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Maleantes - por Ocitore

Web: http://plumalanza.blogspot.com

Su destino viajaba a ciento diez millas por hora en el lado opuesto. Si le hubieran dado el problema de aritmética, habría sabido que era suficiente reducir la velocidad un poco y eso le evitaría una gran pérdida, pues no convergería con el psicópata que le cambiaría la vida. Había discutido con su novia y la furia lo incitaba a pisar con más fuerza el pedal. Marisa estaba enfadada, no podía entender la obstinación de su novio. Había empleado una semana entera para organizar un viaje a Europa, se había ilusionado con la idea de conocer París y Venecia, pero sus planes se derrumbaron cuando recibió la negativa de Alberto. Tenían pocos conflictos y la relación, a pesar de tener sus altibajos, era buena. Sólo había una cosa que no encajaba. Era la terquedad con la que Alberto defendía sus ideas. Tal vez no fueran malas las resoluciones de su pareja, quizá fuera mejor ahorrar y pensar en el futuro, pero y ¿el presente? Había que vivir el momento porque el futuro es muy incierto e impredecible. La prueba estaba en que, desde que habían comenzado la relación, todos los augurios habían fallado. La bilis le agriaba la cara. Puso música y la mirada reprobatoria de Alberto la alegró. ¡Jódete, cabrón! —pensó ella, mirándolo de reojo.

En otro coche azul, se lo habían robado para asaltar un banco, iban tres locos. Las cosas habían salido bien. No habían dejado heridos. Nadie les había visto la cara y estaban en la carretera con poca gasolina y medio millón de dólares en el maletero. James se había metido mucha coca y estaba eufórico. Sus compañeros John y Garry le pedían que bajara la velocidad, pero era inútil. Necesito que cojamos impulso, tarados—gritaba James como si fuera montado en un caballo—. ¿No ven que ahí está la gasolinera? Si tomamos vuelo, el coche llegará por inercia. Era verdad, apenas pudieron acercarse hasta el surtidor y meter el dispensador en la boca del depósito. Empujaron el auto unos metros. Estaba un chico atendiendo, su padre se había ido a comer y lo había dejado de encargado pensando en que no pasaría nadie por allí a esa hora. Garry, al darse cuenta de que el sitio estaba sin resguardo abrió el refrigerador y les repartió cervezas a sus compañeros. Exhalaron satisfechos los tres y se miraron con alegría. ¿Están pensando lo mismo que yo? —preguntó John dibujando unas curvas en el aire. Los tres gritaron eufóricos. En ese momento llegó otro coche y sus miradas se dirigieron hacia él. Vieron salir a una chica rubia bajita, pero con buen aspecto. Tengo una idea—susurró James. ¡Tráiganla para acá!

El chico había terminado de repostar el coche de los maleantes y se dirigió a Alberto para pedirle que le diera las llaves de su coche. En ese momento se acercaron a Marisa Garry y James mientras que el robusto John le asestó un fuerte puñetazo a Alberto. Perdió el sentido por el impacto, después las patadas se encargaron de desconectarlo. Arrastrándolo lo metieron en un armario con herramientas y cerraron el viejo candado que colgaba de la cadena. Le habían puesto cinta adhesiva en la boca y le ataron las manos. Estaba adormilado y el dolor lo atosigaba. La posición en la que se encontraba era muy incómoda por la estreches del mueble. Le era imposible tratar de ponerse en pie. Escuchó las voces de los compinches. Oyó claramente las malas intenciones que tenían, cerró los puños y apretó los dientes. Hizo un esfuerzo sobrehumano para separar las paredes del armatoste metálico, pero fue inútil. Llegaron los gritos de Marisa, imploraba misericordia. Se oyó un chillido del gasolinero a quien hicieron callar con un golpe.

Pasaron unos minutos horrendos de impotencia, lujuria, perversión y crueldad. Después risas y aullidos de la horda de delincuentes que salió alegremente para montarse en su vehículo. Se oyó el rugido de un motor, luego una orden y la música de una radio que se fue alejando con rapidez. No había mucho ruido y Alberto alcanzó a escuchar los sollozos de Marisa que estaba tirada en el piso. Pidió ayuda y después de unos minutos se dio cuenta de que alguien estaba metiendo la llave en el candado. Vio al chico. Tenía un cardenal en el ojo y su rostro inocente estaba blanco. Le ayudó a incorporarse y librarse de las ataduras y el scotch. Alberto clavó su mirada en el cuerpo que yacía desnudo y se acercó.

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9 comentarios

  1. 1. Jesus Lopez Conesa dice:

    Me parece muy bueno. En todo el rato puedes ponerte en el lugar de los personajes y sentir la ira de Marisa acelerando y poniendo la musica alta, los tres delincuentes en el coche(que a mi me ha recordado a una escena de la Naranja Mecanica. la impotencia de Alberto y como se le destroza el corazon al ver a su mujer muerta. La resolucion del reto de la gasolinera aunque sea tipica, tu le das un toque bastante original. Ha estado muy bien y me alegro mucho de haberlo leido.

    Un saludo y espero que leas mi texto https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8677

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 16:15
  2. 2. Menta dice:

    Hola Ocitore, esta vez quiero hacer el comentario de tu escrito muy pronto por deferencia a tu visita tempranera del mes pasado.

    Tu relato me ha gustado. Has llevado un ritmo muy bueno y me parecía que estaba viendo una escena de una película de cine americano. La típica escena donde tres inconscientes le rompen la “vida” a unas pacíficas personas o a una familia corriente.

    En la frase: “En otro coche azul, se lo habían robado para asaltar un banco” Creo que te sobra el “se”.

    En otra frase pones: “estreches del armario”. creo que querías poner estrechez.

    Enhorabuena y un saludo, Menta

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 21:01
  3. 3. Ocitore dice:

    Menta y Jesús muchas gracias por su visita. Tomo nota de las erratas y me paso por sus propuestas. Un abrazo muy fuerte.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 21:18
  4. 4. Alonso García-Risso dice:

    Saludos Ocitore: Soy tu vecino del #76. Mi seudónimo es Alonso García-Risso. No te extrañes mi texto se vino con mi nombre civil; pero llevo años escribiendo con mi seudónimo

    Tu historia encaja en los síntomas de los últimos tiempos: Sujetos descarriados sin el más mínimo respeto por sus semejantes… El relato está bien estructurado, la atmósfera que has creado es adecuada y la composición del texto cumple con cada parte. En el desenlace se reúnen las consecuencias de dos historias que corren paralelas; pues hay dos historias, una la que se da entre la pareja y pone un tono dramático en el desenlace. Por otro lado está aquella historia central que afecta a la gasolinera. Está muy ajustada a los reportes policiales. Narración muy bien lograda y entretenida. Felicitaciones.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 18:09
  5. 5. Ocitore dice:

    Gracias, Alonso, en breve me paso por tu propuesta. Te comento que por la brevedad de los textos que hacemos aquí, las historias parecen unas síntesis o, más bien, sinopsis de alguna película.Lo importante es lograr transmitir con los recursos elementales la historia. Por fortuna, he logrado hacerlo, aunque podría ser mejor. Un abrazo y nos vemos pronto.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 05:40
  6. 6. Kaila dice:

    Hola Ocitore,

    Me ha gustado mucho tu relato, a mí también me recordó a La Naranja Mecánica como a Jesús ^^

    Coincido bastante con los demás tanto en críticas como elogios, así que aprovecho para preguntar una duda que me surgió al leer el comentario de Jesús:

    Dices que “Alberto alcanzó a escuchar los sollozos de Marisa que estaba tirada en el piso” y esto fue después de que se fueran los delincuentes. Entonces, no está muerta ¿no?
    Supongo que puede ser a libre interpretación, en mi caso entendí que no.

    En fin, ¡enhorabuena por esta gran historia!

    Pásate por mi relato si quieres, soy la 75. Hacía mucho que no publicaba nada, pero a partir de ahora me pasaré más por aquí 🙂

    ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 01:16
  7. 7. Juan Stoisa dice:

    Buenas Ocitore!
    Muy buen relato, aparte de estar muy bien escrito y crear una buena atmósfera para la historia me gustó como jugaste con el concepto de que de un momento para otro te puede cambiar la vida radicalmente. Lo insinuaste en el pensamiento de Marisa y después se concreto con la horrenda violación de la protagonista. Si querés pasate por mi relato, el nº 74.

    Saludos, nos estamos leyendo!

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 12:25
  8. 8. Ocitore dice:

    Hola, Kaila, te comento que la chica no murió y que resultó todo muy malo para el novio, pues de haber viajado a Europa se habría librado de los delincuentes. La relación será horrible porque si él sigue con ella se le recriminará siempre este suceso. Si la deja, la conciencia no lo dejará dormir. En una palabra: un infierno.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 21:29
  9. 9. Ocitore dice:

    Hola, Juan, gracias por pasarte por aquí. Me daré una vuelta por tu propuesta en breve. Un abrazo.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 21:30

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