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El secuestro - por Saby
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El negocio de la gasolinera era un gran orgullo para Ramiro, trabajó incansablemente para poder tener un capital y poder comprarla. El problema era pagarle al banco un préstamo que tuvo que pedir para completar el monto de la compra y refaccionar la gasolinera; esto último, Ramiro no pudo hacerlo, porque el dinero ya escaseaba y se le venían encima las cuotas de pago al banco, además el negocio no iba muy bien pues la ubicación ya no era muy transitada. Desesperado por las cuentas que tenía que pagar, planeó algo que nunca pensó hacer en su vida. Sus vecinos próximos tenían mucho dinero y una hija de ocho años a la cual adoraban. A Ramiro, la idea de secuestrar a la pequeña lo invadió por completo, estudió los momentos en que la niña salía con su bicicleta a dar una vuelta por los alrededores, fueron tres días de seguir a la niña hasta que se atrevió a ponerle un paño adormecedor en la nariz, lo hizo cuando la niña bajaba de su bicicleta para jugar por el sendero y no había nadie cerca. Dejó una nota pegada al asiento de la bicicleta pidiendo un rescate, luego se llevó a la niña a su casa en su camioneta. La dejó en un cuarto oscuro y cuando noto que despertaba, le metió dos somníferos en la boca y le hizo tragar agua para que los pase, la niña siguió durmiendo. Salió a la calle y vio a sus vecinos desesperados, la bicicleta de la niña estaba a un lado de la entrada de la casa, sin duda ya sabían lo del secuestro, la policía hacía indagaciones, un policía se le acercó y le preguntó si había visto algo, él contestó que acababa de salir de su casa y no sabía nada. Ramiro se dirigió a la gasolinera en su camioneta, allí tenía una pequeña oficina con un viejo armario empotrado en una pared, mientras lo observaba se sirvió un café; no quería regresar a su casa, estaba seguro que la niña dormiría hasta el día siguiente, luego preparó otra nota dirigida a los padres de la niña con amenazas e indicaciones para un rescate sin intervención policial. En la madrugada se escondió entre unos matorrales para vigilar que no haya nadie y deslizó la nota debajo de la puerta trasera de la casa de los vecinos. Las indicaciones decían lo siguiente: “Dejar el dinero en una bolsa negra a las 23:00 horas en el descampado de la Av. Sur y luego correr sin voltear hacia el parque de juegos, buscar debajo de los toboganes hasta encontrar una nota con indicaciones para hallar a la niña. Acudir solo, no cometer errores, estamos observando”. El padre de familia así lo hizo, dejó el dinero en el lugar previsto y se alejó corriendo; Ramiro, disfrazado, cogió la bolsa y huyó raudamente. A la niña la había dejado en un rincón del parque dormida, en realidad él no quería que sufriera ningún daño, pero necesitaba el dinero.
A la mañana siguiente vio que su vecino y su esposa salían en su auto, los saludo y simulando preocupación se acercó y les pregunto por la niña, se dio cuenta que la esposa lloraba, ellos le contaron que los secuestradores dejaron libre a la niña pero ella estaba en estado de coma en el hospital porque le habían suministrado demasiados somníferos, además el doctor había dicho que podía morir y que si sobrevivía quedaría con secuelas irreparables.
-¡Son unos malditos! Contestó Ramiro y regresó a su casa muy preocupado, recogió el dinero y se dirigió a su gasolinera, ningún vehículo pasaba a comprar gasolina en ese momento, él quiso tener un negocio propio pero se dio cuenta que no eligió el adecuado y por su culpa una niña podía morir o quedar discapacitada para siempre. Ya dentro de su oficina metió el dinero en el armario, abrió una de las llaves despachadoras de gasolina y encendió un cerillo, la fuerte explosión alertó a los vecindarios cercanos. Al llegar los Bomberos y la policía lograron apagar el fuego pero también encontraron el cadáver calcinado de Ramiro. En los escombros de la pequeña oficina, el armario ignífugo permanecía en su lugar, al lograr abrirlo la policía encontró el dinero con una nota de parte de Ramiro, pidiendo que este sea devuelto a sus verdaderos dueños. En ese momento, los padres de la niña en el hospital, recibían la noticia de que la niña había despertado y se encontraba bien.
Hola Saby,
La trama estuvo muy intensa, bastante cautivadora y con buen suspenso. Muy buen relato y léxico, sin embargo hay problemas de sintaxis. Entre ellos voy a mencionar los mas recurrentes.
Esta parte merece un “;” y no “,”:
“…lo invadió por completo, estudió los momentos en que”.
También aquí debe haber un punto y seguido, en vez de coma:
“…una vuelta por los alrededores, fueron tres días de seguir a la niña hasta que se atrevió…”
Hay que tener cuidado con la tilde:
“La dejó en un cuarto oscuro y cuando noto que despertaba…”, debería ser: “notó que despertaba”.
Bien, esos puntos son fáciles de superar, pero déjame decirte que sabes como inyectarle suspenso a tu escrito.
¡Felicidades!
Nelson.
Hola Nelson, muchas gracias por tus consejos , tendré mayor cuidado con la sintaxis.
Hola Esther
Tu relato tiene argumento y buen desenlace pero hay algunos tiempos verbales que no funcionan: “para que los pase” por ejemplo, decir “tragara” es mas adecuado.
Léelo con calma,merece corrección.
Un saludo
para que los pase,
Gracias Roster por las recomendaciones. Estamos aquí para mejorar y corregir, tienes razón con lo del verbo “tragar”- tragar es pasar algo con dificultad, aunque ya había hecho tragar agua a la protagonista para que pueda pasar los somníferos.
Saludos
Paso a tu relato
Hola Saby,
Creo que mereces una felicitación por haber conseguido confeccionar un relato con tan limitada cantidad de palabras, algo que siempre es difícil. El giro que se produce con los efectos que los somníferos habían tenido sobre la niña es muy interesante y consigue sorprender, pero, en mi opinión, el relato adolece de una falta de desarrollo psicológico en los personajes. Echo de menos un poco más de profundidad en los motivos para tomar una decisión tan desesperada como es secuestrar a una persona, así como para suicidarse. Dicho esto, quizá el límite de palabras te haya impedido desarrollar estos aspectos suficientemente.
Por último, pero no por ello menos importante, como ya han comentado los compañeros arriba, hay errores ortográficos, de puntuación y con los tiempos de los verbos. Desgraciadamente, estos fallos restan potencial al relato y hacen que su lectura sea más difícil.
De todas maneras, todos estamos aquí para lo mismo: aprender y que nos lean. Así que, sigue así porque la historia es muy chula.
Saludos,
Everett
Saludos Everett, muchas gracias por tus recomendaciones, las tomaré en cuenta.
Hola, Saby, te escribe el vecino del piso 137.
Gracias por pasarte y dejar tu comentario.
Para mí, el error está la sintaxis y el argumento. Creo que debes trabajar más en el argumento de tu historia y la construcción de las oraciones para lograr mayor calidad.
Un saludo.
Hola Alejandro,
Gracias por leer mi relato y por las observaciones.
Saludos.
Hola, Saby.
Sin duda, un relato duro y áspero, que deja un sabor de boca amargo tras su lectura. Y, al mismo tiempo, tristemente verosímil, como la vida misma. Creo que esto es lo mejor del relato, que reproduce una situación y unos comportamientos que resultan plenamente creíbles y, hasta cierto punto, cercanos. Además, cumple perfectamente con los retos, tanto el obligado como el opcional.
La parte técnica, en cambio, flojea un poco, aunque sea en aspectos no demasiado graves, y que son claramente solucionables tras una adecuada revisión. Apunto algunas cosas que he visto para ayudar en la labor. En la primera frase hay una reiteración de “poder”, pero sin duda lo que más me ha llamado la atención es la repetición de “la niña” en no menos de doce ocasiones. Demasiadas para un texto tan corto. También he visto tres fallos de concordancia verbal, “pase” por “pasara”, “haya” por “hubiera” y “sea” por “fuera”, y algunos errores de acentuación: “notó”, “saludó”, “preguntó”. En la frase de diálogo “-¡Son unos malditos bastardos! Contestó Ramiro…”, el guion (-) debe sustituirse por la raya (—), y también debe preceder a “Contestó”. Por último, “Bomberos” debería ir en minúscula, es un nombre común.
En resumen, una buena historia que, con unos retoques técnicos, puede quedar bien redonda.
Enhorabuena, Saby.
Buenos días Esther,
La verdad es que es un relato que refleja la débil condición humana. Lo que somos capces de hacer cuando la desesperación nos invade aunque no se tenga mal fondo. Al final los remordimientos afloran cuando nos damos cuenta de la barbaridad que hemos cometido. No somos delincuentes habituales que tengamos una pátina de maldad y que nos resbale todo. Me gusta el lenguaje que empleas y como nos introduces en la historia.
Por ponerte alguna pega creo que abusas de la coma cuando podías cortar las frases con punto. Es una percepción personal porque yo suelo hacer frases cortas salpicadas. Por ejemplo penúltimo párrafo que empieza por “A la mañana siguente…” yo hubiera sustituido las comas por puntos.
Me encantó leer tú relato.
Hola Saby: la historia es muy actual, de hecho no me extrañaría que hubiera ocurrido tal cual, teniendo en cuenta de lo que es capaz el ser humano. No obstante aunque promete el argumento creo que peca de una narración muy lineal. Me explico, incluir algún diálogo o mostrar gestos de los personajes lo enriquecería, al menos a mi parecer. Por otro lado, estoy de acuerdo con Mancebo en cuanto al abuso de frases largas. Y por último, al leer el texto he aprendido una cosa más, refaccionar, una palabra que nunca había leído y me agrada que haya sido así.
Nos leemos, y gracias por pasar por mi relato.
Saludos.
Hola Helkion, agradezco mucho tus comentarios y consejos, estaré atenta a tus recomendaciones para mis próximos relatos.
Hola Mancebo, muchas gracias por los consejos, tienes razón en cuanto a las frases y el uso excesivo de la coma. Lo tomo en cuenta.
Hola Ane, estoy de acuerdo contigo en cuanto a la falta de diálogo y gestos de los personajes.Mil gracias por tus útiles consejos.
Me siento muy afortunada por los aportes recibidos.
Saludos.