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Duque - por Millpond

A pesar de que nuestro coche es blanco, la sangre del perro en el capó lucía de un color marrón oscuro. Algunos pelillos se habían enganchado a los bordes del parachoques, como se quedaban enganchados en las sillas del colegio. Por lo menos de mi colegio.

Los cuatro apuntábamos a direcciones distintas. Ella desorientada. Porque llevaba el control, porque sintió el impacto. Él llamando a la compañía de seguros. Uno, dos, cuatro, permanezca a la espera. Esa espera de las agencias que puede ser más tortuosa que la espera de un diagnóstico. Mi hermano, a quien la muerte parecía haberle dado hambre, devoraba unas magdalenas. A cada miguilla caída se le acercaba un pájaro. Yo buscaba protectoras de animales. No me preguntes por qué. No tengo ni idea de cómo habría podido salvar a aquel desgraciado. Cada mierda de bolsa de basura que movía el viento me parecía ser aquel perro.

El doctor gasolinero experto nos revisa el coche, recoge las piezas caídas. Se da cuenta de que hemos bajado la guardia. Arranca su discurso. Parece que nadie ha pasado por aquí en horas, y se muere de ganas de hablar. Una parte horrible y asquerosa dentro de nosotros se siente superior a un paletillo en uniforme azul. Aun tirados en un bordillo con un coche que sangra.
Porque ahora en verano fatal. La guardia civil, la que tiene que venir. La hora y el día, los peores. El turno de noche, nunca acaba de noche. Nosotros sin volantazo, hicimos lo correcto. La gente que abandona, sin respeto. Su mujer siempre lo dice.En pasar por aquí, ni primeros ni últimos. Él siempre lo dice. Cien veces vio la escena. Vive cerca. Tiene un armario con trapos para limpiar estos líos. Solo nos puede dar café de máquina. A dónde íbamos. De dónde éramos. Nunca ha estado, pero le gustaría. La que se lía en verano. Podría ser peor. A veces acaba en siniestros. Una vez con los pies levantados. Levantados. Dos vueltas.

Nosotros estamos de acuerdo de nuevo. Cuando la grúa llega respiramos aliviados. Tras ella viene un coche.
– ¡Mariano! A descansar, que ya me toca./¡Qué tranquilo todo…!¿ Dónde te has dejado al Duque?

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4 comentarios

  1. 1. Vespasiano dice:

    Hola Millpond:

    Creo que es la primera vez que te leo y por lo tanto que te comento, trataré de hacerlo lo mejor que pueda y con el máximo respeto.

    Me ha resultado un poco extraña la forma de escribir la historia. Creo que hay un exceso de puntos y seguidos y demasiadas oraciones entrecortadas, no sé si queriendo reflejar el estado de nerviosismo en el que se encuentra el narrador.

    “El doctor gasolinero”, me suena a tratamiento despectivo hacia la persona que ejerce su cometido en la gasolinera y no aporta nada al relato. Aunque después el narrador entona el “mea culpa” cuando reconoce su mezquindad: “Una parte horrible y asquerosa dentro de nosotros se siente superior a un paletillo en uniforme azul”

    Si aporta a la historia la personalidad del sujeto que bien lo reflejas cuando lo describes como una persona que aprovecha para contar sus desdichas laborales, un poco cotilla y entrometido pero al mismo tiempo servicial cuando ayuda a los viajeros después del accidente.

    Por otro lado la reacción del empleado de la gasolinera me parece muy pacífica cuando intuyo que el perro al que han atropellado (Duque) es el suyo. Porque actualmente hay muchas personas que quieren a sus mascotas más que a sus semejantes.

    En general tu historia me ha gustado, por ello te felicito.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 21:07
  2. Millpond, me has dejado con el aire contenido. Realmente muy bueno tu relato. Excelente, la charla tipo monólogo del gasolinero y el final que deja ese tinte de amargura…
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 21:18
  3. 3. Javier Lopez dice:

    Hola, Millpond. He intentado seguir el hilo de la escena, y una de dos, se enrevesa a propósito cual película de Buñuel, o intentas imprimir un ritmo frenético a las emociones. En ambos casos se pierde el hilo de los acontecimientos, aunque deja un poso de metáfora que saborear al final.
    Técnicamente nada que reprochar salvo lo que indica Vespasiano, demasiadas frases cortas.
    Un saludo.
    Nos leemos.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 00:21
  4. 4. Stinkelgeneroso dice:

    Bueno, he de decir que no he entendido la historia. Los fallos en la puntuación de la narración hace que la lectura no sea fluida, y la estructura hace perder el hilo consiguiendo confundir al lector.
    Saludos.

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 00:47

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