relato, parece que el narrador cuenta la historia casi como si estuviese dentro del robot (Me pregunto que pasaría si lo cambiases al yo, como si fuesen las memorias de un triste robot). Sin embargo, hacia el final, sorprendentemente, se mete en la cabeza de ella: “En fin, tampoco era la primera vez que un prototipo fallaba. (…)”. Es ligeramente desconcertante.

    Consistencia verbal: “Durante toda la noche su corazón de circuitos imaginó cientos de escenarios de lo que pasaría cuando declarara su amor y su segundo corazón, el de fuego, se quedaba con aquellos que avivaban aún más su llama.” Aquí y en alguna otra frase hay como una incongruencia de tiempos verbales que suena rara. El primer verbo es “imaginó” y el segundo “se quedaba” ¿por qué no “decidió quedarse”? Iría en consistencia con el resto del relato. Creo que me ha pasado en algún tramo más.

    En cuanto al conflicto entre contar y mostrar, si debemos ir en pos de lo segundo, en algunos tramos quizás hayas contado más que mostrado. “Esto tampoco resultó tarea sencilla puesto que sus grandes y rechonchas tenazas se habían diseñado para levantar objetos pesados, no para sostener un fino lápiz.” Qué tal, “sus grandes y rechonchas manos pelearon fatigosamente con el lápiz, instrumento al que eran totalmente ajenas, hasta conseguir garabatear 5 letras” O algo así… De nuevo, no sé si me explico.

    Sin embargo, cuando dices que ella “sin mirarlo a los ojos” le dijo… Ahí sí muestras más que cuentas. Ahí veo que ella sufre diciéndole eso, sin que tú me lo digas. :)) Así es más gustoso, porque es nuestro cerebro el que completa el relato con imágenes de nuestra propia experiencia. Es más vívido.

    Y esto en cuanto a la forma. Vamos con el contenido:

    Me ha parecido una historia muy, muy dulce y bastante emocionante. Me ha gustado, vaya. En concreto, la frase “tomó el lápiz con su tenaza y escribió un enorme “Te amo” sobre la mesa.” Lo del “enorme TE AMO”, tan directo y sencillo. Me ha parecido una imagen llena de fuerza.

    La temática de la historia es conocida (pueden querer los robots, tienen alma?), pero este pequeño relato me ha parecido original. Quizás el hecho de que haya tanto de “contar”, le de un toque un tanto naif, que es bastante seductor. Muy dulce, como te decía.

    Y bueno, quizás podrías haber trabajado un poco más la atmósfera, quizás describiendo el taller o laboratorio, dando un poco más de contexto. Pero es una simple sugerencia :). Por si te ayuda o te enciende alguna bombilla.

    Ichabod, hasta aquí mi comentario. Espero lo recibas de buen grado… Si quieres comentarme cualquier cosa, te leo! También, si quieres, léete mi relato, aunque por supuesto no es necesario que lo comentes!

    Un abrazo, compi! Gracias por esta historia!

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 14:14
  2. 2. Ichabod Kag dice:

    Hola. Veo que ya alguien comentó por aquí. Sólo venía a avisar que la versión completa estará disponible hoy en mi blog.

    Saludos

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 14:55
  3. 3. Ichabod Kag dice:

    Ya está disponible el relato completo en el blog que aparece bajo el título por si lo quieren leer.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 07:53
  4. 4. MT Andrade dice:

    Hola Ichabod
    Leí también el blog. Ser humano no es solo quererlo o sentirlo, es además ser visto como humano por los demás. Me ha parecido muy interesante. Excelente relato.
    saludos.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 05:14

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.