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Regreso a Tenochtitlan. - por Evelyn

Era más que un simple robot, ella lo sabía. Y ahora que le veía adentrarse lentamente por entre los escombros, contenía la respiración mientras el corazón le galopaba en el pecho y le latían las sienes con tantos nervios.

Cuatro años de su vida se pondrían a prueba hoy, incontables horas entre circuitos, chips, partes y software para conseguir un intuitivo lenguaje en su programación, que permitiese su uso de manera sencilla en todo el mundo bajo elevados rangos de estrés. Diseñado para adentrarse al centro mismo de la catástrofe, estaba equipado con cámaras de infrarrojos, sensores de temperatura, así como con un innovador sistema de escucha de habla humana.

Las réplicas se sucedían violentas, a intervalos irregulares, impredecibles, manteniendo la incertidumbre y el miedo en los sobrevivientes, dejando en el aire una fina nube de polvo al remover lo derruido, haciendo cada vez más difícil el abnegado y silencioso trabajo de los rescatistas.

Voló enseguida desde París al enterarse de la tragedia.
Consiguió colarse en un avión militar y viajar junto a los bomberos voluntarios que prestarían su ayuda en la zona. Su robot sería, sin duda alguna y a juicio de todos, de gran utilidad.

Cerraba los ojos con fuerza y repetía como un mantra la única oración que recordaba a medias, aquello no podía estar ocurriéndole a ella, no podía desbaratarse así su felicidad, sus proyectos, todos sus planes…
Una sensación de irrealidad le mantenía la cabeza anestesiada, ese primitivo mecanismo de defensa le permitía seguir adelante y abrirse paso entre tanto dolor.

Desde que la conoció en la biblioteca de la École Central de París, hacía ya dos años, congeniaron al instante, y como si los dioses le premiaran por tantísima dedicación al trabajo, también surgió el amor, del cual pudieron disfrutar abierta e intensamente al coincidir en una sociedad tan libre de prejuicios y discriminación.
Durante sus largos paseos por los parques solían mantener interesantes conversaciones, debatir ideas, y terminar defendiendo sus argumentos alrededor de una copa de vino en algún viejo bar. Las horas juntas pasaban volando, y se sorprendía caminando en solitario con una sonrisa soñadora en los labios, ella, que hasta hacía poco solo sabía de soledad y cálculos matemáticos.

Dentro de poco terminaría su doctorado y ya tenía sobre la mesa dos envidiables ofertas de trabajo… lo había pensado muy bien y estaba decidida: le propondría matrimonio a Gabriela. Era lo que más quería en el mundo, compartir su vida con ella, construir un hogar, mirar cada día al fondo de sus ojos oscuros, disfrutar de su compañía y envejecer juntas, juntas hasta el final de sus días.

Esperaba poder decírselo a su regreso, el cumpleaños de su madre, al otro lado del charco, las mantendría alejadas dos semanas, que nada más comenzar se le estaban antojando eternas.

Luego, todo sucedió muy deprisa, la televisión y todos los medios se hicieron eco de la noticia, su móvil se negaba a responder, mientras que el teléfono de la casa familiar también enmudeció… Gabriela se encontraba en la “zona cero”, el epicentro mismo del seísmo.

La ciudad y su aterradora apariencia de haber sido recientemente bombardeada, sin electricidad ni agua potable, con carreteras cortadas, barrios completamente arrasados e improvisados campamentos para los damnificados se le tatuaron en la retina. Aquellas pobres almas que merodeaban entre los edificios colapsados con poca esperanza y escasa convicción, hablando solos, y secando alguna lágrima impertinente, no dejaban de atenazarle el corazón.

La búsqueda de supervivientes se había dado por concluida hacía semanas, y si bien su robot había servido para rescatar a más de una decena de personas con vida, nunca pudo hallar a quien vino expresamente a encontrar… y aunque ahora lo apretase contra su pecho, con la mirada perdida en el infinito, tampoco fue capaz de encontrar el latido de su propio corazón.

Su Frida, su Catrina, su Chabela, había decidido quedarse descansando para siempre en Ciudad de México, guardando los tesoros aztecas de los que tanto solía contarle, hasta que volvieran a encontrarse al pié de algún antiguo templo, igual de enamoradas, igual de ilusionadas.

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9 comentarios

  1. Caramba, he ido un poco perdido. Al menos ¿un final feliz?

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 18:18
  2. 2. LUDIKA dice:

    Me pareció interesante la historia de amor. Las frases que más me gustaron fueron:
    ¨Cerraba los ojos con fuerza y repetía como un mantra la única oración que recordaba a medias¨ y el final ¨Su Frida, su Catrina, su Chabela, había decidido quedarse descansando para siempre en Ciudad de México, guardando los tesoros aztecas de los que tanto solía contarle, hasta que volvieran a encontrarse al pié de algún antiguo templo, igual de enamoradas, igual de ilusionadas.¨
    Quizás abundan demasiado las descripciones, a veces menos es más, y que algunas cosas queden en duda es beneficioso para el relato.

    Muy bueno a seguir escribiendo!

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 21:16
  3. Hola Evelyn, gracias por tu comentario a mi relato. He leído con interés tu drama y encuentro la expresión de los sentimientos de desolación y tristeza muy logrados. Un robot que salva vidas,¡una variante interesante al esclavo domestico o sexual!
    Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 16:21
  4. 4. charola dice:

    Hola, Evelyn!

    Primeramente gracias por comentar mi relato. El tuyo me gustó. Está bien escrito, aunque los saltos de tiempo y espacio a la primera lectura no pude darme cuenta de quién hablaba por ser el narrador en tercera persona. A la segunda lectura se hizo la luz y lo entendí perfectamente. El amor lésbico puro y tierno entre la protagonista y Gabriela, quien tuvo que volver a Mexico y por cosas de la vida ocurre el terremoto.

    Algunas sugerencias:
    -que permitiese su uso de manera sencilla en todo el mundo, (coma) bajo elevados rangos de estrés.
    -disfrutar de su compañía y envejecer juntas hasta el final de sus días. ( no repitas otra vez “juntas”: hace ruido).
    -Después de planes. (punto seguido).
    -Después de hasta el final de sus días. (punto seguido), porque sigues hablando de sus proyectos. Al ser punto aparte cortas la idea.
    -nunca pudo hallar a quien vino expresamente a “buscar” (no encontrar)
    -pie (sin tilde).

    El final me gustó, pero las últimas palabras no las entiendo, a no ser que la protagonista haya estado antes en México, cosa que no cuenta en el relato. Dice que se conocieron en París, entonces convendría poner un “quizás o tal vez”: “Su Frida, su Catrina, su Chabela, había decidido quedarse descansando para siempre en Ciudad de México, guardando los tesoros aztecas de los que tanto solía contarle. Quizás, se volvieran a encontrar al pie de algún antiguo templo, igual de enamoradas, igual de ilusionadas.

    Felicitaciones. Un abrazo.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 06:33
  5. 5. beba dice:

    Hola, Evelyn: Muchas gracias por tu visita y amable comentario. Tu relato es muy emotivo y claro; manejas muy bien las descripciones anímicas; la vibración crece con la proximidad real de los sucesos. No deja demasiado campo a las sugerencias, más allá de las que te hace Charola. UN ABRAZO.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 16:39
  6. 6. cesar henen dice:

    Hola Evelyn, gracias por tu visita a mi relato y con gusto te comento tu relato.

    La verdad me gusto mucho tu relato, una historia de amor donde no se centra en humano/ robot, en la cual nos muestras un amor diferente en todo aspecto, te inspiraste en la tragedia del s-19 por lo visto; sin embargo hay dos cosas que no me cuadran.
    Se entiende la relación mujer/mujer y que una de ellas es quien crea un robot rescatista; pero la frase “era más que un simple robot” nos da la pauta para esperar que se hablara más sobre el robot, sus sentimientos, emociones, gustos; etc.

    También mencionarte que cuides mucho la estructura de tus relatos, en tu relato se lee algo así:
    Robot: (creación, angustia), catástrofe (angustia), flashback (romance), presente (planes), catástrofe, muerte, fin.
    Si te das cuenta no es necesario que nos menciones la tragedia dos veces, bastaría con que hayas empezado hablando de la creación del robot y su funciones, luego adéntranos a como conoció a Gabriela, sus planes con ella, la noticia de la tragedia, y al final el desenlace, de lo contrario se generan esos saltos y retrocesos en la historia innecesarios y que solo te restan palabras que quizá querías poner.

    Evelyn un gusto leerte y comentarte, espero volver a hacerlo el próximo mes. Por cierto, en mi relato dijiste que te cayó fatal mi personaje, ese no es nada comparado con otro que tengo, jajaja donde la historia se cuenta en tres partes. Busca “ el secreto” en mi blog http://escritoscesarhenen.blogspot.mx/ para que leas la historia completa-

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 02:28
  7. 7. Jorge Lozano dice:

    Hola Evelyn,

    Gracias por compartir tu relato, especialmente luego de lo que pasó en nuestra querida Ciudad. En general el relato me parece bien redactado, no tengo nada que decir respecto a la estructura.

    El desarrollo del personaje principal me parece que tiene mayor potencial, igual y explorar más la relación con Gabriela, el cómo logró desarrollar al robot y traerlo de nuevo al primer plano para que no sea sólo un elemento más dentro de la pintura… pero yo sé que con 750 palabras uno no puede explorar tanto como quisiera!

    Me agradó tu historia, si te interesa puedes pasar a ver la mia en https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-47/8435

    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 08:32
  8. 8. celisius dice:

    Hola Evelyn, tu relato me ha encantado ya que es una historia de esas que llegan al alma y que por desgracia está ambientada en la catástrofe sucedida hace nada.

    Los saltos temporales me han desconcertado un poco en la primera lectura. Sin embargo me ha encantado esa historia de amor que has creado sobre todo porque tratas el tema de la homosexualidad con gran naturalidad.

    Sigue escribiendo y nos vemos en próximos talleres

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 19:00
  9. Hola Evelyn.

    Tu relato de este mes destila mucha sensibilidad. Has retratado con maestría un escenario difícil de explicar. ¿Quizá has estado en alguno parecido?

    He de decirte que por momentos me he perdido en su lectura. He tenido que releer varios pasajes para centrarme. No supe si la historia de amor era con el robot hasta que se dijo explícitamente. Yo creo que has intentado condensar demasiada información en tan poco espacio.

    Quizá con un par de vueltas logres un relato redondo. O igual lo que le pega es alargar más su extensión.

    Tengo una duda. ¿Esta frase está correctamente construida?:
    “Cuatro años de su vida se pondrían a prueba hoy, incontables horas entre circuitos, chips, partes y software para conseguir un intuitivo lenguaje en su programación, que permitiese su uso de manera sencilla en todo el mundo bajo elevados rangos de estrés.”

    Entre el sujeto y el predicado no debe haber coma. Esta frase, al ser tan larga, me genera la duda de si entre “programación” y “que” sobra esa coma. (La llaman la coma asesina).

    A ver si algún compañero nos puede aclarar algo.

    Yo, por mi parte, hubiera fulminado esta duda poniendo un punto tras “hoy” y haciendo más cortas las frases.

    Muchísimas gracias por tomarte la molestia de pasarte por el blog a leer mi “participación” de este mes. Prometo poner más cuidado con los requisitos del próximo mes para poder estar de “texto presente” con todos vosotros en el siguiente reto.

    Nos seguimos leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 21:36

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