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El engaño - por Helena Sauras

Tuvo la idea de dejarla sin voz. Ella aceptó con gusto. Todo fuera por su salud.
Cubriría sus estanterías de maderas y las convertiría en un armario cerrado para que no entrara ni mota de polvo. Ya nadie vería los lomos de sus libros, pero a ella poco le importaba, porque la literatura que había vivido entre sus páginas, la acompañaba a cada paso que daba.
Nunca había comprado libros para aparentar. Lo hacía porque eran un signo de que sus venas palpitaban vida. Le gustaba degustarlos despacio y cuando la absorbían, los leía muy deprisa. Pero la salud de él era importante, lo decía a cada respirar.

Cuando el armario ya estuvo terminado, ella empezó a salir de casa. Iba a dar vueltas por la manzana, porque ya no se sentía a gusto en su refugio. Había convertido su biblioteca en algo impersonal. Aquellos días su imaginación fluía imparable y parecía no importarle, porque su marido decía que ya no necesitaba de aquel respirador artificial.

Cada día la mujer llegaba un poco más tarde y descubría algo diferente de su ciudad. Algún aparador llamativo la invitaba a entrar en una tienda nueva y se retrasaba más de la cuenta. Cuando llegaba, a él parecía no importarle, incluso la animaba a que volviera a salir. Ya no hacía ni la cena y comía cualquier cosa en la terraza de cualquier bar. Su marido decía que no le molestase, a pesar de encontrarse mejor.

El último fin de semana del año, se atrevió a abrir las puertas de aquel armario para reencontrase con sus libros y lo encontró vacío. Alarmada, fue a pedirle explicaciones, pero ya no le encontró en el sofá.
En su lugar, había una breve nota que la hirió más de la cuenta. Él se había largado de allí.

Fueron días incontrolables en los que fue descubriendo quién era su marido. Como averiguó después, nunca había estado enfermo y ella se sintió morir al descubrir el engaño en el que había vivido los últimos años. Además, había vendido todos sus libros, sus joyas más preciadas, en el mercado de segunda mano.

Ahora, ella prefiere deambular por las librerías, hablando con sus amigos imaginarios, los que nunca le han fallado. Abandonarse a la locura, antes que sucumbir a la espesa realidad.

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5 comentarios

  1. 1. Juana Medina dice:

    Hola Helena,
    Soy tu vecina del 150, y creo que es la primera vez que leo algo tuyo.
    Me gusta la idea pero me da la impresión de estar contada como la síntesis de algo que tiene mucho por desarrollar.
    Ya hay algo sugerido en los ” pero a ella no le importaba” o “pero a él no parecía importarle”, sin embargo no me alcanzó. Algo falta.
    La idea es muy buena.
    Hasta la próxima. Saludos

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 18:38
  2. 2. Juan andres dice:

    Hola Helena, te doy mi humilde opinión sobre el texto. La forma de redactar es buena, es decir, buen vocabulario, buena prosa…en cuanto al fo ndo de la historia, encuentro que le falta atrapar un poquito más al lector (cosa que no es nada fácil), quizá con un poquito más de acción que se conseguiría con más interacción entre los personajes. Por ejemplo algo de diálogo o acciones físicas que realicen y que muestren estados de ánimo. Bueno, esta es solo mi opinión eee. En resumen, buena prosa (creo que es lo mas difícil de conseguir) que junto a un buen argumento y ritmo tendrías muy buenos resultados.

    Si te apetece, mi relato es el 158 (Juan Andres)
    Saludos!!!

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 00:07
  3. 3. J.Sfield dice:

    Hola, Helena

    Después de la primera lectura, ma ha parecido un caos. La historia saltaba de un lado a otro e iba capturando detalles de aquí y de allí, no llegaba a entrar en ella, a comprender bien lo que se cuenta. He llegado al final con la misma locura que la protagonista. 🙂

    Al volver a leerla, he comprendido que está hablando del marido desde el principio (en la primera el marido no ha aparecido por mi mente hasta que se ha nombrado expresamente). Creo que ese es el punto que yo intentaría mejorar. No sé si poniendo nombre a los personajes ayudaría…

    Espero que te sirvan mis comentarios.

    Un saludo

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 13:11
  4. 4. Otilia dice:

    Hola Helena:
    Gracias por leer y por el amable comentario.
    La idea de tu relato me gusta, pero coincido con Juana que esta idea puede desarrollarse más.
    En cuanto a la forma, solo es mi opinión, para leer con más fluidez utiliza sinónimos ” gustaba degustarlos”.
    En un texto corto no podemos repetir palabras ” parecía no importarle”.
    En la frase “…de que sus venas…” se ha escapado “en” , ¿no?
    Sigue escribiendo. Buen trabajo.
    Saludos.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 11:24
  5. 5. Laura dice:

    Hola Helena.
    Soy Laura del 53.
    Me ha resultado difícil entender lo de dejarla sin voz. Me fe muy veloz la metáfora. Creo que hablaría por los libros y la biblioteca, ya que sigues luego con ella.
    El resto parece un resumen.Relatas lo cotidiano y cómo va cambiando, sin desarrollarlo como escena. Pero es cuestión de gustos.
    En cuando a lo formal, no tengo nada que señalarte.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 20:43

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