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Dos adolescentes, dos deseos, una realidad. - por R.J. Esperanza Pardo

Cuando vi una gasolinera en mitad de aquel páramo desierto, justo cuando empezaba a salir aquella humareda del motor, comprendí lo que sentía un náufrago en el mar gritando por primera vez: ¡Tierra!

Empujamos el coche y aparcamos alejado del surtidor. El tío de la caseta nos vio a través de una luna de cristal y salió a recibirnos.
Parecía mayor. Pasaba los dieciocho seguro. Era un armario, de esos de espalda cuadrada y sin cuello y frente estrecha. No era del todo feo, al menos mientras no se precipitara ese pedazo encía que le llegaba a la frente. Cada vez que sonreía me recordaba a un chimpancé.

55°. Mis chanclas olían a alquitrán. Y mis padres empeñados en aclarar quién era el culpable de habernos perdido. ¿Por qué no se dejaban de gilipolleces y buscaban el teléfono del seguro? Quería llorar.
Para colmo, el tío de la gasolinera empezó a flirtear conmigo. ¿Que cómo lo sé? Es fácil cuando un adolescente se rasca sus partes como si fuera un tic inofensivo y te mira las tetas como si no conociera más que las de su madre.
—¿Entras? —me preguntó señalando la caseta—. Hay cervezas frías y aire acondicionado.
—Me muero de calor —dije sintiendo cuatro ojos amenazantes.

La gasolinera era de su familia. Apenas pasaban vehículos, pero le daba para el sueldo. Tenía un chamizo donde dormir, detrás de la caseta. No le daba miedo vivir allí, solo, ni que la gasolinera explotase, ni que alguien entrase a robarle. Tartamudeaba, no todo el rato pero me cansé de buscarle el sentido y, cuando acabó de contarme su excitante vida, yo me había trincado cuatro cervezas.
Ni venía la grúa, ni pasaba un alma. Y mamá y papá seguían al otro lado de la luna, moviendo los brazos como dos marionetas sobre un escenario gris de tierra muerta y salpicado de matojos resecos. Y cuantas más llamadas hacían, más cabreados estaban.
—La culpa es de él. Le gusta perderse —le dije al tío—. Será porque fue boy-scout de pequeño.
—Será —dijo.
—Me amargan. “No hagas esto, no hagas lo otro…". El problema es que no confían en mí. ¿Puedes creer que me han obligado a venir con ellos de vacaciones? ¿Qué piensan que voy a hacer? ¿Beber? ¿Tirarme al primer tío que pase? ¡Harta estoy de sermones! Míralos. Son patéticos.
Entonces sentí un miedo terrible al pensar que mi vida se convertiría en un reflejo de sus vidas. Lloré. Él me dio una servilleta. Después eché la culpa a mis hormonas, pero en el fondo sabía que sólo ellos eran los culpables de mi triste existencia.
—Les mataría… —Él seguía mirándome sin pestañear—. Oye, no comentes lo de la cerveza —le avisé. No parecía demasiado espabilado, la verdad.
—Yo tampoco soporto que me griten, por eso estoy aquí. Verás… Estoy buscando una mujer. Si quieres, puedes quedarte —dijo. Y se quedó esperando mi respuesta.
¿Estaba de coña? ¡No quería imaginar en qué tipo de pocilga vivía ese lunático chimpancé!
—Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que mis padres me dejen quedarme aquí contigo. —Me quedé a gusto diciendo esa parábola bíblica. Así se lo dejaba bien clarito.
—Tengo una idea —dijo. Entonces se puso un buzo marino, agarró su caja de herramientas y salió de la caseta.
Mucho mejor… Me repanchingué en el sillón y, de pronto, el paisaje tras el ventanal se volvió espectacular. Me recordó uno de esos documentales de La Patagonia. Una gozada también el airecillo que me daba en la piel y esas cosquillas reconfortantes de la cerveza.
Quizás no tenía derecho a quejarme de mis padres cuando aquel tío llevaba desde los catorce currando en una gasolinera infernal. Cerré los ojos. Me imaginé buceando en la piscina de aguas turquesas del hotel reservado. A lo mejor no eran perfectos, pero ¿quién lo es?
¿Qué estarían haciendo? Hacía rato que habían desaparecido del escenario. Miré el reloj. ¿Dos malditas horas y la grúa sin venir?
Entonces el tío-armario abrió la puerta.
—Bueno, ya está —dijo.
—Ya está qué —pregunté.
—Solucionado.
—¿Lo has arreglado tú?
—Sí. —Y su cara de troglodita se iluminó.
Me abracé a su cuello en un impulso irreflexivo. Me empapó de sudor. Fui al lavabo. ¡Dios! La imagen que veía en el espejo me paralizó. ¡No era sudor lo que había en mi camiseta blanca! Era la impresión de su torso grabada en mi pecho. Rojo sobre blanco.

Después no hay nada más.

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30 comentarios

  1. 1. Don Kendall dice:

    Hola Esperanza.Cumplo con la norma y comento tu propuesta al taller de este mes. Está entre las tres siguientes a la que presento yo. Ha sido una suerte en este caso.
    Me gusta como está resuelto el trabajo. Narradora en primera persona y además personaje principal. Un punto de vista claro desde el principio. Mostrando al lector todo lo que sabe , lo que va sabiendo y lo que supone. Sin falsos recursos de guardar en la manga. Cosas que un lector empedernido agradece porque no se siente traicionado con “sorprendentes” finales. Suspense, tensión medida creciendo paso a paso con climax final atemperado. Aristóteles en estado puro.
    Me gusta, muchas gracias.
    Por decir algo, quizá la frase final no aporte nada nuevo. Lo de «Rojo sobre blanco» me parece un remache suficiente para una escena. No sé, es claro que es cosa tuya.
    Y por otra parte, la cifra de los 55 grados perdida al principio del párrafo ¿no despista algo?. ¿temperatura? ¿?.
    En resumen, ha sido un placer la lectura

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 08:16
  2. 2. Guiomar de Zahara dice:

    Hola R.J.Esperanza: tu relato es ágil y se lee bien.
    Pero hay alguna cosilla que, a mi, no me encaja: Parecía mayor. Pasaba los dieciocho seguro. 55º…
    Para que a una chica uno de 18 le parezca mayor ¿que tenía 10, 12 años? muy niña para que sepa la cita de la biblia y cuando un adolescente (ahora ya no era mayor)se rasca…
    No se, me chirría un poco al leerlo. También me extraña que no oyera ningún grito, ni viera la pelea, puesto que ella los veía desde detrás de la ventana.
    Quizá no te dio tiempo a releerlo.
    De todas formas me gusta como escribes.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 15:42
  3. 3. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Don Kendall.

    ¡Suerte la mía! Porque valoro mucho las opiniones sinceras, fundadas y sin cortapisas (ahora, que lo de Aristóteles en estado puro jjjjjjjjj).
    Lo que más me gusta es hurgar en caracteres ambiguos, porque es ahí donde residen los mejores conflictos y los mejores finales abiertos; la adolescencia sí que es una contradicción como dices en estado puro.
    Lo de los 55 grados: confieso que ha sido el racaneo de palabras (la estúpida manía por clavar las 750); en la primera versión puse 55 grados al sol, o un sol de justicia… algo así, pero es que también una cuestión estética, y queda como un pobre asterisco encabezando el párrafo. Puede que tengas razón con la frase final, sí redunda, el caso es que me apetecía ponerla, ¡un sinsentido!

    Pues muchas gracias y un abrazo, Don Kendall. He leído el tuyo, pero voy como las tortugas….

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 18:07
  4. 4. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Guiomar de Zahara!

    Agradezco las aportaciones un montón, y, sobre todo, la sinceridad.

    Me sabe mal haber hecho creer que la protagonista es una niña de 10-12 años diciendo tantas “burradas”, (aunque cada adolescente es un mundo, y no depende tanto de la edad sino del carácter, la madurez…). Debí concretar la edad de la protagonista con una simple cifra (16-17 años), o ponerlo como lo puse al principio, así: “Parecía mayor QUE YO”, pero me pareció que con la voz que tiene la narradora y especificando que el chico “Parecía mayor. Pasaba los 18 seguro” pues ya teníamos su edad. Desde ahora, aclaro que el chico tenía 18, la mayoría de edad, y que ella no llegaba a los 18. Se me ocurrió que es mejor mostrar que contar, y como estas preguntas se las suelen hacer los adolescentes, una especie de rivalidad por ver quién es mayor…

    La adolescencia llega hasta los 19 años, así que el chico “mayor” aún es un adolescente (aunque mayor que ella, eh?).

    Lo de que no escuchara los gritos.., ten en cuenta que la prota estaba dentro de la caseta, con la puerta cerrada y más a gusto que un arbusto, que cerró los ojos, que se extrañó cuando se percató de que hacía rato que habían desaparecido sus padres del campo de visión que le daba el cristal. Y es que quizás no hubo gritos, es un final interpretable, bastante abierto.

    Pues nada, que me quedo “chafá” por no decir la edad, quizás te hubiera parecido verosímil todo lo que piensa la protagonista a lo largo del relato.

    Un abrazo.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 18:15
  5. 5. M.L.Plaza dice:

    Hola, R.J.Esperanza.
    Gracias por tus comentarios a mi relato.El tuyo me ha parecido muy bueno y bien escrito. La narradora me parece todo un acierto:refleja muy bien la atmósfera y a los personajes.
    Aunque he leído tu respuesta a Don Kendall, la última frase a mí me descoloca. Entiendo que la dice otro narrador, que está leyendo una confesión o un relato que acaba en “Rojo sobre blanco.”.
    Lo único que me ha chirriado es lo de la parábola, creo que te refieres a metáfora bíblica.
    Me ha gustado leerte.
    Saludos

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 22:30
  6. 6. Laura dice:

    Hola R.J.Esperanza Pardo.
    Soy Laura del 53.
    Me ha llevado todo el relato. Coincido en que un adolescente puede tener unos 3 años mayor que la chica para la forma de expresarse que ella tiene.
    Me extrañan un poco que los padres la hayan dejado sola tanto tiempo para que pueda tomar cuatro cervezas, por más que sean de lata. ¿Y el hermano? Generalmente son bastante cuida, a pesar de que viven estorbando a las hermanas, las vigilan constantemente, por no agregar los padres, y en esa gasolinera no había otra cosa que los haya distraído tanto tiempo.
    De todos modos, el relato está muy bien planteado.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 21:26
  7. 7. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, M.L. Plaza

    Me alegra que te haya parecido un acierto la elección de la narradora en primera. La elegí porque me daba la oportunidad de ralentizar el tiempo para cumplir el reto de la gasolinera, pero sobre todo por meterme en la piel de un personaje y probar otra voz (para mí esto es muy difícil).

    Un saludo y muchas gracias

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 10:18
  8. 8. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Laura

    Gracias por la visita.

    Pues sí que hay apuestas con la edad ja ja. Cada individuo es un universo, independientemente de la edad, es muy injusto encasillar en una forma de pensar y expresarse a toda una etapa vital como es la adolescencia.

    No consigo descifrar lo de las latas y lo del hermano, por aquí ser hijo único está empezando a ser lo normal.

    Gracias por tu opinión, me alegra que te haya gustado.
    Un saludo

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 10:48
  9. 9. ortzaize dice:

    huf.primero me han dado escalofrios al pensar que tenia el protagonista esa idea de sus padres y despues me he quedado helada con ese final tan crudo de pelicula de terror y aventuras.
    bueno sigue escribiendo y viendo la vida un poco mejor.
    saluditos.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 16:06
  10. 10. Pilar dice:

    Hola, esperanza!

    Un gustazo volver a leerte esta edición. Yo aún ando reiniciando después de terminar mi novela. Y espero estar lista para diciembre.
    Muy divertido tu relato y, defectillos aparte, yo me quedo con lo bien logrado de la chica,su lenguaje y actitud muy acorde con su edad y cabreo circunstancial.
    Felicidades!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 18:16
  11. 11. isan dice:

    Hola R.J.Esperanza:
    El título le va que ni pintado. Buen acierto. Esta frase: “Parecía mayor. Pasaba los dieciocho seguro.” Me ha gustado un montón tanto por su significado como por estar al principio del relato, lo cual ya anticipa muchas cosas y hace que pongas a cien la imaginación.
    La descripción del gasolinero, genial. Tanto las de su físico como de sus ademanes. La de la chica también muy bien dibujada, con esa actitud que tienen las adolescentes entre displicente y pasota.
    Cuando agarra la caja de herramientas, me he temido lo peor como así ha sido. Qué se puede esperar de, no chimpancé, un orangután. Mientras la chica con los efectos de las cervezas.
    El reto voluntario se prestaba a relatos con situaciones duras y hay unas cuantas, pero tú lo has bordado. Las descripciones son estupendas de manera que visualizas lo que ocurre. La idea y la forma de contarlo genial. El final no puede ser más impactante.
    No tengo ninguna pega que ponerle. Por decir algo, tal vez tenga para ti fuerza la última línea, pero o no lo pillo o, para mi gusto, no la veo necesaria. Tal vez sea para llegar a 750 palabras.
    Leo ahora los comentarios de otros. Respecto a la controversia con la edad de la chica, a mí no me ha extrañado, al contrario, ya lo comento arriba. En un abanico entre 13/14 y 18 hay un mundo y lo sé por experiencia. Recuerdo que cuando yo tenía 16 o 17 años discutía con mis amigos qué edad de chica nos parecía la mejor (bueno, empleábamos otros términos), más de 3/4 años nos parecía una barbaridad.
    He leído buenos relatos, pero este lo pondría el primero. Felicidades.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 18:39
  12. 12. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Pilar!! ¿Eres tú? Qué alegría oírte. ¡Gracias!

    ¡Que vivan los defectillos, Pilar! Seguro que has escrito una obra maestra. Yo cualquier día me lanzo a una novelita, aunque sea corta, cualquier día…

    Un abrazo

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 18:44
  13. 13. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Isan!

    Cuánto me alegra que te guste. ¡Pero te has adelantado a mi paso de tortuga!
    La verdad es que ni yo misma pillo lo de la última frase, igual es algún malentendido con la narradora, una reminiscencia de la narración (estuve leyendo cosas antes sobre la 1ª persona: quitar el “filtro”, hacer guiños al lector en presente…); o puede que al final no fuera capaz de dejar abierto totalmente el final. No sé, pero queda mejor sin ella, sí.

    Bueno, pues a ver si encuentro un ratito y me voy al gimnasio a saludar a Maripili… Ya me he reído ja ja

    Un abrazo

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 11:15
  14. 14. Javier López dice:

    Hola, R.J.
    Coincido con los compañeros en la calidad del relato, aunque no con todos en la capacidad mental de la joven; se puede ser maduro y adolescente, XD. Esta todo muy bien hilado y la secuencia se sigue con mucha facilidad con tu narrador. Dices que te cuesta, pero yo creo que lo has solventado de maravilla.
    Eso sí, en cuanto ha mencionado “Les mataría” y sabiendo de la agilidad mental del fuerte muchachote, me imaginaba por donde irían los derroteros. Aún así, se hace muy grato llegar al desenlace con las ideas más o menos claras.
    Un placer leerte.
    Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 11:45
  15. 15. María Jesús dice:

    Hola R.J: Me ha parecido muy buena la forma en que has tratado, en el relato, la compleja personalidad de una adolescente, algunas veces insensata. Yo, particularmente he tenido que leerlo dos veces para captar toda la esencia. El final me ha parecido muy crudo, pero muy acorde con la trama.
    Un gusto leerte. Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 12:56
  16. 16. Pilar dice:

    Esperanza!! Sí soy yo, que voy calentando motores, jjjj¿Obra maestra, dices? Me conformo con que no sea infumable, jjjj.
    Pues lánzate ya a escribir, seguro que te sale algo muy chulo con ese estilo tan personal que tu tienes!

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 16:41
  17. 17. R.J. Esperanza Pardo dice:

    ORTZAITZE: Gracias por tu visita. Siento lo de los escalofríos… jaja, te aseguro que tengo una visión muy optimista de la vida 🙂 Me pasaré en cuanto pueda por tu relato.

    JAVIER LÓPEZ: Tu opinión es revitalizante y mineralizante. Lo de “Les mataría” es una forma de hablar de la prota (en su línea contradictoria/adolescente de amor-odio a los padres), aunque casualmente sí que podría entenderse como una pista spoiler con el desenlace. Pero qué difícil es añadir elementos que no desvelen el final sino que, al final, te hagan pensar “¡ah! pues es verdad, pues había aquí una pista!”. Tienes buen ojo. A ver si me pongo al día con tu relato, que ya me he leído.
    Un saludo

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 11:10
  18. 18. ÁNGELL dice:

    Querida vecina:
    Los comentarios que hice ayer para tí me los he puesto yo mismo en mi columna de comentarios, estoy «empanao». Si no te importa, mujer, bajas en un ratito y los recoges. De paso, nos tomamos un té o un café con unas pastitas o unos dulces y charlamos… ¿Qué digo? Hay veces que se me va la «olla» ¡Subo ahora mismo a tu casa y te los dejo yo, será posible…!

    Hola, R. J. Esperanza Pardo, Esperanza, vecina:

    Lo siento, llego tarde, mis disculpas.

    Lo que pudiera decir ya lo han dicho mis compañeros en previos comentarios, merecidos elogios y enhorabuenas todos ellos.

    Si acaso, decir que estoy de acuerdo con Don Kendall en lo que se refiere a la última frase. Yo hubiera terminado el relato en «…camiseta blanca!». Con lo de «…se puso un buzo marino, agarró la caja de herramientas…» y determinada información anterior —hábilmente situada en el relato—, yo ya tenía material suficiente como para imaginarme un final.

    La chica es de aupa. Todo un personaje (subrayado), ¿que no?

    Gracias por tus comentarios a mi relato.

    Había que darle velocidad a la narración, estamos ante un atraco, je, je, je…

    La verdad es que todo empezó con trece renglones en un archivo de Google Docs en la carpeta titulada «Ideas». Algún renglón suelto actuando a modo de apéndice, apenas un boceto, y poco más. La cosa terminó en un texto y nueve revisiones, nueve. El robot de Literautas insistía en no dejarme entrar con 764 palabras. Mi procesador de texto juraba que él sólo contaba 745. Y así. El resultado es esa figura enteca que aparece aquí, un texto sometido a una dieta rigurosa. Pienso que se ha quedado toda «la chicha y la limoná», pero…

    Nos vemos en el próximo viaje.

    Saludos. ÁNGELL

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 13:44
  19. 19. charola dice:

    Hola, R. J. Esperanza Pardo.

    ¡Qué relato tan bueno!

    No tengo discrepancias con la edad, pues cuando tenía quince, los de dieciocho eran viejos para mí, aunque para nuestros padres todos éramos adolescentes. Tampoco me chirría los 55º. Lo que sí tendrías que trabajar es con la demora en demasía en la caseta y que los padres no se hayan acercado, siendo como son.

    Un relato redondo, muy bien “mostrado”.

    Felicitaciones.
    Estoy en el 27 por si deseas pasar a leerme. El mío es tan distinto…Jeje.

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 18:47
  20. 20. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Muchas gracias Mª JESÚS y CHAROLA!
    Me pasaré por vuestro relato, aunque será a paso de tortuga.

    ÁNGELL, querido vecino!! Me muero de la risa con la velocidad de todos tus textos, y esto no es un atraco! Ya estás pasando esas pastitas por el patio a todo el mundo, jajaja

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 19:38
  21. 21. Earendil dice:

    Hola, R.J. Esperanza.
    He tardado, pero aquí estoy.
    ¿Qué puedo decir de tu relato? Simplemente me encanta, y sabes que lo digo con sinceridad, por su claridad, su desparpajo y su final, que solo se le podría ocurrir a un tío con más espalda que cerebro.
    No veo problema ninguno a la cuestión de la edad de los dos adolescentes, ni tampoco a la frase final (entre tú y yo, sabes que yo he hecho lo mismo, no he podido resistirme al pequeño broche de cerrar el círculo) No es porque crea que mis lectores no van a estar a la altura de entender perfectamente lo que insinúo, sino porque, simplemente me gusta. Porque también hubiese podido pasar que el animalote hubiese arreglado en motor y le hubiese dicho que ya no tenía excusa para quedarse, que él era un buen partido (je,je)
    Eso sí, lo de los 55 grados, mejor en letra. Ya sabes que solo es una palabra fácil de escribir y debe ser así. Por cierto, ¿cómo has escrito el símbolo de los grados? Mi teclado no lo tiene.
    Me alegro un montón de haber pasado por aquí y disfrutar de tu trabajo, aunque haya sido tan tarde.
    Un abrazo y hasta la próxima escena.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 21:20
  22. 22. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Earendil!

    El ritmo tortuguil es más sano y más seguro jjj, y si no se puede, o no apetece, no pasa nada. A mí me queda también algún comentario.

    Acabo de mirar lo de los grados por el blog y no lo especifican; según la RAE creo que se puede escribir con número y con el “cerito” pegado (yo lo uso bastante, es la tecla del vértice izquierdo superior del teclado, figuran una “o” subrayada y una “a” subrayada en la misma tecla. También saldría con la tecla “o” y la opción de “superíndice”, creo.
    Te paso el enlace de la RAE, a ver si tú lo interpretas igual que yo:

    http://www.fundeu.es/recomendacion/grados-de-temperatura/

    Pues hasta el mes que viene, y a ver por donde salimos, porque cuando acabo una escena pienso en que ya se me han acabado las ideas, luego surgen no sé de dónde, igual es que las letras son como los números, infinitas.

    Un abrazo y me alegro de que te haya gustado.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 22:12
  23. 23. Lidia Villa dice:

    Hola R.J. Esperanza Pardo,
    Me gusto mucho tu relato y la actitud de la protagonista. Pude imaginarlo todo tal y cual pasaba, pero omitiendo detalles que podía imaginar, eso me gusta. No tengo nada que objetar.

    Te invito a pasar por mi relato el 83.
    Un saludo.
    Lidia Villa

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 19:35
  24. 24. Yoli L. dice:

    Hola R.J. Esperanza

    Te comento que ya había pasado por tu relato.

    Me encanta como muestras, he visualizado los personajes y toda la escena tal cual, pero no lograba entender el final, ese “Rojo sobre blanco” ,

    En principio creí que el chico había arreglado el auto de los padres y cuando ella, agradecida, se abrazó a su cuello y tomando en cuenta que estaba algo ebria, él se había aprovechado de su virginidad y por ello el rojo (sangre).

    Hoy vuelvo a leerte con más tiempo, pues a estas alturas del mes ya paso a disfrutar de las lecturas y me ha quedado claro el final, aunque no leo lo mencionen en los comentarios.

    El chico le ha “solucionado” la vida a ella (hablaba de sus padres), los eliminó y de paso, se solucionó su vida, pues ella será la mujer que estaba buscando. ¡No quiero ni imaginarme la vida de estos dos!

    Entre los mejorables te dejo lo que noté, ya me dirás si es así, estoy aún aprendiendo y me ayuda lo que analizo en los otros relatos.

    – explotase , ni que alguien entrase = rimas accidentales.

    – ¿Que cómo lo sé? = ese Qué me parece debería llevar tilde por ir en pregunta.

    – Ya está qué = Debería ir entre ¿? por ser pregunta.

    – Después no hay nada más. = Me sobra esa frase, pues realmente si habrá mucho más con ese par de adolescentes, él un asesino y ella…

    Por lo demás, me encantó leerte.

    Te invito a pasar por el mío y me des tu opinión, ¿Pesadilla o realidad? https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779

    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 17:44
  25. 25. Yoli L. dice:

    Fe de erratas:
    Quise decir El chico le ha “solucionado” la vida a ella (hablaba mal de sus padres).

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 17:47
  26. 26. R.J. Esperanza Pardo dice:

    LIDIA VILLA: Muchas gracias por comentarme. Me alegra que te haya gustado.

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 18:36
  27. 27. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Yoli L.

    ¡Ay lo de la virginidad!! Ja ja ja Y yo sin un emoticono de esos de ojitos arrugados!!

    Dices: “El chico le ha “solucionado” la vida a ella (hablaba de sus padres), los eliminó y de paso, se solucionó su vida, pues ella será la mujer que estaba buscando”: Nooo, bueno, sí, pero a medias; ésta es solo la “versión mental” del gasolinero, (en realidad, sicópata asesino). Mi idea, el “fondo” del tema que he intentado plasmar (no lo he dicho antes porque nadie me lo había preguntado, cierto) es la inestabilidad de los deseos tantas veces contradictorios que se “sufre” en la adolescencia, llevado claro está a un extremo ficticio, pero sé a ciencia cierta que a veces son capaces de pensar que odian sus padres. Bueno, el caso es que la chica cuando se calma, dentro de la caseta, ve las cosas desde otro prisma, y vuelve a pensar en que no son unos padres perfectos, pero son sus padres (y les quiere). Pero aquí empieza el lío, porque los deseos a veces se cumplen y pueden resultar peligrosos… Sí, ya sé que me he pasado con este “escarmiento” que he dado, pobre. Te aseguro que tengo el propósito firme de que para el próximo relato, el desenlace no va a acabar en tragedia.

    *”– explotase , ni que alguien entrase = rimas accidentales.”: Tienes razón, pero no le doy importancia en este caso, a veces en los diálogos y pensamientos directos se cometen rimas e imperfecciones, y teniendo en cuenta que la voz narradora es una chica adolescente…
    * “– ¿Que cómo lo sé? = ese Qué me parece debería llevar tilde por ir en pregunta.!”: No, seguro que no, no lleva tilde porque no es una interrogativa, en todo caso, sería: “Que ¿cómo lo sé?. Igual queda mejor de esta otra forma, sí.
    * “– Ya está qué = Debería ir entre ¿? por ser pregunta.”: Aquí dudé, sí, pero el tono me resultaba menos “cantarín” sin interrogaciones, más “pasota”. Quizás queda mejor así: “Ya está, qué” o “Ya está, ¿qué?”.
    *”– Después no hay nada más. = Me sobra esa frase, pues realmente si habrá mucho más con ese par de adolescentes, él un asesino y ella…:” Te doy toda la razón, además habría una coma después de “después” 🙂 De todas formas el sentido que le di a esta frase era algo entre inconcluso y el final absoluto. La quitaré.

    Muchas gracias por comentarme y por las aportaciones, Yoli L. Me pasaré por el tuyo en cuanto pueda.
    Un abrazo

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 18:44
  28. 28. Yoli L. dice:

    Esperanza:

    Aquí me estoy riendo de imaginarte lo que gozas con mi apreciación 🙂 (primera línea de tu comentario).

    A ver si me sale el emoticono de ojitos arrugados >:o >:-o 😀 (sino aparecen disculpa los signos).

    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 19:18
  29. 29. María Kersimon dice:

    Hola Esperanza,
    Me gustó tu relato y la forma en que está redactado y organizado. Se lee muy bien y no defrauda. Enhorabuena.

    Escrito el 29 noviembre 2017 a las 20:08
  30. 30. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Muchas gracias, María, me alegra que te guste y que no defraude, acabo de dejar mi comentario en el tuyo 🙂

    Escrito el 30 noviembre 2017 a las 22:29

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