Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

EL RESCATE - por lectora70

Era más que un simple robot. Al menos lo fue para Elisa aquel aciago día de noviembre en el que, si no hubiera sido por él, habría perdido la vida. Esa mañana salió de casa un poco antes porque un cielo gris lleno de nubarrones amenazaba con descargar en cualquier momento. Aún no eran las ocho cuando cruzando la puerta del amplio vestíbulo se dirigió al ascensor que la llevó a la quinta planta donde trabajaba. Una vez allí todo sucedió muy deprisa. El suelo comenzó a temblar y al momento se escuchó una potente explosión que sacudió la estructura del edificio. Las luces se apagaron y Elisa corrió hacia las escaleras, pero se quedó a medio camino porque el techo se desplomó sobre ella. Segundos después las siete plantas se derrumbaron.

Cuando abrió los ojos todo era polvo y oscuridad a su alrededor. No se oía ningún sonido. Intentó moverse pero estaba atrapada. Un intenso dolor atenazaba todo su cuerpo alternando momentos de lucidez e inconsciencia. Así pasó más de treinta y seis horas.

En el exterior gran cantidad de gente trabajaba buscando supervivientes ayudados por perros. Ya habían encontrado a varias personas, aunque no todas tuvieron la fortuna de vivir. También contaban con un robot, dotado de cámaras, sensores y micrófonos que se desplazaba lentamente sobre los restos derruidos y que en ese momento se acercaba al edificio donde estaba Elisa. A los pocos minutos comenzó a pitar y el técnico que lo controlaba dio la voz de alarma. Inmediatamente los grupos de rescate llegaron a la zona.

Abel fue el primero en trepar a la montaña de hormigón y junto con los rescatistas fueron apartando escombros con picos, palas y hasta con las propias manos para abrir un hueco lo bastante amplio como para poder mirar hacia el interior. Acercó la cabeza con cuidado y gritó:
—¿Alguien me oye? ¡Estamos aquí para sacarle!
En ese momento Elisa le oyó muy lejos, como entre sueños.
—¡Estoy aquí! —dijo con un susurro sin estar segura de que fuera real lo que había oído.
—¿Hola? ¡Por favor, si me escucha conteste o haga algún ruido! —volvió a preguntar Abel elevando más la voz.

Ahora las palabras llegaron a sus oídos con total nitidez aunque ella no tenía fuerzas para nada. Abel no se rindió y junto a sus compañeros fueron haciendo la abertura más grande. Primero vio su espalda. Luego su cabeza y por fin, su cara, con los ojos parpadeando. En ese momento se sintió embargado de alegría pues estaba viva aunque un pilar de hormigón mantenía sus piernas aprisionadas. Como pudo se tumbó sobre las ruinas e introdujo su brazo por el hueco hasta que fue capaz de cogerle la mano.

—Estamos aquí y te vamos a sacar —dijo mientras sonreía—. Me llamo Abel ¿y tú?
—Elisa —contestó ella muy bajito comenzando a toser profusamente.
—No te preocupes por nada. Todo va a salir bien. Tranquila. Te voy a dar una botella de agua y me quedaré aquí contigo hasta que te saquemos.

Dos horas después consiguieron sacarla y trasladarla al hospital. Abel se quedó en la zona del terremoto hasta que terminó su turno y luego se marchó a ver a Elisa. Allí se enteró de que su pronóstico era crítico ya que ambas piernas estaban gravemente dañadas. Era imposible salvarlas.

Abel estuvo a su lado cada día mientras ella se recuperaba y se acostumbraba a vivir primero en una silla de ruedas y luego aprendía a caminar con unas prótesis. Muchas veces el desánimo se adueñaba de ella sumiéndola en una profunda tristeza de la que, solo Abel, era capaz de sacarla. Así fue como, a pesar del paso del tiempo, poco a poco, sus visitas se convirtieron en un momento mágico para los dos y Elisa encontró el motivo por el que merecía la pena seguir luchando. A partir de ese momento y sin darse apenas cuenta, estaban haciendo planes de futuro y además de charlar sin parar también reían mientras disfrutaban el uno del otro.

De eso hace ya diez años y aún recuerdo cada uno de esos días como si los hubiera vivido ayer. Soy Abel y ahora estoy aquí, al final de este largo y engalanado pasillo en esta preciosa iglesia, esperando a que aparezca Elisa del brazo de su padre, desafiando todos los obstáculos para llegar caminando hasta el altar donde la espero para colocarle este anillo en el dedo que sellará nuestra unión para siempre.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. AngelesLuca dice:

    Acaba de ocurrir el sismo en México y tu relato me trajo recuerdos de todas las imágenes que pude ver a través de las noticias de mi ciudad destruida, de la esperanza de muchos que sobrevivieron y de lo triste que fue para otros tantos perder su hogar, familias, etc. Me gustó tu relato, aunque siento que hay una distancia considerable entre el inicio y el desarrollo, por eso de que el robot ya no se involucra aunque haya sido el responsable de salvarle la vida, quizá haría falta describirlo un poco más o involucrarlo un poco más en el relato. Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 16:59
  2. 2. JeSS dice:

    Muy buena redacción. ¡Te felicito!. La historia pudo haber sido mas rica en emociones con las descripciones adecuadas

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 00:58
  3. 3. Diana dice:

    Me gustó lo que escribiste, ese giro de esperanza en cada linea. Creo que le faltaria un poco de suspenso o de intriga, o algun “entrelineas”, para que no esté todo tan dicho. Suerte! (159)

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 02:55
  4. 4. Lilian dice:

    Me ha gustado el relato, ¿realidad o ficción? jeje. LA estructura del texto era buena, he hechado en falta al robot, un poco más de protagonismo o de mención. Todo pasa muy deprisa, (pero sé que teníamos limite de palabras). Adelante y gracias!!

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 10:46
  5. 5. Yoli dice:

    Hola, Lectora 70.
    Me ha gustado tu relato, está muy bien escrito y es una bonita historia de amor, aunque quizás hubiera ido bien algún conflicto.
    Has descrito bien la angustia de la mujer cuando estaba atrapada.
    Si quieres leer el mío, soy el 144.
    Saludos.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 14:46

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.