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Desde lo alto de la estantería - por Olivia

Era más que un simple robot. Quizás lo parecía en apariencia, pero no en el alma.
Llegué a casa de María casi por casualidad. Fue un regalo de su madre para ver si, de una vez, ella empezaba a comer bien. Ya lo habrán adivinado. Soy un robot de cocina. Uno de aquellos que «hacen de todo»: trituran, amasan, cuecen, calientan y aún, siete funciones culinarias más.
María no me acogió precisamente como a un osito de peluche.
—Gracias, mamá. Ahora mismo no sé para qué voy a utilizarlo, pero seguro que viniendo de ti, debe ser algo bueno para mí —respondió a su madre con cierto tono irónico, aunque educado, al recibir el regalo.
Me colocó en lo alto de la estantería de la cocina, para dejarme allí olvidado. El lado bueno de estar en esa posición era que desde allí tenía una visión panorámica de lo que allí sucedía.
Con razón la madre de María estaba preocupada por la salud de su hija. Por las mañanas, aparte de hacer y tomar café, apenas se llevaba algo más a la boca. Solo lo que encontraba por ahí, que solía ser más bien poco. Marchaba y no volvía hasta el anochecer, momento en que se tumbaba en el sofá con sus auriculares o se daba un baño. Para cenar tomaba cualquier cosa que hubiera en el frigorífico y que no supusiera cocinar o bien pedía una pizza a domicilio.
Tenía que hacerme notar y hacerle notar que yo estaba allí y que yo podía ayudarla a que su vida diera un giro de ciento ochenta grados. Pero, ¿cómo podía lograrlo, si ya ni siquiera se acordaba de mí?
Pasaban los días y los meses, y el espectáculo era siempre el mismo. Mi corazón estaba triste de ver cómo una chica en la flor de la vida, vivía de forma automática, como si fuera un sin sentido. Parecía que no encontraba interés en nada de lo que la rodeaba. Deseaba con todas mis fuerzas que algo, por pequeño que fuese, cambiara. Pero, ¿tenía sentido que yo pensara eso? De hecho, yo no era más que un electrodoméstico. No su mascota o su amigo. Pero, entonces, al ser consciente de mis reflexiones, me acordé que yo no era un simple robot. Me lo había repetido una y mil veces el viejo que me fabricó. Yo podía sentir con mi pequeño corazón y hacer pequeñas cosas con la mente que mi amo me había insertado. Solo tenía que decidir qué hacer…
—¿Qué narices es esto? —exclamó enfadada María al notar que le caía un objeto de lo más alto de la estantería en su cabeza.
Este era el pequeño cambio que había deseado. Cada día cuando ella pasaba por debajo de donde yo estaba ubicado, alguna cosilla que había por los estantes le caía encima. La insistencia, «mi» insistencia, fue tal, que contento, pude ver cómo llegó un día en el que ella me cogió en brazos y sacó de allí. Primero, para comprobar qué había en ese lugar que parecía generar esa lluvia de objetos y después, para quedarse mirándome fijamente, despegar de uno de mis laterales el librillo de instrucciones que lleva adherido, y empezar a leerlo, quizás por curiosidad, quizás por desidia.
Lo que vino después, para mi dicha, fue lo que había deseado desde el principio. Sí que es verdad que puse todo mi empeño en que sus comienzos conmigo le resultaran sencillos. Sí que es verdad, que hice cuánto estuvo en mis robóticas manos para que los torpes artes, consiguieran preparados ricos que la engancharan a mis servicios. Pero lo cierto es que lo conseguí. Valió la pena tanto sufrimiento y noches pensando en lo que podía hacer para ser capaz de introducir algo bueno en su vida.
Lo había conseguido. Un banal acto, un pequeño cambio, generó un gran avance en su vida. Creo que este era el propósito de mi existencia. Por eso me habían hecho de forma que no fuera un simple robot.

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8 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Muy simpático, tu relato, y muy ameno. Vamos, que yo quiero un robot así, a ver si lo fabrican alguna vez. Me ha encantado. Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 15:08
  2. 2. Félix Acereda dice:

    Genial idea, original, fresca, alimenticia, y muy bien traída. Otro diez de relato porque se hace ameno y nada áspero.
    Quizás si hubieses suprimido esta frase: <> el relato hubiese aún más redondo, pero nos metemos en terrenos muy subjetivos.
    Enhorabuena, muchas gracias por la publicación.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 17:52
  3. 3. Félix Acereda dice:

    La frase que comentaba era la referida al corazón y la mente que el amo había insertado…

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 17:53
  4. 4. charola dice:

    ¡Hola, Olivia! me tocó comentarte. Me gustó el narrador que escogiste, es el propio robot con corazón. Muy simpático.

    Algunas cosas que me parecieron que podrían mejorar:

    -Era más que un simple robot. Quizás sencillo en apariencia, pero no en el alma. (Me permití modificar el principio para que invite a la lectura, creo que se lee más fácil). Es solo una sugerencia.

    -era “que” desde “allí” tenía una visión panorámica de lo “que” “allí” sucedía. Hay cacofonía.)… Desde allí tenía una visión panorámica de lo que sucedía).

    -Lo “que” vino después, para mi dicha, fue lo “que” había deseado desde el principio. Sí “que” es verdad “que” puse todo mi empeño en “que” sus comienzos conmigo le resultaran sencillos. Sí “que” es verdad, “que” hice cuánto estuvo en mis robóticas manos para “que” los torpes artes. (En tres renglones hay ocho “que”, muchos para tan poco espacio. Puedes suprimir algunos). No entendí lo de “los torpes artes”

    -pequeño corazón, pequeñas cosas. Otra vez hay cacofonía.

    Son algunas cosillas que he visto. Espero que te sirvan.

    Felicitaciones. Estoy en el 42 si deseas comentar. Un beso.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 21:02
  5. 5. isan dice:

    Hola Olivia:

    Soy tu vecino de arriba y me toca comentarte. Parece que hemos coincidido en nuestros relatos con la idea del tipo de robot aunque no así con su final.

    Te señalo algunas cosillas que yo cambiaría.

    “parecía en apariencia”: habría que evitar la reiteración.
    Se emplea la primera persona en Llegué a la casa… y la siguiente frase es “Fue”. Está bien, pero, como ya se ha descubierto quién es posiblemente sería mejor poner “Fui…”

    “…calientan y aún…” yo pondría una coma antes de aún o quitaría la que sigue.

    En esta frase: “Me colocó en lo alto de la estantería de la cocina, para dejarme allí olvidado. El lado bueno de estar en esa posición era que desde allí tenía una visión panorámica de lo que allí sucedía.” Hay tres ALLÍ. Creo que con el primero sería suficiente para no repetir el mismo lugar. Incluso se podrían eliminar los tres.
    “insistencia, fue tal, que contento,” correr la coma que hay antes de QUE a después.
    “el librillo de instrucciones que lleva adherido”. Quizás mejor que LLEVO adherido. Imagina que eres tú y tienes un libro en el bolsillo. Dirías “el libro que llevo en el bolsillo” y no “el libro que lleva mi bolsillo. No me hagas mucho caso, son ganas de sacarle punta.
    “Sí que es verdad, que hice cuánto…” Sobra la coma o el QUE posterior. Además se repite el sí que es verdad. También encuentro que no concuerda lo que se quiere transmitir con “sí que es verdad”, podía traducirse por “a pesar de…”, con lo que se dice a continuación: “pero lo cierto es que lo conseguí”. No sé si me explico bien.
    “para que los torpes artes…” Mejor LAS que los.

    En cuanto al fondo me ha parecido que todo encaja. No era un simple robot y lo ha demostrado. Está bien redactado y has tenido una buena idea. No es fácil darle vida a una máquina como lo has hecho.

    Un saludo

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 22:27
  6. 6. Evelyn dice:

    Olivia, ¡esta es la máquina que yo necesito urgentemente!

    Tu relato es muy simpático, imaginaba al robot como a la tetera de La Bella y la Bestia, moviéndose de aquí para allá buscando proyectiles para “enderezar” la dieta de su dueña, me gustó mucho.

    La reflexión final nos deja pensando a todos.

    Un abrazo.

    Evelyn, Nº125.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 12:35
  7. 7. Earendil dice:

    Saludos, Olivia.
    De momento, es el relato más original que he leído. Resulta muy simpático y ameno de leer. Veo que no has marcado la R del reto, pero bien hubieses podido hacerlo, pues sus buenas acciones para su dueña se deben a un sentimiento de cariño acorde a su corazoncito de robot.
    Me había anotado unas correcciones, pero después de leer los comentarios de los compañeros, sería repetirse, pues son muy acertadas y coinciden con las mías.
    Un placer leerte.
    Estoy en el 79, por si te apetece.
    Un saludo

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 22:35
  8. 8. Olivia dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, sin duda, útiles y constructivos.
    En mi opinión, sigo «pecando» de hacer repeticiones. Unas, pensando en que pueden dar énfasis, pero he entendido que en textos tan cortos cada palabra es oro. Otras, son fortuitas o descuidos, como también lo son las comas antes o después de lo que tocaría. En este caso, y sin ánimo de justificarme, ha sido por las prisas de querer llegar a tiempo en los últimos minutos del día 15.
    ¡Gracias de nuevo por las enseñanzas y por los ánimos y buenos deseos!

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 22:22

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