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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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La ordeñadora - por Félix Acereda

<<Era más que un simple robot>>. Esto me repetía mí mismo aferrado a los brazos pulposos del cachivache cuando aparecieron, en la puerta del establo (al trasluz de una lluvia fría), el cura, rubicundo y sin sotana, sulfurando el vapor de unos resuellos profundos; y Martín, el ganadero, tan enclenque al lado del párroco que la boina que agarrada en la entrepierna parecía la rueda de un tractor. Tras ellos se escondía María, con una mirada azul que daba gloria y unos cachetes de mantecosidad púrpura. Debía de estar aterida de frío puesto que llevaba la saya puesta, y la falda, sólida y prominente, adivinaba las puntas de unas abarcas no muy limpias.
—Muchahu, ¡a ver lo que traes! —dijo Martín paladeando un mondadientes con una mirada hacia mí que se sentía serena y despreocupada.
—Asombrados nos dejaste el otro día en la feria —añadió el cura con voz cerrada y panzuda—. Esta semana en la iglesia hemos hablado sobre el asunto y a bien, toda ayuda para sacar adelante las vaquerías del valle es bienvenida.
Desde la cuadra se precipitaban por el suelo unos hilillos zigzagueantes de calostros, o de cuajos, que salían huyendo hacia la puerta. Y a través de ella, mezclado con el aroma dulzón del recién ordeñado, se insuflaba un petricor de tierra húmeda. Sin embargo María me miraba agachando ligeramente la cabeza, y los jirones de su cabello, tan rubios que parecían brillar, me hicieron pensar (al instante) en el frescor de una sábana recién aventada.
—Enséñenos, mozu, a ver cómo demonios funciona el robot —dijo Martín.
—Señores —respondí mientras trataba de anillar las juntas de las mangas a la lechera—, ¡es más que un simple robot! ¡Rápido como una centella! ¡Limpio como la casa de una marquesa!, solo hay que enchufarlo a las ubres…
María se acicalaba bien el manto por los hombros y soltó una risotada que hasta pareció molestar al cura y a su padre.
—Aprende hija que el asunto te va a salir baratu para tus cosas, y ya tendrás tiempu para no levantarte a las cinco al ordeño. Verás que todo son ventajas.
—¡Ande, padre! Que esta modernidad no es más que para sacarle los cuartos, y la leche hasta sabrá mejor si la ordeño yo con mis manos.
Los hombres observaban la forma en que procedía a la demostración y no dejaron un segundo de asombrarse por cómo se absorbían los tetones con el émbolo de metal y la manera en que iba masajeando la ubre, destilando a borbotones la leche hasta la olla. El ruido neumático del motor no parecía suponer ninguna molestia, así que empecé a pensar que la venta ya estaba más que hecha.
—¡Ve usted! Ya se lo dije el otro día en la feria —dijo María—. Esto hace un ruido que despertará a todos cuando empiece el ordeño, y digo a las gallinas, a los gochos, a usted…
—No me vengas con remilgos que eres una moza plantá y de buen aguante —le respondió su padre (que no le quitaba ojo a la succión que producían los tetones de metal sobre la ubre)—. Señor cura, ¡mire que maravilla! —añadió—, ¡y no se pierde ná de leche!, ¡ni un reguero tan siquiera!
—A mi me parece un regalo de Dios —añadió el párroco—. Pero me temo que tengo que irme.
—Espere, que la niña le da un chorrillo para que se lleve a la parroquia; ¡anda María, ordeña algo para el señor cura!
Yo mientras tanto seguía con la esperanza de que al final me compraran tres o cuatro ordeñadoras. María, que había perdido el interés, agarró un trípode de castaño y se puso, sentada a horcajadas, a llenar el cántaro para el cura. Sobre las abarcas podían vérsele unos tobillos anchos hasta los que llegaba una fina tela de pelusilla. Sus manos agarraban con firmeza las ubres y sus movimientos, tan suaves y delicados, me deleitaban de tal manera que comencé a ruborizarme.
—Si quiere usted acercarse a probar —dijo la buena moza, sintiéndose observada por mí.
—¡Ay hija mía! —replicó su padre—, que tendrá que ir a vender más máquinas de estas por todo el valle y no tiene tiempu para tonterías.
Pero yo, que manipulaba los botones neumáticos de la ordeñadora, no podía dejar ya de mirarla.
—Pues yo creo que ordeñando con amor, no hay robot que valga.
El cura, que esperaba como un oso su miel, me frunció el ceño al darse cuenta que me había quedado extasiado.

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14 comentarios

  1. 1. charola dice:

    ¡Hola, Félix!

    Me gustó tu relato aunque faltó un poquitín la historia de amor. Haces gala de unas descripciones tremendas que me pareció que estaba formando parte del grupo. ¡Muy bien! El lenguaje rural bien empleado.

    En cuanto a la forma:

    Te recomiendo copiar las comillas latinas porque lo que has empleado no lo son. Yo, hasta ahora, no encuentro estas en Word, por ello te sugiero copiar y pegar.

    Para que tu texto no se visualice denso, dale doble espacio después del punto aparte. Esto es solo visual (si lo deseas).

    -Esto me repetía mí mismo. Te comiste la “a”. Esto me repetía a mí mismo.
    -Después de aparecieron… sin coma.
    -Yo, mientras tanto, seguía…

    Felicitaciones. No te perderé de vista.

    Un abrazo.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 20:09
  2. 2. isan dice:

    Hola Félix:

    Soy tu vecino 43. Correspondo a tu visita con gusto.

    En primer lugar te comento algunas cosas menores.
    Las comillas que pones: (<>) al inicio. Sería más correcto que usaras en su lugar las inglesas que vienen en el teclado: (“) o las comillas latinas que son más apreciadas («»). Como quiera que estas no vienen en el teclado, se consiguen pulsando la tecla alt y, sin soltarla, poniendo 174 ó 175 para abrir comillas o cerrar.

    “Esto me repetía mí mismo aferrado…” Falta una letra “a” después de repetía.

    “dijo Martín paladeando un mondadientes con una mirada hacia mí que se sentía serena y despreocupada…” En este párrafo “con una mirada hacia mí” no termina de gustarme cómo está redactado. Quizás poniendo una coma después de mondadientes lo vería mejor.

    “—Asombrados nos dejaste el otro día en la feria —añadió el cura con voz cerrada y panzuda—. Esta semana en la iglesia hemos hablado sobre el asunto y a bien, toda ayuda para sacar adelante las vaquerías del valle es bienvenida.
    Desde la cuadra se precipitaban por el suelo unos hilillos zigzagueantes de calostros, o de cuajos, que salían huyendo hacia la puerta. Y a través de ella, mezclado con el aroma dulzón del recién ordeñado, se insuflaba un petricor de tierra húmeda. Sin embargo María me miraba agachando ligeramente la cabeza, y los jirones de su cabello, tan rubios que parecían brillar, me hicieron pensar (al instante) en el frescor de una sábana recién aventada.” Aquí me parece que primero habla en cura hasta la palabra bienvenida y luego el narrador, así que habría que hacer un punto y aparte para distinguirlo, ya que tal cual está parece que es el cura quien lo dice, en cuyo caso sería un párrafo un poco largo. Queda mejor que sea el narrador. Como no es lo que dice una persona, en cuyo caso se podría hablar de cualquier manera, la palabra “petricor” habrá que ponerla en cursiva o, en este formato de Literautas, entre comillas ya que no admite la cursiva. Ten en cuenta que es una palabra que no recoge la RAE. Por cierto, ¿qué signifca? Me pica la curiosidad.

    La última frase se supone que es del narrador, pero para mi gusto habría que señalarlo.

    “…me frunció el ceño al darse cuenta que me…” Creo que debe der: “al darse cuenta de que”.

    Bueno, respecto al fondo, me ha parecido un relato soberbio, con mucha imaginación, ameno, divertido y muy bien armado. Describes la escena muy bien, de manera que se visualiza perfectamente y terminas la lectura esbozando una sonrisa. Los diálogos y das descripciones de los personajes están muy logrados. La frase que empieza “desde la cuadra se precipitaba… me ha parecido genial.

    Hasta otra.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 20:26
  3. 3. Felix Acereda dice:

    Charola,
    he anotado tus apreciaciones y te lo agradezco muchísimo, ¡mil gracias por la atención!

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 20:46
  4. 4. Felix Acereda dice:

    Isan,
    No puedes imaginar que útil es para mí cuanto dices, realmente constructivo. Muchas gracias amigo por tomarte tu tiempo.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 20:49
  5. 5. Rafael dice:

    Es muy curioso y a mí que en microrrelatos me gusta ir al grano y evitar tanto diálogo aquí no se me hizo pesado, me interesaba lo que iban a decir instantes después y contestarse unos a otros, enchancha que es lo más importante, además mezclas cultimos con coloquialismos enriqueciendo al relato sin que se resienta, marcando así además la personalidad de los personajes.

    Como ya te han dicho pasas de puntillas en el tema del amorío, lo mencionas al final y porque no queda otra, debiste hacerle referencias al principio o mitad del microrrelato (al menos) y luego rematar al final.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 00:17
  6. Hola Felix, qué buen relato el tuyo. Me ha encantado por su autenticidad. La descripción de las costumbres campesinas y de la introducción de la maquinaria en el campo, con todos los sentimientos que despierta es excelente. No te limitas a lo fácil sino que ahondas en la descripción densa, y la bordas con los matices que les otorgas a las emociones de los personajes, sus vestimentas…
    Escribes muy bien, muy bien, desde luego. Una escritura digna de ser publicada.
    Enhorabuena.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 13:09
  7. 7. Felix Acereda dice:

    Rafael,
    Mil gracias por las observaciones tan interesantes que aportas al relato. Te lo agradezco.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 13:45
  8. 8. Felix Acereda dice:

    Naria Kersimon,
    Quizás no del todo merecidos, te agradezco tus ánimos y apreciaciones, sobre todo por venir de quién vienen, un referente aquí en este laboratorio de amigos escritores.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 13:47
  9. 9. LUDIKA dice:

    Me gusta por donde abordaste el tema robot, me resultó atractivo el relato y creo que el final un poco abierto es funcional. Quizás es un texto para un relato más extenso, donde pueda haber aún más descripción de los personajes, pero en general me parece un propuesta que cierra!

    Saludos y a seguir escribiendo!

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 19:47
  10. 10. Felix Acereda dice:

    Ludika,
    Muchas gracias
    por tu comentario, pienso en casa aspecto de lo que me comentas.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 22:45
  11. 11. María Jesús dice:

    Hola Félix: Genial relato, divertido fresco y ameno ¿que más se puede pedir? Has utilizado un lenguaje de gente llana, con localismos muy bien trabajado. Me imaginaba perfectamente la escena gracias a las acertadas descripciones. Buenísimo trabajo.
    Yo creo que el vendedor al final terminará cambiando de oficio con tal de camelarse a María, jeje. Un saludo.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 20:11
  12. 12. Félix Acereda dice:

    Maria Jesús,

    gracias por tu comentario; por encima de observaciones académicas que para mí sobran en este formato de participación (y si lo hiciera así sería aburridísimo), puedo decirte que divertido, fresco y ameno es muchísimo más de lo que me había propuesto. Me alegra que te haya gustado, ¡un abrazo!

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 12:44
  13. 13. Sara Sierra dice:

    Hola Félix,

    Soy nueva en este sitio. Tu relato no me lo esperaba en esto de la robótica, pero si que es acertado.

    En mi caso particular, me transportaste a la zona pasiega, a mis antepasados y a mis recuerdos de niña en México en donde mi padre y mi tío utilizaron este tipo de equipos de ordeña que tenía olvidados.

    Disfrute muchísimo los personajes, ya que me recuerdan el terruño de mi padre y abuelos. Añoranzas.

    De las correcciones, no tengo más que decir, todavía estoy un poco verde en este oficio.

    Felicidades

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 01:50
  14. 14. Félix Acereda dice:

    Sara Sierra,
    Antes de nada, ¿cual es tu relato, que no lo encuentro, para poder leerlo?
    Me emociona especialmente que el relato te traiga esas añoranzas del terruño, en este caso, de la tierruca, y más concretamente, los valles pasiegos, aunque éste, en concreto, está inspirado en los sobanos. Crear una atmósfera y fotografiarla no ha sido difícil, teniendo en cuenta lo que siempre me ha entusiasmado el carácter de los Jándalos, y en especial, de los indianos, en el que me he inspirado.
    Muchas gracias por la lectura, me hace feliz que todos esos recuerdos broten de tus recuerdos.

    Escrito el 24 octubre 2017 a las 12:43

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