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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Recuerdos gratos - por Osvaldo Vela

Siempre he sabido que los sueños son herramienta muy cómoda, además de un regalo único para los comandantes de las letras.

Soñé que me encontraba en una gasolinera de la periferia de la ciudad muy visitada por ganaderos. Ahí me topé con Alfredo Ramos, hijo de Armando, hombre conocido por mi abuelo pues en vida de ellos, los ranchos de ambos estaban situados por el mismo camino a la Lajilla, Tamaulipas; el de don Armando al abandonar la Carretera Rivereña en el kilómetro “67” y el de mi abuelo, Celestino Vela, cinco kilómetros pasado el poblado.

El saludo que recibí de Alfredo fue una invitación para visitar su negocio temprano esa misma tarde; “La Potra Wayna”. Una Cantina con mesas de billar, cuyo anuncio luminoso parpadeaba las letras de atracción “Bar”.

El nombre del local siempre me llamó la atención por la forma de describir un ejemplar equino. En mis suposiciones me imaginaba que, aquel calificativo, se debía al gusto que tenía Alfredo por el vino de mesa identificándolo con un una variación del idioma inglés de la palabra “wine”. Pero en realidad el nombre provenía de una potranca con un color avinagrado zaino que su abuelo le regalara.

Este Local tenía un restaurante anexo al que él llamaba “La cueva del rancho”. Como punto vital, para que yo no faltara al agasajo, me hizo la aclaración que el platillo del día sería cabrito en sus tres modalidades: asado, entomatado y en fritada. Al final, él agregó “lleva a quien tú quieras contigo.

Por el invite, el sueño estaba a la altura de mis musas. En él, yo podría desarrollar una trama ideal y aunque estaba conciente que soñaba, como buen Literauta acepté el reto. El acompañante que me nació del corazón para esa tarde fue don Celestino. Por un momento mi sueño se detuvo en el armario que todos llevamos en la conciencia. Los recuerdos ahí guardados comenzaron a fluir.

Yo, rememoraba el gusto de mi abuelo por esos platillos regionales y, al mismo tiempo, vinieron a mi mente las veces que recibí una invitación de él al “Rincón Del Viejo” para paladear un buen cabrito.

Aquel escenario de una cueva de tiempos idos se transformó en una idea gloriosa: un abuelo lleno de vida, con quien compartir mi mesa, apareció en mi divagar nocturno. El cuentista dentro de mí, volvió a gozar la buena comida de un merendero con él. Este entorno me llevó a placeres largamente escondidos en mis recuerdos. Llegaron a mí, las expresiones siempre positivas a las que él les daba vida: “que bien asado está el costillar”, “las tortillas están tan suaves que se parecen a las del rancho”, “el guacamole molcajeteado está en su punto, no muy picante pero tampoco desabrido”, “Las hojas de laurel en la fritada le dan un toque especial al guiso”.
Al terminar la tertulia de sabores únicos y recuerdos inmejorables, en aquel etéreo ambiente, mi abuelo me miró fijamente y dijo.

—Siempre supe que tú eras el único de mis nietos que me podía invitar a una cena como esta y además, en un lugar tan poco propio como ésta cantina. Debes de tener un motivo muy especial para hacerlo ¿Cuál es?

Aunque, por el desarrollo de la historia, yo había escrito en mi mente lo que el abuelo me iba a preguntar, escucharlo de sus labios tomó otra dimensión. De ese momento en adelante él controlaría el sueño. Lo que estaba programado como una respuesta mesurada de mi parte resultó ser una versión apresurada de lo que yo, con angustia de sostén, pretendía comunicar.

—Abuelo, tú y papá se parecían mucho. Ustedes tenían los mismos gustos, sin embargo a él nunca lo tuteé. Yo siempre buscaba dejarlos satisfechos con mi trabajo; lo que yo hacía, era con la intención de quedar bien ante ustedes. Todo lo que para ti estaba bien, de mi padre, sólo escuchaba un imperativo: “vuélvalo a hacer”. ¿Por qué?

—Tu padre y yo teníamos dos encomiendas de vida muy diferentes; la mía era amarte, la de tu padre forjarte y voy a reconocer que hizo un muy buen desempeño. Sé que ya va a amanecer y esta “velada” se termina. Agradezco tu invitación y te digo que vendrán otros convivios como este a tus sueños. En el próximo invita a tu padre y tutéalo, él lo disfrutara: tienen ustedes muchas cosas que contarse.

Bajo el comando del guion de mi abuelo me desperté con los ojos húmedos; mi almohada todavía olía a gasolina.

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27 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Saludos Osvaldo:
    Escenario conocido y sentimientos imperecederos. Esa relación con tu abuelo que se hace presente en muchos de tus relatos, es una lección de vida no solamente a nivel familiar sino de la sociedad en general. Cuántos países serían diferentes si no hubieran perdido las tradiciones que un día forjaron su grandeza y que hoy están avasalladas por seudo valores enquistados en la vida diaria.
    Como siempre un gusto leerte. Este mes no estoy en la lista, parece que mis musas se mudaron a otras tierras.
    Un abrazo.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 14:37
  2. 2. María Bonmatí dice:

    Hola Osvaldo.

    Me parece muy curioso el empleo de tu sueño para lograr superar este reto de escritura. Muy inteligente. Normalmente es por la noche cuando a uno le visitan las musas.

    Decirte que me gusta mucho el toque melancólico del recuerdo de los seres que se han ido y la idea de recuperarlos en el mundo de los sueños. La lección que das sobre la vida y los papeles de cada uno en el ámbito familiar resulta muy acertada.

    Sólo señalarte algún detalle de puntuación que revisar.

    Enhorabuena y un saludo.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 16:23
  3. 3. Osvaldo Vela dice:

    Hola A todos. Luis gracias por tus comentarios que me llegan. ya estoy leyendo tu libro sobre sobre un Médico que todo lo que hace por sus pacientes le sale bien a pesar de solo querer ser despedido. una evaluación muy original de la mente humana y nuestras reacciones. te felicito.

    María gracias por tus comentarios y luego me paso por tu trabajo.

    para mis lectores: Para mejor entender este escrito debo de dar a conocer lo que es el “cabrito”: animal cabrío de menos de cuarenta días criado por su nana con solo leche sin nunca haber probado otro alimento del campo; yerbas o zacate. Los platillos mencionados vienen de las raíces judías, quienes primero habitaron la región del Noreste de México.

    Asado: se hace a fuego lento de la leña de mezquite.

    Entomatado: guisado con especias de comino, pimienta y ajo pero con una agregado generoso de cebolla, tomate y chile serrano según el gusto familiar.

    En Fritada: guisado en especies con algunas yerbas de olor y con un agregado de la misma sangre del animal en salmuera, lo que le da al platillo la textura de un mole.

    “velada”: en nuestra familia significa cualquier celebración de los “Vela”.
    gracias y espero les guste mi texto de este mes.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 17:39
  4. 4. Juana Medina dice:

    Hola Osvaldo,
    Claro que me ha fustado, y hasta me ha dejado con hambre. La expresión “la noche en vela” en nuestra familia venía de la época sin elecricidad. El resto, las palabras y la forma de cocinr, son muy similares en el campo argentino.
    Me gustan mucho tus remembranzas y tus descripciones de otros tiempos, y sobre todo, de otras tranquilas y emotivas formas de relación.
    Sigue soñando. Un abrazo

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 20:23
  5. 5. charola dice:

    ¡Hola, Oswaldo!

    Primeramente te agradezco la visita a mi relato.

    El tuyo me ha gustado mucho. El sentimiento y las costumbres familiares están a flor de piel. Las diferencias en cuanto a la educación de un padre y de un abuelo resaltándolas me ha parecido un acierto en tu relato. Muy tierno.

    Lo de “velada” iba a decirte por qué pones entre comillas si está bien claro que es una “reunión nocturna de varias personas para solazarse de algún modo”, dicho por el DRAE. Pero tu explicación del significado me enterneció aún más.

    Felicitaciones por tu relato.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 16:53
  6. 6. Thomas Carnacki dice:

    Hola Osvaldo.
    Está más que claro que relato se desarrolla en torno a tus recuerdos, el título mismo lo dice. Y tu prosa acompaña en la tarea de plasmar toda esa nostalgia que guardas dentro. No hay mucho que pueda agregar, se nota que estás en tu salsa.
    Te felicito por tu relato, un gusto leerte y que sigas así 😉

    Hasta la próxima, ¡nos estamos leyendo!

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 02:16
  7. 7. Henar Tejero dice:

    Hola Osvaldo,
    Un texto muy bonito, con recuerdos enternecedores de tu familia.
    En los sueños agradables todo se cumple, en ellos se reflejan anhelos, metas y otras veces, temores. Espero que tus sueños se vean cumplidos.
    Felicidades!!!
    Un placer leerte de nuevo.
    Saludos!!!

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 12:47
  8. 8. LUIS dice:

    Hola Osvaldo, soy Luis(4). Muy bien descrito tu relato de todos esos recuerdos de antaño. La lectura es fluida y agradable. Felicidades. Un abrazo.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 13:47
  9. 9. Menta dice:

    Buenas tardes Osvaldo: Me ha gustado mucho tu escrito. A pesar que no conocía algunas palabras no he dejado de leer para ir al diccionario; me era imposible salirme de la “velada” porque estaba muy a gusto cenando con tus personajes.

    Muchas gracias por compartirlo. Un saludo, Menta

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 19:20
  10. 10. Jorge Lozano dice:

    Hola Osvaldo,

    Vuelvo a leerte con mucho gusto!

    Y vaya, que buena historia nos has traído hoy! Un meta-relato que el mismísimo Juan Rulfo hubiera disfrutado mucho. Tu prosa relata perfectamente la vida de tu tierra, al norte de nuestro querido México.

    Gracias por compartir tus recuerdos, que eso es lo que le da a este relato aún más conexión con nosotros los lectores y las ganas de querer saber más de tu abuelo y tu papá.

    Espero el próximo reto para leerte de nuevo!

    Te invito a leer mi relato en el 38:

    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8706

    Saludos!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 07:48
  11. 11. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Osvaldo.

    Me ha parecido que en la sencillez y en la historia que todos conocemos, como es el conflicto de padres e hijos, está lo bonito de este relato.
    Lo has narrado con mucha ternura y nostalgia, creo que has conseguido transmitir mucho con tus personajes.

    Muy buen trabajo!

    Soy tu vecina del 116 por si te quieres pasar 🙂

    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 11:41
  12. 12. Earendil dice:

    Hola, Osvaldo.
    Otro mes nos dejas una de tus joyas, ese saber con que la vida y la experiencia nos dibuja el alma.
    Tienes un don especial para relatar historias tiernas, que hacen de la sencillez la mejor de las herramientas, ¡y con ese tinte mexicano que tanto me gusta! Lo tuyo son los mundos oníricos, donde la realidad se mezcla entre tinieblas con nuestros recuerdos y anhelos.
    Poco más puedo añadir a lo comentado por los anteriores compañeros, tan solo sumarme a las felicitaciones.
    Un saludo a México desde España.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 22:53
  13. 13. Jose Luis dice:

    Hola Osvaldo
    Gracias por tus comentarios a mi relato
    Poético, nostálgico, con un toque trágico, eso me ha parecido tu cuento, aunque el título nos trate de convencer de algo diferente.
    Hay una cosa que me ha liado un poco: nombres de varios restaurantes o locales diferentes. Sugiere muchos cambios de localización.
    Aplaudo la ambientación y las descripciones, porque ahondan en los sentimientos humanos y nos hacen sentir sensaciones (o hambre… je je je)
    Lo único que puedo criticar es que tal vez no sea una historia en regla, estrictamente hablando, con planteamiento, conflicto y desenlace. Lo veo más como si fuera el pasaje de un diario íntimo y personal, o algo parecido.
    Un saludo

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 20:39
  14. 14. Amilcar Barça dice:

    Un relato muy realista. Me ha gustado y la boca se me ha llenado de agua con el cabrito.. Gracias por tu amable comentario. salu2

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 23:04
  15. 15. isan dice:

    Hola Osvaldo:

    Lo primero que quisiera saber es si eres el Oswaldo Mario que yo conocía o hay coincidencia de nombres. La curiosidad me corroe.

    Entrando en materia, te comento alguna cosilla que yo cambiaría:

    En la frase: “una gasolinera de la periferia de la ciudad muy visitada por ganaderos” tal como está parece que la que está muy visitada es la ciudad, pero si colocamos una coma después de ciudad, la visitada será la gasolinera.

    “…identificándolo con un una variación…” sobra UN.

    “lleva a quien tú quieras contigo. Falta cerrar comillas.

    “…aunque estaba conciente que soñaba…” Debe ser consciente.

    “…de mi padre, sólo escuchaba…” Quitar la coma.

    “…él lo disfrutara…” disfrutará con tilde.

    En cuanto al fondo del relato te puedo decir que me ha encantado. He disfrutado con la lectura. Con todo, pero destacaría esta frase: “Lo que estaba programado como una respuesta mesurada de mi parte resultó ser una versión apresurada de lo que yo, con angustia de sostén, pretendía comunicar.” Me ha parecido genial. El colofón de un estilo de escritura personal y elegante.

    Un saludo.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 00:22
  16. 16. Laura dice:

    Hola Osvaldo Vela.
    Soy Laura del 53. Gracias por haber dejado su comentario, y gracias por habernos regalado un nuevo espacio que nos baja unos cambios en la velocidad de lo cotidiano.
    Un relato hermosísimo, donde no podemos menos que sentirnos presentes en esa velada.
    Felicitaciones por el maravilloso ambiente que recrea.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 10:33
  17. 17. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Osvaldo, siempre es muy agradable leerte. He venido para distraerme de algunas ocupaciones y angustias que he tenido tras la muerte de mi padre y muy recientemente de mi madre. En tus historias se ven con claridad los destellos del amor familiar que hacen coincidir las vidas de muchos de nosotros. Por estos días no he tenido cabeza para volver a escribir, pero intentaré acudir con frecuencia a tus narraciones. Un abrazo.

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 19:48
  18. 18. Lunaclara dice:

    Hola Osvaldo: has escrito un relato muy entrañable y la forma de escribir y de describir me ha parecido muy buena.
    A mí lo que me ocurre es que soy más de diálogos y de acción, y los he echado de menos en tu relato.
    Dominas muy bien el lenguaje.
    Felicidades!

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 20:44
  19. 19. beba dice:

    Hola, Osvaldo: Mil gracias por tu visita y especial comentario; me llegó al alma.
    Pero tu historia… ¡Esa sí que me llegó al alma y al corazón!
    Tanto afecto de familia, tantas tradiciones… ¡Y qué elegancia en la construcción del texto!
    Un saludo y merecidos aplausos
    PD: Casi me da vergüenza decirte que revises algunos acentos, por ahí; poquitos. Je, je.

    Escrito el 24 noviembre 2017 a las 20:35
  20. 20. Yoli L. dice:

    Hola Osvaldo

    Muy agradecida por la visita y comentarios a mi relato #169 ¿Pesadilla o realidad?

    El tuyo me ha sensibilizado, lo narras con mucha ternura y nostalgia, que consigues transmitir mucho con tus personajes.

    Los chicos siempre dirán que los padres corrigen y los abuelos consentimos, así que ¡Vivan los abuelos!

    De forma: un error que creo es más de dedo en el primer renglón: son herramienta muy cómoda = herramientas

    – …desabrido”, “Las hojas… = las minúscula porque va después de coma.

    Por lo demás, disfruté leerte.

    Un abrazo desde Costa Rica
    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 24 noviembre 2017 a las 21:51
  21. 21. Vespasiano dice:

    Hola Osvaldo:

    Primero quiero darte las gracias por leerme y dejar tu aporte en el mismo.

    Tu historia me ha parecido entrañable. Al tiempo que me ha hecho visualizar, por haber vivido en Brasil, parajes, haciendas, lugares y comidas típicas que sin ser las mismas que describes si me recuerdan veladas inolvidables en compañía de amigos queridos y familiares.

    Un abrazo y hasta el próximo reto.

    P/D.- Interactuando desde aquí, pues no tengo otra forma, ya que nuestro compañero Leonardo Ossa no ha participado este mes en el taller; quiero enviarle mi más sentido pésame por la muerte de su madre y apoyarle para que en la escritura encuentre el medio para hacer frente a tan dolorosa situación. Un abrazo Leonardo.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 19:05
  22. 22. marzul dice:

    Hola Osvaldo:
    Tú mismo lo dices al comienzo de tan entrañable relato:” los sueños son herramienta cómoda…” y en ellos cabe de todo ¿verdad?. En tu caso has sabido mezclar el taller “literaturas” con el sueño y el reto. También sale a relucir el Osvaldo-escritor más familiar, amante de su tierra, su familia y sus costumbres. Una delicia cuando haces referencia a los platos típicos, esos sabores que se añoran y nuestro cerebro no olvida.
    El próximo reto ya sabemos cual va a ser, Osvaldo: esa conversación padre/hijo
    Un placer leerte
    saludos

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 21:55
  23. 23. Roger Nhicap dice:

    Hola Osvaldo,
    “Órale” compañero, te quedó un relato “padre”, cómo diría un compatriota tuyo. Me gustó tu relato, en ese tono tan intimista, desarrollado con mucha sensibilidad a partir de recuerdos y vivencias familiares.
    Nuestros deseos y recuerdos configuran nuestra existencia, nuestro discurrir por la vida, y es bueno retenerlos mientras podamos porque con el paso del tiempo se van difuminando, se desvanecen y, al final, hasta se olvidan.
    Esta reflexión es una consecuencia de la lectura de tu cuento. Otra, ha sido recordar el estupendo platillo de cabrito asado que probé en una visita de trabajo a Reynosa, en la frontera con EE.UU, del estado de Tamaulipas.
    Un abrazo, Osvaldo, y gracias por tu vista y comentarios.

    Escrito el 28 noviembre 2017 a las 13:40
  24. 24. Luna Paniagua dice:

    Hola Osvaldo, qué relato más bonito. Esa mezcla entre sueño y realidad, que le deja olor a gasolina, la relación entrañable con el abuelo y cómo cambia la perspectiva sobre su padre, cuando lo ve desde otro punto de vista. Me ha encantado.

    Escrito el 1 diciembre 2017 a las 09:48
  25. 25. Ratopin Johnson dice:

    Hola Osvaldo,
    muy bonito homenaje. Tu abuelo me ha abierto el apetito en alguno de los párrafos con sus frases.
    Me gusta esto que dice: “—Tu padre y yo teníamos dos encomiendas de vida muy diferentes; la mía era amarte, la de tu padre forjarte y voy a reconocer que hizo un muy buen desempeño.”. Creo que es bien cierto que los padres tienen una responsabilidad con los hijos (que a veces es una angustia permanenente), que no tienen los abuelos con los nietos(aunque ya la sufrieron con sus hijos). Aunque ese “forjar” de los padres hacia los hijos, qué peligroso es a veces, ¿no?. En definitiva, que es mucho más difícil ser padre que ser abuelo.
    Como siempre, me has dejado pensando Osvaldo.
    Ah por cierto, creo que has situado mal unas comas, y te has comido una doble comilla de cierre.
    Saludos, un placer.

    Escrito el 1 diciembre 2017 a las 21:02
  26. 26. José Torma dice:

    Salud compadrito, ese talento tuyo para platicarnos las cosas, tu narrativa es fluida y va aderezada de tantas familiaridades que esta uno ahí, sentado al lado tuyo, siendo testigo de lo que nos vas narrando.
    Si bien tu escrito no es un relato “per se”, es una recolección muy tierna de un amor que trasciende la muerte. Ya me encantaría a mí cenar con mi abuelo y tomarnos unos tequilas, de esos que “no le gustaban”.
    Un abrazo compadre y lo mejor hoy y siempre.

    Escrito el 12 diciembre 2017 a las 19:00
  27. Hola Osvaldo.

    Qué bonito cuento. La idea de tener a tu abuelo cenando contigo, de traerlo a la memoria de esta forma, me parece exquisita.

    Un retrato de zonas desconocidas para mí, con sus peculiares maneras de decir las cosas, sus paisajes, su gastronomía… Siempre me gusta que me trasladen a lugares tan lejanos. ¡Gracias!

    Mi enhorabuena por tan excelente relato.

    Nos seguimos leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 27 diciembre 2017 a las 23:56

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