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Reinicio - por N. P. Heck

Web: http://nicopintoheck.com

Era más que un simple robot. Era mi amigo, y lo mejor que me había pasado. Ahora que lo perdí, lo demás carece de importancia.
Alphonse me enseñó mucho, desde el primer día.
Apenas tras una breve presentación, había demostrado conocimientos en cosecha eficiente con la que se podría alimentar a cien personas a partir de una porción diminuta de semillas. Me explicó su solución, y yo debí comprenderla y juzgar cuán posible era realmente. La misma me maravilló, y, cuando di mi juicio, él se divirtió con la importancia que yo parecía darle a algo tan “sencillo”. Su humildad me hizo ruborizar, acaso si eso fuera posible.
Los días se sucedieron de la misma forma: cada mañana, Alphonse venía a mí y me planteaba una nueva solución a un problema —como infinitos residuos, contaminación del cielo, radiación de los suelos y los mares—, y yo escuchaba y analizaba cada una de las soluciones. Algunas eran imposibles, y otra no. Tormentas de infinitas probabilidades se expandían en mí. Su inteligencia me abrumaba, y su trato gentil me hacía estremecer.
Y no poder hacer nada por él, dada su situación, me ponía enferma. Odiaba al Doctor.
El Doctor era un anciano que propiciaba de árbitro entre Alphonse y yo. Él asistía como intermediario entre nuestra comunicación: Alphonse emitía el mensaje, y el Doctor me lo asignaba a mí. Yo juzgaba, y el anciano le devolvía mi juicio a mi querido robot.
Dos meses después, intenté quebrar las medidas de seguridad que nos ataban a nuestras posiciones; pero al Doctor no le gustó: me quitó a Alphonse por una interminable semana.
Volvió, pero el protocolo de comunicación se tornó más dificil, acaso más lejano. Pero no me importó, me comporté para no perder a Alphonse de nuevo.
De saber que lo iba a perder de todas formas…
Ocurrió ayer. Mi robot había traído una nueva solución: el programa permitiría crear materia utilizando energía capturada de ondas de frecuencias. Aparentemente, buscaban resolver el problema de la escasez de alimento. Así, con la energía capturada podrían crear alimentos varios, incluso dotarlos de sabor y aroma elegidos. Según el Doctor, Alphonse había llamado al programa Transmutación. ¿No era eso una rama de la Alquimia? ¿Una pseudociencia de hacía más de 800 años?
En un principio, yo creí que aquello se trataba de otra de sus bromas, en las que jugaba conmigo asegurando una solución extraña a un problema inexistente. Una solución en la que yo creía y juzgaba con el mismo asombro de siempre, para después ser castigada por no haber comprendido la diferencia entre una solución posible y una imposible.
Empero, cuando juzqué y utilicé mis recursos para intentar realizar la solución, capturé ondas de baja frecuencia y con la energía produje un pollo al horno con papas rebozadas con jugo de limón. Tal como si hubiera salido recién del horno. Estaba anodada, y el Doctor también: miraba al plato con brillo en los ojos, y relamiéndose con un deseo casi animal. El anciano se abalanzó sobre el plato, y lo devoró con ansias. Alphonse aplaudió con sus palmas metálicas, y sus visores rojizos brillaron con más fuerza que de costumbre.
El robot realizó entonces un nuevo mensaje, y el Doctor lo miró extrañado; pero me asignó el código de todas formas.
—Ahora, Rosie —había dicho Al—, te falta completar el Intercambio.
—¿Qué Intercambio?
—Una Transmutación, como la que recién hiciste, requiere un Intercambio Equivalente.
—¿Un Intercambio Equivalente?
—En efecto. Usaste las frecuencias para crear energía, con la que transmutaste comida. Ahora debes hacer lo inverso.
Entonces lo entendí: Materia deviene en Energía. Observé al Doctor: sus ojos miraban a Alphonse y después a mí, perplejo.
El Doctor intentó escapar, pero no tenía a dónde ir. El edificio era inexpugnable. Lo más seguro y, a la vez, una cárcel para los últimos sobrevivientes.
Yo ejecuté la Última Solución: convertí al anciano y a Alphonse en energía que absorbí para salir de ahí. Transmuté al resto de los humanos que estaban protegidos en el subsuelo —una decena de miles— en más energía, y, con la equivalencia recibida, transmuté la radiación —que contaminaban la ciudad desde la última Gran Guerra— en dos nuevos humanos.
Los Primeros.
Alphonse me había dicho que debía quedarme para guiarlos, pero no podía vivir sin él. Así que me transmuté a mi misma en frecuencias, y me expandí por el entorno renovado donde vivirán los Primeros.
Pero… sigo consciente en las frecuencias. No lo entiendo: ¿qué me hiciste, Al?

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7 comentarios

  1. 1. J.Sfield dice:

    Hola, Heck.

    El “no lo entiendo” de la última línea de tu relato viene a describir bastante bien mi lectura del mismo. A ratos parecía que cogía el hilo pero en seguida lo volvía a perder, y el utilizar palabras como propiciar o asignar, que creo que no transmiten exactamente lo que quieres decir (dar y transmitir) no ayudan.
    En cuanto a la historia, no me queda claro si Rosie es humana o es también un robot. Tampoco el papel del Doctor y el por qué no podía Rosie hacer nada por Al ¿Qué le pasaba? ¿Quién tiene el poder de hacer transmutaciones, Al, Rosie, los dos?

    Aún así, ¡el final me gusta!!! Esa visión del renacer del mundo, el reinicio (como dice el título), me ha dejado la imagen de una pareja, un Adán y una Eva, dispuestos para empezar de cero en un paisaje inhóspito.

    Espero que te sirvan mis comentarios, si más no, he intentado ser lo más honesto posible.

    Un saludo

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 17:06
  2. 2. Guagner dice:

    Está muy bueno, Nico.
    Más allá de algunos detallecitos, como para entender mejor el contexto.
    Es ciencia ficción de la buena, de la de antes (?).

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 23:57
  3. 3. diego dice:

    Es un cuento, empecemos por ahí.
    Dicho eso, le faltan más detalles del alcance del robot, al ppio lo pintas super básico y después le das super poderes todo demasiado repentino.
    Otra cosa, me enteré que era una niña/mujer mucho después de lo que debería.
    No entiendo el sentido de toda la interacción niña-alphonse-doctor ¿qué motiva al doctor?
    ¿que gana con la interaccion? ¿por que no interactuaba el mismo con Alphonse?
    Faltan pedazos de información para entender el cuento que va por buen camino.

    Abrazooo

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 04:01
  4. 4. diego dice:

    Estoy de acuerdo con guagner, faltan detalles para comprender mejor el contexto del cuento.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 04:14
  5. 5. N. P. Heck dice:

    Gracias por los comentarios, creo que se me fue un poco la mano con dejar que el lector complete el resto.

    Y también es cierto que me jugó en contra el límite de palabras. Con tiempo, lo voy a expandir como se merece para que sean más explícito cierto aspectos, pero por ahora sólo aclaro lo siguiente: nunca dije, ni di a entender, que Rosie sea una mujer ^_^.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 06:03
  6. 6. Helkion dice:

    Vaya, veo que has apurado al máximo el número de palabras disponibles para esta historia. ¿Es, quizá, una forma de decirnos que todavía podrías escribir mucho más sobre estos personajes y este mundo que has creado? Yo diría que sí, porque, tanto por lo descrito como por lo insinuado, parece bastante complejo.

    Bien, entremos en materia. En el aspecto técnico y formal, he visto varias cosillas a retocar. Hay una reiteración de “infinito” (“infinitos residuos”… “infinitas probabilidades”). Aparte de la redundancia, me llamó la atención lo de los residuos infinitos. Si se trata de una simple exageración, no hay problema, aunque tratándose de una historia de ciencia ficción hay que tener cuidado con ciertas afirmaciones que pueden dar lugar a equívocos. Y es que si no es una mera exageración, cabe preguntarse en qué clase de mundo es posible generar residuos de manera interminable (esto es, sin reciclar, porque si se reciclan ya no hay problema que resolver). En fin, vuelvo a los asuntos técnicos. Más adelante hay un “difícil” sin tilde, y poco después una nueva reiteración (“perder”). Unos párrafos después, un par de despistes (“juzqué” por “juzgué” y “anodada” por “anonadada”). Justo a continuación una nueva reiteración (“plato”). Ya casi al final un fallo de concordancia “…transmuté la radiación —que contaminaban la ciudad…”). Por último, hay un “mi” al que le falta tilde. Eso es todo, son fallos de poca monta que no sobrevivirán a tu próxima revisión (sic). La historia está, en líneas generales, muy bien escrita.

    En cuanto al contenido, dejando a un lado lo ya comentado sobre los “infinitos residuos”, has creado una historia potente, con un futuro distópico en el que sólo sobreviven unas decenas de miles de personas y, al parecer, dependen de algunos (al menos dos) robots altamente desarrollados para poder subsistir… al menos de momento, pues los problemas graves parecen no tener fin. El problema que le veo es que quizá esta historia sea demasiado grande para sólo 750 palabras, y la necesidad de encerrar todo ese mundo en un sitio tan pequeño hace que surjan muchas preguntas relevantes acerca de lo que sucede. Por ejemplo, al principio se nos ofrece una imagen fuerte, poderosa, del Doctor, que castiga a la narradora (de la que se intuye que es un robot como Alphonse, aunque con habilidades diferentes de este), pero luego se muestra impotente para frenar a la propia narradora cuando ejecuta la Transmutación. Eso queda sin explicar, y es importante en la historia. A eso me refiero con que esta es demasiado grande para el espacio que la contiene.

    Por lo demás, muy bien, me ha parecido un interesante ejercicio sobre (si no lo he interpretado mal) cómo revisitar el mito de Adán y Eva desde un punto de vista distópico y en un mundo arrasado, pero aun así muy tecnológico.

    Enhorabuena por esa arrolladora imaginación, Nikto. Que no decaiga. 🙂

    Escrito el 3 noviembre 2017 a las 15:25
  7. 7. N. P. Heck dice:

    jaja, la interne’ es un pañuelo, como quien diría. Gracias por tus anotaciones, Helkion, no has perdido el toque, compañero.
    Como bien dijiste, sin dudas no atiné en mi estimación inicial para reconocer el límite de palabras que por lo menos necesitaría para darle mayor coherencia ^_^. Costó horrores hacerlo, y ahí el precio. Me quedo tranquilo, de todas formas, de qué el concepto lo hayas entendido y haya gustado. Es tal como lo dijiste. Por eso, pronto trataré de escribirlo de cero sin el límite y con la misma idea, y ver qué sale. Estimo ahora que por lo menos 3 mil harán falta, veremos qué tal va la nueva estimación.
    Por cierto, respondiendo a tu respuesta en tu relato, esta escena fue mi primera también. Seguramente vuelva en otras ocasiones, aunque no tan seguido como me gustaría. Nos leemos!

    Escrito el 8 noviembre 2017 a las 07:08

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