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Bernard Seele - por bavals

Web: https://bavals.wordpress.com

Era más que un simple robot, era el conjunto de un número incontable de pequeños robots, todos unidos por una única mente colmena.
Todos ellos mantenían con vida a Bernard, corriendo por sus venas y corrigiendo con su trabajo las deficientes funciones vitales de su huésped.
La mañana que entraron en él, Bernard tenía los ojos rojos y cansados, por otra noche pensando en todas las cosas que jamás podría hacer, aún cuando sólo contaba seis años de edad.
Ellos también eran niños, su inteligencia artificial era inmadura para poder crecer con él, para conocerle y cuidarle, si es que aún se podía hacer algo.
Todo estaba oscuro al principio, mientras sus pequeñas líneas de código iban creciendo metódicas y enraizaban sus enlaces sinápticos. Cuando vieron, aquello era una tarea casi inabarcable, pero también una motivación sublime para quienes sólo quieren algo en que trabajar.

> SAR OS inicializado
> Primer paso: Estabilización emocional, descarga de tensión del sujeto, control de estado.

Bernard sonrió abordado por la cálida liberación artificial de dopamina. Era pequeño, estaba destruido, e iba a morir, pero en ese momento se sentía feliz.
— Mamá — dijo con un lastimero ronroneo — Mamá, no llores, me voy a morir pero me siento mejor, no llores más —
Mamá lloró, pero dentro de su corazón, agarrotado como un puño, relucía un pájaro de esperanza.
Ellos tomaron nota agitados, tenían un banco de datos que llenar sobre “él”, y el primer de los registros fue el tono de su voz.

> Sujeto estabilizado
> Segundo paso: Chequeo de niveles en sangre, Chequeo de constantes vitales, Proceder con críticos.

El padre del niño, Alois Seele, aún sostenía en su antebrazo el largo abrigo con guantes a juego. Miraba distraído la lujosa habitación de la clínica privada, mientras manoseaba su teléfono móvil en el bolsillo del pantalón. A su lado, Rita Schäfer —que pasó a apellidarse Seele hará poco más de seis años— había dejado su abrigo a los pies de la cama, aunque parecía seguir cargando un gran peso sobre su discreto vestido. El azul de la habitación y los copos de nieve del alféizar la hicieron encogerse instintivamente. Sintió deseos de arropar a su hijo un poco más, pero se mantuvo a una respetuosa distancia del médico.

— Señores Seele, este es un momento delicado, el soporte autónomo robótico está pidiendo que desconectemos a Bernard.
El doctor Zimmermann les mostró las luces que parpadeaban impacientes en las muñecas de Bernard, querían empezar a trabajar, querían que cortaran ya esos tubos que se entrometían.
El señor Seele se pasaba la mano por la cara con impaciencia, mientras la señora Seele en un gesto de sufrimiento alargaba la mano hacia su niño
— Proceda doctor, no perdamos más tiempo — sentenció el señor Seele después después de aclararse la garganta. La señora Seele lo miró horrorizada, pero el doctor no dio lugar a réplica, y liberó a Bernard de todos los sistemas de soporte vital.
Desapareció el tintinear del pulsómetro, y el gorgoteo del oxigenador, la habitación quedó muda. Poco a poco los gemidos de respiración del muchacho fueron deteniéndose hasta acabar con un suspiro de alivio.
Entonces, el chico convulsionó y se revolvió con un mugido de dolor.
Rita Seele chocó contra la cama, amenazó y suplicó al doctor que parase aquello. El señor Seele respiró profundamente desviando la mirada.
— Señora Seele, entienda que el SAR está aún tomando el control de…
Pero el muchacho ya había dejado de moverse.

Una ráfaga de viento diluyó la luz natural de la habitación con una nube, hoy tampoco se derretiría la nieve. Sin embargo, Rita Seele, caída sobre el pecho de su hijo inerte, pudo sentir una débil oleada de aire en su pelo, y un ritmo simpático que le golpeaba la mejilla. Recordó a aquél momento en que Bernard la saludó por primera vez desde dentro de su vientre.
En las muñecas del chico parpadeaban luces de color amarillo, a ritmo adagio digno de un metrónomo.

Alois Seele sonrió satisfecho, y mientras salía al pasillo sacó su teléfono móvil
— ¿Señor Meyer?… Si, soy Seele… Sí… El ensayo ha salido muy bien.

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6 comentarios

  1. 1. Ramón Temes dice:

    Me ha gustado la idea y la forma en que está escrito pero no puedo entender que pasa con el niño.
    No puedo entender el tipo de ensayo.
    El personaje del final el tal Sr. Meyer aparece de la nada. No tenemos referencias de él y de pronto se convierte en protagonista.

    Se trata quizás de una película de la Metro Golding Meyer?.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 18:33
  2. 2. Baltasar Vals dice:

    Primero, muchas gracias por tomarte la molestia de leerlo.

    El problema es que soy muy novato y la historia que tengo en mente da para muuuucho más.
    Tengo pensado desarrollar que la Inteligencia Artificial (SARa) se vuelva sobreprotectora, lo cual es muy destructivo para Bernard, ya que SARa tiene control sobre el cuerpo de este.

    Claro, el límite se me ha quedado estrecho, y todavía no sé “apretar” bien. El Señor Meyer, sería el CEO de la compañía que ha creado a SARa y para la que trabaja el padre de Bernard.
    Sólo lo he usado para mostrar porqué el padre estaba apático en esta situación.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 20:38
  3. 3. Elena Mahía dice:

    Guau!!! Estoy impresionada!!!! Me ha encantado el argumento y el desarrollo. Hay intriga hasta el final y por supuesto, este es totalmente inesperado.
    Las descripciones son muy impactantes y visuales.
    Lo que sí, hay algún tiempo verbal a revisar. Pero por el resto, me ha fascinado!!
    Sigue así. Enhorabuena!!!!!

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 16:45
  4. 4. Baltasar Vals dice:

    Muchas gracias por tu comentario, me hace muy feliz que haya quedado un texto ameno de leer, aunque no sé si se entiende bien todo lo que quiero contar.

    Echaré un vistazo a los tiempos verbales a ver que se me ha podido pasar.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 09:37
  5. 5. Ana Luna dice:

    ¡Hola Baltasar!
    me ha parecido una historia amena pero algo complicada de entender. Hay algunas frases que no he logrado encontrarles sentido, por ejemplo:
    – “Cuando vieron, aquello era una tarea casi inabarcable, pero también una motivación sublime para quienes sólo quieren algo en que trabajar.”
    – “Una ráfaga de viento diluyó la luz natural de la habitación con una nube, hoy tampoco se derretiría la nieve”

    Segundo paso: Chequeo de niveles en sangre, Chequeo de constantes vitales, Proceder con críticos.” tal vez debería usar puntos, puesto que has puesto mayúsculas.

    En cualquier caso felicidades, tu historia es interesante y te deja con ganas de saber mas.
    Saludos.

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 17:23
  6. 6. Baltasar Vals dice:

    Hola Ana,
    Yo también estaba preocupado por esas dos partes
    “Cuando vieron…” se refiere al robot, que es plural y las frases con “>” son como se inicia (como en los ordenadores)
    Quería que parecieran -los robots- como un grupo de niños, lo podría haber hecho mejor.
    “Una ráfaga…” trataba de crear tensión para que parezca que ha muerto, haciendo que la luz se vaya (como cuando las nubes se mueven y te quedas a oscuras). Pero no tenía mucho margen de palabras para trabajar en la ambientación, además de que me gusta meter mucho ritmo y trabajar frases cortas.

    Muchas gracias por tu comentario, me ha ayudado a mejorar.

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 22:48

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