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Esperando al anochecer - por Elena Mahía

Aquella había sido una tarde como tantas otras, las horas habían ido pasando lentas y aburridas. Desde las cuatro que había comenzado su turno sólo habían repostado dos coches.
Sandra se acomodó, un tanto inquieta, en su taburete detrás del mostrador. El sol había comenzado a ocultarse en el horizonte tiñéndolo todo de un intenso color naranja. Ese momento previo a la noche la ponía nerviosa.
Hacía seis meses que había empezado a trabajar allí. Era algo temporal, se había dicho a sí misma y a su familia; una forma rápida de conseguir el dinero necesario para pagar el alquiler.
Según el discurso familiar, aquella gasolinera de mala muerte y apartada del mundo no era un lugar para una recién licenciada. Pero los contundentes “es algo temporal” y “aspiras a algo más” habían ido perdiendo fuerza, desvaneciéndose con cada atardecer. Al fin y al cabo vivía tranquila, con un jefe generoso y un salario aceptable. Una vida sencilla, sin preocupaciones, con tiempo libre para dedicarse a lo que le gustaba y en el sitio adecuado.
El ruido del motor de un coche la sacó de sus reflexiones. De un Toyota blanco bajó un hombre joven con la intención de revisar la presión de los neumáticos. Aunque estaba de espaldas y no le veía la cara, parecía atractivo; moreno y musculoso.
Miró el reloj de la pared, todavía faltaba una hora para el cierre. Volvió a centrar su atención en la revista de cotilleos que tenía sobre el mostrador de cristal. Humedeció la punta de los dedos para pasar de hoja y reanudó su lectura.
No pudo avanzar demasiado, la puerta del local se abrió haciendo tintinear una pequeña campanilla que pendía del techo.
—Buenas tardes —saludó el joven del Toyota mientras cerraba la puerta tras sí.
—Buenas tardes —respondió Sandra sonriendo. En efecto, si a través de la cristalera le había parecido atractivo, visto de cerca lo era mucho más. Le recordaba a alguien, pero no sabía a quien.
Tomó una bolsa de patatas fritas de una estantería y un paquete de chicles y se acercó al mostrador.
—¿Has conseguido poner a punto las ruedas?— preguntó mientras pasaba los productos por el lector de códigos.
—Sí, gracias. La verdad es que no tenía ni idea de cómo se hacía, pero al final lo he logrado— y su rostro moreno se iluminó con una sonrisa de verdadero alivio y satisfacción.
—Me alegro. Son dos con treinta.
—No me des bolsa por favor, no la necesito.
Sandra observaba sus músculos ceñidos por la camiseta blanca, se mordió el labio inferior y sintió, una vez más, aquel deseo loco e impetuoso que dominaba su mente cada vez con más frecuencia. Era una fuerza que doblegaba su voluntad y contra la que no podía luchar.
Antes de que el chico llegase a la puerta para salir, lo alcanzó. No podía dejarlo marchar, ni estaba dispuesta a hacerlo. Cayó sobre él con violencia haciendo que se golpeara la cabeza contra la esquina de un armario metálico. Por suerte para Sandra, fue mejor así, en caso contrario se vería en graves aprietos ya que con sus cincuenta kilos poco podría haber hecho si el joven opusiera resistencia. El destino había estado de su parte. Aunque todo esto lo valoró después, en ese momento actuaba sin pensar de manera lógica, sólo movida por aquel instinto primitivo.
Clavó sus dientes en el cuello flácido y saboreó con placer la sangre caliente que manaba abundantemente. Sorbió con furia y cuando acabó, se sentó jadeando exhausta, pero saciada y plena, y soltó un eructo bastante sonoro.
No había podido controlarse, pero la próxima vez tendría que tener más cuidado, debía tenerlo, se había arriesgado demasiado a que alguien la viera. Las otras veces había sido más fácil, ningún pardillo se negaba a llevar en su coche a una chica como ella, que había perdido el autobús.
Cogió las llaves del Toyota del vaquero de aquel cuerpo inerte y todavía tibio. Se levantó, todavía le quedaba bastante trabajo por hacer.

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10 comentarios

  1. 1. Juan andres dice:

    Hola Elena, en cuanto al fondo me ha gustado la historia. No me esperaba para nada que fuera un vampiro, asi que el factor sorpresa un punto fuerte y ha hecho que me guste. En cuanto a la forma, creo que está bien redactado. No te enrollas en temas superfluos que no aportan nada a la historia, y eso pienso que es muy importante.
    Por buscar algo negativo…la palabra “contundente” quiza sea demasiado fuerte para lo que quieres explicas, pero bueno, igual es una percepción mia.
    Gran relato, felicidades!!!
    Si te apetece leer el mio, creo que es el anterior al tuyo (Juan Andres)

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 16:55
  2. 2. Juan andres dice:

    Gracias por tus consejos Helena, los tendré en cuenta. Sobretodo el tema de los guiones, los pensamientos…me falta un poco de teoría. Y eso que llevo toda la vida leyendo, pero a escribir acabo de empezar y esta claro que no es lo mismo. Y muchas gracias por lo de potencial!!!

    Saludos!!!

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 00:18
  3. 3. Menta dice:

    Buenas tardes Elena Mahía: Tu relato me ha gustado mucho. Está muy bien escrito, eres muy directa y redactas perfectamente lo que quieres decir.

    Ha sido una sorpresa inesperada la auténtica personalidad de la chica. Muy bien.

    Enhorabuena. Un saludo, Menta

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 18:38
  4. 4. Earendil dice:

    Hola, Elena.
    El tuyo es el segundo por debajo del mío, así que me toca comentarlo.
    Tienes un estilo muy claro y directo. No he apreciado faltas de ortografía, los diálogos son correctos, así como la puntuación.
    Me ha gustado especialmente el encabezamiento de las historia, con esas reflexiones personales sobre el trabajo que, una vez acabada de leer la historia, te das cuenta que son detalles muy importantes.
    Has sabido crear la expectación del lector, cuando escribes sobre el deseo impetuoso que últimamente la asalta. Muy buen final.
    Tal vez, y solo por ponerle un pero, hay una frase donde cambiaría los tiempos verbales. A lo largo de todo el texto has escrito en pasado, por eso esta frase no me acaba de gustar: “Por suerte para Sandra, fue mejor así, en caso contrario se VERÍA en graves aprietos ya que con sus cincuenta kilos poco podría haber hecho si el joven OPUSIERA resistencia.” Yo propongo, para los verbos que he señalado en mayúscula: ” Por suerte para Sandra, fuer mejor así, en caso contrario se hubiese visto en graves aprietos, ya que con sus cincuenta kilos poco podría haber hecho si el joven hubiese ofrecido resistencia”.
    Te felicito por tu trabajo. Enhorabuena.
    Si te interesa, estoy en el 157.
    Saludos

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 19:58
  5. 5. Anna Castillo dice:

    Hola Elena:

    Yo también trabajo en una tienda de cajera y al leer el relato, me he sentido identificada con el diálogo que planteas. Es dinámico , está justificado en el relato y fluye de forma real y natural. Es justo las palabras entre un cajero de una tienda y un cliente, ni más ni menos.

    Nunca esperé ese final. Me gusto mucho el giro que le das.

    Especialmente brillante el principio cuando describes las horas largas y aburridas

    Disfrute la lectura. Nos leemos

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 01:07
  6. 6. Leosinprisa dice:

    Hola Elena, un muy entretenido relato donde el final te sorprende por lo inesperado (debe haber una buena proporción de desaparecidos por esa zona donde trabaja).

    Describes muy bien la atmósfera del lugar y sin darte cuenta lo vas leyendo, fluido y suelto, como son las buenas historias.

    Un placer leerte y un saludo.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 10:39
  7. 7. Perla preciosa dice:

    Hola, Elena:
    Como ves, te devuelvo la visita, cuyos comentarios te agradezco, y te digo, como ya te han dicho, que tienes un estilo muy claro y directo, aunque el final es un pelín fuerte, pero vamos, está bien. Yo, más que un vampiro, había pensado que la chica era algo psicópata, pero bueno, todo es posible en esta vida. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 15:51
  8. 8. Laura dice:

    Hola Helena.
    Soy Laura del 53.
    Me ha encantado tu relato. Más que sorprendente el final No me lo esperaba, Me vino a la memoria el que escribí que debía comenzar con Susana esperaba.
    Desde lo formal, nada que señalar.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 21:08
  9. 9. Laura dice:

    Disculpa. Eres Elena, sin H.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 21:09
  10. 10. Attica dice:

    Hola, Elena.

    Me ha gustado mucho tu relato. Me ha sorprendido con el giro, y me ha enganchado desde el principio. Bien redactado.
    La única pega que le pondría (y ni siquiera eso, la verdad, pues es algo subjetivo) es que me ha sobrado el párrafo«todo eso lo pensó después.. » en mitad de la escena de acción, le resta algo de agilidad.
    Como te digo, es subjetivo, y para ser sincera no ha desmerecido lo más mínimo el relato.

    Me ha dejado pensando en él después de leerlo. Enhorabuena

    Escrito el 30 noviembre 2017 a las 18:34

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